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Aventuras y desventuras del cable en Andalucía

Muchos años han pasado desde que se produjera la liberalización de las telecomunicaciones. Desde entonces, el cable ha sido enterrado varias ocasiones bajo un montón de siglas: ADSL, PLC, LMDS... Todas estas tecnologías se han considerado, en algún momento, rápidos sustitutos de un negocio demasiado complejo, que requiere grandes inversiones en redes y personal comercial, y que exige también que se establezcan buenas relaciones con los ayuntamientos de las ciudades que hay que levantar para instalar esas redes. El negocio del cable español, por tanto, ha sido dado por muerto en varias ocasiones, aunque los últimos datos disponibles indican que sacan la cabeza. En el caso de Andalucía, se observó el elevado coste que suponía cablear toda la región, lo que llevó al Gobierno autonómico a crear un mapa de demarcaciones que dividía el territorio en cuatro zonas (A1: Almería, Granada, Jaen, A2: Cádiz y Huelva, A3: Córdoba y Málaga, A4: Sevilla), y estas a su vez, debido al factor político, tan importante en una materia como ésta, derivaron en la creación de once demarcaciones distintas: Almería, Andalucía I, Andalucía II, Andalucía III, Andalucía IV, Cádiz, Huelva, Puerto de Santa María, Sanlúcar de Barrameda, Sevilla y Vélez-Málaga.
El cable ofrece muchas posibilidades que incluye la Televisión por cable, con su gran oferta de canales de pago con programaciones especializadas para satisfacer diferentes grupos de interés; Pay per View (o sistema de pago por visión) con el cual el cliente puede pedir una película, un acontecimiento deportivo a la carta y el sistema se lo envía a dicho cliente de manera única y exclusiva; Internet, que con el cable se consigue el acceso a la red de manera más rápida que con el teléfono; además de muchas otras como la televisión convencional (y sin interferencias), telefonía, teleservicios, y VOD.
El cable español tiene una penetración en el mercado muy inferior a la media europea. Alrededor de un 11%, frente a un 35% o 36% de media. En general, los expertos consideran que una alta penetración del cable es importante condición para el desarrollo de la sociedad de la información. De hecho, en los países donde ésta está muy avanzada (EE UU, los países escandinavos o el sur de Asia) coincide que hay, también, una gran implantación del cable.
El mercado español del cable ya supera los dos millones de clientes, aunque su penetración es, según las zonas, muy desigual y a pesar de las múltiples posibilidades que ofrece, es un sistema que no consigue despegar. Hay lugares donde ya superan en acceso a Internet al todopoderoso ADSL, como Asturias, o en otros, como algunas zonas de Madrid, donde no se ha introducido, y en el caso de Andalucía no termina de emprender el vuelo.
El principal grupo del mercado es Auna, y es igualmente la dominante en el mercado andaluz. Ono, por su parte, también se ha introducido en la comunidad andaluza pero se reduce su presencia a las provincias de Huelva y Cádiz. Los dos grandes operadores han ido devorando compañías regionales, y ahora proponen fusionarse para hacer aún mayor al monstruo. La anunciada fusión puede ser una realidad antes del verano, aunque ya hubo un primer intento frustrado de Auna en noviembre pasado cuando ofreció 2.400 millones de euros por Ono. Ahora ONO es la que pasa a la acción, la compañía presidida por Eugenio Galdón intenta convencer a los accionistas de que es mejor opción comprar que ser comprado. El Banco Santander, accionista de ambas (y probablemente una de las grandes beneficiadas), puede actuar de bisagra, pero tiene la misma dicotomía interna: no sabe bien qué comprar ni qué vender. La fusión del cable está lista para sentencia. Todos son favorables a ella: los accionistas de Ono y Auna, el Gobierno y los fondos de capital riesgo, que esperan sacar tajada de la operación.

