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Que viene el 'papus'

A la mayoría de los periodistas que conozco les entra el pánico cuando les encargan hacer lo que en el argot de la profesión se llama una "encuesta papus": preguntas a pie de calle a personas que no ostentan cargos políticos sobre cualquier tema de actualidad, en la que los encuestados prestan su nombre y su imagen (una pequeña foto similar a la de un carnet o una secuencia de vídeo) junto a su opinión. Se trata de un sucedáneo barato de las encuestas serias, que permite rellenar espacio en un diario o en un informativo televisivo de forma económica y vistosa, con el que los medios tratan de aparentar proximidad con su público.

Los sudores fríos recorren la espalda del periodista al saber lo que le espera al salir de la redacción y ponerse a preguntar. Obtener la opinión de tres o cuatro personas sobre temas que les afectan directamente se convierte a menudo en una tarea penosa, que requiere grandes cantidades de tiempo y paciencia.

¿Alguien opina?

A diferencia de los políticos profesionales, dispuestos a cantar boleros cada vez que alguien les pone delante un micrófono, la mayoría de las personas corrientes huye ante la perspectiva de dar su opinión sobre cualquier asunto más allá del círculo privado.

Están en su derecho, qué duda cabe. Sin embargo, lo preocupante es oir los motivos que esgrimen muchos de los encuestados para guardarse sus opiniones. Junto a las personas modestas o simplemente tímidas, reacias a ver sus caras en un informativo o en las páginas de un diario, el encuestador oye a menudo a gente que se escabulle de las preguntas farfullando que "no quiere problemas" por hablar en público.

Se trata de individuos a los que se pide opinión sobre cuestiones tan genéricas como la calidad de la pavimentación de su calle o del servicio del tren que le lleva cada día del trabajo a casa, por ejemplo. ¿De qué podrían tener miedo? ¿De perder su empleo, el cariño de sus seres queridos, su categoría social? ¿De que al minuto siguiente de abrir la boca agentes de la Gestapo o el KGB vayan en su busca y los envíen a picar piedra a un campo de prisioneros?

Miedos infantiles

La "encuesta papus" debe su nombre al semanario satírico "El Papus" (la denominación catalana del monstruo de cuentos infantiles que se conoce en castellano como el Coco),una publicación surgida en los últimos años de la dictadura de Franco que criticaba sin piedad las tropelías de un régimen tocado ya de muerte. Resulta difícil de imaginar que lo que podía hacerse en mitad de un periodo dictatorial resulte una misión complicada en plena democracia.

Teorema de la extinción ibérica

Escuchando las tertulias sobre actualidad que emiten por la radio y la televisión, uno diría que el nutrido coro de patanes que vaticinan la inminente extinción del "homo hispánicus" por culpa de la baja natalidad, y que culpan del apocalipsis en ciernes a mujeres trabajadoras, homosexuales y parejas consumidoras de preservativos, no se han buscado un trabajo de verdad en toda su triste (pero lucrativa) vida de paniaguados.

Eso es porque, si toda esta gentuza hubiera dado un solo palo al agua para ganarse la vida, sabrían dos cosas al alcance de cualquier persona que no participa en el alucinado mundo de los opinadores radiofónicos:

(a) Que cada vez resulta más difícil que una familia pueda salir adelante con el sueldo de uno de los dos cónyuges, lo que hace irreversible y necesaria la incorporación de la mujer al mercado de trabajo.

(b) Que tener hijos, estar embarazada o tan sólo estar en disposición de poder procrear en un futuro próximo a menudo supone una desventaja para las mujeres que buscan empleo.

Lo que nos lleva a la siguiente fórmula, denominada "Teorema de la extinción ibérica".

A + B = Familias que necesitan los sueldos de los dos cónyuges para llegar a fin de mes y que, por lo tanto, no pueden permitirse tener un hijo que prive de su salario a uno de los dos miembros de la pareja. Una cuestión que, en los "análisis" de los medios sobre la natalidad española, no merece ni la mitad de la atención que el hecho (nefasto y apocalíptico para la Raza, dicen algunos) de que los homosexuales quieran casarse, por ejemplo.

Justifícate

Cualquier mujer que haya asistido a un curso para buscar empleo ha oído la siguiente recomendación: no hagas constar tu estado civil en tu currículum si estás casada. En voz baja, le explican que si tienes pareja, los encargados de personal de la empresa a la que te diriges pueden llegar a sospechar que planeas tener un hijo en algún momento de tu vida. Y ellos no van a tolerar que les hagas semejante putada.

El portal Infojobs y su biblioteca de recursos para encontrar empleo ofrece magníficos ejemplo de cómo está el patio. En el artículo "Cómo afrontar los prejuicios en una entrevista", la directora del portal de internet ProfesionalCV, Erika Escámez, orienta a las lectoras sobre cómo "tranquilizar" a un entrevistador que "deje translucir cierta inquietud sobre nuestra condición de mujer y por tanto nuestra posible maternidad".

"Por supuesto, en primer lugar nunca se debe decir en una entrevista que nos estamos planteando tener un hijo si es el caso."

"Otros argumentos incidirán sobre el hecho que, en la mayoría de ocasiones, se puede trabajar hasta pocos días antes del parto."

Y la mejor de todas:

"El hecho de tener un hijo es necesario para el progreso de la civilización."

En resumen: Si tenéis intención de tener hijos, ocultadla; si estáis embarazadas, jurad que trabajaréis hasta romper aguas y volveréis a vuestro puesto tan pronto como corten el cordón umbilical a la criatura; implorad por el bien de la raza humana para que os permitan ganaros la vida con vuestro esfuerzo sin renunciar a procrear. Y sin embargo, la culpa de que en este país no nazcan niños la tienen los homosexuales y todos aquellos que desparraman por ahí su simiente con motivos distintos al de garantizar el relevo generacional.

Visto lo visto, puede que merezcamos extinguirnos.

