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Camino de 1998

como siempre, la incoherencia

Anoche cené con Ali y por supuesto nos volvimos a liar. Nada que añadir, sobre todo teniendo en cuenta todo lo que escribía hace un par de días. Esta vez no hemos dejado flecos colgando (al menos no entre los dos). Pero no ha sido justo... para ella. Yo a ella le gusto mucho, y no creo que esto le ayude para nada. Yo... sigo con mi vida, adelante, sin mirar atrás. Sabía que esto pasaría, lo pude evitar y no lo hice. No me quito culpas. Sí, lo hicimos porque queríamos, los dos somos mayorcitos y sabemos cómo están las cosas. Pero esto mismo es lo que me ocurría con Monica una y otra vez, cuando nos liábamos y yo siempre me quedaba hecho papilla y ella se iba tan campante (al menos yo no le echo la culpa a Ali, como Monica sí hacía conmigo... ¡Qué grande soy!). Así que la víctima puede ser (¿suele ser?) el verdugo en cuanto vuelve la esquina. ¿Es esto como cuando te roban la antena de la radio del coche, y tú se la robas al siguiente que ves? Lo parece, ¿verdad?). Al final, todo es posible: uno puede sentirse muy atraido por alguien aunque sea algo imposible o simplemente no le guste. Uno puede dejarse llevar por unos sentimientos, bloqueando otros al mismo tiempo. La alabanza acaba horadando. La carne es débil, la cabra tira al monte, etc. Todo eso, tan típico y manido, acaba siendo verdad.

La guinda al pastel es esa ligera irritación (siendo bueno conmigo mismo diría que es el lejano eco de una antigua irritación) que he sentido al ver que Monica tenía puesto en el messenger "ocupada con Calimero". Lo de siempre. Irritación sí, pero ¿qué esperabas? Ojalá esto fuese tan fácil como aplicar la lógica cartesiana: uno no puede sentirse molesto porque alguien haga algo que ni es malo, ni a mi me importa, porque ni estamos saliendo ni ella me gusta. Y encima, cuando yo llevo el "historial" encima de las dos últimas noches.

Pero, ¿quién dijo que soy coherente? Además... sólo es eso: una sombra.

¿Cuándo acabaré de pasar página? ¿Será ésta la oportunidad?

la nostalgia que no cesa

Fiel a mi tradición de organizar despedidas a base de cenas con mis "ex", hoy he quedado con la "única". Por supuesto, ha sido una inmersión absoluta en 1998. Ella simboliza todo lo bueno de aquel año, principalmente porque ella fue el eje sobre el que giró todo. Ella es... ¿He hablado antes de ella? Decir que es perfecta suena típico y tópico, y sin embargo no lo es. Podría describirla durante horas, pero a mí no me hace falta, y si alguien lee esto le va a dar igual. Basta con que diga con que hoy, pasados ya cinco años, sigo enamorado de ella, sigo respirando por ella, y sigo buscándola a ella, en ella misma o en cualquier otra.

Decía Pilar que le dejase caer algo, pero me veo incapaz de romper este hechizo. Primero, porque no noto nada recíproco por su parte. Bueno, a ver, si ella no quisiera quedar no lo haría, bla bla bla. De acuerdo. Hemos pasado más de dos años sin contacto, y si yo le incomodase no nos veríamos. Pero de ahí a que haya "algo" va un trecho. El trecho que separa Madrid y todo lo demás. Es decir, tal vez si viviésemos en la misma ciudad las cosas serían distintas y tendría mi tan anhelada segunda oportunidad. Pero el caso es que no es así. Hemos recuperado una amistad y el contacto (aunque sea más por messenger que cara a cara) y no quiero estropearlo. No sé si "emito", ni si ella "capta". Si lo hago, y lo hace, no lo deja traslucir. Ella siempre ha tenido más corazón que yo, pero también más cabeza. De momento, sigo en órbita. Sólo que es difícil navegar cuando se sabe que ella existe, que fue mía y que fuí yo (no ella, ni la distancia, ni nada o nadie más; sólo yo) quien acabó con la relación más maravillosa que he tenido, la única que creo que podría haber durado. Es difícil y duro.

Cuando estoy bien (casi todo el tiempo) pienso que si hemos de volver a estar juntos, lo estaremos; que las cosas son como tienen que ser; que todo tiene un significado y una razón; que el mar está lleno de peces, y que ya llegará la que me haga sentir lo que sentí (¿siento?) por ella. Pero ahora no puedo dejar de pensar en lo maravillosa que es y en lo estúpido que soy. Y todos esos rollos me parecen patochadas sin sentido. Todo tiene una razón de ser, las cosas pasan por un motivo. Pero, y si voy conduciendo por una carretera, tranquila y suavemente, y de pronto pego un volantazo y me estrello contra un árbol, ¿eso es el destino? ¿pasa así porque tenía que pasar así? Creo que no. Creo que es lo que tiene el libre albedrío: es un coche con volante, no un tren sobre raíles. Iba por el camino y me salí. Esto no es un recodo del camino: es el páramo que lo rodea.

