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El Tabalet

Exorcismos

Como espectadores del juego de la política en esta ciudad, nuestra capacidad de asombro no tiene límites. En otras épocas el plan Rabasa hubiera sido un gran poema épico, sin embargo, en la actualidad no pasa de merecer algo más que una canción de música ligera. Y ello a pesar de que los niveles de astucia que se están consiguiendo, han convertido la vida pública alicantina en un espectáculo con rango de episodio nacional.

Tal vez haya que refrescar la memoria de algunos. No hay que olvidar que el Plan Rabasa fue aprobado con los votos favorables del Grupo Municipal Socialista, prestados, además, en un momento problemático para el alcalde, cuando un sector de los concejales de su propio partido se mostraban contrarios a la aprobación. Aquello fue interpretado como un balón de oxígeno que los socialistas dieron al alcalde. Luego la historia es bien sabida: el escándalo que se produjo; la dimisión del secretario general de la agrupación de Alicante del PSPV; las instrucciones de la dirección de este partido; la presunta falta de recepción de un fax en el que se ordenaba la presentación de una enmienda a la totalidad..... Y ahora, para terminar con la farsa o la comedia, el anuncio del portavoz municipal socialista de convertir en voto en contra del Plan lo que en su momento fue voto de aprobación. Ese cambio de actitud es bienvenido, siempre y cuando suponga un disciplinado acatamiento de las directrices del partido, pero no si pretende ser utilizado para tergiversar el pasado. Ahora es totalmente inaceptable que quieran presentarse como salvadores de la patria quienes fueron autores de aquel embrollo y sacar partido de esa circunstancia.

Pero para no ayudarnos al olvido, hay quien se empeña, incluso antes que El Tabalet, en recordarnos ciertas cosas. Los últimos actores que han entrado en escena han sido el edil Romero y la teniente de alcalde Castedo , que no contentos con su condición, se dedican a criticar al PSOE por su cambio de voto, mientras que salvan de la quema a quienes en su día influyeron para el voto favorable, los cuales vienen a convertirse en una especie de héroes para el PP. Y es que hay amores que matan.

No sabemos si el apoyo se ha producido por la conversión verdadera de algún que otro agnóstico, que justificaba su anterior fe, ahora abandonada, en la creencia de tener conocimientos especiales, superiores al de los creyentes ordinarios y, en cierto sentido, superiores a la misma fe. Con este conocimiento que supuestamente le conducía por sí mismo la salvación, de repente se ha convertido de golpe y porrazo en un infiel, en un converso. Y eso siempre es difícil de entender.

Pero en éstas, los concejales del PP se dedican a exorcizar a los demonios que han tentado a quien antes con ellos coincidía, quién sabe si con la pretensión de que los conversos vuelvan al redil, al tiempo que se dedican a vender el victimismo al más puro estilo Camps . Lo curioso del caso es que sea el propio Romero, aquél que en abril se abstuvo en la votación sobre el Plan en la Comisión de Urbanismo previa al Pleno, y que ahora aduce que fue por desconocimiento del contenido del Plan, el que les diga a los socialistas el grave error que cometen. Y explica, desde nuestro punto de vista con sorna, que el PSPV defiende sus intereses políticos en detrimento de los de los alicantinos. Sólo cabe una pregunta: ¿Qué alicantinos? ¿Quiere que les pongamos nombres y apellidos?

Y habla de amenazas, él que pasó de la noche a la mañana, de la incredulidad al dogma de fe, y de que Pla les ha devuelto a la cruda realidad. Sí, señor Romero, ha devuelto a los socialistas a la realidad de ser oposición y les ha abierto los ojos sobre la nefasta política municipal del PP. En definitiva, ese desastroso Plan Rabasa tendrá, de llevarse a cabo, desastrosas consecuencias para nuestra ciudad, pero como no hay mal que por bien no venga, algo bueno va a tener, en la medida en la que, en esta legislatura y aunque sea con retraso, el PP va a tener oposición en el Ayuntamiento.

Y en definitiva, a los Romero, Castedo y compañía se les puede recordar que, como dice Joaquín Sabina : «Y morirme contigo si te matas, matarme contigo si te mueres, porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren».

Tengamos la fiesta en paz

Tengamos la fiesta en paz

Pasan tantas cosas en nuestra ciudad, que desde el anterior artículo que publicamos parece que ha pasado un siglo. El panorama político-municipal parece que empieza a moverse e incluso parece que hay quien empieza a preguntarse si hay vida después del plan Rabassa. Y es que, a falta de año y medio para las elecciones municipales y autonómicas, parece que haya quien no es consciente de que su billete es sólo de ida y quiera convertirlo en un «kilométrico» que les permita seguir como hasta ahora, es decir, toda la vida sin dar un palo al agua.