Dibujando una guerra

Dibujando una guerra

"Escribiendo sobre Palestina y los Balcanes en forma de cómic, probablemente he llegado a más gente de lo que podría haberlo hecho a través de artículos periodísticos", me explicó meses atrás el dibujante y periodista estadounidense Joe Sacco. Mientras me dedicaba un ejemplar de su excelente libro "Gorazde, zona potegida" en el Salón del Cómic de Barcelona, le formulé en inglés precario una pregunta que a buen seguro había respondido ya un millón de veces: "¿Por qué escribe sus reportajes en forma de viñetas?"

Sacco obtuvo fama internacional gracias al cómic-reportaje "Palestina: en la franja de Gaza", un extenso libro en el que relata en primera persona su viaje a Gaza en el año 1992. Sus viñetas y bocadillos de texto dan cabida a descripciones detallistas sobre la vida cotidiana de los palestinos, recuerdos de los combatientes y represaliados durante la primera Intifada, digresiones sobre la historia de Israel y su expansión territorial a costa de sus vecinos y reflexiones personales sobre lo que el autor ve y oye a cada momento. En cada página hay lugar para relatos terribles y anécdotas desternillantes. Años después, repetiría con éxito esta fórmula en obras como "Gorazde" y "El Mediador". Mientras hablaba conmigo en Barcelona, Sacco acariciaba la idea de viajar en el 2005 a Irak para dibujar otro de sus reportajes.

Vida para un reportaje

"Me gusta narrar mis historias en forma de cómic porque puedo establecer una comunicación directa con los lectores", me explicó, mientras garabateaba un autorretrato caricaturesco en mi ejemplar de su libro. "A través de dibujos puedo mostrar todo cuanto veo en mis viajes", añadió. Información valiosa, qué duda cabe. Desde las calles sin asfaltar y llenas de barro en la Gaza de "Palestina" hasta el ambiente del Sarajevo de la posguerra en "El Mediador". Todo ello son datos que contribuyen a dar a los relatos de Sacco el hálito de vida que cualquier reportero se desvive por insuflar en sus crónicas, y que sólo unos pocos consiguen plasmar en sus escritos.

No creo que los diarios deban convertirse en revistas de tebeos para tratar de recuperar al público perdido, sobre todo entre las generaciones más jóvenes. Sin embargo, desde aquella conversación con Sacco pienso a menudo en si la ortodoxia de los tradicionales géneros periodísticos aleja a medios de comunicación y periodistas de su viejo cometido: hacer inteligible y atractiva la información relevante. Aún no tengo respuesta.

La rendición de El Vilosell

El pequeño pueblo de El Vilosell prevé construir una biblioteca municipal a partir del año que viene. Para ello, aprovechará el viejo colegio de la localidad, abandonado desde que el curso pasado la Generalitat lo cerró por falta de alumnos. El proyecto tiene el sabor amargo de una rendición: hace dos años, y tras comprobar que el número de estudiantes del centro descendería el siguiente semestre por debajo de los cinco que el departamento de Educación fija como mínimo para mantener abierto un colegio rural, el ayuntamiento trató de salvar la situación buscando a una familia dispuesta a instalarse en el municipio y matricular a sus hijos en la escuela.

El alcalde, Josep Maria Nogué, parecía tener la situación bajo control. Conocía a una familia de inmigrantes del Magreb que trabajaban en la zona, y les ofreció facilidades para encontrar empleo y alojamiento si aceptaban trasladarse a El Vilosell y salvar la escuela con una inyección de sangre nueva en las aulas. Sin embargo, todo se torció de forma inesperada cuando la familia en cuestión buscó un piso en el pueblo donde instalarse. Ningún propietario se avino a alquilar una vivienda a una familia de magrebíes, según confesaron en su día los miembros del consistorio.

Reciclando un colegio

Llegó el curso siguiente con menos de cinco niños matriculados en la escuela. La Generalitat la cerró y trasladó a los pocos alumnos que quedaban a colegios de Les Borges Blanques. Ahora viajan cada día en autobús a la capital de Les Garrigues para recibir sus clases y el colegio es sólo un edificio abandonado. La evolución demográfica de la población autóctona no permite concebir esperanzas de que el pueblo pueda alcanzar en los próximos años un número suficiente de niños en edad escolar para reabrir el centro (no al menos sin la llegada de nuevos vecinos), por lo que el consistorio ha optado finalmente por reciclar el inmueble como biblioteca pública.

El pasado mes de agosto comentaba en este blog un discurso alucinado del ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, en el que advertía sobre los "peligros" que, a su juicio, podría traer para la cultura y la identidad catalanas el mestizaje que acompaña a la llegada de inmigrantes a nuestro país. Sin embargo, la historia de El Vilosell demuestra la mezcla es en ocasiones la condición necesaria para que exista la cultura y haya esperanza en el futuro. Sin ella, sólo queda el reciclaje.

La broma

Un aviso de bomba ha obligado esta noche, hacia las 22.30, a evacuar la estación de trenes de Lleida, la terminal del AVE, un hotel de la zona y ha inmovilizado los coches aparcados en los parkings anexos. Los trenes que se dirigían a la ciudad (eran las últimas horas del puente de la Purísima) quedaron parados a medio trayecto, a la espera de que un equipo de artificieros de los Mossos d'Esquadra inspeccionara los edificios con ayuda de perros entrenados. El recinto quedó cercado por un cordón policial custodiado por numerosos agentes y parte de la ciudad (la que se enteró de lo que sucedía) quedó en vilo durante más de una hora, hasta que los expertos en explosivos determinaron que se trataba de una falsa alarma, levantaron el campamento, se fueron y todo volvió, más o menos, a la normalidad.

Todo había sido una broma de mal gusto. Algún o alguna gilipollas experimentará mañana un orgasmo cuando lea en la prensa, vea en la televisión local y oiga en la radio que ha conseguido parar trenes, movilizar a la policía, paralizar una parte (pequeña) de la ciudad y sembrar el miedo entre sus vecinos. Puede que sea lo bastente imbécil como para jactarse por ahí de su gesta y extender lo bastante su fama de cabrón como para que acaben trincándole. No sé si caerá esa breva.

