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Experiencias

Lo dulce del dolor

Lo dulce del dolor

Hoy es jueves, son exactamente las once y diecisiete de la noche cuando tengo la necesidad de escribir para aliviar en algo el dolor que por dentro siento. Prometí que la próxima vez que me sentara a escribir en este portal, sería al estar invadida de alegría, mas las cosas no siempre son como las planeamos. En muchas ocasiones hay situaciones que llegan de improvisto y no están bajo nuestro control.
Aunque parezca extraño, no siento un dolor propio, sino uno que es algo así como prestado. No sufro por mí, sufro por otros. Sufro porque me siento impotente frente al pesar de una mujer a la que conozco, quien ha recibido un mal trato por el delito de dar amor, sin ser valorada.
Aquella mujer es una de las más hermosas que he visto en mi vida. No siento envidia al verla, sino admiración por el cuidado en cada detalle que la hace lucir aún más espléndida de lo que ya es. Su belleza no está relacionada exclusivamente a su físico, sino a todo su ser. Tiene unos ojos que transmiten vida en cada mirada y una sonrisa que contagia a cualquiera. Sus manos a pesar de ser gruesas y no verse delicadas como las de otras mujeres, son portadoras de caricias que solo ella sabe dar. En alguna época fueron finas, pero a sus 52 años llevan a cuesta arduos trabajos que sin reproche alguno han realizado. Sé que por siempre mantendré su imagen en mi mente, el recuerdo de toda su figura irradiando amor.
Hoy ella está triste porque se siente poco valorada. Un hombre lastimó su alma. Fue tratada con indiferencia y de manera injusta. Qué rabia que siento al ver que no puedo hacer nada. Al darme cuenta de que mi voz es débil si de competir con aquel hombre se trata. Me pregunto ¿por qué él no puede verla de la manera en la que yo lo hago?, ¿por qué no puede admirar su belleza y olvidar las ofensas? La respuesta aún está muy lejana.
En fin, sé que el orgullo de aquel hombre no lo dejará apreciar y valorar a plenitud a la mujer que tiene a su lado. No lo permitirá por lo menos hasta que se de cuenta del gran error que cometió. Solo espero que no sea demasiado tarde y que mañana mi madre vuelva a sonreír y contagie a media ciudad con su alegría. Porque mi madre es la mujer más hermosa que he visto en mi vida, dueña de una belleza que va más allá del físico y que solo con los ojos del alma se puede contemplar.
Sufro hoy por ella y así me doy cuenta de que por primera vez he experimentado lo dulce de sentir el dolor cuando es por quienes más amas.

¡Aléjate del problema!

Sí, ¡Aléjate del problema! Es el consejo que recomiendo a todos cuando estén preocupados y no encuentren la salida en algún asunto. Eso me pasó a mí y créanme...me funcionó. De repente empiezo a confiar más en lo que me dice la gente. Pues esa frase la había escuchado tantas veces y nunca le puse atención.
Cada día es completamente diferente al anterior. Ayer estaba desanimada, confundida y consternada al no saber qué salida elegir en algo que yo consideraba "un gran problema", cuando en realidad no era así.
Hoy es diferente, estoy animada a pesar de que he pasado horas frente a la computadora realizando un trabajo para la universidad, pero eso me ha sido muy productivo. Pienso que no hay nada mejor que mantener la mente ocupada.
De repente, sin tener intenciones de hacerlo, me acordé del "gran problema" y me reí al darme cuenta de que la solución estaba ahí, en mis narices, lista para que yo la acoja.
Efectivamente eso hice. Ahora me siento tranquila y hasta de cierto modo renovada. Una vez más considero que no hay nada mejor que alejarse del problema, mantener la mente ocupada y simplemente disfrutar de la vida...A fin de cuentas, es muy bella, ¿o no?

¿Será que el tiempo cura todo?