Y para que no se piense que somos sectarios y nos dedicamos a criticar al equipo de gobierno del Ayuntamiento en el que no abundan los amigos del «esfuerzo laboral», podemos dedicarnos a hablar del Grupo Socialista. Aquí, como en el poema de Gabriel Celaya, no se salva ni Dios. Y no se salva porque somos partidarios de exigir a nuestros representantes que cumplan con aquello para lo que han sido elegidos: la defensa de los intereses de los ciudadanos/ciudadanas. Y, además, eso es extremadamente exigible en los representantes de los partidos progresistas, porque la derecha -¡ay, la derecha!- ya sabemos para lo que está, y además, si alguien quiere saber para lo que está, puede comprobar lo que hace en el Ayuntamiento de Alicante, y sacar sus propias conclusiones. Pero a los grupos de la izquierda se les puede y se les debe exigir algo más. O por lo menos nosotros lo creemos así.

En estos días ha surgido con gran repercusión en los medios de comunicación la aparición de una candidatura nueva, de alguna manera propiciada por las Asociaciones de Vecinos de Alicante. Y por supuesto hay quien se ha puesto rápidamente a descalificarla en lugar de preguntarse por las razones por las que ha habido esa iniciativa. Y los argumentos de los promotores de la nueva candidatura resultan demoledores para algunos. Léase quienes han estado detrás de quien ha elaborado las últimas candidaturas socialistas, o quien ha dirigido la acción de oposición (como en el poema de Ángel González, digo oposición, ¡violentas carcajadas!) en estos últimos años.

Siempre habrá quien piense que la ausencia de alternativas de la oposición en nuestra ciudad ha provocado la aparición de un nuevo partido porque mientras sigan siendo representados por algunos, quienes tengan una visión progresista no se sienten suficientemente representados. Y eso debería inducirnos a la reflexión, si es que no nos ocurre como a algunos que parecen interesados en que nadie cambie en esta ciudad. Y no seremos nosotros quienes descalifiquemos a nadie. Al revés, debería ocupar nuestra reflexión qué es lo que ha fallado en los últimos tiempos. No nos diga lo contrario, pero a nosotros nos preocupa que gentes de izquierdas tengan que montar una agrupación electoral y alguien debería preguntarse si eso no deja de ser un dato que evidencia que alguien se ha estado rascando los pies durante esta legislatura. Y decimos los pies porque somos moderados. Y también que conste que podemos hacer excepciones, es ésta y la anterior legislatura, pero que no nos obliguen a hacer un análisis del trabajo de cada uno, porque somos capaces de hacerlo, y si a algunos les quedan colores, fácilmente se los podríamos sacar. Y basta con hacer mención a las declaraciones recientes de alguna concejala para ratificar este extremo. De modo que ¡tengamos la fiesta en paz!.

Hay que sacar conclusiones de las razones por las que el grupo municipal socialista, a pesar de los esfuerzos de algunos de sus miembros, bien es cierto que una minoría, en los últimos tiempos no ha conectado con su electorado. Y sacar conclusiones en lugar de, como ha hecho el ínclito portavoz municipal socialista, apresurarse a anunciar a una candidatura que, de triunfar, sólo contribuiría a prolongar la agonía y el triunfo del PP. Y no contento con eso, mientras el PSPV trabaja una alternativa de poder, con una conferencia política donde se ha estado hablando del futuro que proponen los socialistas en contra de la política del pelotazo del PP, quienes han estado dominando la agrupación socialista de Alicante en tiempos oscuros ( y, cielos, esperemos que ya no) se dedican a contraprogramar dando un pistoletazo de salida hacia las elecciones internas y quitando titulares a la nueva ilusión, como si fueran los populares. Y es que todo se pega menos la hermosura, y de tanto votar a favor de lo que deshacen los populares, ya parecen actuar como ellos. Y mientras unos hablan de ilusión otros nos la «roban». ¡Xe que casualidad!

Mientras Ignasi Pla hace del PSPV como el lema de la Academia de la Lengua, «lustra, pule y da esplendor», otros se dedican a que nada cambie, a eso de a río revuelto, ganancia de los de siempre. Y que conste que decimos esto no por un toque de brocha gorda. Nuestro instrumento es el «pincelín», que no por casualidad es el nombre de un restaurante en el que se producen extraños -o no tan extraños- almuerzos conspiratorios. Y si quiere más datos, al maestro armero.

Al final va a resultar que sí hay vida después del plan Rabassa, porque ya decía Groucho Marx que no es la política la que crea extraños compañeros de cama, es el matrimonio el que los crea.

P.O. Parece que los que apoyaron un plan infumable, y más ahora con la ley antitabaco, ahora quieren aparecer como salvadores de la patria. Algunos no olvidamos que por muy ofendidos que estén en estos momentos, el plan ya está aprobado.