"El terrorismo es barato"

No hace ni tres días citaba en este blog un artículo del periodista Arcadi Espada, que mencionaba lo aterradoramente fácil y barato que resulta consumar una acción terrorista. Sin embargo, esta noche hemos comprobado que Espada se quedó corto. Para provocar el caos y sembrar el miedo, en efecto, no son necesarios ni una complicada organización, ni grandes medios materiales, ni siquiera un cerebro con demasiadas neuronas vivas. Pero es que en realidad, por no necesitar no se necesitan ni explosivos.

Al bromista sólo le hizo falta una anodina bolsa de deporte abandonada en el vestíbulo y una llamada de teléfono para poner en marcha el dispositivo de emergencia de la estación y provocar el rápido despliegue de los Mossos. Fue suficiente para provocar el miedo, el desorden y el estado de excepción provisional que busca cualquier atentado terrorista, por encima incluso de los muertos, los heridos y los daños materiales que causa la explosión de una bomba real. Ni tan siquiera necesitó de una ideología de baratillo que justifique el infligir daño y temor a sus semejantes. Le bastó con ser, ya lo he dicho antes, un/a gilipollas con un sentido del humor propio de una hiena, serios (y justificados) complejos de inferioridad que compensar y algo de tiempo que perder.

Medidas de seguridad

En los últimos años, la estación de trenes ha introducido medidas de seguridad como un sistema de videovigilancia. La terminal del AVE resulta casi inexpugnable por los controles que deben pasar los viajeros antes de partir y el acceso limitado a los andenes. Ello no impidió, no obstante, que el viejo tren que recorre el trayecto Lleida-La Pobla de Segur amaneciese el pasado martes con un flanco totalmente recubierto de graffitis.

El portavoz de Renfe en Catalunya negó que los autores de las pintadas hubieran podido redecorar el tren en Lleida: las cámaras dispuestas por todo el recinto, dijo a los medios, habrían captado la imagen de los graffiteros y los vigilantes nocturnos les habrían echado el guante. Se reafirmó en su tesis inicial incluso cuando supo que habían aparecido junto a los vagones estacionados en Lleida varios sprays de pintura vacíos.

Esta noche alguien ha dejado abandonada una bolsa en el vestíbulo de la estación y ha dado un aviso falso de bomba. Veremos en poco tiempo si la vigilancia de la estación es lo bastante eficiente esta vez como para ayudar a la policía en la captura del tarado con ínfulas de terrorista frustrado, impedir que reincida y lanzar una advertencia a cuantos subnormales piensen a partir de mañana en llevar a cabo acciones parecidas para su propio y onanista regocijo.

Delirios ciberpunks

La explosión de cinco artefactos explosivos cerca de otras tantas gasolineras en los accesos de Madrid en plena operación salida del puente de la Constitución el pasado viernes supone para ETA el "upgrade al swarming iraquí" de la banda terrorista, un paso hacia la "netwar" que "más que un hacking experto al sistema de transporte, parece una tentativa de ataque de denegación de servicio por parte de un cracker novato". ¿Lo han comprendido? Si no así, no sufran. Su comprensión sobre este hecho y sobre la estrategia terrorista etarra en general no se resentirá por ello lo más mínimo.

Los textos entrecomillados proceden de diferentes "análisis" (sic) sobre el atentado que pueden leerse en Cyberpunk.net, el portal de información y opinión de la asociación Cyberpunk.org, una entidad que aglutina a los autodenominados "ciberpunks esañoles". Este colectivo, y en concreto algunos de sus miembros más prominentes, como David de Ugarte, empiezan a adquirir cierto relieve en los medios gracias al exitoso portal informativo Periodista Digital (al que brindaron asesoramiento técnico en sus inicios) y a libros como "11M: Redes para ganar una guerra", de libre circulación en formato PDF y citado con respeto por conocidos académicos como Manuel Castells.

La nETAcracia

Los ciberpunks, erigidos en profetas de la nueva era digital, explican el atentado de ETA como el resultado de una supuesta descentralización de la organización terrorista en una pléyade de núcleos autónomos y no jerarquizados (lo que denominan "netwar"). Esta suposición, no confirmada por ningún dato empírico que recojan los "análisis" (sic) publicados en Ciberpunk.net, coincide con los conceptos de "sociedad red" y "netocracia", que este brillante grupo de futurólogos difunde y defiende como Utopía del futuro. Se trata de un modelo social que imaginan paralelo al de las relaciones que establece entre sí el escaso porcentaje de la población mundial que disfruta actualmente de acceso a Internet.

Al analizar el atentado y la supuesta evolución de ETA, los profetas de la nueva era lanzan al mundo civilizado una severa advertencia: "Nuestros políticos, nuestros estrategas, no están preparados todavía para enfrentar la netwar." Suerte que tenemos a los ciberpunks para guiarnos por el camino del progreso y evitar así que los malvados nos ganen el futuro por la mano. Hacedles caso o la perdición está asegurada. El Apocalipsis será una juerga rociera en comparación con lo que nos espera. El uso de una críptica terminología, extraída del lenguaje informático y de la jerga de los hackers, trata de dar a este débil conglomerado ideológico un aire de cientifismo o, al menos, disimular sus relucientes calvas.

Un poco de cordura

Ante tanta paja mental, sirva como contrapunto esta cita, extraída de un artículo del blog del periodista Arcadi Espada:

"Cinco petardos colapsan Madrid. El terrorismo es barato. Desde cualquier punto de vista: con una pequeña logística, una pequeña economía y un pequeño cerebro uno puede convertirse en un terrorista muy completo. Ya se encargarán luego los estrategas, analistas, e incluso los cómicos artistas, de elaborar las complejas epopeyas pertinentes. El terrorismo tiene una complejidad irrisoria. Lo complejo es la democracia. Pasa como con el cáncer respecto de la vida."

