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POEMAS DEL FÉNIX

LA NUEVA WEB

La nueva página web del autor es: www.carlosj.tk

La paloma perdida

Un día nacieron dos palomitas,
más el padre tiempo no tuvo para ellas,
él soñaba con ser un gran palomo,
para que luego todo el mundo le admirase.

A una de muy chica desprendió de suya,
por no dejarle emprender el vuelo
y llorar antes de que se marchase
aquel que para ellas iba a ser un buen padre.

A esa que desprendieron de chica
no le encontraron buen rumbo,
fue a parar con palomos más mayores
y volare ya no pudo en libertad.

Los palomos más grandes reíanse de ella
y, no encontró el correcto camino,
espero que lo encuentre pronto
y que encuentre su destino.

El crimen

La cartera que llevaba
un día se me perdió,
corriendo a comisaría,
el susto de ello me llevó.

Allí estaba una mujer,
que llorando se encontraba,
me sentí afortunado,
y decidí preguntarla.

Acudía a denunciar
al cabrón de su marido,
que preñada la pegó
y la hizo perder un hijo.

Un crimen hubo esa tarde
y por la noche oye al niño,
"¡No me mates, no me mates!",
le pedía el bebé a gritos.

Fruto de una noche loca
el bebé no llegó a buen puerto,
iba a convertirse en feto,
pero se ahogó en el desierto.

Los padres de ella gritaron,
y locos de ira mataron
a ese cruel hombre que había
de un vientre despojado
al que su hijo a ser iba.

Y lloraron todos esa noche,
por honra muchos murieron,
y con esta gran tragedia,
cambiaron del pensamiento.

Todos merecen la vida,
y esa noche dos perdieron,
por cuestiones no deseadas,
dos personas perecieron.

Una por ser bebé
y otra por matar a un hijo,
es más justa la del padre,
que la muerte del buen niño.
Pero las dos son muertes.

Y llegando a esto,
la joven mujer vio
que un hijo es mucho más
que una gran noche de cama.

Bienvenidos a la weblog de Carlos Jiménez, escritor aficionado. Espero que os guste la página y se os haga breve la lectura de las poesías. Aquí he publicado las mejores poesías hasta el momento y publicaré las nuevas según las vaya escribiendo. Solo una última palabra: disfrutad. Advertencia: Todas las poesías están registradas en la propiedad intelectual de la Comunidad de Madrid como una colección de poesías, bajo el nombre de " Fuente del Corazón ".

El delfín

¡Cuántas cosas yo sentía
cuando tu hocico me tocaba!
¡Cuánto soñaba mi mente
cuando por el mar volabas!

¡Cuántas veces yo creía
que molaba tu exhibición
cuando, en realidad,
era aquella, tu prisión!

Vuela, nada haz lo que quieras,
vuelve otra vez a tu hogar,
salta y emérgete de nuevo
bajo las olas del mar.

Liberarte es lo que pienso,
y hacia ti mis sentimientos
van volando sin llegar,
más no sentirás tú lo mismo,
pues capaz no eres de amar.

Y aunque esto no recaiga
en ti tanto como en mí,
decirme "sí" sé que no puedes,
mas mueve tu hocico, delfín:
"Dime, flor de esperanza,
¿quieres nadar junto a mí?"

Empezaremos nuevas vidas,
nadaremos juntos los dos,
comeremos pescado en los mares,
jugaremos al balón.

El dragón rojo

El lucero de la noche
deja un gran polvo al pasar,
figura de un dragón rojo,
que allí se ha de engendrar.

Las magníficas leyendas
de la tierra de Castilla,
cuentan muy largas historias
de un dragón color arcilla.

Su paso dejaba sombras,
ni moradas, ni amarillas,
sombras coloradas dejaba
sombritas que siempre brillan.

Todas las noches, los príncipes,
iban con él a luchar.
Todas las noches, los condes,
del mundo se han de marchar.

Hasta que un día, la princesa,
la más bella del lugar,
le calmó siendo serena
y habló con él en sigilo:

"He venido a rescatarte,
pues atado aquí tú estás.
Bello dragón, salta y vuela,
sé feliz en libertad."

Todas las noches de enero,
este lucero reluce
se ve pasar al dragón
y los corazones lucen.

Romancillo

En la habitación de nuestro rey Fernando Iv,
ocho mozas endiabladas y un mocín jueguetón
cantaban a coro, juntos, un romance,
bello romancillo de nuestro Cid campeador.

En la habitación de nuestro rey Carlos I,
una vieja desdentada y un mocín fanfarrón,
entonaban ellos una larga canción preciosa,
cuento de un perdido, imposible y trágico amor.