Así que aquí sigo, purgando mis culpas. Ahora lo hago en silencio - ya no quiero aburrir más a los que me rodean, a los que están lejos, a los que me conocen y a los que no me han visto nunca... a todos, vamos - con estas cosas que tan mal me lo han hecho pasar. Sé el error que es mirar al pasado y quedarse anclado en él. Sé que es incoherente decir esto cuando he saltado de flor en flor, me he vuelto loco por varias chicas y aún mañana me iré a cenar con Ali y pasará lo que tenga que pasar. Supongo que, como decía antes, la busco a ella en todas y no la encuentro en ninguna. Sé que este dolor ya sólo es un residuo del que fue, del que no me dejaba dormir, sólo un eco que tal vez me ayude a recordar y evitar errores del pasado, pero sin bloquearme para le futuro. Lo sé. Pero también sé que ella está, que existe, que vive y respira; y me pregunto si la vida es así, si ella era la única y la perdí, o si no es la única, o si ya volveré con ella, si es que de verdad era la única.

Querría ser hechicero y ver lo que piensa y siente por mí. No lo sé. No oso ni a imaginármelo. Incluso he sacado aquella maldita bola mágica que usé con Monica, pero por suerte ha fallado. Hoy soy más pragmático que antes y no me vuelvo loco, ni pierdo la cabeza, ni me lanzo si no hay agua. No sé si eso es mejor o peor, pero es lo que es.

En cualquier caso, no estoy mal. Sólo que mañana estaré mejor. Y ya tengo otras imágenes y recuerdos que bloquear: su cara, su sonrisa, sus manos, sus ojos... ella. No pasa nada: cada día soy mejor bloqueando. Un bloqueador de primera.

sin tiempo

Ya he cogido un poco de aire, pasado el enfado del otro día. Las cosas vuelven a la normalidad. Ha venido Emanuela, lo hemos pasado bien estos dos días porque es muy simpática y divertida. Inevitablemente, su presencia abre una rendija de la caja de los truenos pero cada vez se me da mejor bloquear pensamientos y recuerdos. Así, bloqueo lo poco que me gustaban los italianos cuando iban en grupo y jugaban a tener doce años otra vez; o bloqueo toda la "tragedia" en la que convertí mis problemas con Monica; también bloqueo lo mal que acabé con Sabina, por ejemplo. ¡Tantas cosas! Pero también tengo que bloquear cosas buenas que ya decía aquí hace unos días: las mañanas soleadas de los primeros días, las fiestas en el bar, las primeras clases... Y bueno, puestos a bloquear, bloqueo la imagen de Monica hoy en el messenger, tan guapa, y lo bien que lo pasamos juntos después de empezar a salir, pero sobre todo antes (aquellos emails, aquella cena, aquellos cafés...). También pienso que, si ahora siguiésemos saliendo, no tendríamos ninguna posibilidad de estar juntos, y sería una tortura. Parece que lo digo por aquello de que el que no se contenta es porque no quiere, pero me he vuelto tan frío que ese argumento de verdad me vale.

Y en realidad sí que sé que aspiro a más, sobre todo porque mirar sólo una parte de la historia es una gran mentira porque significa olvidar muchos tramos que no fueron tan bonitos, y no todos por mi culpa. Pero esto es más de lo mismo.

Me he encontrado con Mavi que, aparte de organizar unas cervezas con los viejos amigos del grupo, me ha recordado lo malo que soy por llevar dos o tres años sin dedicarles nada de atención. Bueno, vale, lo que haga falta.

Y ahora, a dormir, que mañana hay que trabajar.

sin aire

Me pregunto si rajar, explotar y sacar fuera lo que llevamos dentro, algo que se suele decir que es bueno, no será en realidad peor. A mí me pasa que a veces racionalizar y expresar los sentimientos es como lanzar una bola de nieve: a partir de que empieza a rodar, no deja de crecer. Me ha pasado con sensaciones buenas, y también malas.

Pero es que a veces me da la sensación de que algo falla cuando me rodeo de gente que no tiene empacho en decirme día y noche las cosas que hago mal. Todos mis defectos, todas mis tendencias, todos mis problemas me los listan, me los machacan, me los repiten. No es casualidad, sino que debe de haber algo que hago mal. Cuando alguien me señala un defecto nunca lo discuto, ni lo rebato. Aguanto, aguanto, aguanto. No peleo, ni guerreo, ni "voy a juicio". Me lo trago, lo acepto, me excuso... El caso contrario es Almu: siempre que le señalas un defecto se revuelve y hace y dice lo que sea con tal de no aceptarlo. Me parece una exageración, pero a cambio no la machacan tanto como a mí. De hecho, los que la machacan se cansan y dejan de hacerlo. Y ella, tan pancha. Yo en cambio, claveteado todo el día.

