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Al final de las olas (1ª parte)

Al final de las olas (1ª parte)

Algo no iba bien.Sebastian notaba que algo ocurría,no era habitual que le tuvieran en la sala de espera trás el chequeo durante tanto tiempo.A sus 76 años ya estaba familiarizado con las visitas rutinarias a la clínica y había notado algo raro en el doctor,había cierto secretismo.No quería ser paranoico,pero sentía algo extraño.Su hijo y su cuñada estaban dentro,hablando con el doctor.Sebastian sabía que la muerte se le acercaba cada vez más con el paso de los años,pero dada su buena salud esperaba vivir al menos 15 años más,aunque asumía que en cualquier momento podía pasar algo.
Su vida era pura rutina sin sentido,cuando se paraba a pensarlo le daba la sensación de que tiraba sus últimos años,que estaba haciendo tiempo hasta su muerte.Cada día era lo mismo en la residencia de ancianos: levantarse,pasear,comer,ver algo de televisión,charlar o jugar alguna partida de cartas hasta que oscureciera para cenar y dormir.El plan diario no le disgustaba,pero se le hacía repetitivo entre esas cuatro paredes,no se sentía vivo.
Por fin se abrió la puerta de la consulta,lo que le hizo salir de sus pensamientos.Enseguida se dio cuenta que sus peores sospechas eran ciertas: Tanto el doctor como su hijo salieron con el semblante muy serio,mientrás a su cuñada se le escapaba alguna lágrima.
-Sebastián -dijo en un tono compungido el doctor- tengo una mala noticia.Tiene usted...cáncer de pulmón irreversible.Se...se ha extendido por el sistema respiratorio.Lo siento,de verdad.
Sebastian se quedó quieto durante varios segundos viendo como su hijo se derrumbaba llorando.
-¿Cuánto me queda? -fue lo primero que acertó a decir,con un nudo en la garganta.
-Puede variar mucho...
-Sea sincero,por favor,doctor.
El médico dudó unos instantes pero sabía que Sebastian era un hombre muy cabal,sabía que podría encajar este duro golpe.
-Unos cuatro,cinco,seis meses...Lo siento...
Todo se tiño de gris en la cabeza de Sebastian.A su cabeza le venían recuerdos del pasado,pero tambien sus ilusiones de futuro.Siempré anheló en su interior salir algun dia de la rutina,siempre creyó que alguna vez daría el paso y se trasladaría cerca del mar para vivir los últimos años de su vida,pero ahora veía que todo se le escapaba de repente.

-Papá,te quedaras aqui en casa hasta...el final.-dijo su hijo,aun con lágrimas en los ojos.-No creo que esté bien que pases tus últimos días aislado en la residencia.
-Claro que si,abuelo. -intervino su cuñada llorando a moco tendido- Te quedarás en la habitación del niño.
Sebastian bajó la cabeza,sabía que eso es lo que tenía que hacer.Su vida se terminaba y ese era su sitio.Se intentaba convencer de que no podía pensar ya más en sueños imposibles,ese era su sitio.Ya lo había perdido todo y solo le quedaba su vida.

Al día siguiente Sebastian se quedó sentado en el sillón,sin ganas de hacer nada.Vio como las pocas cosas que tenía en la residencia las trajeron en dos cajas de cartón.Su destino ya estaba marcado,pero su mente inquieta no quería aceptar que todo iba a terminar asi.

Pasaron varios días extraños para Sebastian,no sentía rumbo alguno cada mañana,no hacía más que pensar y pensar sentado en el sillón.Su familia de momento le dejaba,además de cada uno tener su vida comprendían el duro trance al que se enfrentaba.Le ofrecían toda la ayuda,pero se sentía muy solo.Es más,sentía como si su existencia ya no tuviera sentido alguno.Cada día podía estar mirando horas y horas su álbum de fotos del mar: barcos de madera,grandes océanos,playas,puertos,...

Ya habían pasado poco más de dos semanas desde la fatídica noticia cuando Sebastian se levantó una mañana especialmente motivado,sin saber muy bien por qué,pero quería poner fin a su trisite agonía.Como cada día de diario no había nadie en casa.Sebastian se llenó de valor y cogió una polvorienta maleta que encontró en el armario.Metió su ropa,su álbum de fotos y todo su dinero.Sabía que era una locura,pero su vida era en definitiva una cuenta atrás que no daba tregua,si no lo hacía ahora no lo haría nunca.Hacía años que no sentía tanta emoción dentro de él,pero cogió la maleta y se fue a la estación de tren.

Ya en el tren pudo relajarse y pensar en lo que estaba haciendo.Viendo pasar el continuo paisaje pensó que no estaba bien irse asi por las buenas a su edad,dejando solo una nota y con un incierto destino.Pero despues tambien se dio cuenta que el reloj corría en su contra.