En la gran habitación del rey Felipe II,
una moza marchitada, pues dejada ha sido,
la princesita querida se ha acostado con él,
le ha robado su vida, ha marchado su marido.

En los esplendorosos y grandes aposentos
de nuestro héroe, salvador y rey Fernando,
estaba Isabel I, reina de Castilla,
suplicando por su vida, estaba ella rezando.

En la hermosa habitación del duque de Aragón,
había una bella señorita, doncella suya,
que un día le encantaba y al siguiente la dejaba,
fue aquel quien me la dio y me dijo: "Toma, ésta es tuya".

Y así fui conosciendo yo esta gran larga historia,
de reyes, nobles, duques y muy bellas doncellas,
que vivieron en mis tiempos llenos de pobreza,
dó creía que la vida realmente es bella.

Sueños de Medianoche (Poesía infantil)

Entrando en el bosque
un unicornio yo vi,
lavandas, abetos y fresnos
y unas flores de alelí.

Al ruido de un cascabel,
se despertó el ogro Abel,
vino y se comió tres ciervos
y un conejillo también.

Perdido más que perdido,
y encontrándome yo allí,
pregunté a los animales
como podía salir de allí.

Pero no respondían,
no decían nada, nada ellos decían,
pero yo oía una voz
que me respondía.

Era un duendecillo
que por ahí estaba,
me moví con cuidado
por si le pisaba.

¡Ay, sueños de medianoche,
venid todos junto a mí!
Quiero soñar como un niño
en vez de como un mocín.

A todos los niños, que animan el mundo con su sola presencia

Leyenda de Castilla

El león tiene una mancha
que se hizo en Castilla,
recorrió entera España,
en busca de una castaña,
que encontró en Andalucía.

Como se perdió del rumbo,
recorrió entera Cataluña:
Barcelona, Lérida y Gerona,
y al sur Tarragona.

Cruzó el río, ¡qué valor!,
pero en un puente del Ebro,
debido al peso cayó,
y al caerse se mojó.

Castilla- La Mancha cruzó
y a Andalucía llegó,
encontró su castaña
y muy orgulloso volvió
a su Castilla y León.

La cacatúa (ji, ja)

Por culpa de una cacatúa,
perdí yo a mi mujercita,
por culpa de ese "ji, ja" suyo
se asustó mi mujercita.

Y es que la llevé a los toros,
la llevé a los museos,
conoció mi discoteca
y me arrebató el empleo.

Y lo decía Leonardo,
que esa pájara trae problemas
y fui yo y la compré
solo porque me dio pena.

Estaba por algo sola,
nadie la quería comprar,
pues con una cresta tan fea
quién en ella se va a fijar.

Estando yo un bello día
sentado en mi ancho sofá,
vino ella con su vuelo
y me empezó a picotear.

Cuando a mi mujer le picó
su precioso y dulce globo,
no quiso saber más de mí
y solo me quedé, como un bobo.

Por culpa de una cacatúa,
la pegaría, la mataría,
si no se hubiera escapado
por el hueco de la cañería.

Ji, ja...


La peseta

Hoy día, te despedimos,
a ti, chapa de latón,
que fuiste cara y barata,
llenaste mi corazón.

A ti, chapa despreciada,
por los países vecinos,
corazones españoles
hoy con gozo te decimos:

- Como oro del más valioso,
como un diamante tallado,
como el cristal más preciado,
eres tú, bella peseta.

Naciste siendo morena,
rubia fuiste tú de joven,
y ahora estás oxidada,
no en nuestros corazones.

Y cuando mañana mueras,
velará por ti, mi amor...

Quiero agradecer en primer lugar, a www.blogia.com, por haberme dejado dar de alta esta weblog, además de haberme facilitado la manera más fácil de publicarla gracias a su fantástico editor. En segundo lugar, pero no menos importante, quiero agradecer su colaboración a Daniel Núñez, amigo mío, primer visitante de la web. Y, como no, no puedo olvidar a las personas que han tenido más importancia en mi afición por escribir poesías, aquellas que me animaron desde el primer momento, que han leído todas mis poesías habidas y por haber, a mis primeros lectores, en especial a mi madre, Natalia Peñas, y a mi abuela, Catalina Gutiérrez. A todos ellos, gracias.

¿Qué es música?

Cuál bellos son los sonidos,
que por mis oídos entran,
tal como una mariposa,
retumbando en mi cabeza.

Cuán bellas son esas alas,
acordes que le acompañan
a eso que es arte divina
y que música se llama.

Cuántas gentes lo han oído
y cuántos a ella proclaman,
cuántos pueblos y ciudades,
los sentimientos les llaman.

Cuán de fácil es hacerla,
cuán de sencillo es tocarla,
cuán de cosas necesito
para realmente amarla.

