Mudanza
Estoy mudando este blog a http://gatopicaro.blogspot.com , aún estoy probando el servicio así que no sé si será permanente.
Estoy mudando este blog a http://gatopicaro.blogspot.com , aún estoy probando el servicio así que no sé si será permanente.
He llegado a San Carlos, Baja California Sur, desde el día 28 de marzo. No sé aún cuanto tiempo me quedaré en B.C.S., ya que también andaré haciendo unas cosas por La Paz.
Pronto escribiré como me ha ido con mi estancia.
Quiza por no querer pensar en ello, pero desde hace días habría querido escribir esto.
El 24 de enero de 2007, falleció, a causa del lupus, Maricela de la Vega Sainz (Amy, para mi y para muchos). Ella era mi amiga, mi novia y mi compañera de trabajo. Tenía 22 años, cumplidos el día 2 de noviembre.
Me encuentro muy confundido con esto, pues la amaba y la admiraba. No sé como es que una persona con sus facultades puede irse; ella dibujaba, pintaba, escribía poesía, daba clases de danza árabe, estudiaba física y geografía, era educadora ambiental (junto con ella fundé BIOSFERA )... una persona muy culta y muy humana.
Fuimos novios casi dos años y en ese tiempo aprendí tantas cosas, entre ellas el que la muerte es algo natural. Es por ello que no me he sentido tan mal como esperaba, aunque aún así es difícil decir adiós.
Ma gustaría no hacerlo, me gustaría que ella estuviera aquí para poder abrazarla, besarla y acariciarla; para platicar de esas cosas tan secretas que sólo ella entendía.
Fue una persona muy valiente. El último mes de su vida ella tuvo que soportar mucho dolor y miedo, y aún así tuvo la serenidad de planear los deseos que tenía para las personas que la amábamos.
Sigo confundido, no sé si todo es disparatado o no. Lo qué si puedo decir es que es un ejemplo vivo de amor.
Te amo, Amy.
Leo con asombro en El País que el limbo ya no exíste, que todo era "una hipótesis teológica" y no era "oficial".
Lo anterior me consuela porque yo no estoy bautizado y aún así tendré la posibilidad de entrar al cielo. Por cierto, en la nota no señalan a dónde serán reubicadas las almas de los que habitaban el limbo.
El Papa cierra las puertas del limbo
Las puertas del limbo se cerraron ayer de forma definitiva. En adelante, los niños que mueran sin bautizar quedarán en manos de "la misericordia de Dios" e irán quizá al paraíso. La clausura del limbo comenzó con el catecismo publicado en 1992 por Juan Pablo II, un texto en el que no se citaba el misterioso lugar de frontera donde los niños "no gozan de Dios pero tampoco sufren", en palabras del catecismo de san Pío X. Y ayer se hizo oficial, con la presentación de conclusiones de una Comisión Teólogica Internacional reunida en el Vaticano durante las pasadas semanas.
Benedicto XVI ya había dicho en 1984, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que el limbo era solamente "una hipótesis teológica" utilizada para resolver un dilema que siempre había inquietado a la Iglesia católica: ¿qué pasaba con los niños sin bautizar y con los millones de personas que, nacidas antes de Jesús, habían muerto cuando aún no había sido instituido el bautismo?
El limbo no era una verdad de fe. La "hipótesis teológica" se había introducido en la tradición y había adquirido solidez hasta llegar a las páginas del catecismo, pero su existencia no era "oficial". Para dejarlo de lado no hizo falta, por tanto, ninguna acción papal más allá de la recepción, en una ceremonia litúrgica, de las conclusiones de una comisión de teólogos. Fue un final discreto con una amplia zona oscura, porque la comisión teológica tomó decisiones sobre los neonatos no bautizados, pero no sobre la humanidad anterior a Jesús. El destino de esas personas quedó en manos de futuras comisiones y, eventualmente, de Dios.
Tras el cierre del limbo podría quedar comprometida la viabilidad del purgatorio, otro concepto teológico sin raíces en los evangelios. La idea de un lugar intermedio, muy desagradable pero no eterno, se estableció gradualmente en la Edad Media para suavizar la tajante escatología evangélica: fin del mundo, resurrección de los muertos, juicio final, cielo o infierno.
