Nunca leyeron algo que escribieron hace mucho tiempo en unas circunstancias y de pronto te das cuenta que estas pasando por lo mismo???
Me duele mucho hoy mirarte y no poder reconocernos en esa mirada que era nuestra. Y estoy ausente en alma aunque presente en cuerpo en esta habitación que por tanto tiempo compartimos, y que de pronto ahora se torna inmensa y desierta de calidez...
Tengo miedo de hablarte, de preguntar por nosotros.
Tengo miedo de oir de tus labios las respuestas que conozco de antemano, mientras espero mágicamente en mi fantasía, oir de tus labios las palabras que me llenarían de felicidad nuevamente...
Mi mente lo sabe, mi ser lo siente, pero mi corazón y mi alma, se niegan a escucharlo y sufren
Tengo miedo. Es increíble como según el contexto en que son dichas, cambia el poder de las palabras, porque escuchar de tu boca que nuestra relación se convirtió en rutina hace que mi corazón se lastime, se desangre, asusta...
Tengo miedo de escuchar que nuestra relación entró en esa mediocridad y en esa inercia que no nos deja crecer; que no nos deja ser.
Qué peor sensación que esta: de soledad en compañía
De pronto parpadéo y tomo conciencia de lo que estoy sintiendo: me veo como si fuera un objeto dentro de esta habitación. Como si fuera invisible a tus ojos y a tu corazón. Internamente no puedo dejar de preguntarme cómo caímos en esta situación?, y mi mundo de ilusiones y esperanzas comienza a diluirse sin vos, y no puede alimentarse del vacío que provoca este desencuentro.
Mirándome siento que no debiera permitir que me habite esta sensación, pero no logro disfrazar los momentos por los cuales atraviesa mi alma...
¿Cómo fuimos perdiendo nuestra esencia de pareja, nuestra autenticidad, felicidad?. Quizás no la cuidamos. Quizás no nos cuidamos. Quizás no entendimos que la felicidad son momentos de poder estar bien y a gusto... y no una constante, y que si no se trabaja en estar bien juntos
Desde este dolor que paraliza el corazón te llamo, desde esta soledad que me aturde te necesito. Pero todavía no puedo hablarte, tengo miedo, y le sigo otorgando el poder a las palabras para destruirme.
Por fin dejás de contemplar la luz ténue que se filtra por la ventana como si hubiera sido un cuadro mágico y atrapante y te das vuelta. Pero yo no te estoy hablando
porque no soporto escuchar de tus labios el conocido "mañana" y vos no me estás mirando. Algo siento que llora en mi alma y este amor acotado pasa por tus silencios cada vez más perfeccionados.
Nunca debiéramos, me dije, mientras amamos, girar solamente en torno a otra persona porque olvidamos nuestro mundo. Y sin embargo, lo hice, lo hago...
Debiéramos tener dos mundos: uno propio y otro compartido. Yo soy una persona, no media persona, y vos, mi complemento, no mi otra mitad. Yo me tengo a mi, yo soy mi "entero"... pero el pensamiento racional vuelve a empañarse por mis dudas. De esta manera, se suceden los días en una insoportable fila de silencios y miradas esquivas, y me pregunto si me entendés. Me pregunto si realmente te importo...
Tenemos que hablar le dije mirándolo a los ojos y observando en ellos una expresión de dolor.
Lo sé me contestó es que no sé si pueda, no quiero lastimarte
Hizo un breve silencio y por primera vez en mucho tiempo me miró de una manera tan triste que me hizo dejar de sentir tanta angustia por mi y pensar en él.
Tomó sus manos entre las mías y se sentó a mi lado pero tampoco podemos seguir así dijo.
De pronto su voz parecía apagarse, lejana, mustia y se sumió en un profundo silencio.
Te amo todavía le dije casi al borde del llanto por favor, hagamos un intento
Nos abrazamos fuertemente durante un rato y pude sentir como él también lloraba en silencio. Entonces sentí que me ahogaba el dolor y me embriagaba la emoción y salieron las lágrimas que durante tanto tiempo contuve en mi interior...
Nos reencontramos en ese beso, en ese llanto y en todas las promesas que siguieron luego. Hablamos con tranquilidad, con pensando cuidado en cada palabra pronunciada y con ansias de derribar los muros de hielo construídos por el silencio y la frialdad.
Me sentí tan cerca tuyo, tan unida a vos, que sentí que lo nuestro podría salvarse y duraría por siempre. Pero ya me conocés: vivo al borde de las ilusiones y al límite de los sueños; los cuales se vieron nuevamente derrumbados por nuestra propia incapacidad para ayudarnos.
No pudimos estar juntos a pesar del sentimiento, no pudimos saltar todos los obstáculos ni sustentarlo con otras cosas... cuánto me cuesta seguir aceptando que la vida es una partida, en la cual, a veces perdemos y otras ganamos sin tener la seguridad de nada. Pero esto también es la vida y cómo duele cuando la vida pasa...
