Blogia

contra-diccion

¿pre-ocupa?

La oscuridad no me preocupa. Me preocupa la luz. La oscuridad es solamente ausencia de luz. Pero la ausencia sí me preocupa. La preocupación no. Me es indiferente. Sin embargo, la indiferencia me preocupa muchísimo. La considera una actitud vergonzosa. Aunque la vergüenza no me preocupa. Antes si, me preocupaba. Pero a mi me da lo mismo el antes y el después; mi vida no es un desarrollo tendiente a nada. Por eso la nada no me quita el sueño. El sueño, en cambio, es algo que si me interesa. A veces me quedo toda la noche despierto, pensando en eso. No llego a ninguna conclusión, pero las conclusiones me exasperan. Prefiero los puntos de partida. No por las partidas; por los puntos. Siempre trato de acumular puntos. No por los puntos en sí; es por la acumulación. La acumulación entendida por una cosa sola, no como un cúmulo de otras. Los cúmulos, yo, si pudiera, los disgregaría. Las cosas tienen que ir separadas; no juntas. Juntas forman otras cosas, y eso trae complicaciones. Aunque yo a las complicaciones no les tengo miedo. Lo que me asusta es lo simple. Lo simple no se sabe de donde sale; ahí es donde está el misterio. Aunque los misterios, por suerte, no me interesan. Me interesa la suerte. Que desgracia. Porque la suerte siempre es escasa. Y si dijera que no me preocupa la escasez, mentiría. Pero mentir no me preocupa. A mi me preocupa la verdad. Cuando miento no tengo problema; puedo decir cualquier cosa. Aunque sea verdad, no importa, porque la digo de mentira. Pero cuando hablo con la verdad, tengo que andar con mas cuidado. Por las dudas, en esos casos digo lo menos posible. Y después me desdigo, así cubro dos posibilidades. Pero no es que me quiera cubrir. Yo hago todo a la intemperie. Y si no hay luna, mejor. A mi me gusta la oscuridad. La oscuridad no me preocupa. Me preocupa la luz. La oscuridad es solamente ausencia de luz. Pero la ausencia sí me preocupa. La preocupación no. Me es indiferente.

Leo Maslíah

no es la ciudad, no es la desilusión

Cuando voy caminando por la calle y me encuentro con alguien que conozco se me hace imposible entablar una conversación más o menos decente. El que me agarren desprevenida hace que no esté realmente en el lugar en donde me encuentro. Mi cuerpo está pero mi mente no, y por más esfuerzos que haga necesito al menos 10 minutos para focalizar a la persona. Aunque puede parecer un excusa de mi incapacidad para relacionarme y mi falta de simpatía, no es el caso. En esta situación particular ya están consideradas ambas características. El fenómeno se debe a que cuando camino alcanzo un grado de abstracción muy por encima del normal. Y no sé si le pasa a todos o solo a mi. Aunque, en general, noto que las demás personas no tienen problemas para comunicarse como yo. Será que como en general voy siempre por las mismas calles desarrollé cierta inmunidad hacia el exterior y por más que esté fisicamente pasando por un lugar yo no soy conciente de donde estoy. Será que caminando es un de los poco momentos en lo que logro concentrarme enteramente en un solo pensamiento. Pero bueno... el tema es que hoy me crucé con alguien que me hubiese gustado quedarme hablando pero me fue imposible. Y ahora me arrepiento, veo que vida pasa y yo me quedo parada haciendo absolutamente nada. Siento que todavía estoy ahí donde me lo encontré, sola, pensando un respuesta a algo que me preguntó hace ya dos horas. Y por más que llegue a encontrar la mejor respuesta de todas, él ya se fue, siguió por su lado y puede que hasta ya se haya olvidado que me cruzó, mientras yo sigo acá pensando que podría haber pasado si no fuera por mi incapacidad de relacionarme. Lo peor de todo es que no es la primera vez que me pasa. Perón, lo peor es que no es ni cerca la última vez que me va pasar.

todos se divierten menos yo

No le encuentro más sentido a todo esto que no encontrarle sentido sabiendo que nunca le voy a encontrar sentido y aún así seguir buscando el sentido. No sé si lo que acabo de decir es la frase más inteligente o más idiota alguna vez pronunciada. Pero es viernes a la noche, estoy en casa sentada enfrente a la computadora sin nada mejor que hacer. Porque no solo no me hacen sentir mejor, no solo hacen que esté todo el día cansada, no solo me revuelven el estómago, no solo salen caros, no solo tengo la obligación de recordarlos, no solo hacen mi semana más rutinaria de lo que ya es, sino que además me obligan a pasar un fin de semana aburrido y no me dejan emborracharme, por ende vuelvo temprano a mi casa, sola, frustrada, insatisfecha y sobria. Malditos antibióticos, los odio.
Lo peor es que capaz si no estubiese tomando antibióticos hubiese hecho el mismo programa por elección propia sin ningún problema. Pero al verme obligada a hacerlo no lo disfruto, me enojo y me siento infeliz.

esto es solamente para vos

si por alguna remota casualidad fuiste a caer acá quiero que sepas que sí, soy yo.
acostumbrada a decir excesivamente muchas más cosas de las que hago, por primera y única vez lo hice. Primero lo dije, dije que iba a hacerlo, dije que como la había dicho no lo iba a hacer, pero mirá acá estoy. Ahora agarrate...

si, soy nueva y mucho no entiendo

¿para qué? se preguntaran muchos....y si no, yo sí me lo pregunto.
¿vale la pena? No. La respuesta a esta pregunta es cerradamente "no" siempre, sin escepción alguna.
Una interminable lista de acontencimientos me llevaron a elevar mi grado de incomunicación con las personas que me rodean. Cada vez tengo menos ganas de estar con gente y más de quedarme sola escuchando música, leyendo o lo que vulgarmente se dice boludenado en la computadora. No sé si será¡ la globalización, la tecnologización o la zación que quieran, la cuestión es que, a diferencia de lo que me pasa con las personas, en la computadora puedo expresarme más y mejor. Asique vamos a probar como resulta esto. Puede que sea una buena escapatoria y sino... todo suma.
Estos son los momentos (cuando estoy por empezar algo nuevo) en los que mi cabeza repite incontables veces: "siempre habrá alguien que haga lo mismo que vos, mejor, más rápido y más barato" (o algo por el estilo). Pero bueno... tampoco va a ser la primera vez que no le hago caso a lo que me dice mi cabeza. Y menos que menos va a ser la primera vez que hago algo al reverendo pedo.