A Virginia

Ellos también existen

Son unas personas
más mayores que nosotros,
los adultos son conscientes
y los abuelos pacientes.

Dicen que la suya
es la tercera edad,
han vivido muchos más años,
cuánto nos pueden enseñar.

Ellos de pequeños
siempre decían la verdad,
no eran unos mentirosos,
a nosotros no eran igual.

Jugaban a muchas cosas
sin hacer daño a los demás,
no como los juegos de ahora,
todos van de pelear.

No tuvieron televisión,
más inmensa era su diversión,
con los amigos pasaban el rato
y entre todos era bueno su trato.

Cuántas cosas descubriremos
estando con ellos un rato más
y nos parecerán cuentos sus vidas,
pero son pura realidad.

Vivieron su infancia asustados,
pues en guerra se encontraban,
pero a veces chico y chica
de dos bandos se juntaban.

Se decían piropos
con un poco de tímidez,
tan rápidos no eran los besos,
tendrían que quererse bien.

Preguntando a mis abuelos
por la experiencia de sus vidas,
aprendí yo más historia
que en los años de mi vida.

El sentido de la vida

A Feli, que luchó por demostrar a sus hijos que era feliz hasta el momento de abandonarnos para irse al cielo.

La sencillez y la humildad,
un modelo de la verdad,
un ejemplo de saber amar
y de por la vida luchar.

Tú supiste hacer tu vida
y optaste por buen camino,
pero como siempre pasa,
las cosas las cambió el destino.

En el poco tiempo
que tuve para conocerte,
supe descubrir
que algo había en ti
que te hacía tan feliz.

Y aunque tu vida,
no acabase como querrías,
has sabido amar muy bien,
como amó a Jesús, María.

Quiero ser como tú,
todos lo queremos,
pero vemos que no es fácil
y por eso no lo hacemos.

Ojalá yo también lo consiga,
llegar a ser como tú, gran amiga.

Para Feli, con la seguridad de que se encuentra en un mundo mejor

La golondrina

Oscuras eran sus alas,
blanco claro era su cuello,
de azul oscuro sus patas
y esplendoroso su vuelo.

Semblante de buena fama,
temida en el cielo entero.
Tenía un corto pico,
de una punta muy fina,
así era aquesta golondrina.

Dícese de larga cola
que siempre iba por delante,
cola larga esplendorosa,
de color negro brillante.

Yo tuve el placer mde conocerla:
su cuello blanco de perla,
sus suaves y oscuras alas
y su larga cola negra.

Surcando el azul del cielo
estábase ella,
golondrina azul oscura
de plumilla blanca y negra.

Su corto pico mataba
a cuántos la despreciaban
más tan solo congelaba
su bella y oscura mirada.

La golondrina que pasa
todo día por mi ventana
dicen que mañana casa,
dicen que casa mañana.

A Dona, la mejor vecina que se puede haber tenido

Madre

Tú a mí me has dado la vida,
me has dado todo tu amor,
más yo a ti nada te he dado,
tan solo mi corazón.

Mi nombre tú me lo has dado
y tú conmigo has sufrido,
me has abrazado y besado,
me has dado todo el cariño.

Y en este día que es tuyo,
un beso te daré yo,
te entregaré esta poesía
abrazaditos los dos.

Un beso sería poco
para ti, fuente de amor,
más yo no tengo otra cosa
que entregarte el corazón.

Cristiano en la tierra de Granada

Yendo yo caminito de Castilla,
encontreme con un buen campesino
en un lago apartado del camino
en el que una barquita navegaba.

Echado ya en el suelo arenoso,
calado hasta los huesos por la lluvia,
llegando al seco desierto de Nubia,
decaído por el cansancio inmenso.

Las puertas de Granada voy cruzando
y veo los jazmines floreciendo,
pues la primavera ya está llegando.

Y en cuanto llego a la tierra de moros,
entro con valentía y con respeto,
pues un cristiano no olvida su orgullo.


El muchacho y el vendedor de caballos

Solo un caballero esplendoroso,
cuya capa y cuyo acero sean de oro,
cuyo corazón sea de acero,
podrá montar a este caballo hermoso.

Quién monte sobre él no tendrá miedo,
pues por altura a este corcel no falta,
más con yelmo de oro y armadura
queda un caballero protegido.

Si encima has de luchar, muchacho,
veo yo negrísimo tu futuro,
pues no todos llegan a caballero.

Y si mueres en un duelo de espadas,
y mi corcel no quedase triunfante,
no gustaría a tu doncella amada.

Celos

Como una llave oxidada que encierra
el baúl de nuestro amor enjaulado,
que un día mi corazón tiró al lago
por los celos que yo tenía de ella.

