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tequieropamplinoso

Espero curarme de ti

Espero curarme de ti en unos días (aunque ya sean meses). Debo dejar de
fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible.
Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me
receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana (o un año, una década, un siglo)?
No es mucho, mi es poco, es bastante. En una
semana se pueden reunir todas las palabras de amor
que se han pronunciado sobre la tierra y se les
puede prender fuego. Te voy a calentar con esa
hoguera del amor quemado. Y también el silencio.
Porque las mejores palabras del amor están están entre dos
gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y
subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que
te quiero cuando digo: "qué calor hace", "dame
agua", "¿sabes manejar?,"se hizo de noche"... Entre
las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he
dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te
quiero".)

Una semana más para reunir todo el amor del
tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú
quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura (no, no lo tires). No
sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para
entender las cosas. Porque esto es muy parecido a
estar saliendo de un manicomio para entrar a un
panteón.
Jaime Sabines

Posso essere felice (claro que puedo...)

Igual entiendes algo...o no..., pero hoy me siento así y no tiene traducción.

Come se potessi non essere fragile
dosare goccia dopo goccia
le mie energie
raccogliendo stracci delle mie
fatiche silenziose
posso essere felice
dov'è la certezza
se la tua mano adesso non è più
la stessa
dov'è la certezza
se, forse, un giorno dovrò dire
ho sbagliato
come se sapessi comprare indifferenza
cercare sguardo dopo sguardo
lontane complicità
rileggendo i miei diari nella
vecchia cucina vuota
posso essere felice
dov'è la certezza
se la tua mano adesso non è più
la stessa
dov'è la certezza
se, forse, un giorno dovrò dire
ho sbagliato
ma posso essere felice
posso essere felice
con poco

Huelga de mariposas

Huelga de mariposas

No sabía por qué, pero parecía que estuviese manteniendo un duelo absurdo contra la mesa, aunque sabía que su mirada era más segura frente a la madera que frente a las pupilas. Pupilas que, por cierto, estaban, pero no frente a las suyas. Situación que aunque “normal”, no le dejaba de resultar extraña, innecesaria. Si ella algún día fue, había sido frente a esos ojos, que esa tarde se le perdían.
Y es que era una tarde confusa, había manifestación de mariposas. Un piquete decidió recordar aquellos tiempos de lucha sindical y se había concentrado frente a las puertas del esófago, haciendo que cualquier sensación (o líquido) que pasase por la zona se incorporase inmediatamente a la protesta. Así estaba ella, sentada mirando una madera que se mecía con un suave vaivén, con el estómago encogido y dando vuelta a esos ojos, y controlando los suyos para no fijarlos. A través de las mariposas y su movilización, descubrió que estaba vacía. Esas mariposas, hoy en estado caótico, eran lo único que le quedaba por perder y tenía miedo de abrir la boca y, en unas de sus frases sin sentido y torpes, perderlas.
Ella había aprendido a ser de nuevo sin ojos, manos, abrazos y besos, sin ese otro perfil sobre el que dibujarse. Lo había logrado, más mal que bien, pero seguía siendo. Aunque eran las mariposas y su habilidad para la arquitectura ultraligera, su pequeño molinillo de viento para impulsarse cada día.
Esa tarde, esa dichosa tarde, un constructor se le acercó y ella empezó a hablarle de sus construcciones ultraligeras, de sus castillos de viento reforzados por paredes de una madera intangible. El constructor, tras escucharla un buen rato, la miró, sonrío con cierto cinismo y le dijo: “pequeña, en tus castillos sólo podrías vivir tú y eso no vende”. Terminó de masticar aquella frase y se marchó.
Quizá tendría que resignarse y asimilar que el constructor tenía razón y sus castillos estaban decorados sólo a su gusto y ella sería la única que invertiría en ellos, como venía haciendo desde hacía ya demasiado tiempo.
En ese punto, hizo inventario, sumo mariposas rebeldes, miradas perdidas y un considerable déficit en abrazos, a los que añadió un paréntesis de tiempo / despacio y su coraza (de agua).
Se despidió del vaivén de la mesa, dio el día libre a las mariposas y volvió a integrarse con coraza incluida en la realidad (que, a veces, tanto odiaba).

