En 1990 el trasbordador espacial Discovery colocó en órbita a una de las cargas más importantes hasta ahora: el telescopio espacial Hubble.
Los astronautas del trasbordador colocaron en órbita al telescopio a aproximadamente 600 kilómetros de la Tierra, una posición en la que se esperaba se pudieran grabar imágenes mucho más brillantes, con mejor claridad y detalle que con los telescopios de tierra, los cuales solamente pueden ver a los objetos en el espacio a través del distorsionado prisma de la atmósfera terrestre.
Inicialmente el Hubble fue un fracaso, pues un desperfecto en el espejo principal del telescopio originó que todas las imágenes que fueron enviadas a la Tierra estuvieran fuera de foco. Pero tres años después, una misión de reparación del trasbordador arregló el problema y el telescopio desde entonces ha resultado ser una herramienta única. El Hubble ha proporcionado fotografías espectaculares y sin precedente de planetas, estrellas y galaxias distantes. Ha realizado una mirada profunda dentro del espacio, como nunca antes se había hecho, al ofrecer evidencia que apoya la teoría del "Gran Estallido" al tiempo que indica que el universo es mucho más joven de lo que se pensaba anteriormente.
También ha ayudado a identificar discos de polvo interestelar alrededor de estrellas jóvenes, lo que sugiere una abundancia de planetas en el universo, lo que a su vez implica una mayor posibilidad de vida en el espacio.
Los astrónomos que utilizan el telescopio espacial Hubble dicen que en el futuro habrá muchas más sorpresas, mientras ellos siguen echando un vistazo a otras galaxias y trabajando para entender mejor el universo y nuestro lugar en él.