For years Moore

For years Moore

Cuatro años más de George Walker Bush al frente de la Casa Blanca. Desgracia para los estadounidenses, pero ellos lo eligieron. Están en su derecho a irse al infierno como mejor les plazca, y una de las formas más dignas de hacerlo es sin duda el suicidio democrático de haber designado a Bush como presidente. No sólo ha ganado en electores; también ha obtenido un amplio respaldo popular, del que no se traduce en representantes, en Estados en los que el sistema de representación territorial (como ocurre en todas partes) devalúa el principio de un adulto, un voto. Lo triste es que el resto del planeta deberá seguir soportando el yugo del Presidente de una República que no es la suya y que condiciona su política económica, su normativa medioambiental, su régimen de gobierno; el poder de un Comandante en Jefe cuyos ejércitos devastan amplias zonas del planeta en nombre de la Paz, de la Democracia y, por qué no, de Dios, que como todos sabemos es americano.

Al conocer los resultados electorales (ajustados, sí, pero en este caso nadie habla todavía de fraudes) no he podido resistirme a echar un vistazo en la página web de Michael Moore, uno de los personajes que más esfuerzos ha dedicado en los últimos años a combatir al hombre infradotado al que llambaba "presidente". Así, entre comillas, como muestra de su desdén a una autoridad que consideraba ilegítimamente ganada. Trató de evitar su reelección con libros, conferencias, innumerables declaraciones en la prensa, un dominio en internet y un estupendo panfleto cinematográfico al que llamó "Fahrenheit 9/11".

Hoy MichaelMoore.com sólo presenta una imagen. Un retrato de George Walker Bush formado por un mosaico de cientos de fotografías de personas anónimas, similares a las de un carnet de conducir. Sin explicaciones. Sin un triste pie de foto. "El pueblo ha hablado", me aventuro a interpretar. Lo único que me llama la atención es el fondo negro, negrísimo, que enmarca la fotografía del presidente electo. ¿Un signo de resignación, de rabia contenida? ¿Qué debe sentir ahora el pobre tipo, después de su larga y quijotesca cruzada para despertar las conciencias de sus compatriotas, las almas que consideraba paralizadas por el miedo al terrorismo, por la ignorancia, por el fervor patriótico que han azuzado desde el 11-S los conservadores republicanos?

Confieso mi curiosidad por saber qué rumbo tomará ahora la labor de Moore, agitador genial, demócrata radical y demagogo hasta los tuétanos. ¿Será capaz de rehacerse de semejante revés? La política de Bush, en cambio, no me plantea demasiados interrogantes. Todos la conocemos sobradamente, así como los efectos que causa en el resto de la Humanidad. Sólo nos queda preguntarnos adónde será capaz de llegar en su aplicación hasta el 2008, y si, agotados los dos mandatos que la ley de EEUU establece como límite para sus presidentes, habrá en el partido del Elefante alguien capaz de recoger el testigo y proseguir la obra empezada, mantener tan lamentable legado.

Con Bush en el poder, Dios salve América y a nosotros de ella.

Un detalle de exotismo

Dos titulares salidos ayer por la tarde de las entrañas de una misma agencia de noticias, sobre el terremoto que azotó el noroeste de Japón.

"Al menos diez muertos y desaparecidos, y 500 heridos por seísmos"

"Los terremotos animan el arranque del Festival de Cine de Tokio"

Mientras la agencia española recibía y difundía a lo largo de la tarde informaciones sobre la tragedia procedentes de la agencia japonesa Kyodo y de medios de comunicación nipones, un corresponsal español desplazado a Tokio encontraba en el seísmo el único detalle de "exotismo" y "emociones fuertes" digno de titular una crónica sobre un festival de cine "carente de glamour y con la mirada fija en Asia".

¿Pero dónde había fijado su mirada este personaje mientras se hundía parte del país en el que estaba, mientras las radios y televisiones locales emitían la noticia a los cuatro vientos? Estaba en "uno de los salones del hotel Hyatt del ultramoderno complejo urbanístico de Roppongi Hills", escuchando las divertidas "peripecias cinematográficas" del primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, durante la inauguración del festival.

"En un momento de su discurso las paredes y el suelo de la sala comenzaron a temblar, y los focos colgados del techo a balancearse. Sin embargo el primer ministro ni se inmutó, ni las más de 200 personas que abarrotaban el lujoso salón", explicó el cronista. Según su propio relato, cuatro horas antes el edificio había experimentado sacudidas aún más potentes, que fueron recibidas con idéntica indiferencia. Se trataba, probablemente, de réplicas de los seísmos ocurridos hacia las 18.00 (hora de Japón).

Tranquilidad absoluta

Según la agencia Kyodo, los temblores sepultaron vivos a tres niños bajo los escombros de su casa en Nagaoka, y atraparon a un cuarto muchacho en su vivienda de Kawaguchi. En Nagaoka fue necesario evacuar a 12.000 personas, mientras que en Tokamachi el hospital local tuvo que atender a decenas de heridos en el aparcamiento subterráneo, ante el temor a que el edificio se derrumbase. El balance de heridos ascendía ayer a 500 personas.

Es posible que, viendo la tranquilidad con que todo el público en el "lujoso salón" se tomaba aquellos temblores (empezando por el propio primer ministro), el redactor, sin nada de "glamour" hollywoodiense que llevarse a las teclas, tampoco considerase necesario comprobar a través de la televisión, las emisoras de radio o internet si el seísmo había tenido repercusiones más allá de facilitarle un detalle pintoresco para su relato. Lo raro es que, al llegar la crónica a la sede de la agencia en Madrid, ésta la transmitiera a las terminales de sus abonados en todo el mundo sin que, aparentemente, nadie considerase la posibilidad de que los dos titulares antes citados aludieran a una misma realidad.

