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INMIGRANTES JAPONES EN CUBA...TRADICIONES Y CULTURA

INMIGRANTES JAPONES EN CUBA...TRADICIONES Y CULTURA

Inmigración japonesa en Cuba

Mercedes Santos Moray

La realizadora Marina Ocho, en su doble condición de guionista y directora estrena un nuevo documental El sol rojo en el poniente, en el que explora sobre la inmigración japonesa en Cuba, una de las contribuciones culturales y sociales que han enriquecido la mixtura de la nacionalidad antillana.

Graduada de Periodismo y de Sociología, con diversos estudios sobre dramaturgia, Marina Ochoa ha realizado su obra en el Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos, (ICAIC), desde que ingresó a ese colectivo cultural en 1974, y en el que participó también como asistente de dirección, en películas de ficción como Tiempo de amar, de Enrique Pineda Barnet,  Lejanía , de Jesús Díaz, Gallego, de Manuel Octavio Gómez y Asalto al amanecer , de  Miguel Torres.

En su filmografía, como directora, hay un particular énfasis por el género documental, con varios títulos, entre los que se destacan, producciones como Blanco es mi pelo, negra mi piel, Habanera por Juan Ramón y Las plumas del vuelo del águila, en los que también ha asumido el rol de guionista.

Con El sol rojo en el poniente, producido por el grupo de video que ella dirige, ARO, en colaboración con el ICAIC y la Fundación Japón, desde una visión subjetiva, y apoyada en el caudal de la memoria, y con la contribución esencial de los testimonios de numerosos descendientes de los inmigrantes japoneses que se instalaron en Cuba en el siglo XX, explora una historia de vida, en el decursar de la existencia y en medio de sus avatares, proyecto en el que ha contado la realizadora con la fotografía de Yamil Santana Cossío, la edición de Pedro Suárez y la actuación de Dayana Hernández Moreno. El documental fue seleccionado para participar, en nombre de Cuba,  en el Primer Festival Cine- Migrante, que se desarrollara en la Argentina, en el 2010.

EN CHILE, PREMIO PARA ISABEL ALLENDE

EN CHILE, PREMIO PARA ISABEL ALLENDE

 A solo un mes de haber cumplido sus 68 años de vida, la escritora Isabel Allende acaba de recibir una noticia espléndida: se le ha conferido el Premio Nacional de Literatura en Chile, que próximamente recibirá de manera oficial, la autora de La casa de los espíritus. Así se convierte en la cuarta mujer que, en la historia de las letras de la nación austral, recibe el máximo galardón por su obra. Con anterioridad otras autoras del calibre de Gabriela Mistral, (1951), Marta Brunet (1961) y Marcela Paz (1982), lo habían merecido. Y ahora ella, en el 2010. Polémica, multipremiada y editada, en 27 idiomas, versionada en el cine, al que se llevó esa casa tan suya que su imaginación hizo nuestra, así como De amor y sombra, Allende no solo es uno de los más exitosos “bestsellers” de la literatura latinoamericana, dentro del llamado postboom, sino una de las más ingeniosas y fantasiosas autoras de nuestra lengua. Con la experiencia del periodismo tanto en Chile como durante su prolongada estancia en Venezuela, a raíz del golpe fascista de Pinochet, nacida en Lima, cuando su padre ejercía como embajador en Perú, y la practica de la docencia en el correlato comunicativo, Isabel Allende se apropió de los recursos expresivos de la memoria, y con el aval de su imaginación y de su sensibilidad articuló una obra que cuenta con títulos tan conmovedores como Paula, la obra que dedicó a su hija, así como Eva Luna, sin que dejemos de reconocer su voluntad de explorar diversos géneros, y la aproximación al universo de la adolescencia y de los jóvenes, desde el relato de la aventura, lo que contó también con aquellos cuentos iniciales suyos, antes de ser la autora de La casa de los espíritus, su novela más reconocida, y que ella escribió en Chile, en páginas de revistas, para los niños y las niñas. Al conocer la noticia, y saber que se le había honrado con el Premio Nacional de Literatura, manifestó que era el premio más importante de toda su carrera, tal vez el menos esperado, porque y apoyándose en el refranero, afirmó que “nadie es profeta en su tierra”. En Cuba, donde cuenta con miles de lectores y seguidores que han devorado sus títulos, en ediciones cubanas, también hay aplausos para esta controvertida personalidad de las letras latinoamericanas, a la que algunos de sus colegas han mirado con desdén, por ese estilo “garcíamarquiano” de su realismo mágico…pero nada ni nadie le quita ni los 50 millones de libros suyos que se han publicado, ni el reconocimiento obtenido gracias a la verdadera magia de su talento.

TETE LINARES EN SUS 90

TETE LINARES EN SUS 90

 

Llega a la novena década de su existencia, y lo hace Teté Linares con una espléndida lozanía, abierta como siempre al diálogo, sin perder esa lucidez en la palabra y la mirada que le permiten vencer las diferencias generacionales, los ismos y las modas que vienen y se van con las circunstancias, esta mujer que es clave cuando se habla de la Musicología en Cuba y que, desde su especialidad, ha dado igualmente una enorme contribución a la literatura cubana, desde el ejercicio de la investigación y la escritura.

Y, también su entrega amorosa a nuestra música,  en su proyección más amplia y no solo en el orden de la música campesina, sobre la que ella ha trabajado con particular énfasis, y en ese largo proceso de su vida están los vasos comunicantes entre Teté y la música, desde aquella modesta y primera labor que realizó, en su temprana juventud, cuando era sencillamente una joven vendedora de discos, y que luego, con el estudio y el trabajo, y también junto a Argeliers, le permitiría ser una de las voces más autorizadas como musicóloga y etnóloga, como se puede ejemplificar con sus múltiples conferencias desde la otrora Escuela de Verano de la Universidad de la Habana hasta su desempeño más reciente, como directora del Museo de la Música, institución en la que también desarrollaría y ejecutaría con sus colegas, especialmente con los más jóvenes,  y así aplicaría un principio metodológico básico, el de la investigación y el trabajo de campo, para explorar y encontrar en las semillas, la sabiduría y el lenguaje de la música popular cubana, en sus tradiciones, en el legado de varias generaciones, sin prejuicios ni tabúes preconcebidos, y así contribuir al rescate, validación y promoción de una música que, reconocida en el mundo, tributa a sus ancestros hispanos y africanos.

Una vida alimentada siempre por el amor, y también por la laboriosidad, muchas veces en medio del silencio o de la incomprensión, ha sido la lección, es el legado de Teté Linares, quien estuvo entre aquellos que secundaron a Argeliers León en la fundación del Instituto de Etnología y Folklore de la Academia de Ciencias que él dirigió y luego, en aquella senda María Teresa laboró como asesora de empresas de grabaciones, alcanzando la sumatoria de la producción de numerosos albúmenes etnográficos, verdaderas joyas, como su Antología de Música Afrocubana, en nueve volúmenes, además de ser autora de una extensa bibliografía que es referente obligado, y necesario, para cuantos en el mundo deseen conocer, en verdad, las raíces de la música en Cuba.

De ese capítulo de su discurso literario, en la prosa reflexiva que le permitió comunicar a otros, con verdadera autoridad y conocimientos y amenidad en la escritura, el resultado de sus investigaciones y valoraciones, en monografías y ensayos, se encuentran libros como Introducción a Cuba, La Música y el pueblo, La Música entre Cuba y España, El punto cubano, Trayecto histórico de la música cubana, resultado de varios años de profusa investigación, de búsquedas en fuentes primarias y secundarias, tanto en el diálogo vivo con las personas, como en el mundo de la discografía cubana, desde sus orígenes a principios del siglo XX, y desde el registro oral de la memoria de una cultura popular y tradicional en su multiculturalidad, supo reflejar sus estudios tanto sobre el legado africano como el legado hispano, en la síntesis de la música cubana, inserta en la diversidad del Caribe. 

 

CUBA EN GABRIELA MISTRAL

CUBA EN GABRIELA MISTRAL

Gabriela Mistral, una voz martiana

Numerosos son los estudios realizados, y las diversas aproximaciones a la vida y a la obra del cubano José Martí, y en el conjunto de esa abultada papelería, por su acercamiento a las esencias del ser, tanto en la poesía como en la escritura de la propia existencia humana, sobresale la voz de la chilena Gabriela Mistral.

Y es que, como lo reconocieron otros grandes que, como ella, dedicaron su talento y sensibilidad a la interpretación del Apóstol, como los maestros Juan Marinello y Fernando Ortiz, en aquella mujer, de orígenes humildes, legítima voz de su pueblo, desde la hondura de los Andes y las profundidades del Pacífico, estaba una de las lecturas más agudas, inteligentes y sensibles del legado martiano, desde una de sus expresiones más trascendentes, como lo fue el poemario de los Versos sencillos, en los que Gabriela reconoció no solo desde niveles epistemológicos los valores de Martí, sino desde su manifestación ontológica, desde el ser.

Así reconocería Marinello, en la década del 30 del siglo XX, al valorar las meditaciones de Gabriela Mistral: “José Martí tiene en esta mujer una resonancia de limpia autenticidad, de son cercano y distinto. El dolor agónico de su América se lo dará el cubano en su lamento viril y dulce (…)Esta mujer, que tiene oídos milagrosos, dará la mano al Libertador en una sombra cargada de porvenir y se estremecerá en el lamento deshecho”.

