Blogia

alasdsilencio

cuando dos almas se rozan

Ella es poseedora de todos los inviernos,
se ha inventado heredera de bosques velados,
dispone de la noche en sus pupilas y del chapoteo
del silecio en su alma. Ella es la magia que el alba
deja escapar al filo de las olas, es esa palabra que
no llegaron a inventar y es por eso que cojean mis
versos. Es una habitación vacía, la canción mas
triste a manos del viento, es ese espacio en blanco
que a veces temo y a veces deseo. Ella es el sueño
que nunca termina, sueño de agua... Ella no sabe
que la amo por encima de todas las cosas, ni que
jamás olvidaré la importancia de cuando dos almas
se rozan...

sin querer quedarse

En la lejanía de mi carne lanzaba atardeceres
de acróbata, mientras mis pasos se iban
quemando a las puertas de su alma tan
reservada, tan callada, que siempre quedaba
en sus confines rendida. Y ahora tras el muro
no quedan verdades en las que fruncir sus
palabras vanidosas, no soy capaz de empuñar
mi pluma y escribir en otros corazones a traición.
Me he convertido en una margarita desnuda
entre sus dedos de sal, mientras va deshojando
mi ombligo en una interrogación. Ya el ocaso
araña mi espalda, se descuelga en mis ojos y me
considera ambiguamente cotidiana al citarnos
siempre en el mismo lugar. Se me agolpan las
palabras que callé y aparecen siempre rondando
el vientre de los naufragios, doliendome como
solo ella sabe doler. La quise tanto que terminaron
las ventanas de mi alma manchadas de lluvia, se
nos descolgó el amor y envejecieron las metáforas
y ahora cargo con el pesado latido de retenerla solo
en el corazón. Nunca la tuve, pero pareció rondar
tanto mi piel el lejano espejismo que las mareas
florecierón y bañaron mis silencios... Se terminó
el verano glaciar de sus ojos y la tormenta agridulce
de su boca. En su condena me clavó, a esa muerte
de piedra que sus manos oscuras tramaron. Ese
inmenso amor que no me tiene pestañea en sus
pupilas y va marchitando en esos hoyuelos por donde
parece que se le fuera la vida. Si yo pudiese, le daría
dos alas para que pasara sin querer quedarse...

La que siempre gobierna mis horas

Si fueran las ganas de hallarme a solas
las que frecuentan los labios, si fuera
tu rostro interrogante enredado en mi
pelo el destino que estaba escrito en
la túnica de la noche... Si hallarte o no,
fuese la escala de mi tiempo, y al tenerte
respaldada en las esquinas de mi alma mis
alas se hincharan y rozaran la noche... Si
los tiempos de lluvia saldaran y cultivases
un desierto en mis ojos... Si trepasen
enredaderas desde el cielo hasta el suelo,
si mis manos volasen... Si hilasen un corazón
dispuesto a equivaler, sería el de ELLA
... La que siempre gobierna mis horas

aquella que fuera

Cae la orilla que dosifica mis alas de bufón obtuso
en los manantiales bifurcados, la lluvia se ha callado
y se levanta en sus rincones la misma mudez de
una gruta atravesada por la nada, mientras el
viento va lanzando bostezos de acróbata emotivo
bajo los restos de sol que aún respiran en la
superficie de la piel sombría. Siento tan tardías
las manos que parece que se fuesen a olvidar,
siento el vacío de su partida -aunque no sería
aquella que fuera- dejando marcharse los últimos
fogonazos de un suspiro que apalabrase no dejar
pasar. Me condena al vaivén de sus brazos de agua,
a naufragar como un bucanero sanguinario en los
besos usados. Va quemando la sal las pupilas mientras
los sueños se desvanecen en los colchones de bruma
que hieren el horizonte. Ya no entiendo los signos del
anochecer, pues mis ojos se han vuelto para solo ver
adentro y buscar aquella, la que fuera...