Pues sí, algo pasará para que mis hermanas, mis padres, Monica, Alicia y tantas otras personas no tengan problema en soltarme mis defectos a la primera de cambio. Y estoy harto. Yo no le digo a nadie lo que tengo que hacer, pero nadie se priva de decírmelo a mí. Yo no le señalo a nadie sus defectos, pero todo el mundo me los marca a mí. Y yo, sin defenderme, sin protestar, y encima me creo que tienen razón, que lo que me dicen es verdad, que lo que hago está mal y que mis decisiones son equivocadas. Me he acostumbrado a asumir el error como mío, a rechazar el pensamiento positivo, a dudar de mis méritos y mis gustos, a intentar hacerlo todo como los demás quieren que lo haga. Así voy, temeroso, tímido, sin estilo propio, desorientado y con tendencia a caer al primer soplo de viento. Esta gente a veces consigue hacerme sentir un gusano. A veces pienso si es envidia, y que una pieza como yo es muy valiosa para tirar al fango, porque soy y tengo cosas que ellos ni son ni tienen, y eso no se puede permitir.

Lo mejor de todo es que a mí me vigilan, me controlan, me critican... pero esas personas hacen lo mismo. Me dicen que bebo mucha cocacola, o que como mucho, pero esa gente engorda mientras que yo adelgazo, y fuma, cuando yo ya no lo hago. Me echan en cara cualquier queja o gesto que hago, y ellos se ceban conmigo. Me sueltan cosas increibles pero yo no puedo ni toser. Así, me he vuelto un paranoico. Lo sé. Siempre estoy preocupado porque lo que hago, aunque a veces no entienda el motivo, sé que acabará molestando a alguien. Y además muchas veces me da la sensación de que esas personas están deseando que me equivoque para poder decírmelo.

Pero bueno. Dos semanas no son muchas. Aguantaré. Necesito salir de aquí y ver qué puedo cambiar para evitar que esto pase en el futuro.

primer asalto

No hay día perfecto, claro que la cosa empezó mal cuando anoche fuí incapaz de hacer la programación (mis vicios... a veces me aterran). Pero bueno, al menos en el trabajo me he sentido productivo (sé lo que tengo que hacer... ahora falta hacerlo), he controlado las comidas de forma bastante encomiable y he pasado una tarde de organización light. Lo de las comidas ha sido lo más difícil de todo, claro (¿o no?).

Por la mañana tuve un pequeño ataque de nostalgia, pensando en que hace un año por estas fechas estaba preparando el viaje a Polonia, el curso... Tan ilusionado, sintiéndome tan aventurero por lanzarme a un mundo desconocido... También recuerdo los primeros días allí, tan luminosos, tan llenos, cuando todo parecía inacabable, maravilloso, perfecto. ¿Eran los días, o era yo? Prefiero no recrearme en recordarlos, soy propenso a la nostalgia abstracta, no tanto a los recuerdos específicos. Me duelen demasiado. A cambio olvido rápido, y cuando quiero volver atrás, la caja está vacía. O a lo mejor simplemente no quiero recordarlos porque también tendría que recordar lo que vino después, que no fue tan bueno, o darme cuenta de que sí lo fue, o que podría haberlo sido si yo no me hubiera obcecado con algunas cosas y algunas personas. También creo que es normal recordar sólo lo bueno... Pero en cualquier caso, aquellas dos semanas fueron... ¿las mejores?

Y este año, las sensaciones son distintas. Un nuevo destino, una nueva vida, un reto increible... Claro que no es lo mismo, es otro plan, no es otro mundo sino algo más cercano. Es distinto. No va a ser más fácil, sí va a ser más serio. A los 23 me he bajado de una ola que me gustaba (¿iba a llegar más lejos en ella? Las "aplicaciones" no han ido nada bien...) y me voy a subir a otra.

A la tarde he quedado con Javi, me he quedado casi ronco de hablar casi gritando(puedo ser un bárbaro), también porque estoy un poco enfriado. Qué paliza le doy, Dios mío (y hoy sólo ha sido de fútbol). Pero es una de las pocas (¿la única?) personas con las que hablo libremente, en serio o trivializando (aunque eso lo hacemos poco, no porque siempre hablemos de grandes temas pero sí porque nos gusta decir cosas "con fundamento"). Así que al pobre le van a tocar todas, ahora que he decidido ser menos bocazas con el resto del mundo... Pues, casi como hasta ahora, ¡la verdad!

ruidos

Ya se han acabado los quince días en Formentera. En general, muy buenos, justo lo que necesitaba: descansar mucho, dormir más, estar unos días sin estrés y sin "ruido" en la cabeza, ruido de nervios, de prisas y de presiones.

