Alguien se preguntaba, no recuerdo ahora donde leí o escuché, que qué estábamos haciendo con este país. Y no quiero caer en la tentación de aquello que Larra describía tan bien en su artículo En este país: ...cualquier acontecimiento desagrable que nos suceda creemos explicarle perfectamente con la frasecilla: cosas de este país! que con vanidad pronunciamos y sin pudor alguno repetimos. Algún dia reproduciré aquí el texto completo, porque es fidedigna descripción de nuestra patria. Retomando el hilo, no entiendo que nos pasa, hacia donde vamos, y supongo que lo digo pretendiendo que el ser crítico pueda servir de algo, y no sólo quedarme en la simple pataleta de niño que no quiere aceptar los hechos.
Leo el periódico y no veo más que lo mismo día tras día, y como ejemplo, hoy: un señor que se reune con otros señores (o quizás no pueda llamarles señores, dejémoslo en gente) y eso provoca que los de siempre salten como buitres a la carroña, a provocar el máximo ruido posible, tú calumnia mucho que siempre algo queda. Mientras, nosotros, el vulgo, a contemplar atónitos a esa clase política en la que ya ninguno creemos. Y cuando digo ninguno, me refiero a mi mundo particular, aunque creo que es muy general.
Los que abordamos el mundo laboral, tenemos que escuchar de los viejos del lugar cosas como: niño, si quieres durar aquí, mejor cierra el pico y pasa por el aro, como todos. Y has de hacerlo, y comerte tus ideas de legislación laboral, seguridad e higiene o chorradas que hayas aprendido en la escuela. Pero por eso no se van a pelear los políticos, a no ser que se acerquen unas elecciones y entonces se dediquen a soltar algunas frases demagógicas.
Y claro, aguantas, por aquello de más vale malo conocido... y porque, principalmente, intentas pagar una hipoteca que te va a quitar un 50% de tu sueldo en los próximos 30 años y no es cuestión que el banco se quede con el piso. Eso sí, un señor sale diciendo que si los pisos estan caros es porque los podemos pagar, y entonces, mira tú, no pasa nada. Nadie dimite, o al menos nadie me llama personalmente a casa y me dice: perdona, chaval, siento haberte herido, no sé lo que me dije. No, eso no ocurrirá. El señor está ocupado en buscarse nuevas novias.
Y de ese tema hoy me hablaban. Me ponían al corriente de los asuntos sentimentales de mi antigua empresa. Como si de un virus se tratara, varias parejas de varios años se han desecho. De aquellas parejas a las que uno, externamente, veía y ve idílicas. Y es tan a menudo que uno escucha y vive esas situaciones, que no logra entenderlo.
No sé que nos ocurre, ni que queremos, o en que creemos, o donde vamos, pero, en juicio rápido y sin fundamento, me temo que la maravillosa tele que vemos hoy en día nos está quitando el corto juicio que nunca tuvimos; que nadie diría ahora que fuimos el país más poderoso, temido y envidiado hace unos siglos. Lo que son las cosas.