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fabulman

Ayer descubri...

Anoche vi una película simple y sencilla, pero que abrió y tocó hasta
el fondo de mi ser en muchos aspectos y situaciones que tal vez otras
personas no puedan conseguir en una simple expresión artísitica.
De pronto me sentí como una mujer de más de 40 años que presencia como
su madre se va desgastando poco a poco y su lucha por intentar
mantenerla presente y encontrarla en el túnel de los años, pero como también a
veces nos llenamos de ocupaciones y de excusas para no darnos el chance
de ser felices. Me sentí como un policía que sabe que no puede darle a
su novia todas esas cosas buenas que le gustan y desea y por eso mete
la pata una y otra vez. Pero también sentí lo importante que es el amor
para que todo continúe.
Me sentí como un hombre que ha perdido su fe y busca cada día una
manera de buscar y sentir donde está su Dios, pero también me sentí como
aquella mujer que espera quedar embarazada y se desilusiona una y otra vez
porque no le llega algo que está esperando, sea algo grande o un simple
detalle.
Sentí el dolor de una persona que sufre al haber perdido la oportunidad
de decirle a un ser querido lo que sentía por él antes de que sea
demasiado tarde. Descubrí que hay hijos, que aunque suene raro, aún desean
tener el amor de sus padres, aunque sea en un simple apretón de manos y
de cuan cerca a uno puede haber una historia así.
Me vi como un joven que en busca de la felicidad usa los métodos menos
adecuados y más traumáticos para lograrlo. Y de como algo tan simple
como una llamada puede reparar toda una historia. Tambien como un
desconocido te puede decir algo que puede cambiar tu vida.
Pero también descubrí que cada día es una nueva oportunidad para
empezar, arrepentirse y continuar mejorando por dentro para hacer una mejor
vida.

Sopor

Respiro con profunda dificultad,
mi cama ya no es un refugio para mi cuerpo,
siento que mi vida es un cenotafio
arruinado por el dolor y el tiempo.
Es difícil poder concentrarme en algo
pues me atropello con mi propio temor.

Giro de un lado a otro,
intentando escapar sin fuerzas
de las sombras del perenne insomnio
que se cobija bajo mis sábanas,
mientras el sopor se adueña de mi
y el hormigueo de ansiedad sube por mi pecho

Abro mis ojos e intento respirar,
veo al techo, que en penunmbras me amenaza.
Estoy tan cansado que no puedo dormir,
siento la agonía que recorre mi cabeza,
quiero cerrar mis ojos y dormir por siempre.

(Escrito en noviembre del 2002)

El calor de tu piel

Tú, ahí, de pie
como en un trance de placer
En completa excitación
Y recorriendo con tus manos
cuerpos en la oscuridad.
Deslizo mi mano por tu espalda
y bajo hasta quedarme prendado
por tus suaves y curvas colinas
y las tomo con fuerza
para sentir el calor de tu piel.
Pierdo el sentido, te muerdo,
sintiendo un suave gemido.
Como en una suave danza
te cubro con mis brazos
y te aprisiono junto a mi
para que sientas mi deseo
copando hasta tu último milímetro.

