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animos

Momia

Corazón inconexo que buscas
con las ganas agarradas al pecho
estirando del día
con el cuerpo a remolque.
Los deseos avanzan rápidos y caen
al borde del camino
y los voy encontrando al paso, lento...
Doy puñetazos con las manos abiertas
y las piernas bien cerradas, apretadas
como el habla de la boca.
Empapo trapos en miedo
y me enmomio con ellos
para hacerme un molde hueco de escayola muda
un refugio en la blancura opaca del yeso
Como mármol.
Rompo el catalejo con el que observo
escapar veloces los anhelos,
despavoridos de tanta nada,
de tan pocas ganas,
para escarbar en lo profundo
y desmotar los pelos de mis barbas,
crecidas y debilitadas
entre mis cicatrices,
no de vida, sino de matices.

tu latigo

tu latigo
tu latigo late escurridizo sobre mi
solo de vez en cuando
solo cuando me emborracho de vida
y no suele ocurrir
si se me entrelaza la rutina
tu latigo
me azota los abismos de los flujos
me vuelca sobre mí todas las alas
para estrecharme y ensancharme
y volar preciso y brujo sobre mí
penetrante y distante
tu látigo
me mira desde el mango a la punta
amenazante
con atroz desdén sobre mis tetas
encongiéndome
sobrecogiéndome
tu látigo de abrasadora inconsciencia
contra mi corazón encorsetado
tu látigo para desatarme
y atormentarme
para guiarme a él me cojo
como a una cuerda
sobre la que no me atrevo a andar
mientras sobrecogida espero
a que me azote y me golpee el día
la cama, el cepillo,
el ordenador y la silla
en el camino
en el que torpe me muevo
me muero
tu látigo me mata
porque quiere recordarme que estoy viva
mientras la razón y la pereza
me convencen que estoy muerta
tu latigo
me late dentro del cuerpo
me señala el pecho
y me embriaga de ganas
que se me agarran
y que me trago
para evitar el daño

buf

acabo de volver al blog de pronto y llevo cinco minutos mirando la pantalla sin saber escribir. No se escribir, y eso que escribo todos los días de cualquier tema, desde robos en casas a desarrollos urbanísticos, del temporal del nieve o de la fiesta de la matanza del cerdo en Tárbena, lo cual me hizo entender muchas cosas acerca del sabor más picante de los embutidos mallorquines. Puede resultar un poco o nada interesante, lo cierto es que a veces me pregunto quién puede leerse algunas de las cosas que escribo y si se aburrirá tanto leyendo como yo escribiendo sobre ellos. Y entonces pienso que podría esmerarme más , buscar temas más interesantes, huir de los tópicos y escribir mejor. Pero no se sobre qué, ni siquiera si me dejarían. Bueno, lo cierto es que no sé escribir. Aunque tampoco sé vivir, que es peor. Resulta que me he pasado un año contando todos los días si el PP aprueba con sus votos en solitario el plan parcial de la zona industrial o cualquier bodrio similar, y ya no sé hablar de sentimientos, ni contar historias, ni siquiera hacer un ejercicio de poesía o escritura automática, de esa que acostumbraba a hacer porque me resulta más cómoda y porque en definitiva eran como bostezos del alma, o puñetazos, no sé, depende del estado de ánimo. Lo cierto es que tampoco sé quién se puede leer esto porque es tan aburrido como mis pensamientos en todas esas horas de tediosa espera que paso en la oficina. Dándole a la cabeza con ideas tan aburrrrrrrrrrrrriiiiiiiiiiiidas como estas. Normal que esté así. Si alguien se aburre tanto como yo puede decírmelo. Quizá al menos no nos sintamos tan solos. Chao.