Incluso sobre el infierno se discute. La doctrina católica establece que el infierno existe, pero Juan Pablo II ya hizo saber que no se trata de "un lugar". La tesis hoy mayoritaria entre los teólogos dice que el infierno no es un lugar de llamas y suplicio eterno, sino un estado de ánimo: dolor por el alejamiento definitivo de Dios. Algunos teólogos, como el cardenal suizo Hans Urs von Balthazar, fallecido en 1998, consideran que la misericordia divina podría hacer que nadie llegara a sufrir nunca la pena infernal.
A principios de éste mes viajé al hermoso estado de Veracruz para presentar un paquete didáctico del grupo BIOSFERA denominado "Biodiversidad Mexicana", en el marco del Certamen Nacional de Ciencia y Tecnología 2006 , convocado por el Instituto Mexicano de la Juventud .
El paquete contiene un cd con software divulgativo y un par de juegos de mesa, todo dirigido a niños de primaria para que puedan entender la importancia de la biodiversidad, en especial la mexicana.
La gran noticia es que ganamos el primer lugar. De esta manera reafirmo que el límite para hacer material de calidad no es el dinero sino la creatividad.
Un enorme agradecimiento a las personas que participaron directa e indirectamente.
Debes dar click en la imagen para poder verlo.
Qué razón tienen aquellos que dicen que en Internet se puede encontrar cualquier cosa.
Vía
Microsiervos
Vía Microsiervos :
The Retrograde Analysis Corner es un sitio donde se publican de vez en cuando problemas de ajedrez retrógrado, que no son el típico «mate en cinco». Son más bien problemas y situciones más curiosas, por ejemplo adivinar de qué modo terminó una partida, colorear las piezas o encontrar soluciones mínimas. Todos los problemas tienen una solución única a la que se llega con un poco de lógica. En realidad no hay que ser experto en ajedrez. Por ejemplo: colorea las piezas y deduce cuál fue el último movimiento:
Quisiera olvidar sus palabras, acostumbrarme a que no eran más que eso: palabras, juegos del aire. Pero no puedo dejar de pensar en lo que María Elena solía decirme cuando estábamos a solas, luego de hacer el amor, ella descansando entre mis brazos, tibia y húmeda como un mar de flores amarillas:
-Te amo. Te amo de una manera transparente, como si nosotros hubiéramos inventado el amor. Mientras tú me ames yo haré de la vida un lugar para amarte y estaré junto a ti. Y aún si no me amas, te amaría igual. Este amor que siento por ti me hace capaz de vencer cualquier cosa, porque no deseo sino estar viva para amarte. Algún día Dios sentirá envidia de cómo te amo.
El día que le dije a mi madre, entre tazas de té y rodajas de pan casero con manteca y mermelada de higo, que estaba decidido a casarme con María Elena, se puso muy mal. El corazón pareció acelerársele hasta lo imposible. Respiraba mal, se ahogaba. Nunca la había visto así. Temí que se muriera. Me dijo que no le parecía justo que después de cuarenta años de haberme educado, de haberme dado todo, de haberme cuidado como a un ángel, yo decidiera darle mi amor a una desconocida que quien sabe si me amaba lo suficiente. Le respondí que hacía ya tres años que conocía a María Elena y traté de mostrarle que ella realmente me amaba. Mi madre argumentó que tres años no eran nada contra todo el tiempo que ella había estado al lado mío, haciendo siempre de madre y de padre para mí.
Supongo que tenía razón. Llegué a pensar que era un traidor, un mal hijo. Pero no podía dejar de sentir que mi destino estaba junto a María Elena. Lo había sentido así desde la primera vez que entré a una tienda para comprar un hilo azul y ella me atendió con esos ojos brillantes e inquietos y esa sonrisa deliciosa que siempre tuvo. Así fue como después -hasta que luego de meses de juntar valor y desesperación la esperé a la salida del trabajo para invitarla a tomar un café- volví una y otra vez a comprar cosas innecesarias que escondía debajo de las tablas del piso de mi cama. No me atrevía a dárselas a mi madre porque me regañaría por malgastar el dinero. Tampoco me atrevía a tirarlas porque eran cosas que habían sido tocadas por sus manos. A veces sacaba un alfiler o un elástico y me los pegaba con cinta adhesiva debajo de la ropa, para sentir que la tenía cerca de mí. El día que le hice a mi madre la confesión de que uniría mi vida a la de María Elena, llevaba un botón naranja pegado sobre uno de mis brazos.