Lo que nunca has sido

El reflejo ya ha doblado el poder que reclamabas
desde el fondo, el querer se evapora, y de tarde
en tarde una mentira lanzada al aire, atemorizada
por no verse transparentar. A pedazos se me cae
el trago áspero de verme morir a traves del espejo,
y rodando en desorden se me van los días por los
cercados del rencor. Sabes dolerme dandote vida
como una guillotina en los parpados, engañando
mi boca con las migajas de un plato tercero,
tiendes a quemar mis alas en el infierno de tu
fracaso, tiras de mis hilos hacía tu regazo asfaltado
y mordisqueas la carne vuelta trapo, llenando de
vacío los descosidos. Y ahora mi noche es reclamo
de huecos océanos y se irán sin mas las olas que
me rondan, desviando su boca en los naufragios
verticales del horizonte. Se hacen mas dolientes
las luces que se van segando los ojos, la distancia
cuando estás mas proxíma, los orgullos vencedores
en la ofensiva alada de las piedras arrojadas. Hoy
voy a pensar en mi, que soy lo único que me queda,
y cuando te des vida en las espigas de lluvia, sólo
me quedará guarecerme en lo que nunca has sido.

Y no he llorado

Será que el sol hoy me ha mirado demasiado
pues me escuecen las mejillas, y no he llorado.
Quizás no resulte tan criminal ver los días pasar
desde el mirador de las ausencias, donde me
suelo arropar cuando el viento tiende a desgajar
vocales y colgarlas de mis dedos, enredo párrafos
desnudos con la espuma que gotea del vértice de
mi aureola alborotada, aíslo mis ojos de las espigas
lucíferas, pues no deben vaciarse las gotas que aún
regresan con vida. Me reclamo de piedra alojada en
la plaza mayor a la sombra de un desmayo, que ya
estoy cansada de ser la china que chasquea en su
ventana. Hoy se me rompen los miedos de olvidar
su nombre, pues ya olvidé el tiempo en que la quise.
Me entrego a los alfileres de la noche que emerge
ruborizada tras los pétalos de claridad que aún levitan
en las alturas, y aguardo el paso de un amor que
aún no ha nacido y continua profundo, en el vientre
impaciente de mis amaneceres. La reclamo horizontal
en el principio oscuro de mis antiguas debilidades,
continua como las tormentas que esculpen mi torso
a la hora geométrica del olvido, horizontal y simple,
como una página desértica el día despues de la
muerte de mis manos, de la musa de mis labios...

La que mató tu amanecer

Me sabe a infinito el volver a encontrarte,
sabe a noche desnuda el jugar con tus
dedos desvanecidos, hechos viento...
Mientras, con nostalgia veo quemarse en
el desagüe esas promesas gratuitas.
Me condenas a perderte y yo te ofrezco
un rinconcito pa' que vivas mis amaneceres,
y no llegan a dibujarse abrazos en el viento
ni me besan constantes las ondas de tu reflejo,
una a una caen las alas, clavandose filosas en el
hueco de cera donde se apagan las lunas. mueve
el mundo el amor dicen, pero mis pies son raíces
contratando líneas que parten en dos la voz, y
se levanta sobre espuma mi propio juicio para
verse en avalancha en la cascada de tu eclipse
de sombra. Suena en mis venas el eco de las
palabras que de mis labios nacieron voladas,
y tenía yo un profundo mirar que pregonaba
versos inflados de escamas, y ligaduras que hacían
de la palabra frágil sombra al nadar sin hacer pié.
Quema el silencio los mechones de tu voz, Y
cae sin pauta el universo atragantando el
magnetismo que te vincula a los cielos, y te
quedaste sin tus alas lágrima cansada en el
redoble de sirenas del naufragio del mar. Y
te pierdes marea descontenta en horizontes
cristalinos donde puebla el sol en mitad de la
lejanía nocturnidad. Y abres los ojos, ahora que
las alondras desdibujaron las pisadas, no conoceras
las primaveras que rodarón por las aguas ni sabras
del rostro de aquella, la que mató tu amanecer.

