NACERÁN FLORES

A mi musa(Covadonga).

Nacerán flores
en la luna verde de tus ojos,
cuando la negra sombra
cubra el silencio horizontal
de mis despojos;
cuando mi silencio llores,
y el nombre que sólo nombra
el pétreo y protervo dogal
que asfixia tu ternura
perfume del tiempo la cisura
que hiere un corazón de cristal.
Nacerán flores
cuando una lluvia de lágrimas
riegue con llanto
la tierra virgen donde mores;
cuando el cielo que te ampare
sea el terror y el quebranto;
cuando la luna verde de tus ojos
con mis ojos soñare,
que ya estarán sin luz
en la quietud del vacío,
y en mis pupilas yertas
sólo estés tú;
cuando sólo mi imagen
invada de imágenes muertas
tu corazón dormido y quieto,
nacerán flores
en tus verdes ojos de luna llena
que se mustiarán al anochecer
cuando el nudo negro de la pena
aniegue de oscuridad
tu mirada y mis ojos.
Lloraré por ti
con el llanto vertical
de las almas errantes,
e inundaré de sombras tu desengaño,
en vida por mí temido.
Nacerán flores
que marchitarán los años
y el denso y negro perfume del olvido.
Nacerán flores
en tus verdes ojos de luna llena
cuando tus ojos recreen mi primavera.

Hola.Bienvenidos al blog de poesía de Alberto Serrano Domínguez.Vas a encontrar artículos y poesías publicados en el periódico local de mi pueblo.Conforme siga escribiendo iré añadiendo poesías al blog.Espero que disfrutéis un rato y que leáis los escritos con ojo crítico y,si me conocéis,que me lo hagáis saber.Espero que os guste.

EL GRITO

Silencio.
Señorea un silencio
de plomo.
Sólo podemos llorar en silencio.
Son lágrimas mudas
en un paisaje muerto:
nos han matado el grito,
ya sólo queda espanto:
un horror callado
lacera mis entrañas rotas
con cuchillos taciturnos.
Hemos quedado mudos,
todos,
esperando el trueno liberador
que arroje,
como un vómito,
todo el dolor,
todo el horror de la vida
a la faz silente del cielo.
¿Por qué?.
¿Cómo liberarnos del furor tenso
y del terror?.
¿Cómo moriremos los locos?.
¿Cómo aullarán los estuprados
por el desengaño?.
¿Cómo expulsarán su miedo
incontenible
los hambrientos,
y los desnudos,
y los sedientos de amor?.
El mundo ha quedado mudo
en un aire suspendido
donde sólo queda horror
esbozado,
una atrofia de pavor
paralizado...
en una noche insonora,
sin piedad,
como una madre oscura
sin sones,
sin ecos,
sin rumores;
sin la música restallante
de entrañas crispadas,
torturadas, rotas.
Nos han quitado el grito,
y todo ha quedado muerto,
inerte.
Sólo unos ojos de espanto
nos queda
para sentir el pavor del mundo,
congelados, quietos,
en su visión infinita
de angustia y miedo.
Nos han quitado el grito,
y nos han arrebatado
la vida...
y la muerte.
Nos han quitado el grito
y sólo nos queda dolor mudo,
terror silente,
pesadilla de gargantas muertas.

OTRAS MANOS

Anduve los pasos
por calles desiertas,
tendiendo las manos,
temblorosas,
en busca de otras manos
abiertas y solas.
La negrura ocultaba,
cual palomas negras,
las ansias aletargadas de sombras
en el seno celado
de una matriz muerta.
Llovía noche de un cielo negro,
y se coagulaban las lágrimas
en ojos sin llanto.
Las estrellas soñaban
pesadillas negras,
y un silencio angustiante,
denso y pastoso
quebraba la sombra
de una luna quieta.
Tras los cristales fugaces
brillaban miradas yertas,
fundiendo oscuridad y sombras
en la encanallada
callana del miedo.
Siluetas furtivas de almas desnudas
hurtaban su sombra
escapando, esquivas,
dibujando un rastro
con huellas de ensueño.
Mis ojos miraban espacios perdidos
en una conjunción tétrica
de tiempos idos
y miradas muertas,
con imágenes lúgubres
de manos sangrientas
reposando inertes en el suelo helado.
No eran las manos
que, cálidas y abiertas,
mis manos buscaban
en la sombra negra
de un desierto helado.
Esas manos se fueron,
etéreas y aladas,
cual alas esquivas
en vuelo callado.
Mis manos se quedaron rígidas
con un espasmo amargo,
y la noche se sumió en el letargo,
en un marasmo letal.

OJOS QUE HAN VISTO LA MUERTE

Unos ojos me gritan por dentro,
me miran desde el candor,
de la ignorancia del dolor del mundo;
me gritan desde el silencio
ahuyentando el dolor,
ignorando el clamor
de un dios moribundo,
ciego al llanto,
ciego a la vida,
como un verdugo errabundo
enfangado en el quebranto.
Ojos como clavos,
clavos como ojos
que han visto el infierno,
que han visto el fondo insondable
de las tripas del averno.
Que han visto el juego culpable
de un taumaturgo ofuscado.
¿Por qué?.
Parecen preguntar al aire
desde el fondo del abismo.
¿Para qué?.
Alma en blanco,
De inocencia, paroxismo.
Mixtura de congoja,
de amor y miedo;
de alma quebradiza
como una hoja.
Me miran desde el tiempo
removiendo la ceniza
de mi alma exangüe,
de una herida sin sangre
que supura lágrimas de viento
en la insondable oscuridad
de un anochecer de acero.
Clavos clavados en mi mente
que horadan, fieros,
mi ansiedad,
mi miedo.
Ojos de niña,
secos de llanto,
que han visto lo invisible,
que han visto la furia del cielo
desatando tempestades de muerte,
desatando tempestades de fuego.
Caleidoscopio de horror celeste,
de imágenes sombrías;
de unos padres que ya no son,
de hermanos que una vez fueron,
se mezclan en su espíritu mudo,
que recuerda a la agonía
de un amanecer desnudo
del amor de su gente,
del amor de los suyos;
que vagan en la obstinada nube
de un terror que se congela,
del horror que no sucumbe
ante la obstinada estela
de dos ojos en primavera.

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