Blogia

desiertos

El último coto

El último coto

La dehesa madrileña me ha regalado la ida y la vuelta al cielo. Evocando a Delibes, dirección Oviedo, astas de ciervo se recortan en la línea de luces y sombras, atardecer de noviembre, lejos de casa. Topología incierta. Camino del verde distante y la niebla silenciosa. De vuelta al norte atravieso paisajes tibios con heridas de hormigón y parpadeos de túnel. La humedad cristalina vuelve a instalarse en mi piel mediterránea, cada vez más pálida, tenazmente entrenada en la idealización.

Sin

Sin

No sirve tenerte
no sirve no tenerte
no estás y te veo
atrapado en mis ojos por lágrimas turbias.

Nadie se atrevió a preguntar
nadie quiso aventurarse
en el rincón inconfesable de sus labios.

Temían liberar un cansado
beso asesino
capaz de arrasar vidas
sin haber nacido.

Vuelve a mi
A pesar del tiempo
A pesar de los fracasos

Vuelve a mi

(Yo mientras escribiré poemas en palillos chinos
desgarraré los mapas con ellos
destruyendo distancias)

He vuelto para no volver

Hacer maleta.
Deshacer maleta.
Hacer maleta.
Deshacer maleta.
Vuelvo a estar aquí, a intentar recobrar mi vida.
Bueno nunca tuve mi propia vida, aún estoy en ello.
Es una gran ventaja.
Ahora sólo tengo que preocuparme de construirla.

Siempre es mas fácil comprar algo que encontrar lo que has perdido.

Tres largos meses en una ciudad extraña

Tres largos meses en una ciudad extraña

Una ciudad que no conoce el mar ni la noche, ajena a la luz cegadora del Levante, y que me ha acogido con desgana (y yo a ella). No estoy en Oviedo, sólo estoy lejos de mí para poder despersonalizarme y aprender a vomitar 17 kilos de apuntes en forma de 260 preguntas en unas traumáticas 5 horas. No se puede definir de otra forma. No existen conversaciones paralelas al Examen, ese acontecimiento que se aproxima como el invierno y se plantea como entidad, como una sombra a la que se le odia, se le desafía, se le teme al fin y al cabo, pues nos enfrenta a nuestra concepción de número, de españolito de a pie que siempre esta por debajo del pie de otro.

Afortunadamente la lluvia inesperada pero constante es capaz de lavar nuestro cristalino con frecuencia y permitir mirar el fondo de nuestras pupilas.
Al menos la oscuridad es reconfortante.

Lejos

La lluvia asoma a mi mirada
como parte del reflejo cotidiano.

La tez pálida de un pétalo
evoca la luz del Mediterráneo
en mi alma distante...

Blanco de distancia, azul tristeza.
El mar no es el mar
y el levante abrasa mi nostalgia.

Síndrome "xiscle blau"

Fin

Fin

Los pasillos del aulario recogían sus pasos.
Las aulas desiertas la contemplaban sorprendidas.
Ella sólo caminaba y caminaba
esperando no encontrar a nadie
esperando salir de allí

No se molestó en mirar hacia los lados
Ni una pisada perdida se adentró en sus oidos
Todo había terminado

Pero como siempre

O como nunca

No pudo cerrar la puerta del todo

Un halo negro de vida
fue rodeándola hasta perderse
por la más pequeña de las miradas

Ballet

Ballet

Tras la danza
la muerte surgió de blanco.
Arrancó al público
el aplauso postrero

Wish

Wish

Ojalá fuera eterna para besarte,
oscura para darte descanso

Ojalá fuera luz.
Ojalá fuera mar.

Ojalá las tinieblas no acechen nuestros cuerpos,
siempre malheridos, siempre sonrientes,
cansados pero felices al fin y al cabo de estar vivos.