En ocasiones unos ruidos han sido sustituidos por otros. A veces mis padres me ponen más presión y más prisas que el trabajo. A veces mis hermanas me queman más que Carmen y toda la facultad de Derecho juntos. La falta de independencia, de aprecio, de consideración, la necesidad de autoafirmarme, de escribir mi propio camino, me han llevado a la determinación de que estos quince días han sido los últimos que pasaré en Formentera en este plan. No es que no quiera volver, pero quince días son muchos, a saber cuántos me dan el año que viene, y querré pasar algunos con mis amigos (¿con cuáles?), haciendo lo que de verdad me apetece, pero no siempre atado a la disciplina familiar que a veces se me hace tan insoportable.

Otros ruidos venían de Italia. A Monica no se le ha ocurrido otra cosa que escribirme mensajes casi constantemente, diciéndome que ojalá estuviese en el barco conmigo, que va a estudiar español, que va a venir a verme pronto... Como la buena droga, aparece más atractiva que nunca en el momento más oportuno. Por suerte, mis recaídas son cada vez menos violentas y profundas. Vale, que venga. Vale, que escriba. No ha hecho falta mucho para que ella vuelva a ser fría y distante (en el messenger infernal). Seguramente tuvo un ataque de nostalgia, me echó de menos, se dió cuenta de que nadie la va a tratar como yo y que encima yo me estaba pasando unas supervacaciones mientras que ella está aburrida en Italia, y como no se corta, se arrancó a escribirme. Supongo que ya se le habrá pasado (no hay estado de ánimo que le dure más de una semana) y ahora volverá a la frialdad habitual. Hasta que le apetezca venir a Barcelona, o se dé cuenta de que no tiene a ningún chico cerca adorándola, o piense que conmigo tendría la vida resuelta (¡y qué vida!). No debe de ser una chica tan rara cuando es una clase de mujer que aparece a menudo en la literatura y otras representaciones: Diana de Villiers (Aubrey y Maturin), Clara Barceló (La sombra del viento) y Christina Ricci en "Anything else": la mujer que dice lo contrario de lo que piensa, piensa lo contrario de lo que siente, dice querer lo contrario de lo que siente y se aprovecha del pardillo que pasa por su lado para seguir a flote, a la búsqueda de... ¿de qué? Nadie lo sabe. Sólo se sabe que quiere lo que no tiene, y tiene lo que no quiere, hasta que deja de tenerlo, y entonces lo quiere. Ya he hablado suficiente de esto. Es un capítulo cerrado. Poco a poco me voy deshaciendo de esta maldita adicción. Cada vez pienso menos en ella, cada vez releo menos los mensajes que le escribo, viendo si algo en ellos podía ofenderla, cada vez tengo menos cosas que contarle. Está claro que, con el tiempo, es ella la que me echa de menos a mí, mientras que yo sólo quiero pasar de página y empezar otra en blanco, y sin manchar.

Eso mismo va por Ali. Lo de la página en blanco, quiero decir. Es una chica encantadora, guapa, simpática y atractiva, y encima parece que le atraigo. Pero no sería justo por mi parte volver a cometer los errores del año pasado. No quiero irme de nuevo con ataduras aquí. Quiero irme, empezar de cero, y una novia a distancia sería el mayor error posible. Además, si yo no fuí justo con ella, ella tampoco lo fue conmigo, y no está de más recordar las cosas que me dijo cuando le expliqué que nuestra relación no tenía ningún sentido. Ninguna fue bonita. Y no voy a pasar por ahí otra vez.

Me voy, en quince días, y quiero establecerme en mi nueva ciudad conforme a mis propias reglas. Quiero triunfar en mi trabajo, de forma discreta pero tajante. Quiero que me reconozcan como alguien trabajador, implacable, incansable, rocoso, inexpugnable. Quiero ser una persona callada, discreta, que escuche más que hable, que diga sólo lo necesario, que se reserve sorpresas sólo para quien las merezca. Quiero controlar mis sentimientos, evitar los bandazos, mantener la calma, ver las situaciones en perspectiva, utilizar la experiencia y no caer en los errores del pasado. Quiero ser un ganador sin arrogancia, no un perdedor que se deja machacar. Quiero ser sociable sin ser un animal social, llevarme bien con la gente, sin que eso marque mi vida y sin dejarme llevar por los demás. Quiero empezar una relación sentimental seria sólo si quiero, con la persona adecuada, no con la primera que se ponga a tiro y sin las sumisiones a las que me he aficionado últimamente. Quiero encontrar (cuando llegue, no tengo ninguna prisa) a la persona adecuada, y cada vez tengo más claro qué clase de persona es esa. Nada de relaciones con personas con las que era afin sólo parcialmente o con las que no tenía nada que ver, ni de relaciones en situaciones "extrañas" (baste decir eso), ni de dependencias ni nada parecido.