El Opus y el 'pásalo'

El Opus Dei ha adoptado el "spam", la circulación a través de internet de mensajes en cadena, como medio para difundir su ideario basado en el catolicismo ultraconservador. Se suma de este modo al 'pásalo' como medio de acción política, hasta ahora coto reservado a las izquierdas y objeto de los peores insultos de la derecha desde las movilizaciones del 11-M. Que nadie se sorprenda: si algo ha caracterizado a la Obra desde sus orígenes es su escalofriante capacidad de adaptación a nuevas realidades sociales, políticas y económicas sin ceder ni un milímetro en los rancios postulados de San Josemaría, su fundador.

Hoy ha llegado a mi correo un e-mail reenviado, que invita a los destinatarios a sumarse a una campaña de cartas al director en los periódicos a lo largo de esta semana, exponiendo sus opiniones sobre el matrimonio homosexual. Es decir, sobre la reforma en el Código Civil que reconocerá las uniones matrimoniales entre personas del mismo sexo que plantea el Gobierno socialista. El documento, titulado "Material de perfil cuatro, dispuestos para la acción. Leer todo, es importante" (el que lo reciba, ya está avisado), adjunta cuatro archivos de texto. No hay ninguna referencia al Opus, ni siquiera una velada alusión religiosa en el mensaje, ni tampoco en los documentos adjuntos. Sin embargo, la procedencia del mensaje es fácil de detectar para cualquier lector mínimamente avisado.

Un análisis "brillante"

El primero de los archivos adjuntos lleva el título de "Informe sobre la homosexualidad". Así lo presenta el remitente del mensaje: "El informe expone analítica y ordenadamente numerosos artículos de Aceprensa (por si aún no lo conocéis, es ésta una Agencia de Información brillante por su precisión y capacidad informativa, eminentemente práctica) que podéis encontrar completos (íntegros) en internet. " Los paréntesis pertenecen al texto original.

A lo dicho por el autor del mensaje, cabe añadir que la dirección de este medio de comunicación está formada por destacados miembros de la Obra. Ex miembros del Opus describen en estos términos la actividad de Aceprensa: "Las (pocas) informaciones que aparecían en prensa, radio y TV críticas con los sistemas de la institución se combatían desde dentro por el sencillo sistema de enviar Cartas al Director. En mi centro habían auténticos “pofesionales”, alentados desde la superioridad, en redactarlas y enviarlas (...). Nada que objetar al sistema (cada uno se expresa como quiere) salvo que un alto porcentaje de esas cartas eran, ¡ay!, copias textuales de Aceprensa (para el que no lo sepa, una publicación de información general (...) elaborada y dirigida por prestigiosos periodistas de la Obra y que se distribuía en todos los centros-. ¿Qué había una campaña a favor del divorcio, un suponer? Pues nada: uno buscaba el ejemplar de Aceprensa que argumentara en contra del divorcio, copiaba palabra por palabra los párrafos más sustanciosos y, por supuesto, en un ejemplar ejercicio de honestidad intelectual, los firmaba con su nombre."

Catálogo de la homofobia

Llegados a este punto no es difícil suponer lo que deparan los textos adjuntos al mensaje a aquellos lo bastante curiosos como para leer su contenido en lugar de pasarlo sin más al resto de su lista de correo (la tentación de ser 'solidario' con sólo un clic en tu ratón). El "informe" de Aceprensa no es sino un catálogo de la homofobia, en la que se argumenta contra el matrimonio entre homosexuales con afirmaciones tan sensacionales como "las parejas gays tienen más posibilidades de divorciarse que las heterosexuales". O bien, "las uniones homosexuales no son equiparables al matrimonio, desde el punto de vista de su funcionalidad social: son esencialmente estériles. De ellas no nacen hijos".

Acompaña a este documento infumable un artículo de Jaime Capmany sobre la cuestión a debate y una guía de los principales medios de comunicación para enviar las misivas. El cuarto documento es una copia del "informe" en el que la palabra "homosexualidad" y derivados aparecen deformadas como "hsexualidad" y términos parecidos. Se trata de una versión "para ordenadores con filtro", programas de censura automatizada que evitan que los fieles discípulos de Escrivà de Balaguer contaminen sus mentes con influencias exteriores no autorizadas. "Una buena cosa", dicen los remitentes del mensaje, que en ningún momento mencionan que la campaña tenga como objetivo oponerse al matrimonio entre personas del mismo sexo.

Solidarios con la guardia baja

Semejante basura no llamaría mi atención, si no fuera porque la ha enviado un individuo de izquierdas y saludablemente agnóstico. Un tipo solidario que presta su firma a menudo en campañas humanitarias y en favor de los derechos civiles en cualquier rincón del mundo. ¿Cómo los miembros de la Obra le han colado semejante golazo? La ambigüedad del mensaje, que no alude a la finalidad de la campaña y se refiere tan sólo a la necesidad de "enviar cartas al directo sobre el matrimonio homosexual" y anuncia una campaña de firmas para que la iniciativa del Gobierno "se discuta abierta y democráticamente en el Parlamento" tiene sin duda algo que ver.

Pero el factor esencial, a mi juicio, es que a menudo consideramos que el medio es el mensaje. Que las serpientes de mensajes SMS y e-mails sirven únicamente a campañas compatibles con un ideario de izquierdas, sólo porque así nos lo muestra nuestra experiencia en la inmensa mayoría de las ocasiones. Esta confianza ciega puede ser el Caballo de Troya para que 'ultras' de todo pelaje difundan su ideario en la red, aprovechando la buena fe de "solidarios" demasiado ocupados o demasiado perezosos para molestarse en averiguar qué es lo que reenvian al resto de su lista de correo.

Justifícate

Suelo encontrar una idea inquietante cuando leo artículos dedicados a orientar a la gente en la búsqueda de empleo. Se trata de una insólita forma de "horror al vacío" que, en las guías sobre cómo redactar un currículum o en los manuales sobre cómo preparar una entrevista de trabajo, suele manifestarse en forma de consejos sobre cómo "justificar" los cambios de empresa y los periodos de desempleo.