Poema Transparente (Parte III)

Creo que aún no he llegado a ningún sitio, pero es difícil saberlo. Demasiados referentes, pienso yo, y seguro que equivocadamente. A veces tengo la sensación de sumergirme en la más absoluta de las miserias como parte de una rutina no ociosa, como un ejercicio de apnea para fortalecer mis pulmones. Tengo miedo de que algún día me estalle el pecho en deseos estériles, o simplemente no tenga a mano unos labios amables que me reanimen y me escupan de nuevo a la vida. A pesar del riesgo sigo sumergiéndome, a pesar incluso de pesar demasiado y dudar de mis progresos. Pero no puedo dejar de intentarlo porque es lo único que puedo hacer. Irme lejos, no importa la dirección, así que elijo hacia abajo que es más fácil. Sólo necesito quitar algunas cosas y poner otras. Un poco de seguridad, algo menos de orgullo, quizá al fondo iría bien un poco de claridad, para hacer contraste con el terciopelo negro y sofocante de mi alma. Tal vez menos miedos y un sofá incómodo para no quedarme nunca sentada frente a mí misma durante mucho tiempo. Aunque para esto último necesitaré un espejo enorme y cruel que me haga berrear cual animal insatisfecho, pues de insatisfacción se nutre mi esperanza por el éxito de esta empresa.

Poema transparente (parte II)

Hace poco empecé a viajar, ya sabéis, sin moverme del sitio. Empecé a avanzar sin saber a dónde, o mejor dicho sin saber por qué camino arrastrar mi carro. Perderme es una buena manera de eliminar equipaje únicamente útil para cansarme más y desesperarme antes. De todos modos, las recetas que dejé en el trayecto por indigestas me siguen apeteciendo, es más, las sigo necesitando. Esa imperdonable razón me impide desprenderme del envoltorio que me sobra. Y realmente me sobra. Por eso mi mundo es tan pequeño. En realidad es cómodo y tiene grandes maravillas que ofrecer, pero el caos reinante hace que incluso yo tenga dificultades para asistir a mi propia vida.

La sombra gris de tus ojos
halo maldito, escapa de tus manos

La fuerza oscura de tu voz
condena silente, agrieta mi pecho

Ya nada nos hace temblar
si no es de miedo
Ni mi cuerpo es bienvenido
Amar es inútil
de nuevo ha sido más grande que nosotros

Extraña reminiscencia adolescente

Poema transparente (parte I)

Poema transparente (parte I)

La luna redondea un atardecer inquieto. Su luz hace que se apague la tinta de mis labios porque ya es otoño en el jardín de las polillas. Una noche fresca para un día sin nombre hace más llevadera la soledad de quien no esta solo pero vive sin nadie. Porque en el mundo donde vivo, lo hago todo sola como la más triste de las mariposas nocturnas. Previsibles cabezazos contra una luz también previsible. Aún así es triste estar sola, pues ni siquiera existe esa voz impertinente que advierte del foco vacío. No suelo compararme. Ni con una polilla, ni con una luz, ni con una noche, ni con un amante, ni con un solitario ni con un viajero. Sé que no hace mucho que hice las maletas allá donde vivo, donde no vive nadie porque no cabe un alfiler. Ni siquiera uno de disección. Aún así me gustan las mariposas, porque son bonitas, porque son frágiles, aunque sé que no lo saben. Aunque no puedan ser listas ni tontas, sencillamente me gustan. Tengo una de las más espantosas cadaverizada en mi cenicero aún medio vacío. Y aún así me parece maravillosa; no porque esté muerta, ni sea nocturna, ni sea solitaria. Sólo porque es lo que es, y eso es mucho más de lo que yo he conseguido.

08/06/04

08/06/04

El cielo cambia cada vez que lo miro
Algo se esconde en tu mirada
Tal vez sea yo
(o sólo una araña)
Algo cambia en ti cada vez que no te miro
Tal vez sea la araña
(o tu aroma cansado)

El relente desgarró
con las briznas nocturnas
algo más profundo que la muerte.

Algo que decir

Penumbra tras el deseo.
Pies fríos anhelando un regazo
Horizontalidad maldita, visión nocturna.

Después de varios minutos sin respirar
sólo le quedó un tibio aroma de hierbabuena
en lugar de su alma.

Paseo

Hacía tiempo que nadie le sonreía.
Ella caminaba triste por una soledad sin nombre.
Quizá nadie la veía, quizá nadie la miraba.
Quizá su alma era tan frágil que nadie pudo besarla sin romperla.