Miedo

Miedo

Para empezar
diré que es el final
no es un final feliz
tan sólo es un final
pero parece ser
que ya no hay vuelta atrás.

Sólo te di
diamantes de carbón
rompí tu mundo en dos
rompí tu corazón
y ahora tu mundo está
burlándose de mi.

Miedo
de volver a los infiernos
miedo a que me tengas miedo
a tenerte que olvidar


Tienen miedo del amor y no saber amar
tienen miedo de la sombra y miedo de la luz
tienen miedo de pedir y miedo de callar
miedo que da miedo del miedo que da

Miedo
de quererte sin quererlo
de encontrarte de repente
de no verte nunca más.


tienen miedo de reir y miedo de llorar
tienen miedo de encontrarse y miedo de no ser
tienen miedo de decir y miedo de escuchar
miedo que da miedo del miedo que da

Ya se que es el final

tienen miedo de la soledad
tienen miedo de la vida y miedo de morir
tienen miedo de quedarse y miedo de escapar
miedo que da miedo del miedo que da

tienen miedo de caer y miedo de avanzar
tienen miedo de amarrar y miedo de romper
tienen miedo de exigir y miedo de pasar
miedo que da miedo del miedo que da

miedo de mirar el fondo
miedo de doblar la esquina
miedo de quedarse en la oscuridad
miedo de pasar en blanco
de cruzar la línea
miedo de encontrarse solo
de perder las riendas la pose y el equilibrio
miedo de darse por vencido
miedo de vagar sin rumbo
miedo estampado en la cara
o escondido en los sótanos
miedo circulando en las venas
o en ruta de colisión

miedo de morir en la playa
después de beberse el mar
miedo que da miedo del miedo que da

Y no sé cómo hacer para borrarte

El Álbum Blanco

Es curioso, pero me doy cuenta de que el cine siempre me sirve de almohadón, ya sea en las salas o tendida en la cama. Y es el cine, quién más me refresca las ausencias, y últimamente sufro sobredosis de cine y de ausencias; esa mano sobre la mía, los besos en las pausas inventadas, el paseo a la salida, los “qué te pareció” o incluso los “no sabes que película tan bonita vi hoy”. Todo eso hoy me falta, y el cine me lo trae de golpe, como yo, de golpe. Y hoy, que me faltan algunas que tienes, ya ves, solo los tengo a ellos, a todos esos personajes e historias que ocupan tiempo y espacio. Últimamente parece que me dedico a colocar planes en estanterías sin querer dejar un solo hueco para estar sola, porque tengo mucho miedo...de mí.

Lucas cree que El Álbum Blanco de los Beatles es el mejor disco de la historia, mientras cree en ellos, su novia Irene cree en los ovnis y en la reencarnación, son tan distintos que nadie sabe cómo pueden aún estar juntos. Pero el amor es así de caprichoso, montado en bicicleta en blanco y negro, los atrapó con el atrapasueños que ella le regaló, y ahora Lucas también cree en los ovnis, la reencarnación y como no, en el álbum blanco de los Beatles.

En estos días, el cine es mi refugio, el único lugar donde dejo salir a mi imaginación y te busco y me busco entre los personajes, para encontrar algo de esperanza, que me diga que la realidad, sea como sea, aún nos guarda un rincón para nosotros. Puedo soñar en una película para los dos, con bajo presupuestos y actores poco conocidos, pero un buen guión con final feliz. Será en blanco y negro, como “El álbum blanco”.