Hoy sentí ganas de escribir, seguramente por mi estado de ánimo. Hoy me siento nostálgica, no sé si añorando situaciones que viví, o más bien aquel tiempo en el que ni siquiera las imaginaba, ya que de esa forma hubiera ahorrado algunas lágrimas. Sin embargo, uno nunca debe arrepentirse de lo que hace, pues aunque hubieran sido equivocaciones, en algún momento consideramos que era lo correcto.
Todo esto que expreso es por la sensación que dejó en mí la experiencia más cercana que tuve con el amor ; con aquel que se comparte entre dos, con el que se es cómplice de muchas locuras.
Cuando se empieza una relación, una ilusión nace con ella. Al comienzo es muy sutil, pero con el paso del tiempo te va envolviendo al punto de llegar a pensar que para siempre podrás ser su dueño. Pero, la realidad es muy distinta; te hace jugadas que en ocasiones la destruyen y al final uno piensa...¿qué hice mal, fue acaso mi culpa? las respuestas son muy variadas, aunque la mayoría de veces apuntan a la propia responsabilidad.
Cuando esto sucede pareciera que el mundo cambia por completo, cuando en realidad es solo “nuestro mundo interior” el que se desordena, pues el sol sigue saliendo igual cada mañana. ¿Qué hacer entonces?, ¿Cómo recuperar aquella parte tuya que sientes que se ha ido con esa persona?, eso es lo que aún trato de averiguar.
Sé que “el tiempo cura todo” como dice el refrán. Han pasado ya ocho meses desde el fin de la ilusión. Hoy veo las cosas de diferente manera. Siento que he madurado, que he aprendido mucho y que ahora valoro más lo que tengo a mi alrededor. Tenía razón el refrán...la huella se está cicatrizando, aunque a veces quiere reabrirse en alguna conversación o al mirar en los recuerdos de un cajón que debería estar clausurado. Pero, menos mal he ido comprobando, aunque sea poco a poco, que “el tiempo cura todo”.

La amistad: un “no sé qué” especial

El diccionario define a la amistad como “un afecto personal desinteresado”, pero pienso que esa definición es demasiado vaga para lo que esa palabra verdaderamente encierra. Sé que no soy una experta como para dar toda una cátedra acerca del tema, sin embargo he experimentado lo que es tener buenas amistades y puedo de cierta manera complementar un poco aquel concepto. Pienso que la amistad es un lazo, una especie de nexo que mantiene vivo un sentimiento de amor fraternal entre dos o más personas.
Fue en la escuela que conocí a quienes hasta ahora han sido mis mejores amigas. Ellas son Linda y Pilar. A través de la relación con ellas que ha durado como 11 años, puedo decir que la amistad solo nace con una química especial que no con todas las personas se da. Es un “no sé qué” que solemos experimentar cuando empezamos a tratar a alguien y nos sentimos cómodos cada vez que compartimos una conversación o alguna actividad. Ese lazo que une a esas personas es precisamente aquel “no sé qué” que es un poco difícil de explicar.
Eso es algo primordial para que se forme una amistad, es más, el pilar fundamental. Jamás se podría compartir algo tan profundo con alguien con quien no somos compatibles, considerando que compatibles no quiere decir precisamente que sea igual a nosotros. Lo importante es la afinidad, que va mucho más allá de las diferencias. De ahí todo lo demás sigue surgiendo naturalmente con el trato frecuente, con experiencias y situaciones que nos ayudan a conocer a las personas tal y como son, y que nos permiten no quedarnos solo en idealizaciones.
La amistad es un amor fraternal porque llegamos a considerar a esa otra persona como un hermano o hermana, como a alguien que por ningún motivo nos atreveríamos a lastimar. En mi caso, a mis dos mejores amigas las considero así, porque a pesar de que no puedo asegurar que no las heriré algún día, pues nadie es dueño del futuro; aquello no está dentro de mis planes. Un amigo o amiga siempre están contigo en momentos alegres, conocen gran parte de tu vida, muchos secretos que incluso hasta personas de tu familia podrían ignorar. Pero, la verdadera amistad se ve en los momentos difíciles, cuando necesitas apoyo y que alguien sostenga tu mano para recordarte que no estás solo. Esos son los verdaderos amigos, aquellos que buscan siempre hacerte sonreír cuando crees que es imposible.
A través de estas palabras, es fácil darse cuenta de lo valioso que es una amistad y de lo importante que es conservarlas como el único tesoro que nadie nos podrá arrebatar. Cosas como el dinero y el poder que tantas personas anhelan, fácilmente se van, pero una amistad jamás. Pueden existir muchas dificultades y pruebas en el camino que nos hagan dudar, pero el corazón nunca se equivoca cuando de elegir a los amigos verdaderos se trata. Solo de cada uno depende el valor que se les de a aquellas personas tan maravillosas que a lo largo de la vida nos acompañan.

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