Cuando concluyó la Segunda Guerra Mundial, a solo unos meses de la tragedia que padeció la Humanidad, y al entregarse nuevamente los premios Nobel, en varias disciplinas, Gabriela Mistral había recibido el alto reconocimiento que, hasta ese año de 1945, no había sido otorgado a ningún autor ni de América latina ni del Caribe, y con ese aval, volvió otra vez a la Isla, para rendir tributo al Maestro, en ocasión del centenario de su natalicio.  Años atrás, y en una de sus conferencias, había expresado la poetisa sudamericana, las razones de ese diálogo íntimo que sostuvo ella con el cubano, a quien lamentaba no haber conocido, pero en cuya escritura había reconocido a su mentor espiritual y es que para Gabriela Mistral: “Es agradecimiento todo en mi amor de Martí, agradecimiento del escritor que es el Maestro americano más ostensible en mi obra, y también agradecimiento del guía de hombre terriblemente puro, que la América produjo en él…”.

Desde su primera visita a la Isla, en julio de 1922, de tránsito hacia México, se encontró Gabriela con Cuba, su luz y su cultura. Luego volvería en diferentes ocasiones, y recorrería varias ciudades del país, estableciendo en cada una de sus estancias, profundos vínculos con las letras cubanas, y una amistad multiplicada en sus interlocutores, entre los que podemos mencionar a voces líricas como las poetisas Dulce María Loynaz, Fina García Marruz, Serafina Núñez, Mirta Aguirre y Carilda Oliver Labra, entre otras.

Martí, también en aquel primer estadio suyo fue una presencia, y no una ausencia, en aquellos intercambios con los intelectuales cubanos, diálogo que sería continuamente enriquecido en otros encuentros, como en aquella velada, ya en la década del 30, en la que pronunció su conferencia sobre Los Versos Sencillos de José Martí:

 “Leyendo la poesía de Martí a la que estoy tan ligada, el miembro de la gracia que yo veo en ella sin una sola resquebrajadura en la unidad ni en la perfección, son los Versos Sencillos, en su cuerpo de 46 poemas, y es allí donde yo tengo mi festín con el poeta”. La sustancia primaria de los clásicos de la lengua, y el núcleo popular de aquella escritura, comulgaron en la imago que ella destacó en una de las más auténticas y sutiles valoraciones de la poética de José Martí.

Como también, y en aquellos viajes suyos a la Isla, incluso cuando llegó en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, abordaría otros temas, como el del fascismo, y en defensa de la paz y del amor, mientras su poemario Tala se vendía a los lectores cubanos, y el monto de aquella singular recaudación, se entregaba a la causa de la república española, en medio de los avatares de la guerra civil. Como años más tarde, y en ocasión del centenario del natalicio del Apóstol, regresaría Gabriela Mistral, en su último viaje a la Isla, para rendir, nuevamente, tributo al hombre más puro de la lengua, al hijo de América, a José Martí.

EL MAESTRO JOSE SARAMAGO

EL MAESTRO JOSE SARAMAGO

Cuando llegó a Cuba, en su primera visita, y en 1992, aún su obra no era muy conocida para los lectores cubanos. Recuerdo que en uno de los escenarios más íntimos de la Casa de las Américas, y todavía con reducido auditorio, escuché también, por primera vez, al novelista lusitano, quien sería en el siglo XX y hasta hoy la figura mayor de la literatura en lengua portuguesa, de ambas orillas.

 

Después, y en su segundo viaje a la Isla, días después de haber recibido el Premio Nobel, en Estocolmo, y nuevamente en la Casa de las Américas, agudo, ingenioso, crítico desde el manejo de su lucida ironía, pidió que lo acompañara en aquel brevísimo e intenso encuentro un escritor cubano, antiguo amigo de los días universitarios, el también novelista Rodolfo Alpízar quien era su traductor a nuestro idioma, para la edición de sus textos en la Isla, tarea esta que había dejado muy complacido al también muy exigente autor ibérico.

 

Años más tarde volvería José Saramago, y asistiría a otros encuentros, con un muy abundante público que ya disfrutaba y conocía mejor su novelística, y así dialogaba en esa suerte de monólogo que siempre fueron sus palabras, las que deseábamos escuchar sin interrupciones ajenas, y en silencio cuajado de admiración, y asistía el escritor a la presentación de nuevas ediciones cubanas de su abundante producción, de títulos muy entrañables como su monumental novela, clásico de la literatura universal, Ensayo sobre la ceguera, que él autorizaría a un cineasta brasileño para traducirla al celuloide con posterioridad.

 

Ahora, la noticia nos ha dejado disminuidos, empobrecidos en nuestra espiritualidad al materializarse lo que, desde hace meses se temía, la muerte física del escritor en aquel paraíso suyo que fue su hogar en la canaria isla de Lanzarote, junto a su esposa y traductora Pilar, encargada siempre de trasladar al castellano aquella prosa centelleante que desnudaba al ser humano, pero con cierta dosis de compasión y laceraciones, inquieto siempre el narrador ante la sociedad contemporánea y sus contradicciones, sobre las que solía polemizar, también, entre afirmaciones y negaciones, apasionado como lo fue siempre, ya ejerciera la fabulación o el periodismo, profesión que fue suya y desde la cual combatió, durante muchos años, el fascismo en su natal Portugal.

 

Con 87 años, ya que no llegó a cumplir los 88 de su vida, ciclo que se cerraría el 16 de noviembre, José Saramago, calificado por algunos como un filósofo escéptico, y que en verdad, era un angustiado observador de la especie humana, la que fue protagonista de su discurso literario desde su primera novela Manual de pintura y caligrafía (1977), y que continuaría en otros textos como en Alzado del suelo (1980), tan cuajada esta última por ese sentido popular, añejo del alma lusa, y del sentido del humor presente también en la obra de José Saramago.

 

Escritura en la que no faltó la reflexión histórica, el diálogo con el pasado, la reflexión sobre las raíces, la fuerte presencia del mundo portugués, como en esa pieza extraordinaria que es su Memorial del convento (1982), o en ese otro sentido lúdrico de su narrativa que se manifestó en El año de la muerte de Ricardo Reis (1984), juego suyo con los heterónimos de otro grande de su lengua y literatura, homenaje a Fernando Pessoa.

En esa voluminosa bibliografía activa, ya que se mantuvo escribiendo, necesitado de la palabra para vivir, hay obras mayores, si es que alguna de las suyas pudiéramos considerar en un segundo plano, y que se destacan dentro de su papelería como la Historia del cerco de Lisboa (1989), y esa otra polémica que alimentó, con verdadero placer, porque en el mundo de la sátira, la irreverencia y la crítica, solía construir su narrativa, como lo fue El evangelio según Jesucristo (1991), rebeldía constante y sistémica de su ética y de su poética contra todos los dogmas.

 

Así llegarían las palabras, calificadas de kafkianas, de títulos como Todos los nombres, o las páginas de  La caverna, en las que arremetió contra la sociedad de consumo, o su otra visión del mismo problema, a la manera de Jano, cuando nos entregó su Ensayo sobre la lucidez, sin que olvidemos otras como El hombre duplicado, o sus Cuadernos de Lanzarote y hasta aquella incursión muy personal que hizo para la niñez, un cuarto de siglo antes, con los cuentos de La flor más grande del mundo, y otros volúmenes suyos, siempre signados por ese espíritu alimentado por las interrogaciones y nada complaciente, que en mucho disfrutaba al nadar a contracorriente, en medio de tantas exitosas banalidades, y así escribió textos como Las intermitencias de la muerte y la muy irreverente para muchos, aproximación suya a Caín, aunque también gozó cuando aquel hijo de humildes campesinos analfabetos, se lanzó por la vía del testimonio hacia su infancia cuando escribió Las pequeñas memorias, cuaderno del que declaró, "He intentado no hacer nada en la vida que avergonzara al niño que fui". Por todo eso, y por cuanto no llegó a escribir, pero que estaba latiente en sus venas, con este adiós y ese silencio que ha comenzado a ser el único espacio que él habite, le rendimos tributo aunque, con su ausencia, nos abandone en el vacío y en la soledad.

ROBERTO FRIOL HA MUERTO

ROBERTO FRIOL HA MUERTO

La cultura cubana, y en especial su historia literaria, ha perdido a Roberto Friol, poeta, ensayista, investigador que en 1998 fuera galardonado, como reconocimiento a la obra de toda una vida, con el Premio Nacional de Literatura.

Y, en particular, su ausencia ha consternado a quienes fueron, durante muchas décadas, sus compañeros de jornada, el colectivo de la Biblioteca Nacional José Martí, esa república de los libros, al decir del también desaparecido Cintio Vitier, quien afirmó, en una ocasión, al referirse a la trascendencia de Friol: “no hay un solo amante o estudioso de las letras cubanas, en toda Cuba o fuera de ella que no sepa que Roberto Friol está en la línea más alta de la investigación y la crítica cubanas, como está en la línea más alta de nuestra poesía”.

El jurado que evaluó las nominaciones de aquel año 98, que fue presidido por la escritora y académica Graziella Pogolotti, al concluirse su decisión, por unanimidad, señaló también, entre los méritos de este importante intelectual, nacido en La Habana:

“La excelencia formal de su verso, en el que cabría hablar de ontologismo de la palabra, llevando nuestra lengua a un paradigma de expresión humana universal.” Como destacó, desde el plano cívico y ético, los valores conductuales del maestro Roberto Friol: “La reciedumbre moral y honradez intelectual que lo caracterizan y envaran su obra como eje central de su vida artística y profesional, más allá de avatares, constituyendo una imagen ejemplar para la sociedad.”

 

MADRE...