Pero salgo del cine, y tengo miedo, porque encienden las luces y no eres tú el que está a mi lado. Porque vuelvo y tampoco estás, y sé que no debo hacerlo y comienza la nueva película, donde hago de chica dura y realista. Pero realmente, todo lo que hago últimamente es sacar la coraza del armario (una coraza de agua como tú dijiste hace ya bastante tiempo), me la pongo, cojo la sonrisa del primer cajón de la mesilla y aquí no pasa nada...aunque sí pase, aunque tenga miedo que da miedo del miedo que da.

Peor que el olvido

Peor que el olvido

Peor que el olvido fue volverte a ver...
Peor que el olvido fue abrazarte, peor que el olvido fue intentar besarte, peor que el olvido fue sentirte cerca y lejos al mismo tiempo, peor que olvido fue encontrarte. Todo fue peor que el olvido, pero mucho peor hubiese sido no abrazarte, no intentar besarte, no sentirte cerca. Porque quise cerrar los ojos y soñar despierta y pensar que todo fue una pesadilla, sí, ya lo sé..., no es una pesadilla.

Lo cierto es que voy a ciegas, dejándome llevar sin pararme a pensar, sin ser capaz de tener un segundo de lucidez en el que pensar "no le sigas, deja que se vaya". Pero te miro y tiemblo, tiemblo y corro detrás tuya, aún sabiendo que no puedo inventar nada, que no está en mis manos la posibilidad que todo cambie y vuelva a ser como antes, porque ya nada es lo que era. Ni siquiera mis palabras, a las que odio, porque sólo soy capaz de reunir frases que escuché, y soy incapaz de sacar todo lo que quiero.

La próxima vez, intentaré atarme al suelo y no salir corriendo, eso sí, córtate el pelo y sonríe. Yo seguiré hablando en voz baja diciendo lo que no tengo que decir.

Día del Libro 2004

Día del Libro 2004

Nunca nadie me había dado una sopresa tan linda, quería recordarlo. Gracias.

Mejor me callo

Mejor me callo

No debería escribir esto, pero es quizá sólo una canción más, como otras tantas que suenan cuando te me acercas o cuando te alejas...

Hay algunos que dicen
que todos los caminos conducen a Roma
y es verdad porque el mío
me lleva cada noche al hueco que te nombra
y le hablo y le suelto
una sonrisa, una blasfemia y dos derrotas;
luego apago tus ojos
y duermo con tu nombre besando mi boca.

Ay, amor mío,
qué terriblemente absurdo
es estar vivo
sin el alma de tu cuerpo,
sin tu latido.

Que el final de esta historia,
enésima autobiografía de un fracaso,
no te sirva de ejemplo,
hay quien afirma que el amor es un milagro
que no hay mal que no cure
pero tampoco bien que le dure cien años;
eso casi lo salva,
lo malo son las noches que mojan mi mano.

Sin tu latido - Luis Eduardo Aute

-Mejor me callo-

Tú

Una declaración -prestada-:

Te regalo mi cintura
Y mis labios para cuando quieras besar
Te regalo mi locura
Y las pocas neuronas que quedan ya

Mis zapatos destenidos
El diario en el que escribo
Te doy hasta mis suspiros
Pero no te vayas mas

Porque eres tu mi sol
La fe con que vivo
La potencia de mi voz
Los pies con que camino
Eres tu amor
Mis ganas de reir
El adios que no sabre decir
Porque nunca podre vivir sin ti

Si algun dia decidieras
Alejarte nuevamente de aqui
Cerraria cada puerta
Para que nunca pudieras salir

Te regalo mis silencios
Te regalo mi nariz
Yo te doy hasta mis huesos
Pero quedate aqui

Porque eres tu mi sol
La fe con que vivo
La potencia de mi voz
Los pies con que camino
Eres tu amor
Mis ganas de reir
El adios que no sabre decir
Porque nunca podre vivir sin ti

Tú-Shakira
(Sí, me gusta Shakira, aunque no tanto como tú :$)

Mis errores

Mis errores

Fue un error, otro más. Acumulo tantos que no sé dónde meterlos. A veces pienso que puedo meter los pequeños dentro de los grandes, como esas muñecas rusas, así tendré solo un gran error. Vivo equivocándome, y lo peor, es que es contagioso. Hago que las personas que están a mi alrededor también se equivoquen.

