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La II Guerra Mundial...

Hitler era consciente de que cualquier otra acción podría provocar un conflicto europeo, y no vaciló en preparar a Alemania para una lucha que, a su juicio, fortalecería la moral del país. Firmó el pacto de neutralidad Germano-soviético con la promesa de que cedería a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) una parte del territorio de Polonia cuando esta nación fuera derrotada, para lo cual la atacó en septiembre de 1939. Los polacos fueron sometidos con rapidez y sus aliados, los británicos y los franceses, que habían declarado la guerra a Alemania, no pudieron hacer nada para ayudarles. Las fuerzas de Hitler invadieron Dinamarca y Noruega en la primavera de 1940 y, pocas semanas después, vencieron a las tropas de los Países Bajos, Bélgica y Francia. La derrota de Gran Bretaña pudo evitarse gracias a la intervención de las Fuerzas Aéreas Reales (RAF), que rechazaron a la Luftwaffe (fuerzas aéreas alemanas).

El Tratado de Versalles…

Hitler, resuelto a emprender la creación de su imperio, inició el rearme de Alemania en 1935 (en contra de lo acordado en el Tratado de Versalles que había puesto fin a la I Guerra Mundial en lo referente a la derrotada Alemania), envió tropas a la región desmilitarizada de Renania en 1936, y anexionó Austria y los Sudetes en 1938. El resto del territorio checoslovaco quedó bajo control alemán en marzo de 1939. También acudió en ayuda de las tropas rebeldes de la Guerra Civil española (1936-1939), encabezadas por Francisco Franco. Ninguno de los líderes de otros países se opusieron a estas acciones, desconcertados ante la estrategia de Hitler y ante el temor de que se produjera una nueva guerra.
 Tratado de Versalles (1919), acuerdo de paz firmado, tras la conclusión de la I Guerra Mundial, entre Alemania y las potencias aliadas vencedoras el 28 de junio de 1919 en la galería de los Espejos del palacio de Versalles, próximo a París. Fue negociado durante la conferencia de paz celebrada en Versalles, que comenzó el 18 de enero de 1919.
En ella participaron Estados Unidos (representada por su presidente, Thomas Woodrow Wilson), Gran Bretaña (con su primer ministro, David Lloyd George, al frente de la delegación), Francia (representada por su primer ministro, Georges Clemenceau) e Italia (con su jefe de gobierno, Vittorio Emanuele Orlando, a la cabeza de la delegación, si bien su ministro de Asuntos Exteriores, Giorgio Sonnino, se ocupó de representar a su país en momentos clave). Alemania, que había adoptado un régimen republicano (la llamada República de Weimar) tras la disolución del II Imperio Alemán al final de la guerra, quedó excluida de las conversaciones.
La primera sección del Tratado recogía el Pacto de la Sociedad de Naciones, cuyo objetivo era garantizar el cumplimiento de los términos de varios convenios acordados después de la I Guerra Mundial con el fin de lograr una paz duradera. Estados Unidos no lo ratificó, pero firmó con Alemania por separado el 2 de julio de 1921 el Tratado de Berlín.

La GESTAPO

La Geheime Staatspolizei (Policía Secreta del Estado), conocida como Gestapo, fue fundada en 1933 para reprimir la oposición al régimen de Hitler. Cuando se incorporó al aparato del Estado en 1936, se la declaró exenta de someterse a las restricciones que imponía la ley, y sólo debía responder de sus actos ante su jefe, Heinrich Himmler, y ante el propio Hitler.

Sus armas…

Hitler contaba con su policía secreta, la Gestapo, y con las cárceles y campos de concentración para intimidar a sus oponentes, aunque la mayoría de los alemanes le apoyaban con entusiasmo. El avance de la industria armamentística acabó con el desempleo, los trabajadores se vieron atraídos por un ambicioso programa de ocio y los éxitos alcanzados en política exterior impresionaron a la nación. De este modo, Hitler consiguió moldear al pueblo alemán hasta convertirle en la herramienta flexible que necesitaba para establecer el dominio de Alemania sobre Europa y otras partes del mundo. El dictador impuso su propio y brutal código moral tras desacreditar el poder de las autoridades eclesiásticas, acusándolas de corrupción e inmoralidad. Ridiculizó el concepto de igualdad entre los seres humanos y reivindicó la superioridad racial de los alemanes.