Quiero vivir marcando mi ritmo, con objetivos claros y planes para conseguirlos. Quiero que todo en mi vida esté perfectamente estructurado, organizado, y que las cosas salgan como yo quiero que salgan, o que al menos no sea culpa mía si no van bien. Quiero, por primera vez, dirigir mis pasos yo mismo, tomar las decisiones conscientemente: aferrar con fuerza el timón y orientar las velas para llegar al puerto que quiera. Creo que soy un gran barco con hermosas velas, ¿por qué no iba a conseguirlo?

extrañas alegrías

Empiezan mis cortas vacaciones, que necesito para descansar y comenzar a preparar el "asalto" a Barcelona dentro de poco más de un mes. ¡Un mes! Y entonces me veré en una ciudad nueva, con un trabajo nuevo, todo nuevo... Y esta vez no quiero cometer los errores de mi primera salida. Además, los retos son distintos, las situaciones serán diferentes... Pero eso es otro tema.

Una noticia que debería ser mala pero que no lo es: han rechazado mi solicitud al PE. ¡Menos mal! ¿Y si me hubiese llegado una carta diciendo que me habían dado unas prácticas pagadas en París, o en Estocolmo, en RELEX, o en JHA? Mejor así. Quemadas las naves, todo será más fácil.

He estado viendo coches con mis padres. No para mí (snif snif). ¡Qué cochazos! He estado echando cuentas y veo que mi salario va a tener que subir mucho para que pueda permitirme alguno de esos descapotables BMW en menos de... diez años (o veinte, si como más de dos veces al día). De pronto, la ambición crece, y empiezo a pensar que mis 24.000 euros no son nada, y que ojalá me llegase un ofertón en un par de años... La lechera, el cántaro y todo eso. Al fin y al cabo, un pipiolo de 23 es eso, un pipiolo, y nada más. No sé si es bueno o malo que no me den incentivos (más allá de las promociones). Me vería (yo y muchos más) prescindiendo de las noches para poder trabajar 10 minutos más.

Monica me ha escrito un mail, deseándome buenas vacaciones, pidiéndome que le escriba desde las islas, y diciéndome que en agosto sin duda empieza a estudiar español. No sé exáctamente si por gusto o por perspectivas profesionales. Todas sus solicitudes (¡muchas!) han sido rechazadas. La verdad, es fuerte que alguien con un Master y que habla dos idiomas y tiene nociones de dos más no encuentre ni un trabajo, ni unas prácticas, ni nada. Lo siento por ella, es una trabajadora estupenda, responsable, seria, meticulosa, inteligente y creativa. Ella misma lo dice (¡no quiero parecer un machista!): sería una secretaria perfecta. Bueno, creo que sería muchas cosas perfectas. Y sería irónico tener a una persona con tal CV de secretaria... Aunque eso es un tópico estúpido. Una secretaria, por ejemplo en el despacho de mi padre, es una persona que tiene que organizar el día a día de una empresa más que medianamente compleja, que debe tener muchas y distintas habilidades, sobre todo la de improvisar y sacar las cosas adelante. No es una profesión reconocida, no tiene mucho lustro, pero yo admiro (y me gustan) esas profesiones que se basan en la burocracia bien entendida, la capacidad de administración, de organización, de planificación. No en vano Monica y yo bromeabamos sobre que ella podía ser mi secretaria... De hecho, creo que a mi padre le gustaría tenerla, seguro que lo haría muy bien. ¿Será por eso por lo que quiere estudiar español?

No le voy a responder al email. Tengo que empezar a dejar ciertos hábitos, y uno de ellos es el de tocar zafarrancho de combate y salir disparado cada vez que ella me escribe o me habla. Y me doy cuenta de que no es culpa suya, o al menos no totalmente. Ella es inestable como el mercurio. Un día bien, dos mal, tres muy bien, y así. Y yo sobre-reacciono cuando ella está cerca. Y ni yo debería esperar que ella me llame o me escriba a diario, ni ella debería ir siempre por libre, en su mundo, marcando un ritmo imposible de seguir, no por fuerte sino por incomprensible. Ella requiere un acto de fe, pero no da muchas ayudas. Y sin embargo no puedo quejarme de que aquellos miedos tuviesen justificación alguna. Sólo es que ella es una montaña rusa en la oscuridad, y me faltó templanza para entenderlo, aceptarlo y aguantarlo. Y pese a todo, a lo mejor no era una cuestión de si podía resistir o no, sino de cuánto tiempo podría hacerlo. Como el rodeo.