DESTETADA

Me siento absurda, destetada
como cuando vine al mundo
pero con el cordón entre las piernas
de la vergüenza
Con la piel caliente y el corazón opaco
con la cabeza bien consciente
pero destetada y aturdida
como si me fuera en ello la vida
Amarrada a tí y a las hormonas
atada con una mordaza que me impide hablar
decir y también callar

CESPED

Me he descalzado sobre el césped
y sobre el suelo frío de las baldosas
para retorcer despacio mis pies
contra las sensaciones
haciendo estúpidos tirabuzones
de niña manga
como si tuviera una babosa por corazón
y dos lagartijas trepando por los pulmones.
Fumo tanto que por más que quiero
ronronear mis pies contra el césped
no paro de mancharme las uñas de ceniza.
Y mientras doy otra calada
y abro la boca para soltar el humo
me doy cuenta de que tengo pinta
de mujer mayor, de señora, de cuarentona
y me siento como un estúpido hippi de 80 años
que dice que no se lava por vocación
y es porque no tiene agua en casa
absurdo, totalmente absurdo.
Y aborto mi idea de parecer
y tampoco me creo lo que creo que soy,
así que sigo descalza en el césped
y al menos disfruto del momento
y de las pequeñas sensaciones placenteras,
como comerte un helado grande de chocolate
cuando tienes mucha sed de dulce,
como estirarme de la goma de la ropa interior
para evitar que me apriete,
como dejar la lengua muerta sobre los labios
descansando de la excitación.
Y decido correr sobre el césped
y tumbarme sobre él
mientras muevo los pies contra sus hojas
lenta y cuidadosamente
o de una forma rápida y rasposa.
Y dejo de sentirme babosa
porque no me importa en absoluto lo que pienses.

PARA DEJAR CONSTANCIA

Este es un mensaje unipersonal para Joan Cadira. Me he metido muchas veces en tu blog pero no puedo dejar ningún comentario asì que utilizo el mìo para decirte que me encanta. Sobre todo el ùltimo de tus textos publicados. Me comprarè ese libro. Era solo para dejar constancia.

Contemplación adolescente

Contrariada y en contra del aire vuelo
con los huesos de mis espalda extendidos y abiertos
con el viento ilustrador que entra
por la ventana del coche
y en el parabrisas rebota contra el cristal
brusca y contínuamente una multa de tráfico
que no pienso pagar
porque no me da la gana.
"Hoy viene a mí la damisela soledad..."
Subo el volumen de la radio lo más que me permiten los tímpanos
y grito, porque no canto porque no tengo voz
"Hoy la voluble señorita es amistad..."
Y pienso en todo lo que se puede hacer y no se hace
Y en lo mágico que es poder ver belleza
en una multa aleteando contra los cristles de mi coche
con un sonido que me parece tan placentero como las pequeñas cosas.
"Viene a mi, avanza,
viene despacio,
tiene una danza
leve del espacio..."
Y la canción es un bálsamo
y una garantía de que no estoy sola.
Hacía mucho tiempo que no escuchaba
mucho tiempo sin absorber música
demasiado.
Y vuelvo a sentirme como una quinceañera
y es una sensación que quiero que perdure...
"por eso hoy, gentilmente te convido a pasear..."
"dibujando los abismos de un amor..."
"melancólico, sutil, pálido cielo..."

MIERDA DE BODA REAL

Odio a la Letizia y al príncipe. Su puta boda sólo está consiguiendo absorberme el tiempo. Ayer salí a las 12 de la noche del trabajo, que además tuve que realizar desde la central del periódico a 40 kilómetros de mi casa, porque me tocaba escribir cómo iba a ser el vestido de la novia, cosa que no se sabe aún como es normal. También sé que las arras van a ser 13 monedas que se han acuñado a lo largo de los siglos, desde los Reyes Católicos hasta Alfonso XIII. Es tan estúpido saber de las putas arras de la boda real y no saber apenas nada de las de la boda de mis padres, cosa que no me interesa en absoluto pero es que odio esta mierda de boda. Encima no nos enteramos muy bien del protocolo estúpido y al final siempre tenemos que cambiarlo todo, porque resulta a Letizia hay que tratarla de Doña y esa palabrita cojonera te descuadra el texto a las once de la noche cuando sólo puedes pensar en irte a tu casa o en matar a alguien. Estoy tan absorbida que ni siquiera puedo escribir aquí de otra cosa. Vaya puta mierda. Mejor lo dejo.

RUTINA

Trabajo, escribo, leo, fumo, me tomo un café, lo dejo sobre la mesa, como, meo, cago, vomito, bostezo, me siento un rato, me levanto, salgo, entro, quedo, veo a una amiga, llamo por teléfono, fumo, fumo, fumo, me enciendo un cigarro, me voy de paseo, visito a alguien, me subo en el coche, me doy una vuelta y fumo, apago el cigarro, veo la tele, comento programas estúpidos, voy a ver a mis tíos, juego con mis primas, hacemos manualidades, pintamos, me tomo un whisky, otro, fumo, tiro el cigarro, quedo contigo, pienso, me voy, me acuesto, fumo, leo, fumo, leo, pienso y me duermo.