El dictador de Alemania…

Pese a lo previsto por el poder económico, una vez que Hitler accedió a la jefatura del gobierno, no tardó en autoproclamarse dictador de la nación, acumulando la presidencia del Reich y de la cancillería con el título de Reichsführer.
Su mayoría parlamentaria le permitió aprobar una ley que transfería al partido nazi el control de la burocracia y del sistema judicial, reemplazaba los sindicatos por un Frente del Trabajo alemán dirigido también por los nazis y prohibía todos los partidos políticos excepto el Nacionalsocialista. Las autoridades nazis tomaron el control de la economía, los medios de comunicación y todas las actividades culturales haciendo depender los puestos de trabajo de la lealtad a su ideología.

El Führer….

El partido continuó creciendo durante los dos años siguientes, aprovechando la situación creada por el aumento del desempleo, el temor al comunismo y la falta de decisión de los rivales políticos del Führer frente a su confianza en sí mismo. Sin embargo, cuando Hitler fue nombrado canciller en enero de 1933, los grandes empresarios esperaban poder controlarle con facilidad.

Un nuevo renacer…

Durante la crisis económica de 1929, muchos alemanes aceptaron su teoría que la explicaba como una conspiración de judíos y comunistas. Hitler consiguió atraer el voto de millones de ciudadanos prometiendo reconstruir una Alemania fuerte, crear más puestos de trabajo y devolver la gloria nacional. La representación del partido nazi en el Reichstag (Parlamento) pasó de 12 diputados en 1928 a 107 en 1930.

En prisión…su Lucha…

Hitler fue sentenciado a cinco años de prisión como líder del intento de golpe de Estado, y dedicó los ocho meses de condena que cumplió a redactar su autobiografía: Mein Kampf (Mi lucha). Fue liberado como consecuencia de una amnistía general en diciembre de 1924, y reconstruyó su partido sin que ninguno de los representantes del gobierno al que había intentado derrocar pretendiera impedirlo.

El ascenso al poder…

Hitler difundió su doctrina de odio racial y desprecio por la democracia en los numerosos mítines que organizó y, mientras tanto, las organizaciones paramilitares del partido aterrorizaban a sus enemigos políticos. No tardó en convertirse en una figura clave de la política de Baviera gracias a la colaboración de oficiales de alta graduación y empresarios adinerados. En noviembre de 1923, un momento de caos político y económico, encabezó una rebelión (putsch) en Munich contra la República de Weimar, en la cual se autoproclamó canciller de un nuevo régimen autoritario. No obstante, el conocido como putsch de Munich fracasó por falta de apoyo militar.