Chinatown

Chinatown

El título de este artículo coincide con el de una película que en el año 74 dirigió Roman Polanski e interpretó Jack Nicolson, en la que, por cierto, se trataba -¿causalidad?- de una trama de corrupción en la California de los años 20. Y no sé porqué nos viene a la memoria que en años pasados se hablaba de Alicante como “la California de Europa”. Pero al margen de ello, Chinatown sería el nombre correcto de lo que en castellano se llamaría Ciudad China, y no China City, como ha hecho nuestro ínclito Alcalde, al anunciar la posible construcción de no se sabe qué construcciones chinas en una ciudad de tan conocida raigambre asiática como la nuestra.
La mayoría de alicantinos, después de años conociendo al huésped de la casa consistorial sabemos que esto es una patraña más dentro de la denominada política ficción que realiza el PP en Alicante. Decimos la mayoría porque a alguien le ha gustado el anuncio. Naturalmente nos referimos al portavoz socialista que ha anunciado que, aun sin conocer el proyecto, le parece bien. Habrá algún malvado que piense que le ha gustado tanto Rabassa que ya, ante cualquier propuesta del grupo popular, le tiene que sonar a música celestial.
Todos, padres e hijos, cuando algún familiar se iba de viaje, hacemos la misma pregunta, ¿Me has traído algo?, Alperi, el cabeza visible de la gran familia alicantina nos ha regalado esta perla sin pulir.
Tras su viaje a China, sin lugar a dudas una turné con muchos beneficios para esta ciudad, don Luis ha obviado que esa “China City” ya está montada en los aledaños de la estación de autobuses, al igual que “Morocco City” está por las inmediaciones de la Plaza de Correos.
Y es que si algo hay que agradecerle a Díaz Alperi es que en pocos años ha convertido Alicante en una copia barata de los barrios de Nueva York, ya que allí también hay un Chinatown, y una Pequeña Italia, y quien sabe si incluso tendrán algún polígono urbanístico equiparable a Rabassa.
Sin embargo, seguramente después de recuperarse del jet lag, el Alcalde ha “reculado” la propuesta,y parece que ahora se lo quiere pensar. Lo cual supone alcanzar un record porque antes de saber en qué consistía la propuesta, ya la ha retirado. Hace poco se decía, con toda la razón del mundo, que el proyecto no era sino una cortina de humo para ocultar el gasto que para las arcas municipales había supuesto el viaje a China, dentro del amplio capítulo “turístico-municipal”. Sin embargo desde el Tabalet, siempre atentos a su “magnifica gestión”, tenemos una serie de propuestas que hacer a nuestro Alcalde para darle un lavado de imagen a nuestra ciudad, y que así se parezca más a esa China que acaba de visitar.
La primera propuesta es pintar un gran óleo con la cara de Don Luis Díaz Alperi, un cuadro tipo Mao, y colgarlo en los balcones del consistorio. Eso le daría un nuevo sabor a esta ciudad.
En las próximas fiestas de San Juan, la hoguera oficial de Ayuntamiento podría ser una copia de los “guerreros de Xiam”, que aquí, por darle un toque más alicantino se llamarían los “guerreros de Sant Joan”.
Dentro de nuestras propuestas, también hemos pensado en las bicicletas. Señor Alcalde, hay que hacer un carril bici. Ya sabemos que para usted las obras no son un problema, por eso desde aquí le instamos a que rápidamente de la orden de hacer el carril, porque los chinos utilizan sobradamente ese medio de locomoción.
Entre otras sugerencias le proponemos que la Ciudad de la Luz pase a llamarse la Ciudad de las Sombras, y no lo decimos por su oscura gestión, sino por aquello de las sombras chinas.
El 2006, que está a la vuelta de la esquina, declárelo el año del dragón, y lo de la muralla solo se nos ocurre instalarla en Rabassa, que está aún todo por hacer, aunque quizás, usted lo sabrá mejor que nosotros, posiblemente quepa en el Plan General de Ordenación Urbana.
Y es que, con todos los respetos, para ver como está dejando Alicante, se nos están achinando los ojos, y de arroz ya vamos sobrados.
No quisiéramos acabar sin dejar constar varios proverbios chinos que pueden ayudar a entender el Alicante del futuro, y es que “Sin tigres en el monte, el mono es rey”, o lo que es lo mismo en el país de los ciegos el tuerto es el rey, porque el Alcalde, según otro dicho, “Dibuja pasteles para matar el hambre”. En conclusión, "Cuando el dinero habla, la verdad calla." y "Si un problema tiene solución, ¿para que preocuparse? y si no tiene solución, ¿para que preocuparse?."

Había una vez un circo...

Había una vez un circo...

En la vida política de la ciudad de Alicante difícilmente hay días sin sobresaltos. O al menos así debería ser, pero mucho nos tememos que la ciudadanía de esta ciudad ya se encuentra anestesiada y ni tan siquiera se asombra de las cosas que aquí están pasando. Y decimos que ni tan siquiera se asombra cuando en realidad estamos pensando que si se mantuviera el nivel de conciencia ciudadana que hubo en otros tiempos -por ejemplo durante esa transición que ahora quieren reivindicar quienes en aquellos momentos sólo tenían empeño en que nada cambiara-, deberían estar corriendo a gorrazos a más de uno. Pero adormecida la conciencia, sin pulso ciudadano, sólo unas pocas voces se levantan a protestar, y entre esas voces nos encontramos a gusto. Aun cuando sólo sea para que en un futuro nuestros hijos y nietos no nos avergüencen preguntándonos por qué no hicimos nada para solucionar este desmadre. Y eso sí que no.