EL DESEO TE HACE HACER COSAS ESTÚPIDAS

Salvaje como un cocodrilo
está mi cuerpo,
desatornillado de sus tuercas,
libidado;
doloroso como un puñetazo
que se pega
con un puño americano
es mi estado,
mi país,
mi sensación.
Salvaje como una enredadera
que crece libre en la selva
como un pigmeo que espera una presa
con los oidos bien fijados
y la vista siempre atenta
Salvaje como el espíritu
de los que piensan
Odioso por los límites
que vienen de los queridos
y por los que aporta
la conciencia.
Rabioso como un corazón
gobernado por los nervios,
atacado por la ansiedad
implacable con su propia envoltura,
con su misma casa
y con su obligado cuerpo.
Idiota como un mosquito
que come flores,
como una termita kamikace
que pasa la vida comiendo`
para ofrecerse gorda al enemigo
y entretener su apetito
para salvar a su madre.
Suicidas son mis días
contra mi estómago
que pasa hambre de vida.
Me rugen las tripas
por no haberme acostado
nunca contigo,
me arde la piel.
Si puede una revolución quemar
seguro que será esta la que más me abrase.
Salvaje como una madeja
de pelo largo y ondulado,
estúpido como un tortazo
que te pegan a tiempo,
como un castigo que enseña,
como un desdén aborrecible
del que asquerosamente se aprende.
Salvaje.
Distinto como un ser sin nombre
y al que no quiero ponérselo.
Idiota como una frase tonta
que es intrusa en tu cabeza
y te hace recordar
que eres sólo un ser humano.
Fallido.
Defectuoso
aunque libre.
Un ello que se revuelve
para llamar la atención de su existencia.
Así está hoy mi barriga,
jadeosa entre las ortigas
que he criado para encubrir ansiedades
y tapar necesidades.

Tu bendición

Necesito tu bendición. La necesito para no detestarme y para no sentirme detestada por tí y por los demás. Necesito tu comprensión. Necesito que me absuelvas de los fallos que cometí y también de los que no hice pero por los que me creo repulsada y exiliada de tu lado. Necesito tu bendición para seguir y para sonreir. Necesito tus ganas de comprenderme para no sentir tu odio, ni inventar que me tortura el chismorreo del que me siento manchada. Necesito tu bendición porque me siento culpable, pero no se bien porqué ni desde cuándo y tampoco sé cómo reparar los roces que ahora me obligan a correr despavorida de tu lado. Necesito tu bendición porque creo que es el único modo de que me pidas perdón mientras me perdonas por todo el tiempo que podríamos haber pasado en compañía y que podríamos haber reído, largo y tendido, en lugar de corto y arrugado. Necesito tu bendición porque quiero dejar de lamentarme y de causarme esquizofrenias en las que siento la persecución de tu lengua vípera. Necesito tu bendición para dejar de huir y poder permanecer contigo, como siempre quise y siempre sueño, sin pensar por nadie y pensando por mí misma. Necesito tu bendición para no despreciarme durante más tiempo mientras a la par te aborrezco porque lo que me pasa es que no sé quererme y si me das tu bendición me quiero y así te quiero. Muac. Mi amor.