Y ahora, a veces vuelve a mí, me llama, o me pide que le llame, o me dice cosas casi dulces (como cuando me pedía que fuese a visitarla)... Y no sé si es normal, o si me echa de menos, o si está triste... Y me siento mal, me siento malo, creo que no la supe comprender, que fuí demasiado tonto, o me faltó la experiencia, y que convertí pequeñas cosas en grandes problemas, y grandes cosas en nimiedades. Este tema no tiene fin, o lo tuvo ya. Ahora estamos a distancia, geográfica y vital, y a veces me alegro. Creo que no estamos hechos para estar juntos, al menos no así y ahora. Creo que yo no sé darle lo que ella quiere, y sobre todo cómo ella quiere. Y creo que ella es un arcoiris (¿usé esta metáfora hace unos días? Creo que sí), cuyo pie se mueve cuando me acerco a él. Si paso, porque paso. Si me implico, porque me implico. Siempre supe que las cosas irían mal, o mejor dicho, que nunca irían del todo bien. Sólo de una forma podríamos tener otra oportunidad: que las circunstancias nos uniesen de nuevo, y ella fuese menos inaccesible y... reacia a la felicidad, y que yo fuese menos ansioso y más... comedido en mis acciones, pensamientos y sentimientos. Sólo unas versiones matizadas de nosotros mismos podrían sobrevivir juntas.

Y a veces pienso si todo esto no es tontería. Como si me hubiese olvidado de lo enamorada que ella estuvo de mí, de lo loca que estuvo por mí. ¿Y qué pasó? ¿Qué echó todo a perder? ¿Fuí yo? ¿Fue ella? ¿Qué más da? Y si bien mi cabeza me dije que mejor así, que debo ser libre y feliz, buscar alguien que me admire todo el tiempo (no sólo de rato en rato) y encontrar una relación equilibrada y no absoluta y absurdamente asimétrica, así y todo muchas veces la echo de menos.

Pero, ¿la echo de menos como echo de menos mi perdida capacidad de trabajo, o como echo de menos fumar de vez en cuando?

tantos temas

Tengo en la cabeza muchas cosas que me gustaría escribir aquí, pero no tengo tiempo para hacerlo. Son temas muy variados, desde política hasta contar cómo me fue la cena con Alicia, desde el futuro próximo en Barcelona hasta la famosa cuestión de ser objeto de ataques y no poder defenderme.

Sintetizando:

La cena con Alicia muy bien... Hay "algo" de química, para qué lo voy a negar, una atracción que debo evitar. La vida nos pone, una y otra vez ante las mismas situaciones, y hay que saber no equivocarse más veces de las necesarias. Ella sigue siendo como kriptonita para mí: me ablanda, me hace hablar, me pierdo, me lío, acabamos tonteando, tan cerca... Pero al menos mantuve el control y no me lancé de cabeza como hace un año. Creo que es obvio que le gusto. ¿Y ella a mí? Sinceramente, en este momento y en esta situación, no. ¿Y en otro momento y otra situación? Creo que tampoco. ¿Por qué? No lo sé. Me atrae, sí, pero no quiero salir con ella. Ni quiero ni puedo. Ya me compliqué la vida así una vez. No voy a hacerlo otra.

Y otro tema al azar... Ya empieza a cansarme el papel de "grande todopoderoso que no puede defenderse de los pequeños que le atacan". Ya sé que muchas veces las cosas se dicen en broma, y que la ironía no es más que el resultado de la amargura de otros. Pero me quema el que como soy joven, inteligente, tengo un grandísimo trabajo y dinero, los demás pueden cebarse conmigo "en broma" pero yo no puedo decir nada. Un amigo puede hacer bromas con mi trabajo, pero yo no puedo recordarle que él es un parado. Porque sé que en el fondo es envidia. Pero la carrocería se abolla, hasta por roces suaves e involuntarios. La táctica de hacer oidos sordos no basta. La "victoria por elevación" es un recurso. Pero a la gente hay que pararle los pies. Y eso, sin ser agresivo, se hace de dos formas: primero, no tirando piedras sobre el tejado de uno; segundo, mostrando seguridad y autoconfianza aún donde no la haya.

Y si hay que marcar los límites de vez en cuando (algo que yo no hago nunca), habrá que hacerlo.

pasado, pasado y pasado

Si hay un tema en el que mi confusión vital se agudiza y toma tintes casi dramáticos es en el de mis ex-novias, ex-candidatas y otras chicas. Me las arreglo para mantenerlas cerca, o si no el destino me juega "malas" pasadas. Pero no puedo engañarme, sé que en cierto modo - en mucho modo - a mí me encanta regodearme en el pasado, en la nostalgia, en el "pudo haber sido", y (aún peor) en el "podría ser".

Así, llevado por pensamientos extraños o simplemente por la ausencia de pensamiento he hecho locuras como liarme con Carmen cuando ella tenía novio, liarme con Ali a una semana de irme a vivir al extranjero (¡y pretender salir y ser una pareja!), enrocarme por Martha cuando la cosa no daba más de sí, e incluso andar de cabeza y a cabezazos por Monica.

Todo esto tiene un origen, un pecado original, que fue cortar con Ana. Si no lo hubiese hecho ahora estaría en otra situación. A veces pienso que no tan distinta de la actua, al menos en el plano profesional. Pero no es sólo que dejase a una chica estupenda y maravillos, que me quería de verdad; es que encima desde entonces he ido de mal en peor. Lo que no han sido rollos de verano (algo que no deja de ser antinatural para mí) han sido catástrofes. Todo lo que se puede hacer mal lo he hecho. Algún día tendré que proponerme hacer las cosas bien, en su sitio, en su momento, con la persona adecuada y la predisposición necesaria.