Porque temas, como las meigas, "haberlos, haylos". Pero son tantos que se tapan los unos a los otros. Es cierto que el desdichado Plan Rabasa ha ocultado tantas cosas que, al final parece que no exista otro problema en Alicante. Y como dijo Ortega "no es eso, no es eso". Porque no deberíamos consentir que un problema tapara a otro. Un escándalo a otro escándalo. Sin ir más lejos hace unos días en estas mismas páginas se publicaba un fundado artículo de José Luis Valdés en el que, dentro de un colosal repaso a nuestro Alcalde, se preguntaba, sin ir más lejos, sobre el Palacio de Congresos. Y es que de aquello que tanto revuelo levantó en su día, nadie parece acordarse, y de esa manera, claro, el Alcalde y su nunca suficientemente bien ponderado equipo municipal pueden nadar en aguas tranquilas. Y que conste que decimos nadar y no navegar para que nadie piense que nos referimos a la sobradamente conocida afición que tienen algunos de ellos hacia el deporte náutico, por cierto cada vez con mayores y mejores barcos. Si es cierto que son malos administrando nuestra ciudad, en su economía privada se muestran como magníficos administradores, porque con sus sueldos pueden ahorra para adquirir ciertos signos externos, que, ya, ya.

Tal vez si algunos de ustedes no tienen esa conciencia adormecida y no han dejado de asombrarse sobre las cosas que nos rodean, les invitamos a tirar de hemeroteca y recordar los debates que hubo cuando, tras múltiples intentos, al final nuestro Ayuntamiento se decidió a señalar un lugar tan problemático como La Sangueta para situar el Palacio de Congresos. Hubo voces en diferentes sentidos, y lo que es peor, hubo connivencias y silencios clamorosos, pero, al fin y al cabo, aquello tuvo algo de positivo; por fin íbamos a tener algo que muchos pensaban que resultaba trascendental para el desarrollo de nuestra ciudad. Se establecieron plazos, se fijaron condiciones, se habló de proyectos complementarios y compensatorios… De todo aquello, ¿qué ha quedado?. Tendríamos que preguntarnos, como en el poema de Jorge Manrique, "¿qué fue de tanto galán?, ¿qué fue de tanta ilusión como trujeron?". Pues nada de nada. Pronto vino el Plan Rabasa y el escándalo que promovió vino a tapar el doloroso incumplimiento de cuanto se había prometido. Y ni tan siquiera quienes dieron su conformidad al acuerdo se dedican a exigir el cumplimiento de las compensaciones que dijeron haber arrancado. Y ahora, albarda sobre albarda, hay nuevas promesas -¡ahora se acuerdan de Campoamor y del Auditorio!- que tienden a ocultar que se están incumpliendo cuanto se había prometido para la aprobación del Palacio de Congresos.

En su momento desde este colectivo crítico ya manifestamos la desconfianza en el futuro del Palacio de Congresos, ni en La Sangueta ni en ningún otro lugar, pero ya que se decidió proyectarlo allí, estamos obligados a exigir que se cumpla aquello que se había decidido. Porque, ¿ se está haciendo el proyecto?, ¿por quién?. ¿Ha tenido la oposición alguna participación?. ¿Cuáles son los plazos establecidos?. ¿Se está buscando una nueva ubicación para los vecinos?. ¿Se están redactando los proyectos del paseo marítimo?. Pero, por encima de todo la pregunta fundamental consiste en averiguar si finalmente vamos a tener alguna vez el Palacio de Congresos, y si se va a ubicar en un edificio emblemático que mejore la imagen arquitectónica de nuestra deteriorada ciudad, aunque sea de un coste tan desorbitado como los que Calatrava ha construido en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Porque aunque creamos que allí se haya despilfarrado el dinero, algunos efectos positivos tiene, y, al fin y al cabo, ¿por qué todo el despilfarro de la Generalitat en los últimos años se realiza en Valencia?. Tal vez sea porque nuestra cuotaparte se haya agotado con ese monumento zaplanista al derroche y al mal gusto que se llama Terra Mítica?, pero si es así, ¿qué quieren que les digamos?, a nosotros nos parece una injusticia.

Y por último un mensaje para quienes nos gobiernan. Decía Rabidranath Tagore que no es tarea fácil dirigir a los hombres; empujarlos al abismo, por el contrario, es muy sencillo. Y un deseo: en esta época de las nuevas tecnologías, sería bueno que algunos mejoraran los instrumentos técnicos con los que trabajan, por ejemplo los aparatos de fax. Así podrían llegar todos los mensajes que se envían. Aunque a algunos no les guste el contenido de alguno de ellos.

Hacer la mili en Ceuta

Hacer la mili en Ceuta

Cuando llegan estas fechas hay dos indicativos de que el verano se ha acabado: la primera son los miles de anuncios de fascículos que todos empezamos a coleccionar pero ninguno termina de hacerlo; la segunda es la vuelta al colegio, al trabajo, a la rutina, que con frecuencia termina produciendo depresiones, que a veces están más que justificadas.

Hasta aquí, todo correcto, sin embargo llevamos unos años que en vez de hablar de lo que cuestan los libros de texto, solo se habla de las carencias con la que se encuentran los estudiantes. Así es que los niños de esta ciudad y de esta Comunidad han pasado de hablar de los «corticoles», a llegar con el petate lleno a unos barracones que no dejarán de ver en toda su estancia en el colegio. Y es que la vergüenza torera del PP no tiene límites.