MADRE...

Sólo el amor de una Madre apoyará,
cuando todo el mundo deja de hacerlo.

Sólo el amor de una Madre confiará,
cuando nadie otro cree.

Sólo el amor de una Madre perdonará,
cuando ninguno otro entenderá.

Sólo el amor de una Madre honrará,
no importa en qué pruebas haz estado.

Sólo el amor de una Madre resistirá,
por cualquier tiempo de prueba.

No hay ningún otro amor terrenal,
más grande que el de una Madre.

DORA ALONSO, CORRESPONSAL EN GIRON (1961)

DORA ALONSO, CORRESPONSAL EN GIRON (1961)

De momento, nos encontramos sin vehículo para salir a la zona de operaciones de Playa Larga, en las avanzadas; pero vigilamos el paso de la primera cosa rodante que enfilara la carretera de la costa. Fue un jeep de la Cruz Roja y el jeep nos llevó.

 

Seis horas antes, allá se había librado un duro combate y era lugar de riesgo continuo por la continuas incursiones de los aviones bombarderos yanquis, que pretendían cruzar la línea de fuego para atacar nuestra única línea de abastecimiento de tropas y armas. Esa línea era, precisamente, la misma carretera por donde íbamos.

 

Además, los paracaidistas podían aparecer por la retaguardia, ametrallando desde su escondite en la maleza.

 

A la salida del batey, también todo se cubría de uniformes del ejército popular. Se almorzaba a base de una lata de leche condensada y pan, dulce de guayaba y alguna otra cosa. Vimos a la tropa, lata en mano, disponiendo del frugal almuerzo. Había unidad, un informe entusiasmado, una increíble satisfacción por ir al combate. De eso, cuantos tuvimos el honor infinito de contemplarlo y compartirlo, podemos dar fe.

 

Al timón del jeep que nos lleva a las avanzadas, está Manuel Esponda Álvarez, de la sexta brigada de la Cruz Roja, Ezequiel Velásquez, Rafael Hernández y Roberto Pérez Calero, delegado por La Habana.

 

Al subir al vehículo habíamos advertido algo extraño: junto al grupo hospitalario, que porta banderas con grandes cruces rojas, va también un mocetón llevando un arma antiaérea. Nos explican el porqué de la medida:

 

―Los aviones yanquis han ametrallado tres de nuestras ambulancias, y nos hemos visto precisado a pedir escolta para poder cumplir nuestro deber.

 

Apenas podemos creerlo. Únicamente los nazis se lanzaron a tal barbarie. Y llegan más detalles mientras corremos entre una nube de polvo.

 

―Algunos heridos fueron muertos en esa forma, dentro de los carros. Ya verá usted las ambulancias volcadas en las cunetas.

 

Dominando la idea de ver aparecer en cualquier momento la terrible amenaza aérea, o de sentir el tableteo de las ametralladoras de los paracaidistas, fijamos la mente en la temible, poderosa protección que guarda el territorio. Nidos de todas las armas, perfectamente disimulados y protegidos, se meten a los dos lados de la carretera, tierra adentro y tierra adentro y tierra adelante. Como fieles mastines de la independencia, se agazapan, para destrozar cualquier avance del enemigo. Son cañones de distintos calibres; antiaéreas, nidos de 50, de 30. Entre el raquítico o el espeso monte de la ciénaga se vislumbra asomando sus bocas mortales. Y detrás de cada una de ellas, cientos de vidas jóvenes con el corazón entero dispuesto al sacrificio por la patria.

 

―Por aquí estaban ellos y los hemos ido haciendo retroceder.

 

Fíjese en los hoyos recién tapados que llenan la carretera. Fueron hechos por las bombas aéreas.

 

Sobre el camino cubierto de polvo blanco que reseca la garganta, que emblanquece el pelo y las pestañas, se enfilan ómnibus repletos de milicias y Ejército Rebelde que van a reforzar el frente y las avanzadas. Son muchos, y también algunas rastras cargadas de parque.

 

A pie, a los lados de la carretera, se riegan milicianos junto a sus nidos armados. Nos saludan alegremente, haciendo chistes y mostrando ufanos las tiras de nylon estampado de los paracaídas capturados al ejército imperialista y mercenario.

 

Las blancas barbas de Norberto Barreras nos saludan al pasar, donde vela junto a su arma. Tiene 66 años. Viene del Escambray.

 

Es reparador de telégrafos de Jagüey Grande.

 

Continuamente, por la izquierda y en sentido contrario, enfilan sobre la carretera las luces encendidas y a toda velocidad de las ambulancias y máquinas que llevan la bandera blanca con la cruz de sangre. La muerte y el dolor van en ellas, en desesperado esfuerzo de arribada pronta al hospital del batey del "Australia".

 

Son muchas ambulancias y muchas las máquinas que van y vienen por este camino de riesgo y muerte, prestando el mismo servicio.

 

A nuestro lado, Pérez Calero, ansiosamente en una tensión desesperada que advertimos en cada rasgo de su expresión, en la mandíbula cerrada, en la mirada ansiosa que lanza a cada vehículo que regreso del frente vela el regreso de su único hijo.

 

Hace muchas horas que su muchacho salió a cumplir su deber humano allá donde la pelea es continua y terrible la metralla, y no ha regresado. El padre sufre con un sufrimiento callado y fijo, vibrando a cada luz de faro que se anuncia a lo lejos.

 

― ¿Vendrá ahí mi hijo?

 

El jeep detiene un poquito la marcha cuando nos cruzamos con los vehículos.

 

La voz del padre entonces grita su llamada ansiosa:

 

― ¿Han visto a Roberto?

 

Pero siempre los compañeros repiten que no. Que había ido al frente a recoger heridos; pero que no saben. Que nada pueden decirle.

 

Otra vez se acelera el jeep y nadie se atreve a comentar.

 

De pronto se oye un ruido de motores aéreos. Todo el mundo mira arriba, y en el mocetón dispone el arma, en guardia. Los ojos se clavan en el cielo con fijeza. El pulso se acelera y un nudo aprieta la garganta mientras cruzan segundos que parecen siglos... Pero, no; no eran aviones. Seguimos.

 

Cruzan kilómetros. Los árboles, a ambos lados de la carretera, muestran la herida honda de sus cortezas, destrozadas durantes los encuentros liberados horas antes.

 

Dos ambulancias ametralladas se incrustan en la cuneta. Pérez Calero apunta, con una ironía dolorosa:

 

―Mire la obra de los "salvadores" de Cuba.

 

Cerca de Soplillar tropezamos con dos nidos de antiaérea múltiples. A derecha e izquierda de la carretera, guardando un punto estratégico, sus ocho bocas vigilan lo alto, apuntando a las nubes.

 

Y guardándolas y sirviéndolas, como el pabellón más gallardo de toda está epopeya, están los niños de la Base Granma.

 

Parece increíble. A pesar nuestro, a pesar de una orden severa que nos damos, a pesar de saber que no vinimos para llorar, sino para mantener alta la moral revolucionaria, sentimos una niebla tibia cubrirnos las pupilas. Por que son niños, criaturas de 13 años, de 14 y 15; los mayores tienen 17.

 

Desnudos los pechos adolescentes, donde lucen collares milicianos de semillas de monte, las caritas graciosas llenas de sudor, sucias de polvo, risueñas, capaces, heroicas, inmensas, con aquellos ojos llenos de luz y de fervor por Cuba y su vergüenza, los niños artilleros saludan alegremente, nos rodean y casi aplauden cuando se enteran a lo que vinimos. Cuando saben que es BOHEMIA la que llega a buscarlos y a estar junto a ellos en la hora de prueba.

 

Y como lo que son, como criaturas llenas de ingenuidad se sitúan complacidos un segundo frente a la cámara de Gilberto Ante, el buen compañero de toda esta marcha del deber, peinándose apresuradamente con los dedos y sonriente para situarse mejor.

EN EL CENTENARIO DE DORA ALONSO

EN EL CENTENARIO DE DORA ALONSO

El tono campesino de la guitarra, la ascendencia hispana de sus cuerdas, el lirismo abierto y sin afeites de trovadores tan reconocidos como Compay Segundo y Polo Montañés, se suman también a este viaje entre anécdotas y relatos, para aproximarnos a una mujer, cuyo centenario celebramos este año y que a pesar de su muerte física, sigue viva en cada librería, biblioteca, feria cuando niñas y niños reclaman los libros de  Dora Alonso, quien sabe vencer el olvido y el silencio, aunque amorosa de la sencillez, prefirió diluirse, o mejor, multiplicarse entre el viento, al pie de los rojizos mogotes de la provincia más occidental de Cuba, Pinar del Río, entre los que se aventaron sus cenizas.

 

En la pasada Feria Internacional del Libro, al presentarse por la Editorial Gente Nueva la Colección Dora Alonso, volvía ella a adueñarse del escenario, aunque sería bueno también que otras casas editoriales, pienso en Letras Cubanas y la UNEAC, como también Abril y la Pablo de la Torriente, deberían sumarse a esta línea para publicar sus obras, destinadas a otros públicos, a lectores adultos y juveniles, como también a esferas especializadas como las de las artes escénicas y el periodismo, ya que esa autora no solo fue y es la figura emblemática de la literatura infanto-juvenil cubana del siglo XX, sino una escritora que, desde que comenzó a mostrar su necesidad expresiva, con aquel primer poema suyo que dio a la imprenta, cuando solo tenía 16 años, hizo de la palabra un instrumento de comunicación y diálogo, para compartir experiencias, vivencias, emociones, sentimientos con los otros, es decir, con nosotros.

