Blogia

TETE

Síndrome

Puntos y perras. O viceversa, qué más da. Lo importante es que el Tenerife necesita de ambas cosas para subsistir. De seguirse el orden inicial, sumando hoy en Vitoria, cabe suponer que dentro de una semana se ingresará más que la última vez, aquella calurosa tarde del Elche. Los triunfos actúan entre los indecisos como si de un imán se tratara. El abono de los rezagados y la venta en taquilla constituyen las únicas fuentes de ingresos hasta que alguien termine de morder el anzuelo de Marioni o aflore el supuesto diamante de Geneto. No queda más, salvo el ‘tic, tac’ que suena de fondo, procedente del reloj de la cuenta atrás. Los embargos de Hacienda y el edificio reservado para la sede de la Fundación han provocado el pánico entre el tinerfeñismo, además de acelerar el proceso de descomposición del consejo rector de la entidad. Año y medio después de la victoria sobre Pérez (Javier), el gobierno resultante del pacto entre Pérez (Víctor) y Cabrera está a punto de hacerse añicos. Más difícil todavía. Metidos en el debate sobre el papel de la mujer en el fútbol, fruto de un cóctel pestilente, mitad declaraciones inoportunas y mitad periodismo sensacionalista de marca, volvieron los nubarrones más siniestros. Del rosa al negro, sin medias tintas. Puro desconcierto. Alguien podría preguntar: ¿Y el presidente? A todas estas, ¿qué dice don Víctor? Sin embargo, resulta que el mandatario blanquiazul no está. Apura en el extranjero el final de sus vacaciones, después del agónico fin de curso, lleno de regates y fintas para esquivar el descenso administrativo. Su reincorporación se anuncia para el lunes, sin apenas tiempo para contar las vicisitudes del periplo continental. Así es la vida. Además del equipaje y algunos regalos, portará en su regreso a casa más de un bulto incómodo y sospechoso, dejado sobre la cinta transportadora del aeropuerto, producto de una convivencia gestora llena de encontronazos, desconfianzas y traiciones. Puro egoísmo, labrado sobre el supuesto fin que los unió a todos: desbancar a Pérez (Javier) y recuperar la grandeza de los noventa. Llegados a esta situación, la ruptura hasta se antoja saludable. Por miedo o por amor al club, por ambas cosas o por ninguna, se agradece la marcha de los discrepantes. La peliaguda situación obliga a recomponer el consejo, aprender de los errores y tirar del carro. Todos a una, sin tiempo que perder. Nos va la vida del Tenerife. Sólo queda por desear que el presidente no sea propenso al síndrome post vacacional. Que si no.

Bienvenido al weblog sanse

Hola, este espacio está reservado a comentarios sobre fútbol, más particularmente acerca del CD Tenerife, a partir de textos de opinión extraídos del periódico Diario de Avisos.