El curso en secundaria ha comenzado con una media de cuatro plazas de profesorado sin adjudicar en cada centro docente de Alicante, y no sé qué les parecerá a ustedes, pero a nosotros nos parece una aberración. Pero es que el desmán es aun mayor. Convocan menos plazas de las que necesitan, dejan asignaturas sin maestro...Bueno, el colmo de todos los colmos. Una democracia se considera madura y avanzada cuando presta la atención debida a su sistema escolar, y no queremos deprimirnos si nos preguntamos cuál es el calificativo que merece la democracia de la que disfrutamos en la Comunidad Valenciana. Un sistema que invierte en educación está invirtiendo en futuro, en hacer unos ciudadanos libres y capaces de responder a los retos que se planteen. Un sistema que se olvida de ofrecer educación pública, gratuita y de calidad a sus jóvenes, es un sistema reaccionario y que está abocado a perder todas las batallas que se le planteen.

Y ante el silencio de los organismos públicos, al Tabalet se nos ocurre la siguiente reflexión: ¿A qué se dedican estos políticos que nos dirigen desde la Generalitat y desde nuestro Ayuntamiento? Porque con la frase de que la Comunidad va bien o Alicante necesita una visión de futuro, los gobernantes del PP no resuelven absolutamente nada.

Mientras el Conseller de Educación, Alejandro Font de Mora , destaca la «potente realidad» del sistema público de educación de la Comunidad Valenciana, más de 5.800 estudiantes no han podido empezar el curso con normalidad, es decir, con profesores y con aulas. Mientras el insigne Pedro Romero calla, los alumnos de Alicante, más que ir al colegio, hacen la mili en barracones. Y es que lo que el PP denomina «instalaciones educativas provisionales» no es más que una vil excusa para disimular su incompetencia.

Camps y sus correligionarios están muy cómodos en las manifestaciones, porque mientras se grita a favor de las cosas que ellos no lograron en ocho años de gobierno, no se habla ni de la caída de la producción industrial que padece nuestra provincia, ni del aumento del paro, ni de los centenares de barracones con los que ha comenzado el curso escolar en Alicante. Aunque eso sí, el día menos pensado veremos a Zaplana criticando la situación de esta Comunidad, desde luego su íntimo enemigo Camps le está dando motivos para ello.

No se trata de preguntar, una y mil veces, sobre por qué se gastan el dinero en proyectos faraónicos cuando tantas necesidades quedan insatisfechas. O por qué se han gastado la millonada que se han gastado -por cierto cuatro veces más de los presupuestado- en construir -no se olviden que en Valencia- un Palacio de la Ópera capaz de albergar a todos los aficionados, no sólo de nuestra Comunidad sino posiblemente de toda España y parte del extranjero. ¡Debe ser su especial forma de promocionar el turismo de calidad!.

Lo peor de toda esta historia es que en septiembre del año que viene esta humilde denuncia seguirá vigente. Y los políticos del PP seguirán mirando hacia otro lado y en Alicante seguiremos pagando sobrecostes injustificados en las obras públicas y ocultando las cuentas, u ocultando planes generales. Al fin y al cabo, el PP trata a los ciudadanos como necios, y ya se sabe, a palabras necias, oídos sordos.

Para acabar, nos viene a la memoria una frase de Herbert Spencer que decía que el objeto de la educación es formar seres aptos para gobernarse a sí mismos, y no para ser gobernados por los demás. O Confucio , que dijo que donde hay educación no hay distinción de clases. Estos populares se las saben todas

Toma el dinero y corre

Toma el dinero y corre

En un tiempo pasado, mientras el Presidente de la Generalitat catalana era Jordi Pujol, se criticó con mayor o menor fortuna el que se denominaba “método Pujol”, que venía a responder al principio de que el Estado recaudaba y la Generalitat gastaba. Es decir unos cargaban con la impopularidad de sacar el dinero a los ciudadanos, y otros con los beneficios de cubrir las necesidades de los ciudadanos. Ha pasado el tiempo y parece que ese modelo sigue siendo añorado por algunas de las Comunidades Autónomas gobernadas por el PP, y así se ha puesto de manifiesto con ocasión del debate sobre la financiación sanitaria.

De nada sirve para estos señores que la sanidad haya sido una competencia tiempo ha transferida a las Comunidades Autónomas. De nada sirve que el déficit sea, no siempre, pero si en ocasiones, producto de la mala gestión que se hace de los servicios. De nada sirve que algunas Comunidades Autónomas – como, ¡ay, la nuestra!- dediquen los dineros públicos a coros y danzas o a proyectos con escasa rentabilidad social y, además, destinados a la quiebra. Nada de eso sirve. Si falta dinero para sanidad, tiene que ser el Estado el que lo ponga.

Y cuando a pesar de todo, cuando a pesar de no tener obligación, ni legal ni moral ni de ningún tipo, para cubrir el déficit ocasionado por la atención sanitaria de la, en algunas ocasiones, desastrosa gestión, el Gobierno de la Nación se presta a ofrecer fórmulas, sin duda generosas, para solucionar un problema del que no es responsable, nuevamente priman en el PP los intereses partidistas sobre los intereses públicos y se hace todo tipo de maniobras para descalificar el acuerdo, o para evitar que el Presidente del Gobierno pueda aparecer como el que ha solucionado un problema. ¿No les suena esto a algo muy infantil?.