 

Numerosas son y serán, motivadas algunas por lógica en este año de su centenario, las aproximaciones críticas e históricas a su obra, desde el plano filológico y estético, y ojalá no me equivoque, sin embargo, también debieran unirse a esa perspectiva de investigación, necesaria algún día de emprenderse de manera integral, por la diversidad de su obra, los medios ya que una de las mayores presencias de un escritor(a) en la radiodifusión cubana lo fue Dora, autora de alrededor de 14 radionovelas, algunas de las cuales serían, años más tarde, versionadas por otros a la televisión, como sucedió con “Sol de batey” y la última, “Tierra brava”, esta sobre el original de su “Medialuna”, sin que olvidemos la referencia del testimonio que dejó, en buena parte de la prensa plana, desde esa otra vertiente de su labor profesional en el periodismo, las que incluso le permitieron testimoniar la batalla de Girón, desde la privilegiada presencia en aquel año 61.

 

Mas quiero detenerme en uno de los rasgos esenciales de su proyección artística, desde el dominio de la palabra, en esta creadora cubana, escritora de libros de poesía, teatro, narrativa (tanto de novelas, noveletas y cuentos), para diversos públicos, desde la infancia a la tercera edad, periodista y cronista y autora de seriales, sin desdén ni menosprecio a sus oyentes o televidentes, al incorporar los recursos expresivos del melodrama, con inteligencia y buena dosis imaginativa de lo emotivo, para también conducir a la reflexión, y eso desde los días aquellos en los que hacer “jabón”, es decir, escribir para las publicitarias y las empresas jaboneras que patrocinaban aquellas producciones, solía imponer la más absoluta ramplonería y ligereza en cada propuesta, ya que ellos, los que pagaban a los autores, afirmaban que el público solo alcanzaba una medianía de segundo grado de escolaridad y también de conciencia, (claro, en un país de iletrados y de analfabetos). Y es que en Dora, como núcleo de una poética, la que ella sabía adecuar a los diferentes géneros y medios en los que incursionaba, tenía en la sencillez, en la naturalidad deudora de las fuentes de la oralidad primaria en toda palabra humana, el instrumento idóneo para expresarse.

 

Muchos fueron los galardones que recibió Dora, entre ellos el Premio Nacional de Literatura, en 1988, año en que lo obtuvo junto a Cintio Vitier, y un año después de haberse entregado, por primera vez, a una mujer, en 1987, que fue Dulce María Loynaz, como dos años antes de habérsele otorgado a otra fémina, Fina García Marruz, antes de un largísimo silencio que fue roto solo al dársele a otra escritora tal lauro, en 1997, cuando se premió a la también matancera, como lo era Alonso, a la poetisa Carilda Oliver Labra, para continuar tales reconocimientos, con la inclusión de otras autoras, solo en la primera década del siglo XXI.

 

Sin embargo, y ahí vale la anécdota, nada iluminaba más a la escritora que ver cómo su producción se asimilaba, muchas veces en medio del más increíble anonimato, por distintas personas en todo el archipiélago quienes jamás la conocieron, personalmente, pero que sabían agradecer las virtudes de aquella creadora que, muchas veces, los tomaba a ellos, desde la niñez y la adolescencia, como en la juventud, la adultez y la vejez, como protagonistas de sus obras, así como el entorno geográfico y la atmósfera de su discurso literario, uno de los más auténticos por su cubanía de nuestras letras.

 

En una ocasión, y en una de sus visitas a Pinar del Río, provincia cuya gente y naturaleza la atrapaba, desandaba en solitario por el campo, en medio de la hermosura del Valle de Viñales, (el que ella llevó a la escritura con su noveleta “El valle de la pájara pinta”, galardonada con el Premio Casa de las Américas, en el género infanto-juvenil, y segundo lauro de esa institución que recibía), y ya fatigada, más sedienta que hambrienta, se acercó a un bohío, en medio de aquellos valles y montañas, y se encontró a un anciano, uno de esos estoicos campesinos de las llanuras de Pinar…quien seguía, para su sorpresa, y en un radio de pilas, una radionovela que era suya…al pedirle agua, y aplacar la sed, gracias a la gentileza de aquel sujeto, ella le confesó su identidad…

 

Y ahí se produjo la sorpresa, cuando el curtido agricultor le espetó en su rostro una tan lapidaria como intrínsecamente elogiosa respuesta. “No m’ija…no me diga eso… qué va a ser usted Dora Alonso….Dora Alonso es una mujer excepcional…”. Palabras, gestos, sonrisa de perdonavidas…todo se le reunió en el semblante al hombre, devenido fan suyo, ferviente radioyente de aquel relato, quien no podía aceptar que estaba, como lo estuvo, ante aquel ser común, para él irrelevante, que podía nada menos que ser la autora preferida, la que para el campesino era un ser de otro mundo, inteligente y sensible, tanto como etéreo…tal vez…”.

 

O aquel otro momento suyo, de sus andanzas, mientras asistía a talleres literarios de aficionados, daba un consejo a un joven autor, o asumía el para ella desagradable oficio de ser jurado en cualquier evento, sabedora de lo circunstancial que es todo juicio humano…y en el diálogo con otra mujer, tan sencilla y de pueblo como lo era Dora, al compartir incidentes cotidianos, alguien de la comitiva vino a buscarla, y le dijo “Dora, apúrese…tenemos que partir…”. La interlocutora, más sorprendida…lo fue otra vez la escritora cuando aquella mujer de pueblo, que gustaba leer sus cuentos y compartirlo con sus hijos y nietos, quedó también atrapada por la sorpresa de saber que quien había compartido durante varios minutos lo era la autora de las “Aventuras de Guille…”, del célebre y travieso Pelusín….de tantos sueños que le hacían más feliz.

 

 

De José Martí, sus versos sencillos

De José Martí, sus versos sencillos

Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma,
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.

   Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.

Para el 2010 un mensaje:

 

“Muere lentamente quien no viaja,

quien no lee,

quien no oye música,

quien no encuentra gracia en sí mismo.

Muere lentamente

quien destruye su amor propio,

quien no se deja ayudar.

Muere lentamente

quien se transforma en esclavo del hábito

repitiendo todos los días los mismos

trayectos,

quien no cambia de marca,

no se atreve a cambiar el color de su

vestimenta

o bien no conversa con quien no

conoce.

Muere lentamente

quien evita una pasión y su remolino

de emociones,

justamente estas que regresan el brillo

a los ojos y restauran los corazones

destrozados.

Muere lentamente

quien no gira el volante cuando esta infeliz

con su trabajo, o su amor,

quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir

detrás de un sueño

quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,

huir de los consejos sensatos...

¡Vive hoy!

¡Arriesga hoy!

¡Hazlo hoy!

¡No te dejes morir lentamente!

¡NO TE IMPIDAS SER FELIZ!”

 

                       PABLO NERUDA

 

 

FELIX VARELA MORALES, EL MAESTRO

FELIX VARELA MORALES, EL MAESTRO

 

 

El año de 1853 está profundamente vinculado a la historia de Cuba y también a su independencia, porque en enero nacía en La Habana, el día 28, quien fue y es el Apóstol, José Martí y unos días después, pero en San Agustín, en la Florida, fallecía el hombre que nos enseñó los valores de la conciencia y de la educación, en la forja de un pensamiento liberador, emancipatorio, desde sus raíces éticas, el presbítero Félix Varela Morales, quien dejó de existir físicamente el 25 de febrero en aquella tierra a la que se vio obligado a emigrar, a causa de la represión que sufrió, por su condición de diputado a las Cortes españolas, tras la restauración de Fernando VII, y sobre todo por la defensa apasionada de su ideario independentista, contra la esclavitud y a favor siempre de la libertad de Cuba y también de los pueblos de la América hispana.

Sus cenizas reposan, descansan solo simbólicamente, porque son semillas de ideas y un estímulo para la juventud cubana, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, y ellas recibieron el tributo y la oración, durante su visita a la Isla, en 1998, de su Santidad Juan Pablo II.

Habanero, hijo de un militar español, educado entre la Florida y la ciudad que lo vio nacer, ya que por entonces aquella península, hoy territorio de los Estados Unidos, pertenecía también a la Corona española, Félix Varela ingresaría en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio, institución en la que después ejerció como profesor y forjó a las nuevas generaciones criollas, en tránsito al que él contribuyó activamente, hacia el sentido de la cubanía, y su propia conciencia de cubanos y no de españoles de ultramar, amén de tomar los hábitos y llegar a ser ordenado como sacerdote, gestando desde su cátedra el semillero de la educación cubana, de esa pedagogía que tuvo, en el padre Varela, su asiento y que lo llevó a enfrentar y superar el escolasticismo, al empleo no solo del idioma castellano y no del latín en sus clases, sino y sobre todo a abandonar la anciana retórica y sus obsolencias para adentrarse en una verdadera revolución que incorporaba la ciencia al caudal del proceso cognoscitivo, desde sus validación epistemológica y moral.

Cuando la reacción europea, con los Cien mil Hijos de San Luis que comandara el duque de Angulema, restauró a los Borbones y al absolutismo de Fernando VII en el trono español, Varela que era entonces un hombre en su plenitud intelectual, de solo 33 años, se vio obligado al destierro, al ser condenado a la pena de muerte, por eso residió los últimos años de su vida en Norteamérica, desde cuya atalaya escribió páginas encendidas, las del periódico independentista El Habanero que entraban clandestinamente a Cuba, y que reafirmaron también su condición de precursor de nuestro ideario independentista, en la primeras décadas del siglo XIX cuando todavía otros abogaban por el reformismo.