Mi madre no quería entender razones. Al final, ya convencida de lo irreversible de mi decisión, me pidió que invitara a cenar a María Elena y si ella comprobaba que el amor de esa muchacha era tan fuerte como decía, entonces ella no se opondría. Acepté. En primer lugar porque a María Elena le encantaba cómo cocinaba mi madre. En segundo lugar, porque para quien observara a María Elena, para quien la escuchara, era imposible no darse cuenta que realmente me amaba con un amor a toda prueba.
Esa noche, tras un breve aperitivo, mi madre sirvió una sopa de queso roquefort y cebolla, que era mi preferida. El plato principal era uno a base de papa, queso, nueces y damascos, que era el preferido de María Elena. La sopa estaba deliciosa. A María Elena también le pareció lo mismo. Pero a la tercer cucharada su cabeza cayó sobre el plato, salpicando todo a su alrededor. Me asusté. Miré a mi madre y se sonreía con esa sonrisa que solía usar para decir, sin hablar, que ella tenía la razón. Levanté la cabeza de María Elena y me di cuenta que pesaba mucho. Miré nuevamente a mi madre y continuaba sonriendo. Dejé caer la cara de María Elena entre la sopa. Le toqué el cuello buscándole algún latido, pero era obvio que estaba muerta.
Me molesta tener que admitirlo, pero mi madre tenía razón. El amor que María Elena tenía por mí no era tan fuerte como decía. Ni siquiera le sirvió para soportar un poco de veneno en la sopa.
Gonzalo Hernández Sanjorge
No es justo. La manera en que el candidato del PAN se impone como presidente de la República Mexicana es de lo más repugnante. Sabiendo que no había otra forma de ganar, a recurrido a modificar datos con el software que se utiliza para el conteo de votos.
Todo mundo sabe que es de su cuñado la empresa que hizo ese software y, cualquiera que sepa un poco de programación, sabe que con un poquito que se cambie el código es fácil que se pasen votos de un candidato a otro. En este caso el beneficiado es Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional.
Ahora resulta que él va a ser presidente. Eso no es lo malo. Lo que realmente es grave es que, como ciudadanos, nos quedemos de brazos cruzados. No podemos permitir que cada vez que alguien quiera manipular las votaciones nos hagamos los "no-pasa-nada"
Actuemos.
Aquí tienen un trabajo de fin de curso de un estudiante de animación 3d, con una historia de amor entre un Pc de sobremesa, y un iMac lamparita. Esta genial.
Vía ALT1040 veo un video muy interesante. Se trata de un pájaro australiano que imita sonidos de otros pájaros, incluso sierras, sirenas y cámaras fotográficas.
Las hormigas regresaban al hormiguero después de un día de trabajo. Las gotas regresaban a la nube después de espiar a las hormigas.
Las hormigas no sabían que, mientras ellas dormían, en las nubes se planeaba el fin del mundo.
A las ocho de la mañana del día siguiente el cielo caería sobre el hormiguero.
Acabo de ver un video llamado "Pac-man a la mexicana". Es buenísimo.
Para Amy, a un año...
El calor es agotador. Busco un poco de agua derramada en el asfalto. No encuentro nada.
Cruzar las calles es realmente peligroso. Casi nunca reflexiono sobre esto, pero una vez que un camión está a punto de atropellarte te vuelves más precavido.
Ahora cambia el clima. Eso siempre sucede en esta ciudad. El viento se enmaraña en todos los cuerpos complicando su avance. El mío no es la excepción. Siento la fuerza de Eolo luchando contra mí, aunque yo siempre gano.
Un par de gotas tintinean sobre mi cabeza. Debo encontrar un lugar dónde cobijarme. Debajo de los arcos, cruzando la plaza, parece que es un buen sitio. A paso veloz llego a mi temporal morada.
Esto se llama suerte. Pollo. Viene dentro de una caja, misma que abro rápidamente. Vieras que encontrar dos piezas enteras de pollo no es nada fácil. Las como rápidamente. El hambre de días me atormentaba.
El día de hoy no me fue tan mal. Tal vez mañana me adopte alguna persona, incluso alguna familia. Quizá me llamen con algún nombre, hace tanto que perdí mi identidad. Necesito un baño y alimentarme diariamente; también dormir en un lugar tranquilo. Deseo sentir el abrazo caluroso de una persona. Quiero saberme querido. Pero, quién va a querer a un pobre y viejo vagabundo.
