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Bitacora del Perdedor

Bitacora Agosto 11 y 12

Bitacora Agosto 11 y 12

Ese Viernes 11 salí del trabajo y como todo fin de semana, sin ninguna intención de irme a mi cama. Tome la micro que me dejo en el 14 de Vicuña y camine directamente hacia el lugar que hace poco habia conocido en compañia de un poeta compañero, con el cual habia compartido un fin de semana anterior, (historia que en otro momento mencionare). Llegue al lugar que habia sido inaugurado hace poco y no se si me llevo a el nuevamente la muchacha que atendía, una joven exquisita de esas con las que un cuarenton como yo, sueña tener entregada en la cama. El lugar estaba completamente vacío, una gran pantalla de plasma donde pasaban videos de aquellos grupos ochenteros, que hoy saben a nostalgía resucitada eran la unica compañia en ese momento. Me sente y la chica me trajo una cerveza, saque mis cigarrillos y comenze a beber, a leer el The Clinic con su numero especial sobre Fidel. Para un comunista como yo, la mayor parte de esos articulos eran una herejía y una tendenciosa propaganda anti Revolucionaria, pero filo igual en algunos articulos me cagaba de la risa. Mientras la hora pasaba comenzaron a llegar algunos clientes aparejados, la musica seguia en la gran pantalla y yo habia bajado tres cervezas. Como Agosto es demasiado helado cambie y compre un Ron, para entrar en calor. Estaba en eso cuando la puerta se abrío y una cabellera risada y oscura entro, se sento a mi mesa, me saludo con un beso cuando ya mis ojos bailaban cercanos a la embriagues. La invite a un Ron y yo me tome otro, nuestros labios alcoholizados se mezclaron mientras los colores ochenteros chillaban en la gran pantalla. Despues de conversar de cosas sin importancia, palabras que se dicen para rellenar los espacios de tiempo nos pusimos de pie, tome mi sombrero y su mano para abrazarnos a la noche, ruidosa de motores. Nos perdimos en algunas calles interiores que estaban vacias, nos arrinconamos en un rincon y el libido mesclado con alcohol, comenzaron a funcionar. Atracados en el rincón más próximo que encontramos, los besos desesperados como si se nos acabara el tiempo, como perseguidos por algún instante final, como si nos fueramos a deshacer de entre los brazos. Nos atrapamos a la excitación y mis manos atraparon aquellos senos que caían perfectos en mi palma, mientras los dedos apretaban aquellos pezones que se endurecian de placer. Sin darnos cuenta ya estabamos pantalones abajo, ella generosa me regalo lengua y labios atrapando mi sexo duro, mientras mi mirada se perdia por sobre el cielo abierto, lleno de estrellas. Las luces de un automovil que se acercaban nos interrumpieron y nos volvimos a vestir, para seguir caminando mientras reíamos cómplices de arrancarle a ese rincón un trozo de felicidad. Entramos al Zurdistan, mi lugar habitual de copas y poesía. Como siempre la musica llenaba el lugar, tomamos asiento y una hermosa sonrisa nos atendió (otra historia aparte). Me encontre en el lugar con unos viejos conocidos de mi época de militancia en las Juventudes Comunistas, ella y el tiempo k no nos veiamos, sus abrazos, sus como tai, sus salud. Le cantamos el cumpleaños feliz a Fidel, hice mierda el Clinic prometiendo nunca más comprarlo y cantando el himno del Frente, la noche del zurdistan se fue agotando. Nos despedimos de aquella pareja de amigos y compañeros, yo muy de la mano sonrisa en los labios al ver que la mano del compañero se perdia en la entrepierna de la compañera, que soltaba un chillido entre risa y gozo. El Zurdistan tiene dos salidas: una que da a la Avenida Vicuña Mackenna y otra por atras del local, que da a una callecita corta, oscura. Nosotros salimos obviamente por está ultima, y continuando lo que habiamos empezado en aquel rinconcito anterior, dimos rienda suelta a la pasión en el patrio trasero del zurdistan. Ella me ofrecio gustosa, su buen culo redondo. La tome desde la cintura y sumergí en ella toda mi erectil pasión, eramos dos animales jadeando, ocultos en la noche a los ojos de la luna. Mordiendole el cuello, mientras ella lanzaba entrecortadas palabras que alimentaban aún más aquel lujurioso momento.

ALZANDO EL VUELO

Preparandome con mis alas, igual ke ICARO alcanzado el cielo, escribiré en esta página la razón de mis sueños y de mis duelos