En Félix Varela, y en su ejemplo y sus textos ensayísticos y periodísticos, encontró José Martí la sustancia también para su pensamiento revolucionario, en ese sentido raigal del patriotismo, de fuerte acento humanista y ético, que vinculaba a la lucha por la libertad de Cuba al proceso histórico de nuestra América, además de ser el legado vareliano el entramado de todo un pensamiento de la liberación en el que subraya los valores de la educación, de la formación del ciudadano en su responsabilidad cívica y moral, como elemento clave para un proceso histórico que, desde la conciencia, al enseñarños “primero en pensar”, hizo también de la independencia la fundación de la nacionalidad y de la nación cubanas.

 

PERUCHO FIGUEREDO, EL CANTOR DE LA PATRIA

PERUCHO FIGUEREDO, EL CANTOR DE LA PATRIA

 

Cada nación, desde sus símbolos, gesta su identidad. Por eso, al conmemorarse los 190 años del natalicio de Pedro (Perucho) Figueredo, la historia de aquel bayamés vuelve a la memoria de todos los cubanos y las cubanas, agradecidos por quien escribió aquel canto patriótico que hoy conocemos y reconocemos como el Himno Nacional.

Como otros patricios centrorientales, fue de aquella pléyade de radicales hacendados que iniciaron la guerra de independencia al grito de la Demajagua, y estuvo entre los que secundaron la decisión de Carlos Manuel de Céspedes, a quien lo unía una antigua amistad, así como iguales inquietudes por la literatura y por la música, además de ser ambos graduados de Derecho, y de compartir en las tertulias criollas de La Filarmónica en Bayazo.

Aquel 20 de octubre, y en la que hoy se llama Plaza del Himno, sobre la montura de su cabalgadura, Perucho escribió, cuando sólo contaba con 48 años, la letra de aquel canto de guerra y libertad, porque fue de los primeros en incorporarse a la Revolución, en 1868, para colaborar como Jefe del Estado Mayor con Céspedes.

Por sus méritos, al ser proclamada la República en Armas en la Constituyente de Guáimaro, en abril de 1869, le fue otorgado el grado de Mayor General para que asumiera, también, la subsecretaría  de la Guerra.

Más meses después, caería prisionero de los españoles y sería fusilado el 17 de agosto de 1870, junto a Ignacio y Rodrigo Tamayo. La enfermedad que padecía, el tifus, no le permitió enfrentar al enemigo, cuando cayó a los 51 años de edad, prisionero de los españoles en la ciudad de Las Tunas, para ser condenado a muerte por un tribunal militar en Santiago de Cuba. Como otros patriotas, sí supo Perucho enfrentar dignamente las proposiciones del enemigo que lo instaron a abandonar la lucha, a las que respondió rotundamente: “Estoy en capilla y espero que no se me moleste en los últimos instantes que me quedan de vida’’.

También se afirma, por la tradición oral, que cuando avanzaba hacia el pelotón de fusilamiento, iba diciendo las palabras del Himno que él había escrito: “Morir por la Patria es Vivir’’, antes de ser batido por el plomo el 17 de agosto de 1870.

NO AL GOLPE DE ESTADO EN HONDURAS

NO AL GOLPE DE ESTADO EN HONDURAS


En la manana de hoy fuerzas militares al servicio de los intereses de la
oligarquia han dado un golpe de estado al Presidente constitucional de
Honduras Jose Manuel Zelaya, quien fue secuestrado y trasladado a
territorio costarricense.

La asonada se produce para impedir una legitima consulta popular. Las
fuerzas mas reaccionarias, los medios de difusion controlados por la
oligarquia y la cupula militar se han confabulado contra la profundizacion
de la participacion popular, la independencia de la politica exterior y la
integracion en el ALBA, que el Presidente Zelaya ha impulsado, con claro
respaldo de las mayorias.

El capitulo cubano de la Red de Redes En Defensa de la Humanidad
condena este golpe de estado contra los intereses del pueblo de Honduras
y contra el proceso de transformaciones que esta viviendo America Latina.
Convoca, ademas, a los intelectuales, artistas y luchadores sociales
vinculados a nuestra red y a todas las personas honestas y de buena
voluntad, a utilizar todos los medios a su alcance para denunciar este
regreso a la siniestra era golpista que tanta sangre derramo en este
continente.

Acompanamos al pueblo y a los movimientos sociales hondurenos en su
lucha por recuperar de inmediato sus derechos constitucionales y por
detener todo intento de agresion o confabulacion que pretenda legitimar
este acto criminal.


Capitulo Cubano de la Red de Redes En Defensa de la Humanidad

28 de junio de 2009.

 

ERNESTO CARDENAL, PREMIO NERUDA

ERNESTO CARDENAL, PREMIO NERUDA

Desde el 2004, y como homenaje al centenario del natalicio del Premio Nobel de Literatura, el chileno Pablo Neruda se creó, por su país, el Premio Iberoamericano de Poesía que lleva el nombre del afamado lírico y que está destinado a reconocer a un poeta iberoamericano "cuya obra posea una dimensión universal y contribuya al diálogo cultural entre los pueblos".

Tres hombres y dos mujeres lo habían recibido; el mexicano José Emilio Pacheco (2004), el argentino Juan Gelman (2005), el peruano Carlos Gastón Belli (2006), así como la cubana Fina García Marruz (2007) y la chilena Carmen Berenguer (2008).

En este 2009 el jurado presidido por la Ministra de Cultura de Chile Paulina Urrutia e integrado por los poetas Carmen Berenguer y Óscar Hahn,  el escritor argentino Jorge Boccanera y el colombiano Juan Gustavo Cobo y la académica española Selena Millares acordaron, por unanimidad, concederlo al mayor poeta vivo de Nicaragua y de toda Centroamérica, el sacerdote católico Ernesto Cardenal, "un hombre que profundamente ha revisado el alma de la gente de América" y que, como se subraya el acta de premiación, se destaca por su capacidad para "remozar la tradición occidental clásica, aplicándola a la actualidad contemporánea", así como por "su interés y preocupación permanente por los pueblos originarios de este continente y su compromiso político".

FE Y POESIA

Nacido en la más antigua ciudad nicaragüense, y proveniente de una familia rica, estudió en su país y también en México donde se inclinó tempranamente por la poesía. Más tarde continuaría sus estudios en Nueva York y más tarde para ampliar los horizontes de su formación viajaría por Italia, España y Suiza.

Como otros jóvenes intelectuales se compromete a luchar contra la tiránica dinastía de los Somoza, y luego del fracaso del movimiento revolucionario y de la muerte de muchos de sus compañeros de ideales, el joven Ernesto Cardenal decidió tomar hábitos e ingresó en el monasterio de Gethsemani, en Kentucky, Estados Unidos, vinculándose a la orden de los trapenses y, en particular, al poeta y religioso norteamericano Thomas Merton. Finalmente, se trasladaría a México donde continuó sus estudios teológicos, y en su patria, en la ciudad capital de Nicaragua, Managua fue ordenado sacerdote en 1965, para posteriormente fundar en una de las islas del archipiélago de Solentiname, enclavado en el Lago Cocibolca, escenario para continuar escribiendo poesía, motivación personal a la que no pudo renunciar jamás, afortunadamente, para las letras latinoamericanas y entonces produce su cuaderno El Evangelio de Solentiname, alcanzando renombre en los años 60 y 70 como una de las mayores voces de la poesía nicaragüense, como miembro de la llamada generación del 40.

A raíz de la caída de Anastasio Somoza, asumiría en el primer gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional, la responsabilidad del Ministerio de Cultura, mientras mantuvo su labor apostólica como sacerdote y el ejercicio de la lírica. Por su obra reconocida internacionalmente fue nominado al Premio Nobel de Literatura en el 2005, en reconocimiento a una profusa producción literaria en la que sobresalen títulos como los de Hora 0, los Epigramas y también los Salmos, El estrecho dudoso, Oráculo sobre Managua, Con Walter en Nicaragua, Canto Cósmico y su mundialmente célebre y conmovedor poemario Oración por Marilyn Monroe

MARILYN MONROE

El mito de Marilyn y, particularmente, su humanidad adolorida y desgarrada alimentó la poesía de Ernesto Cardenal quien realizó una lectura del personaje de la actriz, y la tradujo a emotiva denuncia:

ORACIÓN POR MARILYN MONROE

 Señor

recibe a esta muchacha conocida en toda la tierra

                                      con el nombre de Marilyn Monroe

aunque ese no era su verdadero nombre

(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la

                                                  huerfanita violada a los 9 años

y la empleadita de tienda que a los 16 se había

                                                                           querido matar)

y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje

sin su Agente de Prensa

sin fotógrafos y sin firmar autógrafos

sola como un astronauta frente a la noche espacial.

 

Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia

     (según cuenta el Time)

ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo

y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.

Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.

Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno

pero también algo más que eso...

Las cabezas son los admiradores, es claro

(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).

Pero el templo no son los estudios de la 20th Century Fox.

El templo -de mármol y oro- es el templo de su cuerpo

en el que está el Hijo del Hombre con un látigo en la mano

expulsando a los mercaderes de la 20th Century Fox

que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.

 

Señor

en este mundo contaminado de pecados y radiactividad

Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda.

Que como toda empleadita de tienda soñó ser estrella de cine.

Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).

Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos

-El de nuestras propias vidas- Y era un script absurdo.

Perdónale Señor y perdónanos a nosotros

por nuestra 20th Century

por esta Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.