Nuevos medios, nueva escritura

Con la llegada de Internet, se ha producido una auténtica revolución, ha llegado una nueva forma de comunicación, un nuevo tipo de escritura que hay que introducir en la sociedad. Para ello, se hacen necesarias las guías para escribir en la web para así allanar el camino a los “novatos” de la red. Y la clave de este salto a la pantalla es el cambio que supone leer sobre un soporte digital. A la hora de llevar a cabo una “puesta en pantalla” no podemos traspasar las características del papel a la web. La resolución de las pantallas hace que no lo percibamos del mismo modo, ya que la velocidad de lectura disminuye un 25%, la vista salta de un lado a otro sin centrarse en los detalles, y se produce falta de atención ante los textos largos, es preferible dividir el documento en otros más pequeños, o al menos incluir enlaces internos si es imprescindible conservar el documento íntegro. Aunque las letras tipo romanas se leen mejor en papel, es mejor emplear las de palo seco en Internet, simplemente porque se leen mejor y más rápido. No es importante qué colores se empleen al diseñar la página, siempre y cuando se respeten los colores oscuros y fuertes para los textos, y claros y débiles para los fondos. La legibilidad, por tanto, se convierte en un elemento clave en la publicación en Internet.
Otras características importantes son la claridad y la usabilidad. No podemos dejar a un lado, por ejemplo, un elemento tan importante como el menú de navegación, gracias a éste damos forma a la organización del contenido y guiamos la atención de los visitantes. Un menú es como un mapa que guía las opciones. Debemos estructurar adecuadamente la página de inicio y el menú principal para facilitar al usuario la navegación, no perdernos ante la originalidad y la estética de la web y saber alternarlo con una buena organización, una clara estructura.
Las guías para escribir en la web no se quedan en estas características, sino que se acercan a muchas otras, como el estilo periodístico (que conserva elementos como la pirámide invertida), la estructuración de los párrafos y las ideas, cómo aprovechar el carácter multimedia o cómo utilizar bien el hipertexto. Obviamente, estas guías no van destinadas a especializados, a profesionales de los medios digitales. Sí están destinadas, en cambio, a un público potencial que se introduce poco a poco en la red, y sirve como claro apoyo para la adaptación a los nuevos tiempos.

Dos coordenadas: precio y calidad

Dos coordenadas: precio y calidad

Mucho se está hablando sobre una probable crisis publicitaria que presenta como insostenible la gratuidad de los medios digitales. El modelo de financiación única por publicidad no ha cuajado. El derrumbe de la nueva economía, la incapacidad de los publicitarios para aprovechar la Red y el fin de lo que se preveía crecimiento económico sin fin, han congelado las inversiones publicitarias en la World Wide Web, que crecen muy tímidamente y no son suficientes para compensar los gastos informativos y de producción. Se presenta entonces el debate sobre la gratuidad de la Red, y el consiguiente posicionamiento.
El principal obstáculo para el modelo de pago por contenidos, convencer a la audiencia de que esos contenidos son únicos y valiosos, que valen lo que cuestan y que se adaptarán a las necesidades del cliente. La clave está en la particularidad del medio, su personalidad, un periódico con pocos o ningún equivalente en la web tendrá posibilidades de sobrevivir con el método de pago. Tenemos el más claro ejemplo en El País, que en su posición de periódico dominante, con la cabecera de mayor tirada a nivel nacional tan sólo goza de 44.000 suscriptores. A través de su edición de pago, se puede acceder al histórico de la publicación del periódico desde sus inicios, lo que significan casi cien años de historia de España y el mundo, que para muchos profesionales es una ayuda inestimable en su trabajo. Los 80 euros que cuesta anualmente la edición de pago no son dinero para una persona que desee tener a mano ese valor añadido. Pero el público elige la gratuidad antes que la calidad. Ahí es donde el medio debe intervenir, necesita convencer a los usuarios que no hay una web sustitutiva al suyo.
Por otro lado, nos situamos en la postura contraria, la de la gratuidad del medio. El diario El Mundo ofrece algunos servicios de pago, sin embargo, insisten en que la mayor parte de la web está disponible de forma gratuita. Gumersindo Lafuente, director de elmundo.es arroja luz sobre la postura de su medio y comenta que “es imposible hacer previsiones en un mercado que está naciendo. En cualquier caso no esperamos que el pago por información vaya a ser nuestra principal fuente de ingresos. Nuestras fuentes de financiación establecidas deben ser otras, como la publicidad o la venta de contenidos a otras empresas”. Pese a la crisis de la publicidad, reconoce que el modelo de un medio de comunicación digital está más cerca de la gratuidad que del pago: “Nuestro punto de vista es que el modelo de negocio de un medio en Internet es muy parecido al modelo de una cadena de emisoras de radio o de una televisión generalista. Se parece mucho a la radio. Internet es un medio bastante económico de poner en marcha y lo que realmente importa es la creación intelectual de la información. Este es su principal coste fijo que no va crecer según aumentan los lectores. Podemos subir nuestros lectores sin apenas subir nuestros costes generales. Eso tiene mucho que ver con un modelo radiofónico y nada que ver con el modelo tradicional de prensa escrita, en el cual cuantos más lectores tienes, más ejemplares has de imprimir, con lo que aumenta el gasto”. El Director de elmundo.es añade además que “no parece tener mucho sentido en un medio de información general empeñarse en cobrar de golpe. Se ha realizado un enorme esfuerzo en la captación de lectores de publicidad y si de pronto cerramos la web y la convertirnos en de pago, otras empresas se encargarán de ocupar nuestro hueco para aprovecharse del camino que hemos abierto”.
Sería absurdo reducir esta cuestión periódicos gratuitos o por pago, cuando el abanico es mucho más amplio. De hecho, tanto El País como El Mundo tienen excepciones, espacios gratuitos y espacios por pago. El caso es que estos dos medios son muy representativos para ejemplificar el caso.
Se muestran varias coordenadas a la hora de elegir la mejor opción para los periódicos digitales. Las dos principales son probablemente las que hemos planteado, es decir, la gratuidad (¿es sostenible?) y la calidad. Entre estas dos coordenadas oscila la mejor elección.