Mi recuerdo

Mi recuerdo bordaba versos verticales en las
primeras visitas del alba, descalzaba sus orillas
en los naufragios desiertos de las primeras
lágrimas y peleaba contra la sal vanidosa que
vociferaba en la atmósfera de mi memoria
de piedra. Mi invención parte desde la cresta
de una estrella madura que se prestó en el
ocaso a ser usada, y ya, sin vértigo mi alma se
renueva en los cinco recodos de la noche. Mi
destino, los retazos que engalanan la oscuridad,
la cual parece haberse lavado de nubes para ser
respirada. Es, esa cascada de horizontes que
levita sobre mis hombros cuando me besa, es
el color que mi paladar no termina de hallar en
ninguna otra boca, es siempre, mi voz equivocada
detrás de cualquier silencio. Son mis manos
corresponsales de ese vacío que se impone al
tejer semillas que representan verdades, crezco
hacía la altura segando las alabanzas de haberme
estrechado frágilmente con mi infinito, dejo caer
mi desvelo en las cortinas de bruma que ensartan
la persiana, me enjuago la piel de susurros que
se dejan crujir en otros cuerpos, para volver
a rodar en la eternidad que siempre deja su
olvido...

Huérfana de nubes

Uno a uno, desde sus entrañas derrotadas
regresan mis fantasmas a llorarme mi condena,
Pues que sean los vientos que amenazan con
marcharse, que sea el alba huérfana de nubes,
o sea el poeta con una bandada de gacelas en
su boca, los que mastiquen mis párpados, que
en mi jaula de alturas se escurren las apariciones.
Tengo el paladar inquieto de besos y el alma en
ruinas sin la brújula de anónimas mareas. Salté
del vientre del crepúsculo esperando encontrar
destino en las coronas de lluvia, esperé, desvelada
de musas las rimas de un arroyo forastero. Soy
acróbata deslizando versos por el tendido de
esos ojos que jamás trazaron lágrimas, soy el eco
del silencio infinito que va dejandose toda su alma
en ser nombrado, soy esa palabra que chapotea
en el tintero esperando la vendimia, soy esa niña
de asfalto en los ojos atada a las estrellas más altas.
Y vuelve a hundirse la máscara del silencio en el arpa
de los cipreses, y ya el pestañeo de las campanas
va divulgando mi término, que desembarquen mi
cuerpo en los paraísos y que me saquen del bolsillo
mi deber de ángel dormido, que yo me debo a mi
orgullo de poetisa abandonada...

Donde se atraganta la lluvia

En la roca que nací poeta me siento a buscar mis
olas, en el mismo lugar que me juré estar sin ti se
deshojan mil óceanos mientras el vaivén se me
va bordando horizontes en los navíos del rocío,
titubean palabras nebulosas sin saber donde calar
y me calzo mis alas para hacer sonar mis pasos.
Me descubrí abrazando la espera en la esquina del
cielo donde se atraganta la lluvia, me descubrí sin ti,
mas fría que oscura enredada en las zancadas del
tiempo. Lágrima noctámbula mis manos guardan los
rasgos de tus cruzadas, y mi piel el secreto amenazante
de los besos sin labios. Y se que no vendrás, pues
el amor ya dejó escapar toda su alma, los pétalos ya
han herido los cuerpos y las palabras se dibujan sin
esencia en los ribetes de corcho de tus pupilas. En
vano trataría de avivarte en un verso y acercarte a mi
voz de eclipses apagados. El mar es una túnica de
olvido en la que a menudo sueño quedarme dormida,
me voy siguiendo los surcos de espuma que deja el
crépusculo en las manos de la tempestad, me voy
apagando los vientos que inventan adioses y rasgan
la piel dolida, hundiendo dentelladas por sorpresa.
Hoy, sólo voy a jugar a ser yo mientras se desbroza
en mi rostro la mueca del último portazo, voy a guarecer
de la lluvia mis pestañas mientras todas las miradas ancladas
se llenan de escamas en los jirones del tiempo...