Justificar, he dicho, citando literalmente la página de recursos para buscar empleo de Infojobs. En un artículo sobre cómo afrontar una entrevista de selección, la periodista Laura Flores presenta algunos jugosos ejemplos de este fenómeno, al explicar cómo debe responder el aspirante a un empleo a "preguntas conflictivas" del entrevistador.

"Si has cambiado frecuentemente de trabajo: Son cambios justificados puesto que trabajaba en los períodos vacacionales para poder pagarme mis estudios, o bien, He trabajado en empresas que suelen recurrir a la contratación temporal y en las que la renovación de plantilla estaba a la orden del día, debido a su precaria situación."

"Justificación de los períodos en blanco en el currículum: He tenido que trabajar en un negocio familiar durante mucho tiempo por necesidades concretas. Afortunadamente ya no precisan mi ayuda y puedo dedicarme a mi carrera profesional por completo, o bien, Estuve preparando unas oposiciones que tardaron mucho en convocar. Sin embargo, estoy convencido/a de que trabajar en una empresa como esta me puede llenar de satisfacción de la misma manera."

Sospechosos habituales

La Real Academia Española define "justificar" como "probar la inocencia de alguien en lo que se le imputa o se presume de él". Es decir, que al parecer somos sospechosos de vaya usted a saber qué por cambiar de ocupación o por pasar algún tiempo buscando empleo, cuando estamos inmersos en una creciente precariedad laboral en la que la contratación temporal es cada vez más frecuente.

Amigos míos llevan años encadenando contratos temporales y despidos en la misma empresa, que evita así que sus empleados adquieran derechos ligados a la antigüedad en la compañía. Yo mismo me he visto obligado a trabajar temporadas como 'freelance', sin más contrato que la palabra del empresario y pagado (con suerte) en dinero negro. ¿Y somos nosotros los que tenemos que justificarnos?

Datos ocultos

Un titular me abofetea desde las páginas del diario El País de hoy. "Salud oculta los datos de las listas de espera", reza la primera plana del encarte dedicado a Catalunya. El periodista solicitó el pasado jueves un informe que el departamento de Salud redacta cada semestre sobre las listas de espera de los centros sanitarios catalanes y no le fue facilitado. El redactor recuerda que los medios no han tenido aún acceso al último balance, elaborado el 30 de junio.

Lo sorprendente es convertir en noticia el hecho de no obtener la información que se persigue. El hecho noticioso, a juicio de El País, consiste en que la nueva administración incumple su deber de presentar puntualmente informes sobre sus actividades al público. Sin embargo, cualquier periodista en Catalunya ha sufrido el funcionamiento de algunos departamentos de la Generalitat, en los que las peticiones de información de los medios se pudren en un eterno "vuelva usted mañana", cuando no dicen que los datos solicitados no están al alcance del público. Pasaba bajo el mandato de CiU, y no ha cambiado sustancialmente con el tripartito.

La política de comunicaciones de la mayoría de administraciones públicas se estructura hoy en día en torno a un gabinete centralizado que recibe las solicitudes de información y las responde (a veces) tras consultar a los políticos y técnicos competentes en la materia. Los funcionarios reciben órdenes de no facilitar datos a los medios sin la mediación del gabinete. Sólo los responsables locales de cada departamento (delegados y directores de servicios territoriales, en el caso de la Generalitat) pueden atender directamente a las preguntas de los periodistas.

Pasar a la ofensiva

En estas circunstancias, un titular heterodoxo como el de El País puede entenderse como una ofensiva por parte del diario ante el monopolio de la información al que aspiran las administraciones. Una necesaria rebelión ante los intentos de dirigir a la opinión pública que se inició años atrás con la implantación de gabinetes de comunicación en el Gobierno, la Generalitat y en cada vez más ayuntamientos para controlar y dosificar los datos que llegan al público. Una tendencia que ha degenerado últimamente en listas gubernamentales de medios "afines y hostiles" (filtradas por CiU meses atrás) y en ruedas de prensa en la que cargos políticos se limitan a leer un comunicado y no aceptan preguntas de los periodistas.

Ante un titular como el que publica hoy El País, me debato entre la idea de que es necesario exigir a las administraciones transparencia informativa y la sospecha de que, si aceptamos este tipo de noticias como normales en un diario, corremos el riesgo de convertir los periódicos en un listado de lo que quisiéramos saber y no nos dicen. Después de la edición de hoy, espero a ver cuánto tarda la Generalitat en publicar los datos sobre las listas de espera.

Las reglas del juego (I)

Leo con interés inicial y con creciente hastío el código deontológico para periodistas que la cadena pública británica BBC ha hecho público recientemente a través de su portal de internet. Bajo el título "Las reglas del juego", el documento se limita a enunciar las virtudes cardinales del oficio (resumidas en "imparcialidad, precisión, transparencia, imparcialidad, independencia"), sin entrar al trapo con lo verdaderamente interesante: los conflictos que, en la práctica del periodismo, se establecen a menudo entre las diferentes obligaciones del informador.

Tomemos por ejemplo el capítulo dedicado a la imparcialidad periodística. ¿Alguien será capaz de poner en duda un enunciado tan impecable como "programas y servicios informativos deben ser justos, estar libres de prejuicios, mostrar amplitud de criterio y respetar la verdad"? Quizá alguno de los que asienten ante tan sabias palabras podrá pensarlo dos veces cuando lea el artículo, dentro del mismo documento, en el que Marcelo Risi emplea este mismo argumento para negarse a definir a los miembros de ETA como "terroristas".

"La clave está en utilizar un lenguaje neutral. Incluso el calificativo "terrorista" puede percibirse como imparcial en muchos lugares del mundo donde no hay un consenso claro sobre la legitimidad de agrupaciones políticas extremistas", dice el manual de la BBC, sin tener en cuenta que el adjetivo "terrorista" nada tiene que ver con la "legitimidad" de las causas que defienden los grupos armados. No es un calificativo moral, sino un término puramente descriptivo: define al que emplea el terror como estrategia para obtener fines políticos o de cualquier otra índole. Negar a ETA el título de "terroristas" no es imparcialidad. Es un simple eufemismo y, como tal, una distorsión de las tan apreciadas transparencia y precisión.