 

Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.

Para la tristeza de no ser santos

                                                se le recomendó el Psicoanálisis.

Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara

y el odio al maquillaje -insistiendo en maquillarse

en cada escena-

y cómo se fue haciendo mayor el horror

y mayor la impuntualidad a los estudios.

 

Como toda empleadita de tienda

soñó ser estrella de cine.

Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.

 

Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados

que cuando se abren los ojos

se descubre que fue bajo reflectores y apagan los reflectores!

y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)

mientras el Director se aleja con su libreta porque la escena ya fue tomada.

O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un

baile en Río la recepción en la mansión del Duque

y la Duquesa de Windsor

vistos en la salita del apartamento miserable.

 

La película terminó sin el beso final.

La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.

Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.

 

Fue

como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga

y oye tan sólo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER

O como alguien que herido por los gangsters

alarga la mano a un teléfono desconectado.

 

Señor

quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar

y no llamó (y tal vez no era nadie

o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de Los Angeles)

contesta Tú el teléfono!

 

 

 

CARILDA OLIEVER LABRA: premio RAFAEL ALBERTI

CARILDA OLIEVER LABRA: premio RAFAEL ALBERTI

Si alguna voz expresa la pasión en las letras cubanas, y en particular, traduce sentimientos y emociones a la palabra, esa sin duda alguna lo es la matancera Carilda Oliver Labra a la que nadie evoca con sus 87 años cuando lee sus versos, sino cubierta por la rotunda luz del sol caribeño, gracias a la sensualidad y el erotismo de su lírica.

Esta cubana universal ha merecido el Premio Internacional de Poesía Rafael Alberti, Alberti, que otorga anualmente la Sociedad de Beneficencia Naturales de Andalucía y que se le entregará, a la también Premio Nacional de Literatura,  en el acto inaugural del 14 Festival Internacional de Poesía de La Habana en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, en la capital cubana, por la escritora Aitana Alberti.

El nuevo lauro se suma a otros que se multiplican geométricamente en su biografía como reconocimiento a una de las poéticas más universales, en la que se manifiesta en plenitud el eros desde la proyección de la mujer, en la literatura iberoamericana contemporánea.

Y es que Carilda, graduada de abogada, carrera que ha ejercido, como también la de profesora de artes plásticas y de idiomas, así como en el ejercicio de la bibliotecología, es ante todo la emoción más irreverente y diáfana, la eclosión del deseo y de la sensualidad.

Nadie puede olvidar esos versos suyos, los de uno de los poemas que más se dicen, y se verbalizan en todo el archipiélago, por miles de voces, especialmente de los jóvenes amantes:

“Me desordeno, amor, me desordeno

cuando voy en tu boca, demorada;

y casi sin querer, casi por nada,

te toco con la punta de mi seno.

 

Te toco con la punta de mi seno

y con mi soledad desamparada;

y acaso sin estar enamorada

me desordeno, amor, me desordeno.

 

Y mi suerte de fruta respetada

arde en tu mano lúbrica y turbada

como una mal promesa de veneno;

 

y aunque quiero besarte arrodillada,

cuando voy en tu boca, demorada,

me desordeno, amor, me desordeno.”

Es la síntesis auténtica de una lírica femenina, libre de tabúes y prejuicios, la de una mujer que vence al tiempo, de espíritu joven y dinámico, la misma que a los 21 años irrumpió, para siempre, en la literatura cubana con aquel primer poemario Preludio lírico y que luego ha enriquecido nuestras horas con miles de versos cálidos, la autora de numerosos títulos de poesía y narrativa, y sobre todo, de un cuaderno antológico Al sur de mi garganta.

La que ahora recibe el premio que lleva el nombre del gran poeta andaluz, miembro de aquella Generación del 27 que también contó, en sus filas, con poetas del calibre de Federico García Lorca y Luis Cernuda, entre otros.

En anteriores entregas, otros poetas cubanos han recibido como reconocimiento a su obra este premio, como Nancy Morejón y Luis Marré, ahora se le entrega a Carilda, a su sonrisa cautivante, a su mirada pícara y traviesa y a esa actitud ante la poesía libre de afeites y sincera, como una vena abierta hacia la vida.

 

TRIBUTO A MARIO BENEDETTI, VENCEDOR DE LA MUERTE

TRIBUTO A MARIO BENEDETTI, VENCEDOR DE LA MUERTE

COMO SI FUÉRAMOS INMORTALES

 

Todos sabemos que nada ni nadie habrá de ahorrarnos el final

sin embargo hay que vivir como si fuéramos inmortales

sabemos que los caballos y los perros tienen las patas sobre la tierra

pero no es descartable que en una nochebuena se lancen a volar

 

sabemos que en una esquina no rosada aguarda el ultimátum de la envidia

pero en definitiva será el tiempo el que diga dónde es dónde y quién es quién

 

sabemos que tras cada victoria el enemigo regresa buscando más triunfos

y que volveremos a ser inexorablemente derrotados vale decir que venceremos

 

sabemos que el odio viene lleno de imposturas

pero que las va a perder antes del diluvio o después del carnaval

sabemos que el hambre está desnuda desde hace siglos

pero también que los saciados responderán por los hambrientos

 

sabemos que la melancolía es un resplandor y sólo eso

pero a los melancólicos nadie les quita lo bailado

sabemos que los bondadosos instalan cerrojos de seguridad

pero la bondad suele escaparse por los tejados

sabemos que los decididores deciden como locos o miserables

y que mañana o pasado alguien decidirá que no decidan

 

sintetizando / todos sabemos que nada ni nadie habrá de ahorrarnos el final

pero así y todo hay que vivir como si fuéramos inmortales

 

 

Mario Benedetti

 

 

 

 

BICENTENARIO DEL POETA PLACIDO

BICENTENARIO DEL POETA PLACIDO

Se han cumplido, el pasado 18 de marzo, los doscientos años, el bicentenario del natalicio del poeta Plácido, es decir, de aquel joven peinetero que nació en La Habana, hijo de un amor secreto y entonces ilegítimo, condenado por las costumbres y prejuicios de la época, entre una bailarina española (y blanca) Concepción (Concha) Vázquez y un criollo peluquero (y mulato) Diego Ferrer Matoso, y que entró en nuestra historia y literatura con el apellido de los expósitos: Gabriel de la Concepción Valdés.

Sólo vivió 35 años, que no llegaría a cumplir, cayó fusilado ante el plomo español, a consecuencias de aquel trágico episodio que conocemos como La Conspiración de la Escalera, en su época fue sujeto y objeto de polémica entre peninsulares e integristas y también entre los criollos y cubanos, más allá de aquellas primeras décadas del siglo XIX, para devenir y vivir nutrido también por la polémica, desde el juicio que menospreciaba su escritura o que la sobrevaloraba, amén de aquellas otras valoraciones de índole política, por las que fue calificado como traidor, delator, cobarde o como mártir y símbolo de un ideario independentista.

Ciertamente, las autoridades hispanas no se equivocaron, y más allá de la torpeza y arrogancia que las caracterizó, desde Tacón a O’Donnell, al frente del gobierno colonial, ellas supieron olfatear la presencia transgresora de aquel joven de fácil verbo, que podía improvisar y que cuando escribía, y publicaba muchas veces para contribuir al modesto sustento cotidiano, sus versos en algunos espacios, como en la Aurora de Matanzas, dejaba no sólo el testimonio de su cubanía, de la que estaba por cierto bien orgulloso, así como de su propia condición de mestizo, aunque como a otros criollos, ayer y hoy, se le pudiera sumar un epíteto, por su tez, el de “parece blanco”.

La perspectiva de su mirada, incluso en las imperfecciones de una educación no sistémica, su proyección hacia el amor, el sexo y la naturaleza, más allá de los poemas que, como otros, escribió como loas y expresó su talento, aquí con mayor medianía, dentro de los compromisos canónigos de su tiempo, en aquella escritura, en la que habitaba el ritmo y la armonía, así como una fértil imaginación que llegó a ganar los elogios, posteriores, de alguien tan conservador en ideas como don Marcelino Menéndez y Pelayo, en aquellos sonetos, décimas, quintillas y redondillas y en sus romances, especialmente en el que ha sido considerado como una muestra palpable del proceso de su madurez estética, me refiero a Jicontencal, en toda aquella poética de Plácido estaba ya la semilla de la otredad, es decir, del cubano, de Cuba en su poesía.

Como se afirma en el primer volumen, dedicado a la literatura colonial, de la Historia de la Literatura Cubana, elaborado por el Instituto de Literatura y Lingüística, fue Plácido el más publicado, en cuanto a libros de versos, de los líricos cubanos de aquel período, con alrededor de once títulos, más incluso que José María Heredia y que su otro célebre coetáneo, José Jacinto Milanés, para constituir estos tres poetas la cima de nuestra lírica en aquellos años fundacionales de las letras cubanas.

No sólo era hábil artesano con el carey, también lo fue Plácido con la palabra, y eso lo demuestran sus poemarios, desde aquel primer cuaderno edito en 1838, hasta en aquellos otros versos, como los de Plegaria a Dios, que según se afirma, fueron escritos durante su prisión, y antes de su fusilamiento, mientras negaba legitimidad a la confesión que se le endosaba, por el régimen colonial, sacada según algunos, por medio del tormento, e invalidada desde sus orígenes, en la que supuestamente inculpó y comprometió a otros cubanos de la alta cultura como José de la Luz y Caballero y el no menos polémico Domingo Del Monte.

