Dueño de parrillada en Piriápolis es encontrado robando pingüinos en Punta Colorada

El dueño de una importante parrillada ubicada en el centro de Pirlápolis fue encontrado mientras se llevaba dos pingüinos debajo de su brazo de una reserva ecológica de Punta Colorada.
Alcides Cantera es el dueño de la parrillada “Che, que choto”, ubicada en la Rambla de los Argentinos, a pocos metros del casino de la ciudad balnearia. La noche del 5 de agosto a altas horas de la noche fue apresado por la Prefectura de Maldonado mientras se llevaba dos especimenes de pingüinos que eran alojados en la Reserva Ecológica “En el mar la vida es más hermosa”, destinada a la cura de animales marinos afectados por la acción del hombre y marineros con gonorrea por las prostitutas de San Carlos.
Cantera venia realizando los atracos desde hace por lo menos un año. Aprovechándose del estado de somnolencia en la que se encontraban los animales para ser limpiados de manchas de petróleo con las que estaban contaminados, los capturaba y los llevaba directamente a su negocio. Allí los conectaba a una máquina que les extraía toda la sangre y en su lugar le introducía leonesa. Posteriormente los asaba en la parrilla y los presentaba a sus clientes como un exótico plato tradicional de Tailandia. Con el pelaje forraba las butacas en las que los lugareños se sentaban todas las noches a tomar el “vino de la casa” que no era más que la sangre de las aves marinas.
Los responsables de la reserva ecológica habían advertido la falta d animales, pero habían atribuido el hecho a González, un marinero que oficiaba de sereno, famoso por haber sido expulsado de la reserva de Pan de Azúcar por violar a la novia del yaguareté y a tres pavos reales. “Estabamos seguros que había sido González, pero no habíamos dicho nada porque el tipo es bastante violento. Una vez se enojó con nosotros y le enchufó el caño de la barométrica en la boca de una tonina. Claro, el bicho explotó, nos llenó de mierda todo el estanque y nos mató a una familia de sargos que veníamos recuperando”, declaró Raúl Estévez, director del establecimiento.
Las autoridades intentarán descifrar si el hecho tiene alguna conexión con la desaparición de cinco cardenales de la pajarera de una conocida viuda de la zona.

Militares uruguayos en el Congo salvan una emboscada gracias a El Show del Mediodía

Hartos de pintar de azul los cascos de sus colegas de la Organización de las Naciones Unidas, el comando de militares uruguayos destinados en el Congo recibió con desmedido entusiasmo 15 videos del afamado programa dominical El Show del Mediodía. La alegría de estos muchachos que desde hace seis meses basan su dieta en ciruelas y carne de rana fue tan grande que abandonaron todas sus tareas para recrearse con Cacho de la Cruz y todo su equipo.
La risotada generalizada llegó cuando Walkir, un cabo primero, apareció en pantalla participando en el juego “Cante y Gane” interpretando “El hijo de Cuca”, de Pocho La Pantera. Walkir había concurrido al programa televisivo para recaudar fondos para la fundación “Somos 87 para un chorizo, no vale cante primi”, aunque al final tuvo que conformarse con una tostadora que la Asociación Uruguaya del Enano le había regalado a Fermín el día de su cumpleaños número 50. Frente a tan vergonzosa situación el cabo primero quiso redimirse y no tuvo mejor idea que volver a cantar la canción, esto provoco una inmediata morta por parte de todo el pelotón y una posterior entrega al equipo de lucha greco romana del Congo, que estaba entrenando en un campo lindero, para que lo utilice como sparring. Finalmente, Walkir confesaría que había ido al programa para ver de cerca las tetas de Daniela Marotta.
La euforia por recibir los videos fue tal que los militares vieron siete veces seguidas los 15 videos, mientras preparaban unos chorizos de anguila y se bajaban los 177 litros de Amarga Vesubio que tenían para sus dos años de misión. Sobre las tres de la madrugada cuando unos 30 soldados ensayaban una coreografía de las Chin Chin y el sargento primero susurraba en un árbol “Maravilla, maravilla”, los rebeldes congoleños aprovecharon la distracción para interrumpir con una emboscada en el campamento uruguayo. La suerte fue tal que el jefe de los congoleños quedo hipnotizado frente al televisor, más precisamente por las ofertas de Vía Confort y calzado León. A los pocos minutos todos los rebeldes estaban religiosamente sentados frente a la “caja boba”, lo que permitió la reacción de los militares uruguayos que terminaron por apresar a todos los congoleños que habían propiciado la emboscada.
Todo el pelotón recibió una medalla al honor y la valentía, salvo Walkir que se nacionalizó en Congo y ahora es parte del equipo de lucha greco romana.

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