En un mundo de ciegos

En la "Parábola de los seis sabios ciegos y el elefante" atribuida a Rumi, sufí persa del s. XIII., varios ciegos examinan diferentes partes de un elefante: orejas, piernas, rabo, trompa, etc. Cada ciego está completamente convencido de que entiende la verdadera naturaleza del animal basándose en la parte que tiene en sus manos. De esta forma el elefante es como un abanico, o como un árbol, o una cuerda o una serpiente. Pero ninguno puede ver el todo.
El periodismo ha mutado, le han salido alas al caballo de la información. Ahora la tecnología digital permite la integración de todos los formatos de información (texto, audio, vídeo, gráficos, fotografías, animaciones) en un mismo soporte. Este carácter multimedia de la Red ha permitido la convergencia de los diversos medios de comunicación en Internet. Diarios, revistas, emisoras de radio, canales de televisión y hasta películas de cine se han integrado en un mismo soporte junto a multitud de nuevos servicios de información, diseñados originalmente como recursos multimedia ¿Cómo denominar entonces a esta nueva forma de comunicación? A partir de la exposición de cualidades, divergencias con otros medios y su problemática se podría afinar el instrumento y nos podríamos acercar a una denominación hábil y certera. Aunque sinceramente, se presenta complicado establecer un nombre que sintetice y resuma plenamente todos los procesos y características del medio. También es cierto que los nombres no siempre responden perfectamente a lo que representan o resultan imprecisos como es el caso de la palabra prensa, y muchos otros responden a una arbitrariedad del signo.
Los medios en Internet han desarrollado unos contenidos, un lenguaje, una sintaxis y una estética propia, pueden sufrir incluso una crisis de identidad por plantear un cambio tan radical y a la vez crucial en la historia de los medios de comunicación. Al mismo tiempo, su nacimiento ha conducido a los viejos medios a redefinir su identidad, que incluso ha llevado a los medios anteriores a posicionarse e introducirse en la Red. Internet ha constituido un meta-medio que ha desmontado la estructura de la comunicación, una realidad que todos palpamos pero no llegamos a definir en su totalidad.