Porque al final la actitud de los presidentes autonómicos ante el dinero que se les ofrecía para la financiación de la sanidad ha aparecido, como dijo el Vicepresidente Pedro Solbes, recuerda algo así como el título de la película de Woody Allen que hoy encabeza nuestro artículo: “Toma el dinero y corre”. Más gráfico, imposible.

No sé si recordarán la película. Se trataba de la historia de un ladrón bastante patoso, en la que sus padres disimulaban su identidad con unas gafas y una nariz de esas de payaso que venden en las ferias. Pues así parecieron algunos de los responsables autonómicos al tratar de la financiación sanitaria.

Veamos lo que pasó con nuestros representantes. Mientras el Presidente Camps rechaza la propuesta del Gobierno pero acepta el dinero, el incompetente Gerardo Camps critica a los socialistas pero luego aclara que jamás oiremos de su boca que rechace absolutamente nada. Es decir, ¡toma el dinero y corre!.

Pero, a estas alturas, empiezan a asaltarnos las dudas. Porque tal vez antes de hablar de la financiación habría que debatir sobre dos cuestiones. En primer lugar sobre en qué gastan –dilapidan más bien- nuestros dineros quienes nos gobiernan desde Valencia, y en segundo lugar habrá que plantearse cómo gestionan estos señores la sanidad en esta comunidad. Es cierto que se jactan en decir que en ese campo hemos sido pioneros, pero la realidad es que en lo único en lo que hemos –han- sido pioneros es en privatizar servicios sanitarios. Y si no, que se lo pregunten a unos de los concejales del PP de esta ciudad. ¿Quien tiene la concesión de los scanners?. O las razones por las que se desvían pacientes a clínicas privadas aunque queden camas libres en las públicas. Y aún así son capaces de generar el enorme déficit que han producido.

Pero claro, cuando ocurren ciertas cosas, no nos extrañamos que pase lo que pasa. Resulta que ahora nos cuentan que en los hospitales de Alicante han contratado un servicio de atención al paciente –privado por supuesto- formado por unas azafatas en urgencias que intentan informarnos de nuestro tiempo de espera. Sin embargo, estas chicas, más experimentadas en congresos y convenciones, (por cierto ¿alguien se acuerda de que van a construir un palacio de congresos en Alicante?, o acaso el recurrente tema de Rabasa ha ocultado cualquier otra noticia) que en atención a los pacientes, tienen que recurrir a la funcionaria que estaba antes haciendo ese papel. Con lo cual, para entendernos mejor, ahora con nuestros impuestos pagamos a una funcionaria que está preparada para informarnos y a una empresa privada que tiene a unas empleadas que deben cubrir su desconocimiento con el acceso a la información que les facilite la funcionaria de antes. ¡Dos por el precio de uno!. ¡Viva el derroche!.

Así es que esta es una de las maneras de gestionar las migajas que se nos da desde el gobierno central. Y creemos que debe ser bastante dinero, porque cuando gobernaba Aznar no teníamos azafatas en los hospitales.
Y es que ya, a la colapsada sanidad valenciana, solo le faltaba una nefasta gestión de los recursos. Aun recordamos aquel slogan de elecciones, soluciones,decían, ¿soluciones a qué? Si en vez de resolver problemas solo se dedican a crearlos.

Ahora se dedicaran a inaugurar hospitales que no están acabados, a poner primeras piedras de proyectos sin financiación y a privatizar servicios que funcionan bien.

Lo peor es que la verdadera enfermedad del servicio sanitario será cuando haya que pagar todos los malos vicios de estos gobernantes.

A estos del PP habría que decirles la frase del crítico y escritor británico John Ruskin: Perder el dinero es a menudo un delito; adquirirlo por malas artes es aún peor, y malgastarlo es lo peor de todo.

¡El último que apague la luz!

¡El último que apague la luz!

La Rabassa morta es un contrato antiguo en Cataluña. Por él se transfiere el dominio útil de una tierra a condición de que se la convierta en viña. Y hay veces que un nombre marca el destino. Este lío de Rabasa, por no llamarlo de otra forma, se parece mucho al cuento de aquel jorobado, que en Las mil y una noches se atraganta con una espina y es dejado por muerto en varias casas sucesivas.
Como ya nos lo temíamos, les recordamos que nos encomendamos incluso a Dios padre, el Plan de Rabasa ha sido aprobado. Debe ser que Dios se encontraba agotado después de los esfuerzos para designar al "Pastor alemán" Benedicto XVI, o bien que poco puede hacer la Divina Providencia contra una mayoría de veintiséis concejales sobre veintisiete. Bueno ya lo tenemos aprobado, al menos en esta fase. No se preocupen, que no hay nada que no sea empeorable, y ya verán ustedes como en posteriores fases, todavía puede quedar peor. Y si eso no es posible, ya tendrán ocasión de ver en su ejecución como el Ayuntamiento empieza a liberar de compromisos a los adjudicatarios, precisamente esos compromisos que han servido para convencer a los ingenuos (si es que todavía quedan ingenuos en esta vida) en unos casos, y de coartada en otros. Y si no se lo creen, ya verán cómo eso es lo que termina ocurriendo. Y no nos cansaremos nunca de repetir que el modelo de lo que ocurrió con el contrato de basuras, con los cuatro ecoparques que desaparecieron por arte de birlibirloque, o el vertedero que ahora pretenden que pague la Unión Europea, es un modelo muy recurrente. Y muy lucrativo.