También, como lo destacan algunos historiadores, tras larga investigación, Plácido no fue ajeno del todo a aquel convulso panorama ideológico, y su viajes y detenciones anteriores, cuando recorría pueblos de la Isla, como Remedios, Villaclara, Sagua la Grande, Cienfuegos y Trinidad, amén de su quehacer en Matanzas y La Habana, podía haber estado vinculado a las múltiples células conspirativas, que bien sabemos estallaron en la colonia, y que fueron orígenes de movimientos insurreccionales como aquellos comprometidos como los Caballeros Racionales, y los Soles y Rayos de Bolívar, entre otros, mientras también se manifestaba el primer Reformismo, contrario a la trata de esclavos y deseoso de blanquear la Isla, al tiempo que a introducir medios teconológicos que permitiesen desarrollar las plantaciones y la economía de la sacarocracia criolla, pero sin esclavos, temor in crescendo por su mayoría presencia demográfica entonces y con el agravante del referente haitiano.

En todo ese contexto político, cultural y social se presenta Plácido, un mulato libre, al menos así creía serlo, que habitaba una colonia sostenida por miles de esclavos, en el emporio de una economía de plantaciones, sobre la base de la caña y del café, sometida a una metrópolis obsoleta en el proceso de un capitalismo que emergía y se expandía, como lo testimoniaba Inglaterra, y que complejizaba el panorama de Cuba, también dentro de un período en el que la mayoría de las colonias de Hispanoamérica habían concluido su etapa de lucha por la independencia y surgido como estados nacionales.

Sin la pasión cósmica ni la fuerza telúrica de José María Heredia, también sometido al complejo contexto de la colonia, el que lo condujo al destierro y a la muerte en plena juventud, sin la subjetiva lírica de José Jacinto Milanés que culminaría vencida su razón en la locura, al tercer poeta de la gran triada del primer romanticismo de la literatura cubana, a Gabriel de la Concepción Valdés, Plácido, le tocaría expresar la sustancia de lo popular en nuestra lírica, las dotes de su sensibilidad poética incuestionable, y recibir las balas para sumarse, desde el plano simbólico, al imaginario de una identidad de lo cubano en la construcción de su nacionalidad.

 

 

Cultivo una rosa blanca
En Junio como en Enero,
Para el amigo sincero,
Que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo,
Cardo ni ortiga cultivo
cultivo una rosa blanca.

CUBA EN NACIONES UNIDAS

CUBA EN NACIONES UNIDAS

 
Portada :: Cuba
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf30-10-2008

 

Intervención del ministro de Exteriores cubano en la Asamblea de la ONU en el debate sobre el bloqueo a Cuba. 29 Octubre 2008
A los representantes del gobierno de los Estados Unidos: deberían sentir vergüenza; ustedes están solos, en la más profunda y absoluta soledad. El mundo está con nuestra pequeña isla rebelde



Señor Presidente; 

Querido padre Miguel D’Escoto. Saludo otra vez su elección y su presencia en este debate. Usted encarna aquí hoy la voz de los pueblos, la voz de los humildes. Usted puede, Padre, contar con Cuba. 

Señores delegados:

Como cada año, desde 1992, comparecemos ante la Asamblea General de las Naciones Unidas para reclamar el levantamiento del ilegal e injusto bloqueo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba desde hace ya casi cincuenta años. Siete de cada diez cubanos han pasado toda su vida bajo esta política irracional e inútil, que intenta sin éxito poner de rodillas a nuestro pueblo. El bloqueo es más viejo que el señor Barack Obama y que toda mi generación. 

La votación que tendrá lugar dentro de unos minutos ocurre en circunstancias muy particulares, tras el paso devastador por Cuba de dos poderosos huracanes, cuando sólo faltan seis días para las elecciones en Estados Unidos y en el escenario de una profunda crisis financiera internacional frente a la que ninguno de nuestros países es inmune. 

Más de 500 mil viviendas y miles de escuelas e instituciones de salud afectadas, un tercio del área cultivada devastada y una severa destrucción de la infraestructura eléctrica y de comunicaciones, entre otros daños, es el resultado de fenómenos naturales nunca antes vistos y que constituyen una prueba de los efectos del cambio climático para los países del Caribe.  

Si la pérdida de vidas humanas fue mínima, ello fue el resultado del enorme esfuerzo realizado previamente por las autoridades y el pueblo, que permitió evacuar y proteger en lugares seguros a 3.2 millones de personas. A fin de cuentas, era Cuba y no New Orleáns cuando el huracán Katrina. 

Pese a los cuantiosos daños y la devastación provocada por los huracanes, a ningún enfermo en Cuba le ha faltado asistencia médica y todos los niños cubanos y los 30 mil jóvenes de 125 países que estudian becados en nuestras universidades están ahora mismo asistiendo a clases. Nadie ha quedado ni quedará abandonado. 

En nombre del gobierno y el pueblo cubanos, quisiera expresar nuestro profundo agradecimiento a todos aquellos que, de una forma u otra, manifestaron su solidaridad y respaldo a Cuba en esta dramática coyuntura. Hasta la fecha, hemos recibido ayuda procedente de 64 países. 

En contraste con la amplia solidaridad recibida y con las afirmaciones hechas aquí esta mañana por el representante del gobierno de los Estados Unidos, a cuyas palabras daré debida respuesta más adelante, en contraste con ello, el gobierno de los Estados Unidos ha respondido con su habitual cinismo e hipocresía. Mientras se negó a acceder a nuestra solicitud de que nos permitiera comprar a empresas norteamericanas con créditos privados, aunque fuera por seis meses, alimentos y materiales indispensables para la reconstrucción, por otro lado ha intentado orquestar una burda campaña de propaganda con la que pretende acusar a nuestro gobierno de no ocuparse de su pueblo.  

Cuba, por su parte, ha actuado apegada a sus tradicionales posiciones de principio. No podemos aceptar una supuesta ayuda de quienes han recrudecido el bloqueo, las sanciones y la hostilidad contra nuestro pueblo.  

Cuba no ha solicitado al gobierno de los Estados Unidos que le regale nada. Simplemente hemos pedido que se nos permita comprar.  

La Administración del presidente Bush miente una vez más a la comunidad internacional. Miente cuando declara haber otorgado licencias por 250 millones de dólares para ventas agrícolas a nuestro país tras el paso de los huracanes. Las ventas de alimentos existen desde el año 2001, y no son —como se ha pretendido explicar aquí— una decisión posterior a los huracanes para ayudar a Cuba después del paso devastador de estos fenómenos meteorológicos. Las ventas existen desde el año 2001, y adquirir estos productos es únicamente posible bajo estrictas medidas de supervisión y tras un enrevesado y burocrático proceso de otorgamiento de licencias caso a caso por parte de numerosas instituciones del gobierno de los Estados Unidos. Cuba, además, tiene que pagar al contado y por adelantado. La realidad es que el gobierno de los Estados Unidos ha puesto cada vez más obstáculos para limitar dichas compras.  

Si al gobierno de los Estados Unidos realmente le preocupara el bienestar del pueblo cubano, el único comportamiento moral y ético sería levantar el bloqueo impuesto a mi país, violatorio de las normas más elementales del Derecho Internacional y de la Carta de las Naciones Unidas. 

Para que se tenga una idea de la magnitud de las afectaciones que ocasiona cada año al pueblo cubano la política de bloqueo, sólo en términos económicos, bastaría con indicar que su impacto en un año casi equivale a la estimación de los daños ocasionados de conjunto por los huracanes Gustav y Ike.  

Los huracanes son fenómenos naturales que se agravan en las condiciones del cambio climático y el calentamiento global. Lamentablemente, no pueden ser evitados. El bloqueo es una política genocida e ilegítima. A diferencia de los huracanes, las autoridades norteamericanas sí pueden ponerle fin y evitar al pueblo cubano su prolongado sufrimiento. 

El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba es el principal obstáculo tanto a la recuperación del pueblo cubano tras el paso de los huracanes como a nuestro desarrollo económico y social.  

Cálculos muy conservadores revelan que el daño directo acumulado que ha provocado el bloqueo a Cuba supera los 93 mil millones de dólares, casi dos veces nuestro Producto Interno Bruto. Al valor actual del dólar, ese monto equivaldría a no menos de 224 mil 600 millones de dólares. No es difícil imaginar lo que Cuba habría alcanzado si durante estos casi 50 años no hubiese estado sometida a esta brutal guerra económica a escala planetaria. 

En abierto desacato a la voluntad expresa de la comunidad internacional y a dieciséis resoluciones consecutivas de la Asamblea General, el gobierno de los Estados Unidos adoptó durante este último año nuevas y más duras sanciones económicas contra Cuba; arreció la persecución contra la actividad de las empresas cubanas y de otros países; desplegó una demencial cacería contra nuestras transacciones financieras internacionales, incluso cuando intentamos realizar nuestros pagos a los organismos de las Naciones Unidas. Su ensañamiento ha llegado al extremo de bloquear los sitios de Internet que tengan vínculos con nuestro país. 

Por otro lado, Washington incrementó a niveles sin precedentes el apoyo financiero y material a las acciones para derrocar el orden constitucional cubano. A tal fin, aprobó 46 millones de dólares adicionales destinados a la subversión interna en Cuba y otros 39 millones para mantener las ilegales transmisiones de radio y televisión contra nuestro país. Sólo esos fondos superan en ocho veces el monto de la supuesta donación ofrecida al pueblo cubano tras el paso de los huracanes.