CAFEINA

Hace mucho tiempo que no tomo cafe porque al parecer la cafeína me trastorna los nervios. Antes tomaba unos cinco o seis al día. Quizá más. Cuando trabajaba en Madrid, lo primero que hacía al despertarme era llenar una botella de litro de café para llevármela al curro, y eso es tenerle mucha pasión porque me levantaba a las cinco para llegar a las seis después de ir en metro a Alonso Martínez, recoger en el kiosko entre 40 y 50 periódicos y volver al metro cargada porque mi trabajo estaba en Gregorio Marañón, que son dos paradas más allá, y con las distancias de Madrid eso es mucho como para ir andando. En la hospitalaria cafetería de la facultad me tomaba también mis tres o cuatro cafés diarios, junto a Silvia. Da la extraña casualidad de que las dos mejores amigas que he tenido en toda mi vida se llaman igual. Y hoy le quiero dedicar este espacio a Silvia, Silvia, mi alma gemela de Madrid. Aunque no me olvido de Silvia, mi amor silenciado de Benidorm. Se lo quiero dedicar porque hoy es un dìa triste para ella. A su hermana pequeña le han diagnosticado la poco investigada y conocida enfermedad de Crohn. Ni siquiera sé si se escribe así. Y es crónica. Viene a ser una especie de diabetes, una limitación que te hace tener que medir tu vida para mantenerte relativamente bien. Como todos, pero con una complicación añadida, con una amputación de vida más que los demás. No sé entender a su hermana, pero sí a ella porque en nuestra familia cayó como un plomo imantado la enfermedad de mi hermano. Es la tristeza de pensar que no podrá pillar una borrachera sin tener el riesgo de quedarse ciego lo que realmente aterra de este tipo de cosas. Siento ponerme tan seria esta vez pero no puedo pensar en otra cosa. Ànimo Silvia, cuando veas que Paula tiene la seguridad y la madurez suficiente como para deciros no os preocupèis por mì, sé y puedo valerme por mí misma, empezaréis a olvidar lo que ahora es la idea central y única minuto a minuto. Yo no puedo tomar cafè, y es una chorrada pero opto por tomar descafeinado, seguramente al final Paula encontrarà sus descafeinados sustitutivos y serà igual de feliz que tenìa que serlo. Te quiero, y espero tu visita para poder arrancarte alguna sonrisa. Muac.

ESTRÉS

El teléfono sonando. Dos prostitutas de oficio llamando a la puerta para poner un anuncio. Mi jefe lanzando un boli desde su despacho para liberar estrés. La fotógrafa acaba de salir corriendo a hacer fotos de un accidente. Mis compañeras están inmersas en la pantalla de ordenador igual que yo. Y miro de reojo para que nadie me pille escribiendo porque no sería bueno para mí. Aunque quizá tampoco lo sea estar aquí trabajando. A toda prisa intento cubrir unas cuantas lineas más para poder colgar algo en el blog este de mierda. y lo digo cabreada porque es tan absurdo creer que estoy haciendo algo "ilícito" dado que estoy trabajando y "positivo" para mí supuestamente porque me sirve de desahogo... sobre todo porque no se trata nada más que de un simple eructo vital que dejo aquí para luego seguir escribiendo... se me va rápidamente el cerebro y todos los días y sufro ataques de ansiedad porque creo que hago mal mi trabajo, cuando lo que verdaderamente ocurre es que hago mal mi vida porque sustituyo los momentos que dedicaría a mis aficiones, a mis amigos, a darme algún que otro beso esporádico o a intentar rebuscar mi olvidado y desquiciantemente escondido apetito sexual por un ritmo laboral inaguantable para poder pagar el piso en el que me he metido hace poco, todo porque lo que ansío es huir de mi casa para no ver a mi madre llorar porque todo huele a tabaco por mi culpa y porque mi hermano no se ha hecho los análisis en dos años y tiene diabetes.

teclas

Me he cansado de tener que pensar al escribir así que vuelvo a las andadas silvi y voy a dedicarte mi vuelta a la escritura automática...blablabla
en fin, solo puedo decir que me absorto en tantas cosas mientras estoy en el curro que creo que debería comprame un walkman para escuchar música mientras. Y tiene que ser un walkman porque si pongo una radio no dejo trabajar a mis compañeros que como yo deben teclear y teclear durante al menos cinco horas al día para que después la mitad de las veces la noticia salte fuera porque ha habido un suceso. Entonces coges tu coche o tu moto, llueva o nieve, hayas comido o no, tampoco puedes ir al baño, y corres a no se sabe donde que alguien se está muriendo mientras llamas a la fotógrafa para que vaya también corriendo, sin beber agua, sin pasar por el lavabo, sin cenar, sin avisar en casa y con la gasolina a punto de acabarse. En el fondo es emocionante