La verdad es que podríamos decir muchas cosas, pero la verdad es que entre Cantallops y el Secretario General de la Agrupación local del PSOE lo han dicho casi todo. Y lo que ellos no hayan dicho lo repite cualquier ciudadano medianamente informado que se precie de estar interesado por estos temas, y para qué quieren ver repetido ustedes lo que ya saben. Porque a los que están interesados, que son quienes leen -o escriben- sobre estos temas ya saben de qué va. Y si no están interesados, no nos va a leer, luego no queremos cansar con mayor bombardeo de información de la que ya han recibido en los últimos días.

Seguro que entre los que han votado a favor (si excluimos los/las que lo hayan hecho "por imperativo legal") no hay quien se pregunte cómo puede haber tanta distancia entre lo que piensan los ciudadanos y lo que hacen sus representantes. Seguro que quienes se siguen creyendo en posesión de la verdad absoluta (ya se sabe que quienes se creen en la verdad absoluta o son necios o esconden tras ellos ansias autoritarias), nos mirarán a esa mayoría como unos ignorantes que no hemos pasado tanto tiempo como ellos estudiando el expediente. O tal vez le sigan echando la culpa a la prensa, a la que s, pues sólo faltará que terminen llamando canallesca, y todo por tener una opinión diferente. Se tratará así de la "democracia de los bien informados" frente a la "democracia de los ignorantes". ¡Pues qué bien!

Pero en fin, como dijo Pilatos "quod factum, factum est", y como no tenemos ganas de liarla más, y dentro del afán constructivo en el que siempre nos movemos, vamos a realizar una serie de propuestas para tratar de desbloquear la situación.

Una primera propuesta consistiría en que se declararan en huelga de brazos caídos todos los concejales hasta las próximas elecciones. ¡Por Dios, que no hagan nada más! Se les seguiría pagando el sueldo, pues a buen seguro eso resultaría más rentable que sólo pagárselo si se dedican a una frenética actividad de terminar de destrozar lo poco que aun queda por destrozar.

La segunda puede ser más polémica, pero podemos abrir el debate. Se trataría de que Elche absorbiera este Municipio. Aún a riesgo de tenernos que tragar a Ortuño, siempre ese factor quedaría compensado con la sensatez que terminaría imponiendo Diego Maciá. Y estamos abiertos a que la fusión por absorción se hiciera con otro Municipio, si es que en estas tierras todavía quedan residuos militantes de un cierto anti-ilicitanismo.

La tercera solución, nuestra vena escéptica la hace ver cómo imposible. Se trataría de crear un frente ciudadano que reivindicara la rebeldía frente al abuso y las barbaridades que se están cometiendo en nuestra ciudad. Y volviéramos a la protesta. Dentro y fuera de los partidos. ¿Tendremos que volver a ir por las Asociaciones de Vecinos explicando lo que se ha hecho? ¿Tendremos que ir recogiendo firmas? ¿Tendremos que volver a manifestarnos? Al final van a tener razón quienes dicen que contra Franco (por supuesto, Francisco) vivíamos mejor. Y es que, si dijimos antes que el nombre en ocasiones marca los caminos del destino, la Rabassa morta, a principios del siglo XX fue motivo de conflictos entre campesinos y propietarios. Curiosidades del destino. Lo que ocurre es que siempre, el amable lector, se hace la misma pregunta ¿Por qué llevamos tanto tiempo de perturbación política por culpa de Rabasa que nos afecta tanto, personalmente, como la existencia en el trópico de la mosca del sueño, a la que odiamos únicamente por un sentimiento de humana solidaridad? Mire usted, amigo lector, como Don Quijote, algunos no nos cansamos de luchar contra molinos.
Pero en fin, mucho nos tememos que todo eso sean utopías, y al final nos quedemos con la resignación. Y por supuesto con el cotilleo y el dar pábulo al rumor. Y sobre todo, después de ver lo que están haciendo con nuestra ciudad, solo cabe pedir, que el último que quede que apague la luz.

¿Por qué lo llaman amor cuando deberían decir sexo?

¿Por qué lo llaman amor cuando deberían decir sexo?

