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Unos claman por la paz, otros se hacen los locos

En ocasión de haberse cumplido el primer año de la invasión de Irak por parte de Estados Unidos y sus aliados, miles de ciudadanos de distintos países –incluso en casi todas las ciudades del propio Estados Unidos– realizaron marchas en favor de la paz.

Al día siguiente –21 de marzo– El Nacional dio cuenta de las múltiples manifestaciones pacíficas. De hecho, la segunda foto más importante de este periódico fue dedicada a tales eventos. La primera en la peculiar jerarquía noticiosa del diario de Puerto Escondido recogió la convocatoria a una marcha en apoyo al alcalde Henrique Capriles Radonski.
La foto que El Nacional publicó sobre las manifestaciones en procura de la paz mundial fue tomada en la ciudad de Roma. El título de la fotoleyenda era: “No a la guerra y al terrorismo”, mientras que en la parte final del sumario se leía: “Aunque las manifestaciones no fueron tan masivas como las de hace un año, el colorido caracterizó el clamor de los pacifistas”, Ah, pacifistas. Sí, pacifistas.

El llamado de primera remite al lector a la página A-15, donde el primer párrafo se gasta en reseñar que: “El primer aniversario de la campaña militar para derrocar a Saddam Hussein estuvo marcado por la realización de protestas de decenas de ciudades a lo largo y ancho del mundo, en las que millones de personas rechazaron la ocupación estadounidense de Irak”.

De seguidas se desgranan las razones esgrimidas por los manifestantes en contra de la invasión, y de este punto se pasa a enumerar la manera en que se desarrollaron las protestas en algunas partes del mundo: “Por lo menos 250 manifestaciones pacifistas se realizaron en distintas ciudades, aunque fueron San Francisco y Nueva York los principales puntos de repudio a la política exterior de Bush”.

“Los pacifistas también se sintieron con fuerza en Gran Bretaña, donde unas 100.000 personas marcharon en Londres contra el gobierno de Tony Blair, aliado principal de Bush”.

“En Roma, cientos de miles de personas (cerca de 2 millones, según los organizadores) marcharon a favor del regreso de las tropas italianas que están en Irak”.

“En Francia y Alemania, países que hace un año encabezaron la oposición diplomática a la campaña bélica de Bush, las cifras de manifestantes fueron sorprendentemente bajas (…) En París los organizadores de la protesta dijeron haber reunido a 10.000 personas, aunque la policía habló de 2.500”.

“En España… decenas de miles de personas salieron a las calles de las principales ciudades”.
“También hubo manifestaciones en Grecia, Dinamarca, Croacia, Eslovenia y otros países europeos (…) Horas antes, debido a la diferencia horaria, las protestas habían comenzado en Asia y Oceanía”.

“Miles de personas recorrieron la ciudad australiana de Sydney, donde el Gobierno ha manifestado un apoyo incondicional a Bush”.

“Los pacifistas también se hicieron escuchar en Corea del Sur, Nueva Zelanda, Tailandia, Hong Kong, Filipinas y Japón (…) Protestas de menor calibre tuvieron lugar también en otras ciudades como Nueva Delhi, Johannesburgo, El Cairo y Bahrein”.
“En Honduras, que envió 370 militares a Irak, cientos de personas se concentraron ante la embajada estadounidense para pedir el regreso de sus soldados (…) En Brasil, cientos de personas exhibieron una gran pancarta que señalaba: ‘Estados Unidos, tus bombas no matan nuestra hambre, apenas alimentan nuestro odio”.

Bueno, este paseo nos comprueba que el tema de la guerra, derivada de la invasión de Irak, es un asunto profundamente susceptible en el mundo. Ajá, ¿y Venezuela? ¿Cómo quedamos los venezolanos ante el mundo? Pues sin mucha –por no decir que nula– figuración.

Todo porque quienes en Caracas manifestaron en favor de la paz y en contra de la invasión a Irak fueron… ¡los chavistas! Demasiado riesgo de generar desconcierto interno y externo como para que esa marcha ganara relevancia en El Nacional, donde se limitaron a un breve comentario escondido y ¡sin foto! “Un grupo de simpatizantes del Gobierno se reunió en la plaza Morelos de Caracas para unirse a una cadena de manifestaciones que se efectuaron ayer en diversos países para recordar el primer aniversario de la invasión de Irak”.

Pero valga la siguiente interrogante, que busca confirmar o negar lo anterior: ¿de verdad la manifestación pacifista de los chavistas en favor de la paz se minimizó al extremo sólo por eso, porque quienes protestaron eran simpatizantes del Gobierno? ¿O acaso será que antes, durante y después de la invasión la oposición venezolana dejó de condenar la invasión, lo cual es una forma de avalarla? Y entonces viene al caso una pregunta que se desprende sola: ¿La oposición no hizo la condena porque no fue autorizada para hacerlo?

Fe de erratas
La Guerrilla agradece al amabilísimo lector que se tomó el tiempo de mandar un correo para advertir un error que aquí se dijo: no fue Pedro Rondón Haaz el autor de aquella célebre pieza literaria fraguada en el Tribunal Supremo de Justicia, según la cual los militares de abril 2002 actuaron “preñados de buenas intenciones”. La joya, en verdad, corresponde al esfuerzo creativo del magistrado Franklin Arriechi, quien no se guardó pudores para asegurarle al mundo que en Venezuela no hubo una rebelión militar, así como que tampoco estuvo preso el presidente Hugo Chávez, quien según Arriechi, más bien debería estar agradecido por la protección que le brindaron.

Así como en las facultades de humanidades del mundo se estudia la obra de García Márquez, en las escuelas de Derecho debe analizarse esa decisión, para que los alumnos aprendan cómo es que exculpa a los culpables mediante el ardid literario. Es decir, lo de Arriechi es una forma de realismo mágico–jurídico.