Gato Pícaro
Imágen tomada de: www.redesescarlata.org/ be/index.php?m=200511
Después de casi un año de ausencia, regreso a escribir.
Tantas cosas han pásado desde aquel entonces que no tengo claro como será mi regreso; espero que sea de una persona madura que pueda compartir experiencias, críticas y, por supuesto, literatura, que tal vez no sea de lo mejor pero me gusta lo que escribo.
Por lo pronto, me voy a Oaxaca a tomarme una semanita de vacaciones (merecidas) pues todo el año que desaparecí me encontrá trabajando de manera fortísima.
Escribiré pronto.
Gato Pícaro
Para Amy
Papá se acercó poniéndose en cuclillas y me dijo lo siguiente:
—La vida, Amy, es como una casita formada de ladrillos. Pero quiero que sepas que esos ladrillos no son iguales, cada uno está hecho de diferente materia y con forma distinta. Ahí tienes que hay ladrillos hechos de amor y unión sexual para los cimientos, para que uno nazca.
Interrumpió para darme un vaso de agua acompañado de una aspirina y continuó:
—Otros ladrillos son los que conforman el suelo. Sin ellos no tendrías un apoyo para poder mantenerte de pie aún en momentos tan difíciles como éste. Además, te permiten caminar y desarrollar cada uno de tus sentidos.
Distintos son los que componen las habitaciones. Formados por recuerdos, anécdotas, accidentes. Algunos llevan alegría, inmensa alegría. Aún así los hay también con tanta amargura. Imagina cada uno de los ladrillos. Mientras más grande sea la casa, más ladrillos serán necesarios y eso significa que esa vida tendrá más riqueza en emociones y experiencias, por lo que la casa aumentará su plusvalía.
Yo seguía llorando. Papá sacó su pañuelo para secar mis lágrimas al tiempo que decía:
—Y los más importantes, a mi juicio, los del techo. Esos ladrillos son los que más me gustan. Están hechos con materia estelar. Unos brillan con más intensidad que otros, haciendo del cielo una cobija de colores. A veces crujen por las noches con un ruidito casi imperceptible. Si prestas mucha atención escucharás a cada uno de los ladrillos contándote historias de lejanos lugares del universo.
Cada vez más ladrillos se integran a esa vida... —y al decirlo se entrecortó su habla y sus ojos se llenaron de lágrimas— hasta que tarde o temprano llega el representante de la Dirección de Obras Públicas. Te dice que no tienes permiso de construcción y por lo tanto tendrán que tirar la casa. Tu te haces de palabras con él. Alegas que nadie te dijo que estaba prohibido edificar. Pero a él no le importa si tu casa es grande o pequeña, si estás iniciando la construcción o estás a punto de terminarla; de igual manera dice que no se autoriza levantar en un predio que no es tuyo. Si tienes oportunidad te metes a juicio; pero eso sólo es alargar la agonía porque a todos, inevitablemente, les echan abajo su piso, sus muros y su techo para dar paso a la muerte.
Terminó de hablarme y se levantó para atender a otros dolientes. Había intentado explicármelo de forma sencilla pero ni la muerte de mi madre pudo quitarle a papá los años de idealizar todas las cosas como ingeniero burócrata al servicio del estado.
Gato Pícaro ©DERECHOS RESERVADOS
Martes, 03 de Mayo de 2005.
13:00
Para Tita
Mi sonrisa permanente. Mi sin igual forma de estar parado. Tarde soleada. Poca gente concurriendo por las calles. Así es todo desde aquella vez.
Preguntas si me parece bien aquí y yo sólo asiento con mi cabeza. Ordenas que me pare por allá y que sonría. Más a la derecha, poquito menos; un paso atrás, no inclines tanto la cabeza. Espera, ahí estás bien. No te muevas. De saber lo que ocurriría no te lo hubiera permitido, pero sonriendo y parado junto a los jardines de Bellas Artes presionas el botoncito de la cámara y al oír click me ausento del mundo, dejo de ser yo para convertirme en fotografía.
© Gato Pícaro 07/02/2005
Derechos Reservados
Imagen tomada de Fotografía en Binario