Cronica de un desprevenido en un evento huge

Casi no podía creerlo. Mi reloj marcaba casi las siete de la noche y estaba a escasos minutos de llegar finalmente al anhelado y pospuesto evento.
Luego de dar unas vueltas por el centro comercial ante la sospecha de que la idiosincracia se impondría y todo empezaría tarde, bajé a las 7.30 al teatro para encontrarme una enorme fila de interesados, tecnológicos y variopintos asistentes.
Dudé al principio pero luego noté un efecto muy a la venezolana: había dos colas, pero una era cinco veces más larga que la otra. Evidentemente fui a la corta casi con la certeza de que no había diferencias entre ambas filas para entrar. No fallé.
Saqué mi invitación, con algo de verguenza por los mensajes pseudo insinuantes que contenía, y la mostré a la joven de la puerta, quien ante la avalancha de impacientes visitantes tan sólo pedía “una tarjetica” que nos convertiría en los felices postulantes a los premios de la noche. Pero ante la ausencia de mis tarjetas, me decidí por la segunda opción: “llenar el papelito”.
Lamentablemente no tuve la suerte de conseguirme a ningún otro anfitrión u organizador que me indicara el modus operandi del evento. Me alisté a intentar ubicarme en el sitio y comprender la logística, cuando de pronto permitieron el acceso a la sala y tuve mi primera evocación del Metro de Caracas.
El batallón de ávidos usuarios abandonó el lobby para evitar la pronta y más que evidente falta de asientos. Mientras yo intenté aprovechar el sosiego para apreciar los stands de los patrocinantes, sin saber que mi estrategia no sería la más adecuada (o por lo menos no en esta ocasión).
Luego de mi periplo y cuando escuché una voz dentro de la sala, me apuré para no perder detalle. Al intentar ingresar al recinto, un muy joven caballero explicaba a un grupo de rezagados que el sitio estaba lleno –como si no era evidente—y que más bien había exceso de personas en los laterales por lo que lamentablemente no se podría entrar. La pregunta de por qué había más gente de la capacidad del local se quedó sin responder.
Tras el estupor inicial, el joven fue increpado con una actitud masiva de prelinchamiento que se resolvió al recibir una ágil orden de ingreso a la sala para quienes ya nos veíamos perdiéndonos el “evento del año”.
Los que dispusieron de asientos fueron los pioneros en entrar a la teatral sala, no sin antes haber soportado en el lobby algo de altas temperaturas y exceso de cercanía con el prójimo, cual día de retraso en el Metro.
Una vez adentro y de pie, pude ver la representación dramática de un jefe histérico, una diseñadora que más bien entraba en el estereotipo de la secretaria “mamita” y un fotógrafo luchaba por ser malandro aún en contra su naturaleza. Debo confesar que me reí con la secre, perdón, la diseñadora.
En medio de la improvisada comedia, apareció una inducción a los productos de Adobe y luego una mejor de Macintosh con acento de New Jersey incluído. Aplausos fueron y vinieron hasta la llegada de la rifa, que entre los afortunados ganadores lució a una dama y un caballero que posiblemente podían haber sido escogidos con “la mami” y “el papi” del mes por alguna página web de rumbas. El fashion se impone.
Al concientizarme de la desilusión de irme a casa con las manos vacías –ni tan vacías por los múltiples volantes recolectados-- salí de nuevo al convulsionado lobby donde los ávidos asistentes disfrutaron con vino y pasapalos el cierre del “evento del año”. Nos vemos en el próximo (si no lo suspenden).

Hey again!

Aqui estoy de nuevo. Mi ausencia más debida a la memoria que las ganas de volver. Es decir, no me acordaba de mi clave.

Mi primer celular lo compré en una feria del Poliedro el 30 de mayo de 1998 y era un Movilnet cuya línea era 0416-6129898. Me provoca hasta llamar para ver si alguine me responde.

Tu limbo

Entrar en ti hasta que no puedas más
Satanizar tu deseo y profanar tu tumba
Llegar a tu profundo escondite
Y volverlo parte de mi conquista

Envolver mi saliva con la tuya
Recorrer tu espalda, besar tus pecas

Recostarme en el limbo
Mientras me despojas de mi energía

Mecerte.
Confesarme y pagar mi penitencia
Y librarme de culpas

Y te rindas ante el paso de mi lengua
Que busca con anhelo encontrar tu placer

Penar en tu cadalso hasta mi muerte.