Lo de esta ciudad no tiene nombre. Si Dios no lo remedia, el próximo martes va a aprobarse la que, posiblemente, sea la más importante actuación urbanística de Alicante, y la expectación que ha levantado poco tiene que ver con el contenido de la propuesta. Mucho nos tememos que si de nuevo los concejales zaplanistas al mando de Ripoll no hubieran amagado con oponerse al Alcalde, el tema hubiera pasado desapercibido. Pero ya sabemos de antemano que la sangre no llegará al río y que, al final, todo el grupo del PP votará unido y a favor del proyecto. Los intereses mandan y aquí solo se trata de hacer un poco de ruido para que no se olviden de algunos, pero poco más.Pero la cuestión va mucho más allá. Es cierto que hay ciertas circunstancias que contribuyen a despertar un cierto morbo, y entre ellas no es la de menos el conocer quién es la empresa adjudicataria y beneficiaria del proyecto, que tanto interés despertó en el pasado por su tendencia a emplear a familiares de concejales, pero el morbo puede contribuir a hacer perder la perspectiva. Porque la cuestión no es esa, ni tan siquiera el contenido concreto del plan, ni su comparación con otras propuestas. La cuestión fundamental sigue siendo mucho más simple. Alguien debería dar respuesta a preguntas más simples, tales como: ¿por qué el Plan de Rabasa?, o ¿por qué ahora?.

Si tenemos en cuenta el desarrollo de Alicante, las actuaciones urbanísticas pendientes de realizar, el previsible crecimiento de los próximos años, en definitiva, cualquier indicador que se analice, no hay nada que haga pensar que existe urgencia en desarrollar un Plan de esa magnitud. Bueno es ser previsor, pero mucho nos tememos que con tanta previsión lo que se termina haciendo es condicionar el futuro de esta ciudad. En definitiva, atar de pies y manos a futuros gobiernos municipales, sean del color que sean. Y esa es una circunstancia tan determinante que debería ser motivo de un debate más sosegado.

Y no sólo más sosegado, sino más amplio. Porque no hay que olvidar que está pendiente de aprobación el Plan General de Ordenación Urbana, y debería ser en esa ocasión cuando se plantearan las cuestiones relativas al modelo de ciudad, en definitiva, dar respuestas tales como cuál es el modelo de Alicante que queremos o hacia dónde pensamos que debemos crecer. Pero no es eso lo que se hace. En lugar de un debate general, se va troceando el término municipal con actuaciones concretas, que pueden ser más o menos discutibles, pero que precisamente por ser parciales impiden la visión de conjunto.

Y tal vez sea eso lo que se pretenda, porque sorprende la noticia de que el Plan General hablase de cinco mil donde se construirán quince mil. Sorprende la inmediatez con la que se va a tramitar, incluso sorprende que ya se conozca hasta al empresario. Tendremos que esperar al pleno del martes para saber si aún se nos reserva alguna sorpresa más.

Y son otras las cuestiones que deberíamos plantearnos en lugar de proceder a actuaciones precipitadas. Por ejemplo, cuáles son las repercusiones del modelo de crecimiento de la ciudad al que nos está llevando el gobierno de Alperi, por ejemplo y sin ir más lejos en el deterioro del centro de Alicante, o la infradotación de los servicios básicos esenciales en ciertos barrios. Hace unos días cerraban los últimos cines que quedaban en el centro de Alicante, y con ocasión de la publicación de esa noticia, se recordaba que Alicante era la ciudad de España con mayor número de cines por habitante, y resulta que, si exceptuamos los Astoria, no queda ninguno en el centro. Y ese no es un hecho aislado ni que obedezca exclusivamente a razones de política comercial de las grandes distribuidoras cinematográficas. La razón fundamental hay que encontrarla en el modelo de ciudad al que se nos está llevando, modelo que consiste en desplazar la actividad comercial hacia los grandes centros comerciales situados en el extrarradio, con la consiguiente depreciación del centro tradicional como espacio de convivencia. Y ese es un modelo muy norteamericano que puede incluso tener sus defensores, pero ese no es el caso de Alicante. Aquí no ha habido ni tan siquiera una decisión a favor de un modelo de ciudad determinado, y es que eso sería muy complicado, porque precisaría de debate y de análisis de diferentes modelos. Nada de eso. Aquí se improvisa y como lo único que se pretende es poner en valor el suelo, pues la ciudad va creciendo a golpe de especulación, o mejor que creciendo, que no crece tanto como parece, se va desplazando de un lugar a otro sin responder a un criterio preestablecido. Ese es el modelo imperante en el Ayuntamiento de Alicante, y la prueba del nueve de esa realidad lo constituye el Plan de Rabasa. No se aprueba ese Plan porque sea necesario para los intereses generales de la ciudad, sino porque interesa a unos pocos.

Y no se nos diga que el Proyecto que va a ser adjudicado contempla la construcción de viviendas de protección oficial, porque ya sabemos de qué va eso, y de cómo para conseguir la adjudicación en ciertos concursos se presentan ciertos caramelitos (léase ecoparques por un ejemplo), que luego no se construyen. Si hay urgencia, que la hay, para construir viviendas de protección oficial, por qué no se construyen donde están previstas, tal y como nos recordaba hace unos días en estas mismas páginas el presidente de la Asociación de Vecinos de Rabasa.
Este plan, mirado con los ojos de un ciudadano normal, tiene mal color, huele raro. El crecimiento sin orden ni concierto que Alicante está sufriendo nos pasará a a los ciudadanos una factura muy alta. Por eso seguimos sin entender por qué llamarlo amor a esta ciudad cuando más parece que lo que se busca es sexo.