Y además, como tantas otras veces, hay días en los que todo se confabula. No diré contra mí (hoy). Pero sí que es verdad que se juntan sucesos. Con Carmen, la cosa oscila entre sus bobadillas y gestos que, si no la conociese, me harían pensar que me tira los tejos de forma discontinua. Sé que no es eso, simplemente se aburre y le encanta hacer cosas para ver como reacciono, y sobre todo para sentirse la reina del Universo. Luego, Monica aparece y todo se joroba. Con ella vuelve lo peor de mí mismo: el servilismo, el masoquismo, la autohumillación, el arrastre por los suelos. Si 1998 es mi año de referencia, ella es mi 1898, es decir, la catástrofe. Capaz de trastocar mi estado mental y sentimental con solo un gesto, una palabra, una ausencia de palabra. Contar lo que siento y padezco por y con ella sería demasiado largo y además lo tengo demasiado sabido. Pero basta con decir que cuando ella está cerca, me vuelvo peor que un adicto con el mono, haga lo que haga siempre acabo mal, cuando la quiero me rechaza y cuando paso de ella se vuelve encantadora. En cualquier caso, Monica fue, es y será siempre como un arcoiris: precioso en la distancia, inalcanzable cuando trato de llegar a él. Un espejismo que se mueve y desaparece por más que lo busco. Por suerte, la distancia hará lo que yo no fuí capaz.

Y ya para ponerle la guinda al pastel, mantengo el contacto con Agata. Sé que le gusto, no hay que ser un premio Nobel para notarlo. Tuvimos nuestra oportunidad, pero la desaproveché. Mejor dicho, fuí malo con ella, haciéndole pensar que ella me gustaba, cuando en realidad estaba hecho un lío. Lo que yo no hice (aprovecharme) lo hicieron otros. Y sin embargo, dice que vendrá a Barcelona (¿quién sabe?) y no dejo de pensar en que podrá pasar algo... Madre mía, esto si que es anticipación. Y si esto es malo, mañana me voy a cenar con Ali. La cosa puede ir bien, si nos comportamos como personas, nos contamos nuestras vidas y punto; regular, si entramos en la guerra de puyas (es decir, si ella empieza a soltarme puyas); o mal, si nos volvemos locos, como hace un año, y nos liamos y queremos hacer posible lo ilógico.

Y Ana, lejos y cerca. Si me hubiesen dado el trabajo en Madrid, si tuviese otra oportunidad... Sigue siendo la chica perfecta, mantenemos el contacto... ¿Qué pensará ella? ¿Lo considerará si quiera? En cualquier caso, nuestros caminos parece que se alejan ahora mismo. O, al menos, no se acercan. Es "el ideal" de chica. La que sé que me haría feliz, sobre todo porque es a la que yo (quiero creer) podría hacer feliz (como ya lo hice una vez). Y, sabiéndolo, busco chicas que no tienen nada que ver con ella, en mayor o menor medida, e intento que las cosas funcionen como con ella, pero no lo hacen.

Y todo esto sin mencionar los líos pasados que me vienen a la cabeza de vez en cuando, unos que salieron y otros que no, pero que siempre me rondan, como si el pasado fuese lo que hay y no hubiese un futuro, o como si mi ideal en la vida fuese coleccionar chicas como quien colecciona trofeos. La cuestión es que sigo actuando con una mentalidad anticuada, y es la de que cualquier oportunidad que tenga es buena. Pues, está claro que, con mis defectos y problemas, no puedo quejarme de ligar poco. De hecho, las chicas con las que he estado más o menos en serio suelen ser muy apasionadas conmigo, no frías ni distantes. Pero yo sigo actuando como si eso fuese una gracia caida del Cielo, un milagro que no volverá a repetirse. Así, a duras penas digo que no, y si lo hago siempre me quedo pensando en el famoso "¿y si...?". Como si no fuese a volver a haber una oportunidad tan buena.

Pues a ver cuando me mentalizo de que no debo hacer eso. Que si a mí me gusta una chica, también la chica tiene motivos para que yo le guste, y que esto debe ser algo recíproco, no unilateral, y que a mí nadie me hace un favor estando conmigo. Al fin y al cabo, he estado o podido estar con chicas estupendas, guapas, simpáticas, listas e incluso adineradas. Y no puedo llevar el mismo plan que cuando tenía quince años y me creía un gusarapo. No lo soy, y no debo actuar como tal.