Espíame en digital

Cómo se sentiría si navegando en internet de pronto se encuentra que en algún portal hay fotografías suyas desnudo o exponiendo alguna parte "privada" de su anatomía? No crea que esa posibilidad es muy remota.
En esta sociedad, donde la tecnología nos sorprende frecuentemente con inventos que hace unos años aparecían nada más en nuestros sueños, se está gestando un fenómeno paralelo que lleva a reflexionar en cómo un avance puede poner en vilo un valor muy estimado por todos: la privacidad.
Los teléfonos celulares de tercera generación con cámaras digitales incluídas es uno de los mejores ejemplos de esta nueva realidad. Ya no se trata de posibles implicaciones en asuntos de espionaje, donde documentos confidenciales puedan quedar registrados en las minúsculas cámaras, sino que nosotros mismos estamos a merced de quien posea el novedoso aparato.
Entrar en un baño público, probarse ropa en alguna tienda o desvestirse en un gimnasio podría convertirnos en un futuro muy cercano en protagonistas de material para páginas de internet donde los sofisticados voyeristas expondrán en imágenes los ángulos más variados de sus incautos modelos.
Actualmente en la web se pueden conseguir algunos portales con gráficas de traseros de féminas tomados por debajo de sus faldas. Para evitar este tipo de sorpresas, en algunos clubes y fiestas en Estados Unidos ya están empezando a prohibir el uso de estos dispositivos.
Las imágenes también podrían tener otros fines como delatar dónde se encontraba algún conocido o guardar una foto de recuerdo de esa persona totalmente desconocida que nos topamos un día en la calle.
La fiebre de "cámara indiscreta" con celulares ha empezado y promete masificarse al mismo ritmo en que aumentan las ventas de teléfonos con cámara. Sólo en Estados Unidos se vendieron 6,3 millones de estos aparatos en el 2003 y se espera que las cifras se dupliquen para finales del 2004.
Sin embargo, por más prohibiciones que se impongan, el uso y abuso de los equipos miniespías, así como la divulgación del material por internet, dependerá exclusivamente de quienes porten los dispositivos. Al parecer, nada podrá detener esta nueva irrupción en nuestras vidas.
Por el momento, el único consejo válido es que cuando entre a un baño o quiera hacer algo indebido, mire bien a su alrededor no vaya a ser que alguien lo convierta en una celebridad, revelando sus más púdicas intimidades con sólo dar un click.

Entrevista desde el sanitario

Noche del 18 de agosto. Pasadas ya las siete, me encontraba en el café del Ateneo de Caracas cuando de pronto decidí ir al baño, casi con la puntualidad típica de cualquier mujer justo antes de abandonar un restaurant y alegan querer ir a “retocarse”.
Para no entrar en detalles fisiológicos, puedo decir que me disponía ya a arreglarme y abrocharme el pantalón justo cuando mi teléfono móvil inicia el inefable sonido de llamada entrante.
Atiendo a la brevedad posible sin terminar con el pantalón y una voz de acento extranjero me revela que efectivamente es la llamada para una entrevista telefónica acordada con Kevin Johansen, que para quienes no le conocen es un cantautor que nació en Alaska pero se crió en Argentina y hace musica de fusión.
Pido con rapidez que me comuniquen al artista mientras con celular al hombro y libreta en mano intento infructuosamente abotonarme el pantalón. Al escuchar el “bueno” al otro lado de la bocina detengo mi frustrada labor y procedo, lo más ecuanimente posible, a intentar hilar una entrevista profesional dentro de aquel baño.
Al estar incómodo con celular, bolígrafo y libreta decido tirarme al piso junto a los lavamanos, manteniendo el control de la entrevista como si estuviera en mi oficina cómodamente sentado.
A los pocos minutos, un joven que ni recuerdo irrumpe en el sanitario. No le veo casi pero noto que por su cara pensaría que estaba en un arrebato de locura onanista o inyectándome heroína.
Salgo a la puerta del baño para intentar que los ruidos del visitante no interfieran en mi diálogo. Por suerte mi camisa larga y por fuera impidió que una incauta joven que buscaba el baño de damas pensara que había un sádico suelto con un fetiche telefónico.
Al salir el visitante, vuelvo al baño y sigó conversando acerca de nominaciones al Grammy, giras, etc. Agradezco finalmente a Kevin su tiempo y su disposición y termino la llamada, me arreglo el pantalón, respiro profundo y salgo.
Vale acotar que afuera ya pensaban llamar a los bomberos para verificar si alguien había perdido el conocimiento mientras pujaba o si había algún tipo de bacanal en el sanitario de caballeros.
La entrevista me quedó muy buena.