Reformulación de la pirámide invertida

Seiscientos millones de navegantes usan la web media hora al día; cinco mil millones de páginas web en la Red (aunque la cifra puede ser cien veces mayor), una rápida división... cada página web publicada hoy en el planeta toca a 3,6 minutos de ojo humano al día. 216 segundos de mirada.
Las formas de presentar las noticias y, en particular, los criterios de estructuración redaccional y puesta en página de los textos informativos muestran un peligroso estancamiento si tenemos en cuenta los datos anteriormente citados. La escritura hipertextual, en cambio, aparece como una nueva representación del hecho noticioso, diferente a la escritura convencional. Se propone incluso cambiar la estructura tradicional de la noticia por otro en que la nota principal se subdivida en múltiples notas, cada una de las cuales tiene sentido si se lee independientemente, pero cuyo desarrollo sigue un orden determinado, que permite una visión amplia de conjunto. El enlace como unidad básica es quizás la característica determinante del periodismo actual y futuro: la satisfacción de la necesidad de mayores explicaciones, la demanda de establecer mejores interrelaciones, de más antecedentes y más proyecciones. Es evidente que la radio y la TV lo pueden hacer, pero no lo han hecho hasta ahora tan bien como pueden hacerlo (y lo hacen) los medios electrónicos. Si hasta ahora lo “periodístico” era lo breve, en este nivel la característica es la inclusión de materiales originales: discursos, documentos y todo lo que pueda requerir una persona interesada a fondo en un tema. Se produce por tanto una reformulación de la pirámide invertida clásica.
Resulta interesante la discusión surgida en torno a la utilidad o la obsolescencia de la pirámide invertida. Ramón Salaverría señala que ésta ofrece las mismas ventajas y desventajas en el papel y en el medio digital, sin embargo, trasladarla como estructura al formato digital supone prescindir del recurso clave como es el hipertexto. Consideramos que no podemos prescindir de la rica experiencia que nos precede en el periodismo tradicional, y que deben integrarse y adecuarse los aspectos positivos y que tienen eficacia en la comunicación. En el caso de la pirámide invertida, podría resultar limitante en el lenguaje hipertexto. Por otro lado, surgen otra serie de problemas, como la falta de atención relacionada con lo comentado en el primer párrafo, se producen así nuevos retos y exigencias no sólo para el emisor sino también para el receptor ya que debe huir de la dispersión y de la sobredosis de información y con la llegada del hipertexto se hace algo más responsable de su información y formación.

Meta-periodismo

La tecnología digital permite la integración de todos los formatos de información (texto, audio, vídeo, gráficos, fotografías, animaciones) en un mismo soporte. Este carácter multimedia de la Red ha permitido la convergencia de los diversos medios de comunicación en Internet. Diarios, revistas, emisoras de radio, canales de televisión, películas de cine y hasta teléfonos móviles se han integrado en un mismo soporte junto a multitud de nuevos servicios de información, diseñados originalmente como recursos multimedia. Se multiplican los canales disponibles, trasmitiendo mayor cantidad de información en menor tiempo y a escala universal. No hay límites a la cantidad de medios que pueden existir en la Red, no hay límites tampoco sobre el volumen de información. Todo bajo el dominio de un nuevo concepto de periodista.
Esta característica de la Red suele dar lugar a la polémica acerca de su identidad como medio y a la supuesta sustitución de los medios anteriores. Históricamente, cada nuevo medio en función del potencial comunicativo del soporte que utilizaba ha desarrollado unos contenidos, un lenguaje, una sintaxis y una estética propia, a la vez que su emergencia ha conducido a los viejos medios a redefinir su identidad.
Por una parte, la evolución de las tecnologías de la información muestra que la dinámica que opera entre viejos y nuevos medios es la de complementariedad y acumulación, no la de sustitución. Por otra parte, gracias a los medios clásicos que han proyectado su presencia en la Red, Internet constituye un meta-medio; mientras que considerando los nuevos servicios de información surgidos originalmente para la Red, Internet es un nuevo medio.
Por otro lado, existen peligros como los spam o correo basura, una cierta forma de inundar Internet con copias del mismo mensaje, como los caballos de troya o los virus que pueblan la red, la hacen insegura, pero que se pueden combatir. Hay otros peligros, en cambio, difíciles de combatir, que no son problema del medio, sino de su uso. El ciberperiodismo puede acabar creando una incomunicación totalal permitir que cada uno pueda construir su particular enciclopedia del saber, imposibilitando los referentes culturales comunes, o con motivo de su exceso de información.