AGARROTADA

AGARROTADA

Mis pestañas,
cortas,
cortas hasta casi estar tullidas
hacen sin embargo una enorme sombra
frente a mis ojos
sobre mis pupilas,
cayendo como una viscosidad sobre mis párpados
para impedirme el paso,
el paso de la luz, de las cosas,
de las vistas.
Sombras,
alargadas como un personaje del Greco,
estiradas, agrias,
aunque casi nunca amargas
porque yo misma las busco
y las encuentro.
Mis párpados,
pesados como una manta indomable
que te fastidia una mañana
sin fuerzas para hacer la cama.
Grandes como las sàbanas
con las que arropo mi cuerpo y me encorseto
envuelta en mis propios párpados,
atada con los mancos hilos
de mis ridículas pestañas
que me tapan con sus ramas de pelo
el sueño.
Mis dedos,
hartos de teclear palabras,
de hipnotizar mi propio seso
con estúpidas noticias
que ni tan siquiera yo me creo.
Mis manos,
sólo son el soporte de este teclear contínuo,
que me entumece los dígitos
y me araña el cerebro.
Mis pies,
sin dedos, sin talones, sin empeine,
son un cúmulo de carne redonda
que me impide hacer estravagancias
como tocarme la nariz con el pulgar
o encajarse entre mis piernas
para hacer yoga.
Mis dientes,
siempre incomplacientes,
son lo único que tengo en movimiento
y que quisiera tener quieto.
Mis caderas,
espesas e incompletas
han de desencajarse en cada paso
de las carnes que aprietan
para poder chirriar un contorneo.
Mis ojos,
detrás de mis pestañas
como una casa vieja rellena sus huecos de polvo
acumulan legañas
con los años.
Mis cuerpo,
como un ordenador antiguo
se va quedando obsoleto
repleto de comida
con la que olvido mis días
de incontenible espera
y engordo mis miedos
para que exploten
para meterme incinerada en un bote
y dormir en mi cubeta
en un instante interminable del tiempo.

ESFINGE

Una esfinge sin laringe
con los pies fusionados a los hombros
para servir de escombro.
Una teta en cada maleta
y en mi hatillo
llevo envuelto un ladrillo
para sangrar a los que me hacen sangre.
Con cicatrices y sin tiritas,
así me sueño;
con parches y más pinchazos
me encuentro.
Me tropiezo contra el cuadro
en el que nado,
me despinto sobre el lienzo
en el que evado
mis dolencias con truculentos,
brillantes y espesos
surcos de pintura,
con sombreados barnizados de locura.
Me desvisto y sigo tapada;
pero cuando llevo abrigo
estoy desnuda y arrugada
como un higo,
como una breva abierta,
como una pasa vieja y seca,
como una guinda amargamente endulzada,
como esas odiosas galletas saladas.
Soy un vaso de leche con tomate,
un poco de mostaza con chocolate.
Soy un aguacate
con saduras sangrientas acompañado.
Soy un queso suave con olor a curado,
con sabor a pie de anciano.
Me masco y me doy asco,
y otras veces simplemente
trato de masticar y me atasco,
aunque no siempre
es así, por suerte.
Así que, apelo al destino
a que me ayude a digerir
mis propios jugos gástricos
para continuar amando,
andando, cantando, llorando
y padeciendo, sufriendo;
en definitiva, siendo,
tal y como soy,
saboreándome en mi retorcido paladar,
pavoneándome en secreto
escondiendo soberbias,
atizando con los puños prietos
y arañándome con los dientes encrispados
en mis tentadoras siestas,
a mis mortecinas tetas.

ANSIEDAD

El texto siguiente no es más que un simulado ataque de ansiedad, de esos que tanto he tenido. Puedo decir que tengo bastante superados ya los ataques de pánico pero me compadezco de todo aquél que pueda vivirlos. Sigo con pastillas desde hace ya casi un año, aunque me lo tomo como si fuese igual que llevar gafas porque es muy difícil asumir tus limitaciones y sobre todo que no seas el vértice que domina tu propia cabeza. Jamás pensé que los pensamientos pudieran pensar por sí solos. Es una experiencia más. Invito a todo aquél que la sufra a que me visite, si puedo ayudar en algo lo haré con grata ilusión, porque es muy difícil que te entiendan quienes no lo han vivido nunca. Un beso, y gracias por escuchar esta especie de confesión. No le deseo este mal ni a mi peor enemigo. He llegado a tener miedo a la lluvia, a la calle, a la gente, a las ventanas, a los espejos, así de estúpido... y puedo afirmar que hoy ya sólo me queda la secuela de saber que somos más frágiles y también más fuertes de lo que pensamos. Abrazos. Y ánimos.