En ocasiones, la "imparcialidad" deja de ser un necesario objetivo del periodista y el medio de comunicación para el que trabaja y se convierte en una simple cortina de humo que se emplea para ahorrarse esfuerzos de precisión y conflictos tanto con los lectores y espectadores como con las fuentes de información. Qué duda cabe que a los conservadores les gustaría extender el término "terrorista" a toda manifestación de nacionalismo vasco, mientras que los etarras querrían ser llamados "libertadores de Euskal Herria", por lo menos. El "lenguaje neutral", en situaciones como ésta, parece más una solución de compromiso entre partes en conflicto (nadar y guardar la ropa) que un posicionamiento ético por parte del periodista.

(Continuará)

Paseando fuera de la jaula abierta

"El caminante", de Jiro Taniguchi, es uno de los cómics más extraordinarios que me he llevado a la vista en los últimos meses. Imaginad, si no lo habéis leído, una colección de historias cortas sobre los paseos de un japonés de mediana edad por su ciudad, en las que no hay más que la sucesión de parajes que recorre este personaje mientras camina en silencio. Sin apenas bocadillos de texto para palabras dichas o pensadas. Sin argumento, concebido en su fórmula clásica de planteamiento, nudo y desenlace. Sólo hermosos dibujos y un ritmo narrativo tan pausado como el paso del protagonista.

Y sin embargo, me encanta. Ahora bien, reconozco que, para apreciarlo en lo que vale, hay que haber leído "El caminante" en las circunstancias en que yo lo hice, o en una situación parecida: encerrado en las entrañas de las oficinas de Hacienda, en un cuarto caluroso y atestado de gente que, como yo, habían acudido a hacer su declaración de la renta. Muchos de ellos se removían en sus sillas o andaban de un lado a otro, sudando e impacientándose por la tardanza en ser atendidos por funcionarios tan nerviosos como ellos.

Sólo en estas condiciones se puede leer "El caminante" como lo que es: una ventana al tiempo que a veces desearíamos para dedicarlos a vagar sin rumbo, a no hacer nada salvo caminar sin prisa, contemplar el paisaje y explorar caminos que nunca hemos tomado y que despiertan nuestra curiosidad. El protagonista pasea para nosotros, por nosotros, mientras esperamos turno en una cola interminable, somos prisioneros de un atasco en la carretera o estamos enlatados en un autobus o en el vagón de tren. Nos recuerda, sin pretenderlo, la necesidad de arrancarle a las obligaciones cotidianas y a los compromisos personales algo tiempo y perderlo sin remordimientos, para mantener a salvo un poco de cordura.

La editorial valenciana Ponent Mon ha publicado esta obra, de 150 páginas, al no precisamente barato precio de 12,50 euros.

El poder de la estadística

Uno de los momentos más aterradores de comprarse un coche es el momento de asegurarlo. Debatirse entre las garantías que uno querría disfrutar (todas, por supuesto) y las que se puede o se está dispuesto a pagar en su póliza anual puede ser motivo de angustia para los que no estamos habituados a estos trances. ¿Y si por dejar de pagar tal o cual suplemento me quedo con el culo al aire cuando estampe mi vehículo contra un árbol, me lo roben para atracar un banco o lo incendien los vikingos cuando invadan la ciudad? Preguntas capaces de quitarle el sueño a uno, no lo duden.

Hoy he visitado una mutua aseguradora que me ha ahorrado todas estas cavilaciones al ofrecerme una oferta única y no negociable. La tomas o la dejas. Un seguro "básico", así lo llaman, que cubre los daños a terceros que establece la ley, así como responsabilidad civil voluntaria y algunos percances que puedan acontecer al vehículo y su conductor. Opciones como el seguro a todo riesgo me están vedadas en esta compañía.

La lotería de asegurarse

El motivo no era sólo mi edad, por debajo de los 30 años, ni mi escasa experiencia al volante, con un carnet de conducir expedido hace a penas 9 meses. Las reticencias de la empresa se centran en el coche, un pequeño Citroën Saxo gasolina de escasa potencia y capacidad destructiva. Así me lo explicó la amable joven que atendió en las oficinas de la empresa.

"Hoy en día todo es una cuestión de estadística", dijo. "El Citroën Saxo, los Volkswagen Golf y algunos modelos de Seat Córdoba son coches que se ven implicados en muchos accidentes, y por eso a veces no los aseguramos". La joven puntualizó que la decisión de la compañía no tiene nada que ver con las condiciones de seguridad de estos vehículos. Sólo con las circunstancias que han convertido a sus propetarios en autores o víctimas de siniestros reflejados en balances oficiales.

Del mismo modo, la jóven me comunicó que era una suerte que sólo disfrutara de licencia para conducir desde hace menos de un año. De acuerdo con las estadísticas, me informó, tipos con un año y medio o dos al volante tienen más accidentes que los que nos vemos obligados a lucir la "L" de los noveles en el cristal trasero del coche. Por este motivo, los conductores con poco más de un año de carnet a sus espaldas se ven obligados a pagar una cantidad proporcionalmente mayor por su seguro que los principiantes.

¿Por quién doblan las campanas?

¿Cómo se transforman en información los datos estadísticos que manejan las aseguradoras? ¿Cómo se eligen los datos relevantes y se separan de los accesorios, como se distingue lo esencial de lo circunstancial en una lista de accidentes de automóviles? Ignoro los mecanismos que emplean las compañías para establecer los precios de sus seguros, pero explicaciones como la de hoy apuntan a que el análisis racional sobre los factores que afectan a la siniestralidad, como la experiencia del conductor o las características de su vehículo, pierde terreno en favor de la fe ciega en las cifras en bruto, dadas por válidas sin pasar por el tamiz de la razón. Una actitud rayana a la superstición.

