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La alcada

El suelo que pisas

Puede que nunca te hayas fijado en él. Toda la alcada está cubierta por este magnífico enlosado de piedra. Resistente, cálido y bonito. ¿Qué más se le puede pedir a un suelo?

Placas de roca hasta más allá de donde alcanza la vista. Y te preguntarás, ¿de dónde sacaron tanta piedra? La leyenda dice que cada habitante de la ciudad contribuía con una baldosa como único impuesto por vivir aquí. Una vez al año, los aldeanos iban a los túneles que hay en la ladera sobre la que se asienta la ciudad. Picaban las paredes hasta sacar un pedrusco de buen tamaño, y luego lo llevaban al castillo. Los guardias lo cortaban en trozos con forma de baldosa para entrenarse. Al día siguiente los aldeanos volvían y colocaban la baldosa en este lugar.

Así, poco a poco, esta zona del valle, que antes era un terreno sin vida, pasó a ser el lugar donde mucha gente trabajaba y hacía sus tratos con forasteros.

Nadie sabe por qué la tradición de las piedras terminó. Quizá no quedaba más roca en los túneles, no hacía falta más explanada o simplemente los gobernantes decidieron empezar a recaudar otra cosa.

¿Y qué es una alcada?

Buena pregunta. Veo que tienes claro que no se puede ser sabio sin preguntar. Y qué mejor que empezar preguntando por las cosas más simples.

Grifalco, tu ciudad, es un continuo ir y venir de visitantes que acuden aquí, ya sea buscando artículos mágicos de calidad, aguas termales o simple diversión. Pero pocos visitantes llegan a la ciudad propiamente dicha. La mayoría de ellos encuentran lo que buscan en la entrada principal de la ciudad, en la alcada.

¿Y qué es la alcada? Pues no es ni más ni menos que el nombre que se le da a esta zona de la ciudad. La zona formada por los accesos principales de Grifalco, la gran superficie enlosada que pisas en estos momentos y aquél edificio tan imponente.

Si acudís cada cierto tiempo a esta zona de la alcada, dad por hecho que yo, el Divulgador, os contaré muchas cosas acerca de esta ciudad y del resto del mundo en que vivís.