TRASTORNO DE ANSIEDAD

Siento por las venas
una rebelión.
Panfletos de plaquetas
y glóbulos organizados
piden la quema
del gobernador.
Siento por las venas
un ejército de humildes
que susurran alzamientos,
entuertos, quebraderos
y asaltos contra las bases centrales
del poder que les oprime.
Corren por mis venas
rumores de levantamiento
contra la opresión.
Barricadas de oxígeno
amenazan la respiración.
Trotan por mis venas
líderes de raíces,
de pieles, de pelos, de varices.
Centinelas de neuronas
cómplices del ataque.
Trepan por mis venas
soldados de células
que agitan mi sistema inmune
a sublevarse,
que invitan a los alveolos
a exaltarse.
Cruzan por mis venas
partículas secretas
repartiendo folletos,
diarios y libelos
de imprentas ilegales,
de sueños irreales.
Huyen por mis venas
los señores, los caudillos
y se agolpan en mis rodillas,
en mis nudillos,
en las articulaciones,
mientras los leucocitos
se alinean en mis tendones
para formar el batallón.
Gritan por mis venas
voces silenciosas
y ruidos pavorosos
que ansían ser libres de dueño,
que ansían dejar de ser humildes
y visibles.
Corren clandestinas las simuladas anfetas
por mis venas,
por mis tetas.
Las bombas ya están colocadas,
los terroristas han pasado
bajo el silencio comprado
de los nervios de mi cabeza.
Anarquía de miembros,
de movimientos.
Banderines y pasquines,
olor a pólvora y destierro.
La batalla ha comenzado
y tengo miedo.
¿Y quiénes son los malos y los buenos?

SEMANA SANTA

Una procesión de Semana Santa
es mi cuerpo;
una pasión que se llora,
un ser que se pierde,
el aniversario de una muerte.
Cinco mil manolas ataviadas con mantillas
huelen a maquillaje y a vela en mi cuerpo.
Otros miles de verdugos
con capirote morado
sellan mi sentencia sin mostrar sus rostros
en el anonimato
de una colectividad corporal
que se vuelve contra mí
aún siendo mía.
Una tarima de madera es mi corazón
donde se suben a taconear mis pánicos,
donde se ríen de mí unos niños
haciendo teatros,
donde pisan la uva los licoreros
que alimentan mis noches de evasión.
Una tarima de madera
sin espectadores,
con un público inventado
por mi desesperación,
por mi desengaño.
Un incensiario que pendula
es mi órgano vital.
Un incensiario que bombea humo
en vez de sangre,
que me priva de vitalidad,
que me entumece la carne.

CON LAS VÍSCERAS DROGADAS

Soy una persona visceral
porque siempre hablo de vísceras
y como sesos de cerdo
aliñados con pan y limón
siempre que puedo.
Soy un estornudo televisivo,
soy un garabato permisivo.
Voy de luto,
hoy,
pero soy
un diamante en bruto.
Ha muerto mi ira
y se adormecen mis arterias
mientras los bustos parlantes
hablan de miserias
y engrandecen las cosas normales.
En vez de nervios tengo esparragales
y en lugar de sangre y agua
tengo claras y yemas
para hacer tortillas buenas
y revueltos de aperitivo
con trocitos de seta,
la que guardo entre las tetas,
antes del siguiente show televisivo.
Bebo tinta azul de boli
y la digiero,
se disuelve por mis órganos
y después la meo,
porque ya no escribo
ni vivo,
sólo veo teleseries
y algún que otro informativo
y dibujos animados
con el culo recostado
en mi sofá hecho de hojas
de papel reciclado, claro.
No enciendo la luz
por no levantarme,
pero así ayudo al mundo
usando energías renovables.
Tampoco tiro desperdicios
porque no cocino,
así que no pueden acusarme
de dañar bosques,
atmósferas o pinos.
No uso ropa sintética
porque voy siempre desnuda
así el cuerpo no suda
y no he de salir a la calle
porque empieza por la tarde
una nueva teleserie.
Y si no la viera
no tendría conversación
con mis no amigos,
no podría vestirme
y salir a la calle
para ser nadie,
no podría dejar de ver el telediario
cada noche en mi calvario
ni podría despegar el culo
de mi sofá reciclado
para salir a agradecer al sol
la energía de mi nido
que me permite cada día
ver el show televisivo.