Rotundamente, sí. Quizá podamos volvernos más modernos en la terminología, decir que el amor es un trastorno neuroquímico provocado por nuestro instinto reproductor, o volvernos hacia las concepciones espirituales de toda la vida y categorizar que el amor es un deseo del alma, un espíritu libre y caprichoso que somete nuestras voluntades. Pero opino que sigue siendo un componente tan enraizado en los designios personales de cada cual, como siempre lo ha sido.
La modernidad se asocia a la decadencia de cierto romanticismo que parecía emanar de tiempos anteriores y quizá más ingenuos, pero el amor, como la materia, no desaparece, sino que se transforma. Sí es verdad que ahora vemos más divorcios, menos amores eternos, mayor comercialización del sexo, menor pudor e idealización poética... Pero esto sólo es consecuencia de la acelerada revolución social que vivimos, que magnifica la libertad individual y supera las barreras impuestas por la tradición y la cultura. No amamos menos, sólo reinventamos el amor. Es más, se podría decir que, en media, este libertinaje amatorio aumenta la media de amor que circula en nuestro planeta, porque las razones adyacentes a las relaciones y matrimonios, cada vez influyen menos en este tema.
Podemos observar que esa aceleración que lleva hoy día nuestra sociedad, también se manifiesta en que el proceso de mutuo conocimiento que conlleva el amor (su mayor riqueza) también es más rápido. Y por eso a lo mejor acaba antes. El problema estriba en que en el amor (como en la vida) perdemos la curiosidad por descubrir, porque nos creemos (falsamente) que ese vértigo alocado nos hace envejecer también a mayor velocidad.
Es difícil componer una demostración científica de la existencia del amor. Sólo podremos observar, en análisis microsociológicos, que una persona toma decisiones basándose en criterios irracionales en ciertos momentos de su vida. Y esto sólo es explicable, introduciendo en el modelo estudiado la variable-amor.
Quien sea capaz de decir que nunca ha amado verdaderamente, es porque los miedos paranoides no le dejan vivir.
Conclusiones del debate anterior:
Resumen y
Citas.