Porque no era bonita.

Boca agrietada por un alma negra.
Sólo un cigarro se atrevió a estropearla.
Su cuerpo era ardiente asfalto.
Nadie se atrevió a descalzarse.
Ahora era sólo un camino.

Ni ella misma se atrevió a adentrarse.

Realmente sin Título

A la brisa que no llegó,
No salió de los labios de los amantes.
La llevaron donde nunca había existido.

Olvido.
Perdón.
Para quien lo necesite.
Para el vientre oscuro que no llegó a serlo:
mil mariposas se posaron en su silueta
elástica como la conciencia.
Para los ojos tibios que aún gimen:
su memoria sólo llegará
con la lluvia que enturbie los cristales
y rompa en mil pedazos
la vida que quedó del otro lado.

Yo aún la siento
pues su olvido es el único trozo de alma
Que le queda,
la que tenía antes de ser deseo,
la que tenía antes de ser nada que es más que ahora
que esta muerta
A la brisa que no llegó a ser brisa.
Hubiera arrasado los naranjos.
Pues el sudor que trajo
con lágrimas
la calma
engendró la locura.

VERANO

VERANO

Mariposa casi no puede volar. Será el calor que está por venir. Se siente como cuando era una pesada oruga, todo el día deglutiendo, hoja va, hoja viene, engordando y creciendo cada día unos milímetros más (ni que le fuera su vida en ello), aprovechando el jugo de cualquier brote tierno. Eso sí, entonces comía muy bien, y se sentía feliz de ser la más turgente de las orugas.

Pero hoy en día sólo se ven colecciones de insectos palos. Pues bien, ¡Basta de azúcar! ¡No más néctar! No volverá a libar de las delicias hipercalóricas. A partir de mañana sólo se nutrirá de ensaladas. No será fácil para su espiritrompa.

Todo sea por la convergencia evolutiva

MARZO

Hoy Mariposa estaba triste. Le dolían todos los músculos de sus débiles patitas. Por más que temblaba y temblaba, no conseguía alzar el vuelo. Si hubiera estado allí con las demás monarcas, se sentiría aún más triste. Pero sólo aquella caja entomológica que brillaba y perturbaba extrañamente el aire, había sido capaz de mostrarle los campos donde nunca pudo volar.

Claro que allí no hubiera podido volar.

Claro que allí ya no quedaban mariposas.

Ni siquiera estúpidas polillas.

Octubre

Cuando no exista consuelo.
Cuando tus palabras sean frías,
cotidianas.
Cuando veas mi fiebre como arrebato
y sea el calor
que me mantiene viva
o muerta.
Cuando mi mente caiga
en rincones olvidados.
Cuando me hunda.
Cuando el llanto sea el inicio
de mis páginas;

Trátame como alas
de mariposa,
pero clava bien
los alfileres

Una Noche

Es demasiado fuerte. Una extraña sensación que se apodera de mí. Un reto. Un sacrificio y su recompensa. Los deberes. Los deberes. A veces creo que estoy enferma. A veces lo sé. A veces odio ser demasiado consciente de mí misma. El problema de ser yo misma es conocerme lo suficientemente bien para no gustarme. La muerte no me asusta. Los que dejo aquí sí.

Nada está bien. Fumo. Bebo. Como. Descomo. No hago deporte. No soy guapa. No soy brillante. No sé hacer nada bien. Nunca hago nada bien. Lloro. Grito. Insulto. Miento. Pero todo en su justa medida. No sé ser irresponsable. Pero lo soy. Sólo sé que soy una contradicción enorme. No puedo descansar. Hay algo que me lo impide. Sé lo que es. Y no puedo cambiarlo. No puedo cambiar a las personas. Y sin embargo sigo aquí. Sigo aquí. 21 años.

Y apenas nada que salvar. Necesito huir. Y llorar. Y despertarme de madrugada y salir a pasear. Sin miedo. Sin saber a dónde ir. Sin miedo. Sin tener que pensar en nada. Me sobran tantas cosas que no sé donde meter las que me faltan.
Pero sé que mañana será otro día. Todo igual.