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Sólo para tus ojos.

Precisiones.

No me gusta confundirme
Y no llamo amor a lo que es pasión,
ni costumbre a lo que otros llaman afecto.
No llamo religión al miedo,
ni progreso a la ambición,
No me gusta engañarme con eufemismos.
A los manipuladores no los llamo políticos,
ni a los fanáticos, santos.
Me dan rabia las grandes palabras
que hinchan el orgullo y secan el corazón.
No me dejo llevar de ideales que son humo,
me conformo con un rayo de sol que me caliente los labios,
una boca que me sonría y me bese,
una mano que me calme y me acaricie.
un trozo de pan,
una copa de vino,
una pizca de droga.

Y sexo.

Detesto las biblias.

La biblia del católico y la del protestante.
La del musulmán y la del budista,
la del chiita y la del sunita,
la del progre de salón
la del reaccionario de ultratumba
la del machista violento
la de la feminista de estricta observancia
la del terrorista de las pistolas
la del terrorista de las finanzas
la del nacionalista periferíco
la del españolista a rajatabla
la del adicto al diálogo
la del defensor del pueblo
la del propagandista
la del creyente
la del ejecutivo agresivo.
La del amo y la del esclavo
la del orgulloso y la del modesto
la del intelectual y la del ignorante,
la del sabio y la del listillo,
la del señor feudal y la del revolucionario.
Todo el mundo quiero endosarme un dogma
porque dicen que no se puede vivir sin ninguno.
Falso.
Odio los dogmas,
porque nada vale la pena
(Aparte de una copa
un cigarrillo,
un porro,
una buena película,
un libro interesante,
unos amigos con algo que decir,
una vagina húmeda
o un pene en erección)

Soy una puta.

(Pero yo no entrego mi cuerpo por dinero,
lo hago gratis,
cuándo, dónde, cómo y a quien quiero)

Yo soy una puta peor.
Entrego mi mente por dinero.
Cuándo, dónde, cómo y a quien me paga.
Aguanto los insultos a la inteligencia.
Soporto las salidas de tono.
Me callo ante las estupideces.
Rebajo el nivel de mi inteligencia.
Sonrío sin ganas,
me chupo el dedo,
rectifico,
miento,
adulo.
Todo por dinero.
Porque,
desgraciadamente,
este mi oficio.
Soy una escritora a sueldo.
Escribo lo que sea,
y como sea,
para quien me pague por eso.
No hay prostitución peor.
Lo juro.

Dresde.

La ciudad de Dresde fue destruida,
con sus habitantes dentro,
hace sesenta años.
Fue un bombardeo
efectuado por la aviación aliada.

Y después de Dresde, Hamburgo.
Y más tarde, el horror de Hiroshima y Nagasaki.
Estas matanzas
nunca fueron juzgadas como crímenes de guerra.
No hay crímenes de guerra.
Hay guerras.
El vencedor se convierte en juez
Y el derrotado se transforma en reo.
Pero el que pierde todas las guerras,
absolutamente todas,
es el pueblo llano.

Requiem

Todo el mundo muere,
incluidos los más viejos.
El ser vivo más viejo del mundo,
es el Washington Tree,
una de las maravillas vegetales
del Parque Nacional de las Secuoyas,
en el estado de California,
conocido como
’La tierra de los gigantes’.
Con sus 77 metros de altura
y 31 metros de circunferencia
en su base,
el ’Washington Tree’
es el segundo árbol más grande del parque,
después del ’General Sherman’,
la secuoya mayor del mundo,
cuyo tronco mide 36 metros de circunferencia.
El Washington Tree
tiene más de 3000 años,
ha aguantado carros y carretas, helados, incendios, sequías y tormentas, pero al final le ha llegado la hora. Su tronco está muy dañado, semicongelado, hueco y seco.
El árbol gigante agoniza
víctima del frío y de los achaques de la edad.
Todavía tiene algunas hojas verdes.
Sigue vivo, pero su final está próximo.
Un día, se le secará la última gota de savia,
y se convertirá en un monolito de madera muerta,
destinada a convertirse en fósil.
Miles de años más tarde, sí.
Pero exactamente como yo.

Mordazas

El gobierno marroquí
impide a Ali Lmrabet
sacar un nuevo semanario.
Estuvo en la cárcel
por el delito de ser periodista
Ahora está libre, pero sigue amordazado.
Pero, claro, no es políticamente correcto hablar de ello
cuando el zapatero y el mohamed
se acaban de besar en la boca.
Ahora toca decir que en Marruecos se vive de fábula.
Que hay libertad de prensa,
(el rey sigue prensando al disidente)
Y sobre todo, mucho turismo en patera.
No aflojes, Alí.

Tatuajes.

Tengo tres.
Uno en el hombro,
otro en la espalda
y otro en el vientre.
Me los hice para recordar a tres personas que marcaron mi vida,
y con su pasión dejaron huella en mi piel.
El de la espalda, en honor de Herbert,
un tierno francesito que se enamoró de esa zona de mi cuerpo.
(Vaya usted a saber por qué, pues no tiene nada del otro mundo...)
El del hombro en homenaje a Martina,
la mujer más ardientemente femenina que jamás he visto,
un amor posesivo y agotador que duró casi un año
y que estuvo a punto de acabar conmigo.
Y las huellas de oso en el vientre son una cariñosa evocación de los muchísimos besos que por esa zona me daba Jackie,
una estudiante americana de 18 años que, en los tres meses que compartimos piso, me enseñó a disfrutar más intensamente de la poca vida que tenemos.
Cuando me dijo adiós en el aeropuerto, tuve el presentimiento de que nunca volvería a verla.
Murió el 11-S en Nueva York.