Como un corazón libre que es amado,
que puede cambiar sus sentimientos,
coser con una aguja sus remiendos,
no pensar en otra si le han dejado.

Entonces puedo decir que es amor,
que es lo que no hay entre los novios,
que es lo que no hay entre tú y yo.

Soneto a Don Quijote

Del hidalgo que por amor luchaba
ahora solo queda su figura,
a la cual dieron presta sepultura
por luchar por aquella a la que amaba.

A la gente dijeron que mal estaba,
más yo no ansí lo creo, diabluras,
que dijeron ocultando la cruda
realidad por la que Alonso amaba.

Como él pocos lucharon por su pueblo,
sin una recompensa que ganar,
denunciando la injuntiscia de su pueblo.

Defendió a aquel que pedía en el templo,
las manos cortó a algun noble y murió,
dejando su figura como ejemplo.

A todos los grandes hombres que ha tenido la Historia, como el buen Alonso Quijano

LENGUA

Lírica y literatura unidas,
El sueño de entender la ortografía,
Noches sin dormir pensando en rimas,
Gramática perfecta y bien sabida,
Ulular en las neuronas de escritores y
Afianzar que sé toda la fonética.

Bella Naturaleza

Lindas amapolas del campo,
lindas rosas, margaritas,
venid hacia mí cantando
con esa voz tan marchita.

Lindos bambis de los bosques,
venid hacia mí brincando,
reflejando vuestra alegría
cuando llegué el nuevo día.

Salvajes y temibles fieras,
venid en paz y serenos,
leones, tigres de la selva,
venid a mí con sigilo.

Animales, fieras bellas,
hermosas rosas marchitas,
venid a mí margaritas,
que os premiaré siendo estrellas.

Vosotras guías de luz,
vacías de oscuridad,
haced de mí un capullo
o semillas que se han de sembrar.

¡Oh, noche!
Llamad a mi madre...

El verano

El sigilo a las cinco de la tarde,
un rayo reflejado en la ventana,
tiempo de calor y fantasías
perdidas en el desierto de mi mente.

El pleno mediodía refulgente,
huyendo del calor de los hogares,
hay niños saliendo de sus casas
a jugar ante el ardor, ya nada importa.

Llenas las calles a las siete de la tarde,
huyendo del calor salen con ropa corta,
rugiendo como leones liberados de ser presos,
humanos, más bestias, solo por helados.

Las nueve de la noche van llegando,
las terrazas ahora están llenas de gente,
pues la noche es larga, ya la hora no importa.

Y en medio de la noche, el ulular de grillos,
que cantan sin cesar, los hombres ya dormidos,
y en el árbol una sombra que asusta,
pero que hace que el viento cese,
que el viento termine.

Las Estaciones

Ha llegado ya el inviernos,
con sus capitas de nieve,
ya ha terminado el otoño,
ya no vienta, ya no llueve.

Los árboles ya son palos,
sin más adorno que nieve,
que esperan que venga el viento
y que pronto se la lleve.

Por las ventanas los niños
miran con preocupación
y para poder jugar
esperan que salga el sol.

Noches oscuras y frías
del frío invierno nevado;
en las casas encerrados,
en mil mantas arropados.

Se ven poquísimas huellas
de gente se ven pisadas,
que la triste vida invernal
pronto acaba, pronto acaba.

Los patios desiertos se encuentran,
todos refugiados en casa,
manoplas, guantes, bufandas
llevan los pocos que pasan.

Las flores marchitadas,
los geranios ya caídos,
toda la flora parada,
no crecen las florecillas.

Llegan ya los pajarillos
con su canto singular,
ya van por ahí con sus plumas,
canturreando sin parar.

Por fin llega la primavera
con su bella fauna ya,
se oye a los pequeños,
a los niños se les oye jugar.

Juegan al escondite,
cuentan "uno, dos y tres",
y si uno encuentra a otro
dice en alto "Te pillé".

El sol se vuelve más fuerte,
lanza rayos a la par,
y si no nos abrasamos
al venir pronto el verano
y no haber como éste igual.

Todos los ventiladores
funcionando sin parar,
aparatos de cuatro aspas,
que dan vueltas sin parar.

Las heladerías llenas,
vendiendo helados a la par,
los sabores dan igual,
todos los han de comprar.

Van cayendo ya las hojas,
las noches algo más frías;
agua de lluvia a montones,
ya acabará la sequía.

Los colegiales ya van
por el camino a la escuela,
la carretera de coches llena,
por la calle de Alcalá.

Los árboles se van desnudando,
las hojas ya ven cayendo
y el hombre que está ahí sentado,
dice que llega el invierno...

Otra vez vuelta a empezar.

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