Bien podría alegarse que las explicaciones "racionales" son sólo simples construcciones mentales, mientras que la estadística refleja la realidad de cuanto acontece en las carreteras. Sin embargo, vetar el seguro a un modelo de vehículo por el número de accidentes que ha sufrido, sin distinguir en qué circunstancias y si la máquina en cuestión adolece de defectos de diseño o fabricación, se parece mucho a asegurar que el coche tiene mal fario, es víctima de una maldición vudú y que me lo quites de delante. ¡Lagarto! De aquí a que la mutua a la que he acudido, al igual que muchas otras empresas del sector, contraten como asesora a la Bruja Lola hay sólo un par de pasos.

John Donne escribió: "Nunca preguntes por quién doblan las campanas. Doblan por tí". Tras la revelación de hoy, no volveré a mirar los accidentes de tráfico de la misma manera. A la congoja que siempre produce el sufrimiento de un semejante, se sumará la duda de si el pobre infortunado tiene mi edad, si conduce un coche como el mío y, en caso afirmativo, por cuánto me va a salir su siniestro en el próximo recibo del seguro.

Pujol y su barretina de diplodocus

Jordi Pujol obsequió ayer con un strip-tease ideológico a los pobres desgraciados que asistieron a la conferencia que el ex dirigente de CiU pronunció en la Universitat Catalana d’Estiu, en Prada de Conflent. "Hay que vigilar el mestizaje, porque hay gente en Catalunya que lo quiere y ello será el fin de Catalunya", dijo. O más bien "advirtió", según los locutores de Catalunya Ràdio.

Es posible que lo único bueno de dejar de ser un personaje poderoso y notorio sea el no tener que preocuparse por airear en público pensamientos incómodos, impopulares o políticamente incorrectos. En definitiva, al no vivir aferrado a la poltrona uno ya no teme perderla por un inconveniente exceso de sinceridad. Éste parece el caso del ex presidente de la Generalitat que, lejos ya de su despacho oficial y del título de Molt Honorable, puede permitirse el lujo de expresar todo aquello que, hasta la fecha, sólo podíamos entrever en sus declaraciones oficiales o en boca de su portavoz oficiosa, su señora Marta Ferrusola.

"Si continúan llegando inmigrantes, de aquí a unos años ya no habrá iglesias y sólo tendremos mezquitas", dijo años atrás la ínclita señora, sin que Artur Mas, Josep Antoni Duran i Lleida y demás mandamases de CiU tuvieran el valor de contradecirla. Y Pujol, todo un caballero, se aprestó a superar la audacia de su esposa para no dejarla en mal lugar. Para los anales del nacionalismo catalán (tan civilizado y progresista, dicen) queda la gloriosa frase según la cual los inmigrantes "deberían pedir disculpas por no saber catalán".

Nunca, sin embargo, el ex President había mostrado de forma tan diáfana el pensamiento que tanto le atormentaba y que era incapaz de mantener silenciado como lo hizo ayer. Si ni siquiera podía acallarlo cuando su estancia en el poder le recomendaba hacerlo en nombre de la corrección política, ¿cómo iba a hacerlo ahora, cuando ya es libre como un pájaro y su partido está ya tan jodido que tras su marcha no le viene de aquí?

"A un vaso (lleno de agua, se entiende) se le tira sal y se disuelve", ilustró Pujol, como colofón a una ponencia gloriosa. "Se le tira un poco más, y también se disuelve, pero llega un momento en que ya no se disuelve". En esta hermosa parábola, el agua es Catalunya y la sal el inmigrante que debe ser convenientemente "disuelto" (o asimilado) para no amenazar la pura y transparente nación. Es una cuestión de "ser o no ser" para Catalunya, según el partiarca nacionalista.

En su desnudo integral, Pujol exhibió sin pudor la creencia íntima, sin duda no racionalizada, en que los catalanes ya se paseaban en la prehistoria con una barretina de piel de diplodocus. Que tallaban el sílex silbando Els Segadors. Que pintaban senyeras rupestres en el interior de las cuevas. Que los hijos de Catalunya, en suma, somos los depositarios de una cultura pura, cristalina e inmácula, caída como un Don de Dios sobre su pueblo elegido con el encargo de preservarla y no mancillarla. Tampoco en esta ocasión nadie parece contracecirle seriamente en su delirio. Y no ya desde su partido, sino incluso por parte de los que tienen no pocos motivos para desear mandar a CiU al ostracismo de por vida.

El portavoz de ICV, Joan Herrera, se aprestó ayer mismo a asegurar, en la línea de su partido, que "lo que define la sociedad catalana actual es el mestizaje". Uno no puede menos que dudar de la sinceridad de este enunciado cuando, a la hora de entrar al trapo y valorar unas declaraciones de Pujol que habrían llenado de gozo a Le Pen, Georg Haider y otros ultras que no han tenido oportunidad de convertirse en genocidas, el hombre "d’esquerres i progressista de debó" (tal es el lema de los ecosocialistas) se limita a decir que "suenan a antiguas". Cuando el multiculturalismo y la música de Manu Chao es lo que se lleva ahora, so carrozón, le faltó decir. Pero, en cualquier caso, Pujol "no es una persona racista" según ICV. Dios nos libre de difamar al patriarca. Sólo es que tiene "una visión cerrada y centralista de lo que debe ser Catalunya".

Con estas izquierdas, a la ultraderecha no le hace falta organizarse en un partido. Pobres inmigrantes y, sobre todo, pobres de nosotros.

Dolores de parto

Empecemos. Los primeros días verán los balbuceos de este nuevo weblog, todavía por planificar en su temática y su aspecto. Por este motivo, les recomiendo que, a no ser que tengan una cantidad ingente de tiempo libre y poca idea de cómo emplearlo, vuelvan dentro de un par de semanas, cuando este sitio empiece a mostrar algo de cara y ojos. La espera valdrá la pena, lo garantizo. ;)