En un Informe elaborado por la Oficina de Auditoría del gobierno norteamericano, publicado en noviembre del 2007, se reconoce explícitamente que de los 20 programas de sanciones aplicados a diferentes países, el bloqueo contra Cuba constituye el conjunto de sanciones económicas más abarcadoras jamás impuestas por los Estados Unidos.  

Señor Presidente:  

El amplio y documentado informe presentado por el Secretario General con la contribución de 118 países y 22 Organismos y Agencias Internacionales, me releva de insistir aquí en los ejemplos que prueban que no hay aspecto de la vida económica y social de Cuba que no esté afectado por el bloqueo norteamericano. 

Desde la imposibilidad de acceder a insumos y equipos para la cirugía cardiovascular infantil, o de tomógrafos imprescindibles para la oncología moderna, hasta la persecución con multas y cárcel a los ciudadanos norteamericanos que viajen a Cuba e, incluso, a las agencias turísticas que lo promuevan. El gobierno de los Estados Unidos debería explicar a esta Asamblea por qué considera como enemigos a los niños cubanos enfermos del corazón.  

Mienten cada año ante esta Asamblea los representantes del gobierno de los Estados Unidos cuando repiten que no existe tal bloqueo, y que sus medidas no son las principales causantes de las carencias y sufrimientos que a lo largo de estos años ha padecido y padece el pueblo cubano.  

Señores delegados:  

El bloqueo no es exclusivamente una cuestión bilateral entre Cuba y los Estados Unidos. La aplicación extraterritorial de las leyes norteamericanas y la persecución contra los legítimos intereses de empresas y ciudadanos de terceros países —de los países que ustedes, señores delegados, representan ante esta Asamblea—, es un tema que concierne a todos los Estados aquí reunidos.  

El bloqueo viola también, de manera flagrante, los derechos del pueblo norteamericano. Quebranta su libertad de viajar, consagrada en la propia Constitución de los Estados Unidos. El Departamento del Tesoro ha endurecido en los últimos años su estricta política de rechazo a las licencias para intercambios religiosos, profesionales, culturales y estudiantiles entre el pueblo norteamericano y el pueblo cubano.  

El bloqueo impide, además, las relaciones normales entre los cubanos que residen en los Estados Unidos y sus familiares en Cuba. 

Señor Presidente:  

Dentro de unas horas será elegido un nuevo Presidente en los Estados Unidos. Este deberá decidir si admite que el bloqueo es una política fracasada, que cada vez le provoca un mayor aislamiento y descrédito a su país o si persiste, con obcecación y crueldad, en intentar rendir al pueblo cubano por hambre y enfermedades.  

Desde esta tribuna, señores delegados, lo reitero:  

Jamás podrán doblegar al pueblo cubano. Ni bloqueos, ni huracanes podrán desalentarnos. No habrá fuerza humana o natural capaz de someter a los cubanos. Si se quiere un ejemplo, ahí están esos cinco héroes cubanos, luchadores contra el terrorismo, que han cumplido ya una década de injusto y cruel encierro en cárceles norteamericanas, y que son un símbolo de la determinación de nuestro pueblo de defender con dignidad su libertad e independencia.  

Agradezco a los oradores que me han antecedido por sus palabras de solidaridad y aliento con el pueblo cubano, por su defensa del derecho de Cuba, que es hoy también el derecho de todos los pueblos aquí representados, por su defensa de la Carta y del Derecho Internacional. 

Rechazo, letra por letra, las afirmaciones realizadas aquí por el representante del gobierno de los Estados Unidos. 

A usted, señor, le digo que ustedes, los representantes del gobierno de los Estados Unidos en esta sala, deberían sentir vergüenza; ustedes están solos, en la más profunda y absoluta soledad. El mundo está con nuestra pequeña isla rebelde. 

Y le aclaro, señor, no somos antinorteamericanos, somos antimperialistas; no profesamos a su pueblo odio, ni espíritu de revancha. Consideramos a su pueblo también víctima, como nosotros, de la política ilegal y absurda de su gobierno. 

Se necesita, señor, algo más que poderío y fuerza militar —ustedes deberían saberlo ya—: se necesita autoridad moral. 

Ustedes tienen la fuerza, es verdad; pero nosotros tenemos la razón. 

Ustedes no tienen argumentos, ustedes repiten cada año la misma sarta de ideas inconexas y superfluas; nosotros tenemos todos los argumentos, están en los documentos aquí distribuidos y están en nuestras palabras. 

Su Secretaria de Estado no viene a esta Asamblea, a este momento, no solo por arrogancia, es que no tiene nada que decir; hay también temor y vergüenza en esa decisión. 

Ustedes amenazan; nosotros no amenazamos jamás. Nosotros solicitamos apoyo a esta Asamblea, con respeto y con hidalguía. 

Ustedes usan la mentira; nosotros usamos la verdad.  

Ustedes castigan a nuestros niños, a nuestros ancianos, a nuestros enfermos; nosotros no culpamos a su pueblo, su pueblo es víctima también. Les ofrecimos nuestros médicos dispuestos a arriesgar sus vidas y a ofrecer su talento cuando el huracán Katrina, para salvar vidas y aliviar el dolor; ustedes no lo permitieron. Un día deberán responder por esa decisión. 

Su Presidente dejará en unos días su cargo. Apretó el bloqueo contra Cuba a límites insospechados, llevó la guerra económica contra nuestro pueblo a niveles esquizofrénicos, nos amenazó con el cambio de régimen; sin embargo, se va sin lograrlo, es el número diez que habrá pasado por aquí repitiendo la misma política fallida e ilegal. 

Es verdad que hace falta un cambio en los Estados Unidos y sus políticas. Es verdad que we need a change, y es verdad también que hay que cambiar el mundo en que vivimos, el de la imposición y el chantaje, y hay que construir un mundo donde se respete el derecho de todos los pueblos. 

Le digo a usted que no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo, como afirmó el gran Abraham Lincoln, respetado también y a quien rinde tributo nuestro pueblo.  

Usted ha dicho que su política es harto conocida, y es verdad. Su política es harto conocida, lo que no se conoce es por qué ustedes la mantienen ante el rechazo universal y de su propio pueblo.  

Usted ha dicho que ustedes defienden el derecho de realizar comercio con los países que deseen.  

Ustedes pueden decidir no realizar comercio con un país, pero ustedes no tienen derecho a perseguir a sus empresarios porque quieran comerciar o invertir en Cuba, y mucho menos a perseguir a los empresarios de otros países con la Ley Helms-Burton y con otras legislaciones extraterritoriales. 

Usted pide que esta Asamblea no examine la resolución que Cuba ha presentado. Nosotros insistimos a la Asamblea en la importancia y la necesidad de discutir esta resolución y aprobarla, porque aquí no solo se dirime el derecho de Cuba, sino el derecho de todos. 

Usted ha hablado de una “danza de los millones”, ha repetido una retahíla de cifras y de millones que supuestamente ustedes han ofrecido. 

Es verdad que nos ofrecieron 5 millones cuatro veces y lo rechazamos, porque nuestra dignidad no se puede comprar ni con 5, ni con 500, ni con 5 000, ni con 500 000 millones. Se lo advertimos, si esa es la ilusión. 

Usted ha dicho que son inaceptables las palabras del embajador Jorge Bolaños, jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington. Yo se las repito otra vez aquí, una por una: “El bloqueo es una política genocida e ilegal y debe ser levantado de inmediato, respetando el clamor dieciséis veces ya expresado por esta Asamblea.” 

Finalmente, señores delegados, quisiera compartir con ustedes el sentimiento que embarga en este momento a nuestro pueblo, que allá en nuestra isla sigue de cerca este debate. 

Cuando mi hijo nació, en 1995, ya esta Asamblea General votaba contra el bloqueo norteamericano contra Cuba; ya mi hijo tiene 13 años. 

Cuando nació mi hija en el año 2000, ya esta Asamblea había votado ocho veces contra el bloqueo; ya mi hija tiene 8 años. 

¿Hasta cuándo los niños y los jóvenes cubanos tendrán que esperar para que se haga justicia? 

¿Hasta cuándo el pueblo cubano, que ha recibido el apoyo unánime de esta Asamblea, tendrá que esperar para que se reconozca su derecho y se haga justicia? 

¿Hasta cuándo los jóvenes norteamericanos tendrán que enfrentar el que se les multe y se les encarcele por intentar visitar nuestro país, conocer nuestras universidades y nuestros estudiantes? 

¿Hasta cuándo se considerará delito para un ciudadano de otro país, de los que ustedes representan señores delegados, intentar comerciar o invertir en Cuba? 

¿Hasta cuándo se intentará rendir por hambre y enfermedades a esos niños que, como mis hijos en Cuba, sueñan y creen que un mundo mejor es posible; un mundo donde se respete la dignidad, la independencia y la libre determinación de todos los pueblos? 

El representante de los Estados Unidos ha pedido a esta Asamblea no apoyar nuestra resolución. 

Nosotros les pedimos a ustedes, con todo respeto, apoyar a Cuba, apoyar nuestro derecho, apoyar nuestra resolución. 

En nombre de ese pueblo cubano, mil veces heroico, que a pesar de las adversidades no ha sido ni será derrotado, al cual no han podido bloquearle ni matarle la esperanza y la alegría, invoco nuevamente la solidaridad de esta Asamblea. 

Nuestro pueblo confía en la decisión que ustedes habrán de tomar dentro de unos minutos. En nombre de Cuba, les solicito votar a favor del proyecto de resolución titulado: “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”. 

Muchas gracias

 

Nueva York, 29 de octubre de 2008

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