Venezolanos pierden masivamente el meñique en referendo

Los venezolanos perdieron masivamente el domingo el dedo meñique derecho por efecto de una sustancia utilizada como indicativo visible durante un proceso de referendo contra el presidente Hugo Chavez
Fulanita quiñones dijo a Notifab que prefería perder el dedo que perder su país. "A chavez lo voy a mandar a sentarse en el tuquito que me quedó", dijo tras ser intervenida en un hospital de Caracas.
La tinta utilizada para marcar el dedo meñique, como prueba de haber votado, generó una reacción de "inelasticidad" que iba ajustando el órgano hasta privarlo de aire y conduciendo a su muerte. Los hospitales lanzaron operativos masivos para amputar los dedos muertos.
El Consejo Nacional Electoral llamó a todos los venezolanos a conservar la calma, ya que el dedo si es verdad que no podrían conservarlo.

Sueños mediáticos

Mi noche se ha perdido entre los rayos catódicos de mi fiel amigo. El control remoto tiene las teclas desgastadas pero todavía intento terminar de exprimir la programación del día. De pronto, algo me detiene. Es una imagen familiar, casi mi propio reflejo en la pantalla. Es él. Sonríe para demostrar su simpatía y envía saludos por doquier.

Es imposible, ya es medianoche y los canales locales han terminado sus transmisiones. ¿Por qué sigue ahí? En un inútil intento, tomo el control y paso de canal. Los Expedientes X, mi programa favorito. Me hundo en la truculenta trama que lleva a los agentes Mulder y Scully a estudiar el extraño caso de una verruga que produce extraños alienígenas. El implicado niega cualquier indicio de culpa y señala que las “cúpulas corruptas” lo han implicado en este problema. Al escuchar aquella frase me incorporo en mi silla y compruebo que está allí; con su risa permamente y enviando un saludo a los “agentes mismos del FBI”.

Cierro mis ojos. No puede ser verdad. Cambio nuevamente el canal y me consigo con “La Niñera” que está muy entusiasmada porque después de haberse divorciado de un famoso millonario ahora va a trabajar cuidando la dulce hija del presidente de un país. Pocos minutos después, aparece una niña catirita que tiene como mascota una morrocoya. El asunto comienza a resultarme común y prefiero seguir buscando algo mejor en el televisor.

Aparece un extraña mujer, rubia oxigenada, que con unas fichas en la mano anuncia el caso que prosigue: ¿Por qué censuran su programa y colocan en su horario cadenas presidenciales? Un tal Diosdado Cabello defiende el derecho de preservar la moral y las buenas costumbres. La animadora anuncia a un invitado que aparecerá de incógnito. Sólo se observa una figura entre sombras que sonríe ampliamente y tiene una protuberancia que sale de su frente. Mientras manda saludos, Diosdado Cabello aprovecha para caerle a golpes a la animadora. Interviene la policía y cortan la transmisión.

Casi vencido paso de canal y me encuentro con Ally Mc Beal que se queja de su mala suerte para conseguir un hombre que la comprenda. Intuyo inmediatamente sobre quién puede ser ese Romeo que ella espera. ¿Acaso existe alguien más indicado para complementar la neurosis de la protagonista? Sin embargo, cuando termina el capítulo todavía ella está sola.

La sonrisa, la verruga y los saludos ahora aparecen en todos los comerciales. Me despierto sobresaltado. Son las 6:30 de la mañana y en un programa de opinión alguien envia saludos a todas las mujeres y hombres que se levantan temprano para trabajar por esta república bolivariana. Apago el televisor. No necesito saber quién es. Ya tendré suficientes oportunidades para verlo a través de la pantalla catódica.

(Otro escrito de junio del 2000)

Chateando se entiende la gente

Desde hace más de un mes he entrado al chat buscando la mujer ideal. Una de esas tantas que se anuncia, que dicen tener curvas suicidas y melenas Pantene. Es cruel la soledad. Y aunque siempre he estado contra la idea de las citas a ciega estoy frente a mi pantalla buscando el angel de mis sueños o por lo menos alguien que pueda resolver mis ratos de ocio.