Eso, aplicado a otras cosas, lleva al viejo tema de los límites que uno se impone. Sigo pensando (a veces, menos que anttes, pero siempre hay un rumor de fondo) que no sEoy tan bueno. Podría ser mejor, pero si miro dónde estoy, qué he hecho y hacia dónde voy, no hay muchos que puedan considerarse mejores que yo. No es cuestión de caer en el egocentrismo ni en la arrogancia. La arrogancia es mi gran peligro, una droga que me dura poco. El autobombo no me pega ni me satisface. Pero no puedo seguir tirando piedras contra mi tejado, porque siempre hay alguien dispuesto a echarte una mano.

Estas son las cosas que quiero cambiar en mi nueva etapa. Si no me valoro a mí mismo, ¿quién lo va a hacer?

tedio y más tedio

Otro día más de aburrimiento. ¿Cuándo acabaré estas estúpidas prácticas que no me dejan concentrarme en lo importante, o al menos descansar? Reuniones bobas, trabajos inútiles, Carmen dando la vara... Con decir que lo más interesante del día ha sido verle una teta a una compañera de trabajo... Bueno, no es culpa mía si la tía va a la oficina sin sujetador y con un traje sin cuello. Además, no es Pamela Anderson, así que no ha sido lo más erótico de mi vida precisamente. Es más erótico mirarme al espejo...

Mientras, Carmen sigue haciendo sus bobadas. Pasa de ser meramente molesta a decir y hacer cosas incomprensibles, como dejarme "notitas de amor" y luego insistir dos y tres veces en que se las responda. Creo que lo hace sólo por aburrimiento y por ver si le sigo el juego. Acabáramos. "Una" vez fue suficiente. Dos, pena capital.

¡otro candado!

Uno pasa el día pensando que no sólo es un Ferrari, sino que además debe creérselo y actuar como tal, no para pisar a los demás, sino para no dejarse pisar, no para hacer que los demás detrás de uno, sino para no correr tras los demás. De pronto, un recuerdo se cuela sin pedir permiso, y me estalla en la cabeza, como a quien le pilla una tormenta en medio de un día soleado. En la calle y sin paraguas.

Un recuerdo de una tarde plomiza, que deseé que fuese de lluvia para no tener que ir a jugar al tenis. Una tarde en la compañía de la chica del pelo larguísimo y rizado, que llevaba ese gorrito que le sentaba tan bien, que me escribió para que la acompañase. Una tarde que se convirtió en una noche, cenando en aquel restaurante italiano que nos vería decir (casi) adiós meses después. Una noche en la que ella aún tenía novio y yo aún mantenía viva una locura. Yo supe entonces (¿y ella?) que aquello ya daba igual. Que si estábamos juntos cenando esa noche y hablando de eso (y de tantas otras cosas) es porque a partir de ese momento seguiríamos nuestros caminos juntos.

Un recuerdo de un día en que todo parecía que saldría bien.

clases altas

Me comentan algo interesante: la "clase alta" catalana es de la que tiene sin ostentarlo - es decir, lo contrario que la madrileña.

¿Será cierto?

sueños políticos

Ya es mala suerte despertar un domingo por la mañana habiendo soñado que estaba en una conferencia de ZP y que le iba a coser a preguntas... sólo para ver que se escaqueaba de responder "por motivos técnicos".

¡Necesito un psiquiatra!

Y si alguna vez lo veo cara a cara, no le haré preguntas. Un buen gancho "de izquierda", y adiós talante. España sabrá agradecérmelo...

primer consejo

No te fíes de nadie. Ni de los clientes, ni de los jefes, ni de los compañeros.

¿Seré capaz de hacerlo?

Y es consejo que viene de alguien que sabe de lo que habla...

Punto de partida

Comienzo a escribir este blog con la mirada puesta en el futuro. Se abre ante mí una nueva vida, y espero poder reflejarla aquí día a día, para así poder observar lo que va sucediendo, reflexionar y extraer consecuencias. Algunas serán buenas, otras malas, pero ojalá siempre sean sinceras y genuinas.

Este nuevo camino está lleno de ilusiones y de propósitos. Quiero que sea un éxito personal y profesional, y también mejorar muchos defectos y potenciar algunas virtudes. Habrá días mejores y otros peores, pasos adelante y retrocesos. Pero ojalá algún día pueda mirar atras - releer este blog - y ver que he avanzado en la buena dirección.

¿Por qué 1998? Es un referente muy significativo para mí. Aquel año todo era perfecto en mi vida: los estudios, la familia, los amigos, yo mismo. Sé que idealizar es fácil, como también sé que entonces cometía muchos fallos y había cosas que no funcionaban. Sin embargo, creo que era realmente más feliz y mejor persona. Desde entonces, y fruto (sobre todo) de la arrogancia, me deslicé cuesta abajo en muchos aspectos, algunos muy importantes, otros menos. Creo que ha llegado el momento de romper la dinámica negativa y buscar en el futuro aquellos elementos que en el pasado me hicieron feliz, mantiendo lo que ahora va bien y tratando de mejorar día a día.

¡Ojalá llegue a buen puerto! Sólo el tiempo lo dirá...