¿Revolución política?

¿Revolución política?

El periodismo participativo, que se ampara en esa nueva (o, quizá, no tan nueva) realidad llamada Internet, supone un nuevo escenario comunicativo que se ramifica y da lugar a múltiples posibilidades: son un filtro social de opiniones y noticias; un sistema de alerta temprana para los medios; un sistema de control y crítica de los medios, capaz incluso de desestabilizar un país; un factor de movilización social; un nuevo canal para las fuentes reconvertidas en medios; un nuevo formato aplicable en las versiones electrónicas de los medios tradicionales para coberturas de continuidad, catástrofes y accidentes; un gigantesco archivo que opera como memoria de la Web; el alimento privilegiado de los buscadores por su renovación constante y su alta densidad de enlaces de entrada y de salida; y, finalmente, son la gran conversación de múltiples comunidades cuyo anclaje común es el conocimiento compartido, esta unión y hermanamiento llega a cualquier punto, y convierte la Red en una realidad común.
Según José Luis Orihuela estamos en la Prehistoria de Internet, con un futuro incierto que este profesor de la Universidad de Navarra pinta de forma muy positiva. Lo que realmente parece cercano y posible es el fenómeno blog como modo de participación del futuro, que probablemente desarrollará otra forma de hacer política que se sostendrá bajo el lema: Periodistas somos todos, o el que muestra 20 minutos: El primer diario hecho con los lectores.
Los grandes grupos no han obviado esta realidad, y esto ensucia la posible libertad de información de la que todos alardean y correrá el peligro de convertir la Red en un negocio más donde todo venga marcado por los intereses económicos y comerciales.

Ante la llegada de la nueva era

La Televisión Digital Terrestre es una nueva realidad (aunque hablamos de nueva realidad cuando hace ya varios años que se impulsó el plan técnico nacional de la televisión digital terrenal por Real Decreto), una gran oportunidad de renovación acelerada de los parques de televisores, ya que actualmente todos son analógicos y nos encaminamos hacia el archinombrado apagón. Hay que contemplar un plan de migración con un período transitorio que llegará hasta el 2010. El cambio digital supondrá que todos los televidentes se verán en la necesidad de cambiar de televisor o de comprar un descodificador para seguir conectado a la realidad televisiva, la que abre las puertas a la interactividad, la televisión a la carta o los servicios multimedia. Un acontecimiento que se me antoja crucial, muy cercana a la producida por el cambio de la peseta al euro, de una trascendencia que algunos comparan con el cambio del blanco y negro al color.
Mientras nos acercamos a la fecha del cambio, el reparto de frecuencias a nuevas emisoras y la reasignación de las antiguas configurará un nuevo escenario televisivo en el que tendrán que convivir las televisiones públicas y las privadas, las abiertas y las de pago durante muchos años, y se presenta un complicado entramado de intereses. El mapa televisivo español está ahora sujeto a una maraña de normas jurídicas, con cruces y acumulaciones de leyes y reglamentos que impiden el normal funcionamiento del sector. Resulta casi imposible cumplir una norma sin que se esté al borde de vulnerar otra. Y junto a este enjambre legislativo, se encuentran las habituales discrepancias en el terreno político, económico y empresarial, o en la intersección de estos tres.
Ante este panorama, queda la duda de si se ha legislado con demasiada celeridad y lo difícil que resulta el consenso, en diversos terrenos, en cambios tan importantes como éste que acontece.