Hace una semana, me encontré con una hermosa mujer (digo yo que era hermosa), enloquecí ante sus primeros teclazos y sucumbí ante el sexy trato que me prometía. Dejé por algunos minutos que describiera las bondades de su cuerpo. Era perfecta, justo lo que yo necesitaba, hasta que de pronto me dijo que quería que la hiciera mía. Me asusté, perdí el control por unos segundos pero traté de mantener la calma.

Le pedí su teléfono, que me dijera dónde se encontraba y yo salía a esa hora (las tres de la madrugada) para donde ella estuviera. Ella se quedó “muda”, y con gran desparpajo me dijo que solamente quería tener sexo virtual. ¿Sexo virtual? ¿Para qué le sirve eso a uno teniendo a la eterna amiga de los cinco dedos? Intenté de cualquier forma que accediera a dejarse ver pero la muy muérgana huyó dejándome el cruel mensaje “a las 3:50 Sisy dejó la chatear privada”. Aunque mi francés no es muy bueno, supe enseguida que era una despedida.

Pero mi compulsiva obsesión por conseguir un affair electrónico me llevó de nuevo al chat dos días después. Aún a riesgo de conseguir un nuevo guayabo virtual. Siempre me ha extrañado algo, nunca he conocido una mujer fea en el chat. Todas con quienes me he topado me dicen que son una fusión genética entre Cindy Crawford, Lady Di y Catherine Zeta-Jones ¿Qué extraño, no? El chat parece más bien un concurso de belleza, ¿Será que a la gente bonita también le cuesta conseguir pareja y por eso entran al chat?

Pero mis mayores temores se cristalizaron en menos de lo que esperaba. Resulta que “una noche tan linda como aquella” encontré a la chica ideal. 25 años, profesional, “de belleza delicada” como ella misma se describió. Después de tres horas de chistes malos, preguntas estúpidas y propaganda de ambas partes, me decidí a invitarla a tomarse algo por ahí. Ella accedió y yo maravillado le di toda seña posible para que me ubicara.

Esperé en el Café acordado por unos minutos. De pronto apareció ella. Tenía unos cuantos kilos adicionales, tal vez demasiados. Su piel no era el suave terciopelo de mi mente y sus dientes, los que tenía, estaban amarillentos. Sonreí, me tomé el café prometido y me despedí tristemente pues al día siguiente supuestamente me iba para Australia.

Prometí desde aquella vez no volverme a echar ese muerto pero confieso haber reincidido. Me he topado con una ninfómana, una marimacho y un travesti. Que buena experiencia. Pero así es el chat. A pesar de los barrancos que uno se echa, vuelves a entrar otra vez para seguir buscando tu media naranja entre rubias que tienen el cabello azabache y chicas decentes que usan minifaldas de lentejuelas.

(Escrito en junio del 2000)

The Beginning

Estoy aquí, frente al teclado y con la pantalla en blanco, como cualquier escritor o periodista que espera el momento en que la mente empiece a generar el movimiento de los dedos intentando ir a la velocidad del propio pensamiento, claramente sin éxito alguno. Las ideas vienen y se van tan rápido como acabamos la frase. Las distintas palabras y distintos inicios y finales se entrecruzan y mueren cuando los dedos en su larga carrera terminan de plasmar el último pensamiento que germinó.
Estoy aquí iniciando por el principio, sin saber ni el presente ni el mañana, sin querer saberlo tampoco. A veces creo que pienso demasiado, a veces pienso que soy demasiado incrédulo.
Raúl, Vic, Nico, Dany, Ana, Carlos, Lois, Juancho, Josega, Sergio, Tania, Edecio, Félix. Solamente nombres pero con una historia, un afecto, una importancia, una leyenda personal y al mismo tiempo los pilares que soportan la arquitectónicamente imposible cotidianidad que es una vida, un afecto, una fraternidad.
No sé a dónde me lleve este barco, no pretendo más que zarpar de este puerto y llegar justo a donde sea preciso.