Creencias.

No tengo otra religión que el sexo,
ni otra fe que la que me pueda dar
alguna persona legal cuando me mira a los ojos,
ni otra esperanza que 24 horas más allá
del rabioso presente.
Mi padre, que era más bohemio que yo,
me enseñó a estimar
la vieja máxima de los epicúreos:
Carpe Diem.
A ella me atengo para vivir.
a ella me encomiendo,
y ella es mi principal creencia.
Porque tengo otras, claro,
creo en el hermano alcohol y en la hermana nicotina,
soy prima del hachís e hija de maría
la coca que me gusta me la tomo por la boca
y no tengo nada de heroína,
pero me vuelve loca el vientre plano de los hombres
y el redondo culo de las mujeres,
y lo único que me jode de esta puta vida
es que sea tan breve,
como una buen peli,
una gran canción,
una sonrisa
o un orgasmo.

Rarita

No me gustan las verduras, ni las ensaladas, ni la fruta.
Aborrezco los guisos de la abuela.
No sé conducir, ni tengo ganas de aprender.
No quiero gatos, ni perros, ni peces, ni cobayas, ni cualquier tipo de animal de compañía, vertebrado o invertebrado.
Odio las campañas antitabaco, antidrogas, antitodo.
Maldigo el alcohol de garrafa.
Desprecio a los tontos del culo,
Paso de iglesias y de papas, sean católicos o chiitas,
Me repelen los fundamentalismos,
Me repugnan las banderas y las fronteras.
Me da miedo envejecer, la decrepitud,
y sobre todo, perder el tiempo.


Pero me gusta internet,
leer,
los buenos DVD,
el alcohol,
la cocacola
y las dos efes.
(Fumar y follar)

Pandemonium

Me encanta el desorden.
Sostengo que el orden es una alienación perversa e infame. Muchas mujeres han sido, son y serán esclavas de esa adicción, por la que derrochan tiempo y esfuerzo.
La pregunta clave es ésta: ¿Para qué colocar algo que dentro de un rato voy a tener que volver a descolocar?,
Los pocos que han logrado convivir conmigo han tenido que acumular paciencia allí donde yo acumulo libros que devolver, papeles que destruir o platos que lavar.
El ordenado se cree Dios intentando utópicamente poner en su sitio un mundo donde todo es caos.
Mi vida es desordenada, pero no tanto como mi casa.
Cuando consiga llegar a esa meta, creo que seré una chica ideal

Pesadilla

Hoy me he despertado con la conciencia tranquila.
¡Menudo susto, pensé que estaba muerta!
Espero que esto no vuelva a suceder

27

Crecer
es ir coleccionando cada vez más necesidades para ser feliz.
Envejecer
es ir descartándolas una a una,
hasta quedarme con las dos o tres que valen la pena,
pero que tampoco podré disfrutar
porque seré demasiado vieja para ello.
Odio los cumpleaños.

Injusticias

La lengua inglesa está llena de vocablos que hacen referencia a figuras históricas.
De todas estas palabras inglesas de origen historico la que más injusta se me antoja es el adjetivo "gaudy", que hace referencia a Gaudi.
Gaudy significa hortera, vulgar, que busca llamar la atención a través de los colores llamativos y las formas recargadas.
Me pregunto a que lado del Atlantico nació ese vocablo. Sospecho que fue en Estados Unidos. Tal vez por eso, de las pocas referencias que Hollywood hace a Gaudí, la más extensa procede de una película maldita, que yo considero genial (y que no hay forma de encontrar en DVD) "Ocho millones de maneras de morir"
De unos edificios que hizo Gaudí en Miami, habla en la película uno de los personajes principales, que va de narco macarra y guaperas, y está interpretado genialmente por Andy García.
Los productores pensarían que si Gaudí es hortera y además hay algo de Gaudí en Miami, ciudad bastante hortera, nada mejor que desarrollar en imágenes el juego de palabras.

Tres plagas, tres pestes


"Al mundo lo amenazan tres plagas, tres pestes.
La primera es la plaga del nacionalismo.
La segunda es la plaga del racismo.
Y la tercera es la plaga del fundamentalismo religioso.
Las tres tienen un mismo rasgo, un denominador común: la irracionalidad, una irracionalidad agresiva, todopoderosa, total: no hay manera de llegar a una mente tocada por cualquiera de estas plagas. En una cabeza así constantemente arde una santa pira en espera de víctimas. Todo intento de entablar una conversación serena está condenado al fracaso. Aquí no se trata de una conversación sino de una declaración. Que asientas a lo que él dice, que le concedas la razón, que firmes tu adhesión. Si no lo haces, ante sus ojos no tienes ninguna importancia, no existes, pues sólo cuentas como un instrumento, como un arma. No existen las personas, existe la causa.
Una mente tocada por semejante peste es una mente cerrada, unidimensional, monotemática y sólo gira en torno de un único tema: el enemigo. Pensar sobre el enemigo nos alimenta, nos permite existir. Por eso el enemigo siempre está presente, nunca nos abandona."


Ryszard Kapuscinski. El Imperio.

arma de doble filo


El lenguaje es utilizado como muestra de poder. Lo utilizamos para engrandecer nuestro ego y rebajar al contrario. Sacas aquellas palabras que tenías guardadas en la recámara, aquellas que tenías reservadas para cuando te fueran necesarias, para herir de muerte a tu contrincante. Sabes que esas palabras se convertirán en puñales y lo haces a consciencia. El poder de la palabra…qué gran arma de doble filo!