los párpados del aire

Mira mis manos, son alambre descendiendo en
el huracán de los astros, toma mi secreto
rodado entre las rocas de mi madurez que sin
orden se va, dejandose perder en las
correspondencias de una cascada sin asfaltar.
Toma mis años que nacen salpicados con la
justa desconfianza de una orilla a la que
devuelven sus olas por falta de remitente,
atrapa relámpagos y atardeceres de
aureolas aéreas, divide una estrella y
sírveme estancia en uno de tus versos.
Llorame sin crepúsculos embotellados y
arrojame al mar con un mensaje escrito
en el cuerpo. Duermeme en tu ombligo, con
el esplendor rotundo de aquel que cobija
pasiones caídas en los bolsillos del tiempo.
Mírame, soy eclipse dispuesta a descolgar los
soles que se apagan en tu voz, soy el valor de
arrojarme descalza al acantilado, si son tus miedos
los que aguardan en las interrogaciones de los
párpados del aire. Abrígame de los vientos que
mordisquean la prisión de mis venas, que sin ti
no hay condena.Y trae en ti el recuerdo del
mutismo que guardan tus ojos, vacíame de relojes
con esas manos arrepentidas que evaporan el
titineo de los pétalos de soledad. Sángrame
lágrima adormecida, haz del viento mis pisadas,
descalza mis silencios y escucha zozobrar mi cuerpo
sobre tu ventana, que soy el sueño sumergido
del amor que se contempla en el olvido...

El rincón de nuestra historia

Cuando los esbozos divisorios de mi amanecer
se vuelven abreviados y distantes,
cuando deja de chasquear el viento la ventana
y retorna errante, chirriando un tono más bajo,
cuando el pensamiento deja de gobernar
los anillos de mi garganta.
Y mi mentira se pierde en la revuelta de
un mar sin tregua, sin orilla que reciba con calma
esas palabras que castigan siendo latigazos
generosos. Y ese verso que se vuelve en contra
y dos veces por semana estornuda un ayer en
ese rincón pensativo que estudia el sabor del
silencio mientras bebe de sus ojos. Y quisiera
de un pensamiento alborotar las olas, y despeinar
las mejillas a la noche, abrazar la herida y dejar
que sature el regazo de sal. Inventarme de rocío y
derramarme entera en cada tormenta para dolerle
en el pecho que es donde revientan todos mis mares.
Tengo maniatado el corazón y el alma usada de
estrenarme en sus quimeras. Paseo descalza
ensuciando palabras de amor que gotean por mi
rostro vueltas cera a causa de su abandono,
y no traicionaré el sentido aunque no queden
a estas horas en los pasillos del alba versos para
morir un poco menos, ni palabras para que se
crezca el amor como hacíamos minutos atrás.
Y no importa que sea mi noche la que se rompe
ni que mis ojos resbalen sin sentido persiguiendo
luciernagas en una hoja en blanco, y que sea
el minutero ya marchito el que se encargue
de desnombrarla que yo me sueño desde ahora
en el rincón de nuestra historia

Voy quemando Olvido

A ti, dueña de palabras respiradas, que me miras
tras las sombras de los restos de una copa de invierno
que te escondes bajo líneas arrancando siempre
el primer verso sin apreciar que de tus labios suele
aparecer el resto, podrías recoger horizontes y
mezclarlos con la tinta de mis manos y sentarte en
la noche mas fría a desmigar atardeceres alquilados.
A ti, que dices quererme a tiempos desnudos con
la sinrazón de un reloj en vena y vistes la noche
por no desnudar mi boca y me llamas verso y yo
solo quiero que me llames amor. Y no sabes que
aún me invento para ti, y no sabes que me uní al
aleteo desconforme de las horas y menguo con
el paso de tus besos en el recuerdo. Y callas
desde mi verdad, que es amuleto de aguas vivas
mientras yo voy muriendo en cada nuevo intento de
respirarte en las cenizas de lo que fueron hojas en
blanco, en lo que fue darte vida bajo mis manos. Y
mientras... Voy quemando olvido