El partido obrero alemán…

En 1920, Hitler cambió el nombre del Partido Obrero por el de Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (Partido Obrero Alemán Nacional Socialista), abreviado como Nazi. Revelando su odio hacia los Comunistas, Hitler acusó públicamente a los Judíos de las desgracias de Europa, e hizo un llamado a Alemania a unirse para formar un estado nacional todo poderoso. Su voz era hipnótica. Sus discursos provocaron el odio de sus enemigos Comunistas, que trataron de disolver sus reuniones. Pero estos intentos siempre fallaron debido al apoyo del ejército de Camisas Cafés, los Nazis brutales.
Se unió al Partido Obrero Alemán, de signo nacionalista, en septiembre de 1919, y en abril de 1920 le dedicaba ya todo su tiempo. En esa época, había sido rebautizado como Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo (conocido abreviadamente como partido nazi) y Hitler fue elegido en 1921 su presidente (Führer) con poderes dictatoriales.
El flamante espíritu del Partido Nazi comenzó a llamar la atención de los obreros alemanes, que comenzaron a apoyar enormemente el movimiento de Hitler. Muchos de estos grupos de obreros eran dirigidos por Alfred Rosenberg, ingeniero ruso y "filósofo", anti-semita y anti-cristiano; Rudolf Hess, matemático y geógrafo egipcio; Hermann Goering, piloto de combate del Ejército Bavario; Gen. Erich von Ludendorff, heroe de guerra y Maj. Gen. Franz von Epp, comandante de infantería del Ejército Bavario. Todos ayudaron a persuadir a los empresarios alemanes que temían al Comunismo, para que dieran dinero al Partido, y Hitler les aseguró que sólo combatirían "el capital internacional Judío".
Para sus seguidores, Hitler adoptó la antigua Swastika como el emblema del partido, y diseñó la bandera roja Nazi con la swastika negra. El saludaba a sus camaradas con el brazo levantado, y él era saludado con la palabra Heil!
Para 1923, los Nazis se habían crecido lo suficiente en Munich como para tratar de llegar al gobierno. Ellos iniciaron el "Beer Hall Putsch,", conocido así debido a que Hitler y sus hombres intentaron tomar las riendas del gobierno en una reunión que fue llevada a cabo en un bar. El intento falló. Hitler fue apresado y sentenciado a cinco años en prisión. El gobierno Bavario le perdonó el período hasta ocho meses. Cuando estaba en prisión y con la ayuda de Rudolf Hess, Hitler inició su libro 'Mein Kampf'.
Saliendo de prisión en 1924, Hitler veía su destino perdido de nuevo, al enterarse de que el Partido Nazi había sido disuelto por el gobierno Bavario, y al ver que sólo quedaba un puñado de miembros que permanecían juntos. Durante meses, Hitler pareció perder su interés en el Partido. Tiempo después, Roehm, Hess y un joven entusiasta llamado Joseph Paul Goebbels le propusieron ser de nuevo el líder del Partido. Hitler aceptó diciendo: "Necesitaré siete años antes de que el movimiento esté en la cima de nuevo..."

Y el espionaje…

Este espionaje político dio inicio a un profundo cambio dentro de la vida de Hitler. Una noche de 1919, entró a un pequeño restaurant, donde se reunía un puñado de gente jóven, sentados alrededor de una lámpara de gas. Este pequeño grupo era el partido de los Obreros Alemanes. Guiado por la "intuición", Hitler se unió a este grupo, como el séptimo miembro. El pronto se convirtió en el líder. Luego, un oficial Reichswehr conocido como el Capt. Ernest Roehm, vio al partido como un medio capaz de derrocar al régimen liberal Bavario. Como otros oficiales, Roehm había creado su propio "ejército" de voluntarios, que crecían como brazos del Reichswehr, desafiando el Tratado de Versalles. Roehm decidió enviar a su ejército de Camisas Cafés en auxilio del Partido Obrero. Protegido por estos rufianes, Hitler se convirtió en el orador del grupo.

El orador…

En ese momento, Hitler había dejado su nacionalidad austriaca, pero aún no tenía su nacionalidad alemana, así que era un hombre sin país. Al recuperarse, Hitler se quedó en el ejército, establecido en Munich. Durante la tempestad política y económica que cayó sobre Alemania, Munich se convirtió en el centro de esta tormenta. Oficiales del derrotado Reichswehr (Ejército Alemán) conspiraron para tomar el control de Alemania. Ellos mantenían a sus informantes, entre quienes se encontraban Adolf Hitler. El recibió la tarea de informar sobre "actividades subersivas" dentro de los partidos políticos en Munich.