Ruido e innovación

Ruido e innovación

Iberdrola ha iniciado en nuestro país una nueva corriente que ofrece servicios de telecomunicaciones de banda ancha a través de la red eléctrica. Se trata de la llamada Power Line Communications (PLC), un nuevo avance tecnológico, seis años después de la liberalización del mercado de las telecomunicaciones en España. Ante tal innovación se presentan nuevos pros y contras, de los cuales, las empresas inversoras y distribuidoras sólo muestran las ventajas, claro está. Pero lo cierto es que el PLC significa la contaminación del espectro radioeléctrico debido al ruido provocado por las interferencias y perturbaciones que causan los numerosos aparatos eléctricos conectados a la red. Jim Haynie, presidente de la American Radio Relay League (ARRL), explicó que si el PLC se distribuye ampliamente representaría una contaminación del espectro difícil de imaginar (las ONG y los misioneros, por ejemplo, solamente pueden contactar con su base en los países desarrollados mediante el uso de emisoras de HF). Por otro lado, la tecnología PLC parece ser particularmente atractiva en el mercado doméstico donde los enchufes eléctricos están ampliamente generalizados, ya que la principal ventaja de este revolucionario servicio tecnológico reside en la facilidad para la conexión. Cualquier usuario que disponga de electricidad podrá, con un módem adaptado a esta tecnología, acceder a la sociedad de la información simplemente con conectar su equipo a un simple enchufe de la luz.
El nuevo servicio tecnológico que ya ofrece Iberdrola supone una “seria amenaza” para las conexiones tradicionales y de banda ancha ya existentes en el mercado. Se presenta así una encarnizada guerra de ofertas de banda ancha por el cable y por el aire. Por otro lado, dejando a un lado visiones pesimistas, se podría decir que el PLC no llega para canibalizar el cable; podría ser un complemento al despliegue del cable en la llamada última milla (el que es necesario para llegar al cliente final, al abonado al servicio).

Nuevo soporte, nueva incertidumbre

Nuevo soporte, nueva incertidumbre

La sociedad actual crece a tal velocidad que cada vez resulta más difícil subir al tren de de las nuevas tecnologías. Un nuevo avance, en este caso el periodismo a través del teléfono móvil, hace que las empresas (de comunicación) corran hacia la máxima actualización de sus medios, y es que, tras el periódico, la radio, la televisión e Internet se suma ahora el teléfono móvil como soporte por el cual se transmite contenido informativo de forma masiva. Con el móvil, el periodismo estrena una nueva especialidad, que ya comienza a dar sus primeros pasos, empieza a dar que hablar, y tan sólo es el comienzo de lo que vendrá. Con el equipo listo y las redes ya aptas para transmitir la cantidad de información necesaria, el desafío ahora es cómo llenar el nuevo medio de contenido. Las empresas ya están volcadas en esa nueva carrera hacia el liderazgo del “soporte móvil”.
Los teléfonos móviles evolucionaron tanto en los últimos tiempos que ahora lo que uno puede llevar en el bolsillo, más que un teléfono, es un auténtico ordenador portátil que puede recibir y enviar una gran cantidad de información de todo tipo: imágenes, sonido, texto. Los últimos modelos (conocidos como “teléfonos inteligentes”) permiten incluso ver televisión, en tiempo real, en la pequeña pantalla del equipo. Y los que se vienen podrán realizar hasta videoconferencia de gran calidad.
Son diversos los rasgos característicos de este nuevo soporte que ahora se adentra en el mundo del periodismo (y de la política). En este aspecto, se trata de una herramienta de precisión informativa, ya que como en la web, la información periodística puede llegar al instante, en tiempo real, las noticias de último momento pueden llegar prácticamente en el mismo momento en el que se produce la noticia ya que este nuevo soporte se encuentra en el bolsillo del 90 % de la sociedad española. Además, cada consumidor lo adapta a sus necesidades, informes “a medida” del usuario. Y se trata también de una herramienta de gran valor desde el punto de vista de las fuentes de información, ubicadas en cualquier punto.
Si el periodismo móvil logra aprovechar las ventajas propias de este medio, estaremos hablando de un nuevo lenguaje periodístico, no es tan fácil porque requiere una adaptación y ahora llega el desafío del periodista, es decir, conocer y usar la nueva herramienta con la mayor eficacia, con saber hacer, en su justa medida.