El soldado…

Cuando inició la Primera Guerra Mundial en 1914, Hitler renunció a su cuidadanía austriaca y se enlistó en el regimiento de infantería no.16 del ejército Bavario. El no iba a pelear por Austria, "pero estaba listo para morir en cualquier momento por su gente (Alemania)". En su primera batalla, la ofensiva de Ypres de 1914, el gritó la canción: 'Deutschland, Deutschland uber Alles.'. En 1916, él era un "combatiente frontal" contra los tanques Británicos, y durante esa batalla, resultó herido pero ganó la Crus de Hierro. En 1917, él peleó en la tercera batalla de Ypres.
La armisticia lo encontró en un hospital, cegado temporalmente por el gas mostaza, y en estado de shock. Las noticias de la derrota de Alemania lo hicieron agonizar. El creía que la derrota había sido a causa de "enemigos internos", principalmente Judíos y Comunistas.

La I Guerra Mundial…

Hitler se encontraba en Munich cuando comenzó la I Guerra Mundial y se alistó como voluntario en el Ejército bávaro. Demostró ser un soldado entregado y valiente, pero la más alta graduación que consiguió fue la de cabo, debido a que sus superiores consideraban que carecía de dotes de mando. Tras la derrota de Alemania en 1918, regresó a Munich y permaneció en el Ejército hasta 1920. Fue nombrado oficial de instrucción y se le asignó la tarea de inmunizar a los soldados a su cargo contra las ideas pacifistas y democráticas.

De Austria a Alemania…

De Austria a Alemania…

El odio de Hitler hacia la pobreza, su devoción hacia el legado Germano y su odio hacia los Judíos se combinaron para formar las raíces de sus doctrinas políticas. El estudió las habilidades políticas del alcalde de Viena, y puso un enfoque especial en la práctica de aquel líder de "utilizar todos los instrumentos del poder existente, y ganar el apoyo de las instituciones mas influyentes.. para así poder tener grandes ventajas para el mismo movimiento, a partir de fuentes de poder ya establecidas.." Mas tarde, Hitler aplicó ésta técnica en Alemania.
En 1912, Hitler se mudó de Viena a Munich, un "verdadero pueblo Alemán". Ahí, el fue de trabajo en trabajo como carpintero, asistente de arquitecto, etc. Siempre exponía sus ideas políticas, sin importar en donde se encontrara.

Su vida…

Su vida…

Hitler fue alcanzado por el fracaso. Después de la muerte de su padre, cuando Adolfo tenía 13 años, estudió pintura en acuarelas, pero aprendió poco. Después de la muerte de su madre, cuando él tenía 19 años, se fue a Viena. Ahí, la Academia de Artes lo rechazó al considerarlo poco talentoso. Debido a su falta de conocimientos en los negocios, Hitler trabajó como obrero en las construcciones, y ocasionalmente pintaba postales baratas. Dormía muy seguido en los parques y en las banquetas, y comía en los albergues para gente impedida.
Estas terribles experiencias llenaron su vida de odio. El odiaba a Austria, y cruzó la frontera hacia la Alemania que él tanto admiraba. El escribió: "Estaba convencido de que el estado de Austria siempre obstruiría a todos los grandes Alemanes... y apoyaría todo lo que estuviera en contra de Alemania.... Yo odiaba aquella mezcla de Checos, Polacos, Húngaros, Serbios, Croatas y sobre todo a los siempre presentes Judíos. Me convertí en un fanático Anti-semita..."

Adolfo Hitler, ¿Quién era?

Adolfo Hitler,  ¿Quién era?

Adolf Hitler nació el 20 de abril de 1889 en Braunau-am-Inn, Austria, siendo de ascendencia alemana. Era hijo de un modesto funcionario de aduanas y de una campesina. Fue un estudiante mediocre y jamás llegó a finalizar la enseñanza secundaria. Solicitó el ingreso en la Academia de Bellas Artes de Viena, pero no fue admitido por carecer de talento. Permaneció en esa ciudad hasta 1913, donde vivió gracias a una pensión de orfandad, y más tarde comenzó a obtener algunos ingresos de los cuadros que pintaba. Leía con voracidad obras que alimentaban tanto sus convicciones antisemitas y antidemocráticas como su admiración por el individualismo y el desprecio por las masas.