Soy torpe, egoísta, visceral, impaciente, acaparadora, tengo mil y un defectos, y nunca logro entender lo que haces o dices del todo. A tus actos añado un toque de mi propia inventiva neurótica, otro error para la colección. Pero eso tú ya lo sabes.

Por momentos sólo sé ver el mundo desde mi perspectiva, que es también equivocada. Pero todo esto tú ya también lo sabes. No hay palabras que solucionen esto, ni excusas, ni razones. Creo que lo que mejor se me da en el mundo es meter la pata.

Tú te desanimas por mis actos, yo me desanimo por mí misma. Creo que no lograré hacerlo bien, y eso a mí también me desanima, como tropiezo con mí misma a cada paso...

Esto sólo son unas cuántas frases, sin sentido, desorientadas, como yo. Estoy muy perdida, aún más si no te tengo cerca. Quisiera que todo fuese tan fácil como pensar que al dormir hoy, mañana cuando despierte será un día nuevo y ni tú ni yo nos acordaremos de lo que ha ocurrido. Podremos estar juntos, sonreir, amarnos, gritar, correr. Juntos. Esa es mi coordenada, el punto del universo y el tiempo, donde tú y yo somos nosotros. Me da miedo verla tan lejos...porque hoy sólo me veo yo; torpe, egoísta, visceral y acaparadora...

Te amo

Te amo

:$

Insomnio

Insomnio

Una noche más no puedo dormir, tengo demasiados pájaros en la cabeza. Pero no son los mismos de siempre, estos vuelan nerviosos, zarandeando sus alas con un ritmo insoportable, que me tambalea la cabeza, que me despierta el sueño. Quizá simplemente tengo miedo de soñar. Porque siempre sueño contigo. Siempre sueño en ti. Y tengo miedo de soñar, de creerme mis sueños, miedo de despertar. Tengo miedo y tengo frío. La nariz roja, las manos hinchadas, los ojos cansados y los brazos vacíos.
No puedo dormir, quedan apenas nueve días, para saber que será de todo. La incertidumbre está podiendo conmigo, necesito una respuesta ya. Necesito organizar mi vida, y me gustaría que fuese contigo. Necesito saber el orden de las cosas, necesito saber dónde estás, dónde dejarte. Darte un lugar, darme un sitio. Dentro o fuera, pero una coordenada. Porque tú ahora estás dentro de mí, no sé sacarte. No sé olvidarte. Perdonda que ya no me sepa nada que no seas tú. Pero tengo miedo y no puedo dormir más sin que me abraces.
Tengo miedo de encontrar un aeropuerto sin tu abrazo. Sin ese momento con el que siempre sueño, en el que yo, cansada, llena de maletas, congelo el tiempo, y en el segundo en el que encuentro tu abrazo es solo para vosotros, y sólo existimos tú y yo, nadie más. Tú y yo para mirarnos, tú y yo para besarnos, tú y yo... Porque yo tampoco sé quien es ese yo si tú no me lo recuerdas, y quiero seguir, pero necesito saber si puedo seguir contigo en mi vida.
Te echo de menos. Quiero dormir. No quiero soñar. Si estuvieses conmigo, no querría dormir.

Astenia primaveral

Siempre tuvo miedo. Mucho miedo. A veces creía que era miedo, cuando realmente era inseguridad.
Cierta vez, él le aclaró que el miedo era proporcional a la pasión. Mientras él le explicaba, pensaba que debía estar, entonces, muriéndose de miedo. Quizá era por eso, por lo que algunas noches, cuando estaba sola, comenzaba a temblar, e incluso a llorar. De un tiempo a esta parte, no podía evitar llorar, estar triste. Probablemente sólo fuera astenia primaveral. O quizá no.
Quizá es que ya se convirtió en un chica triste (haciendo juego con sus ojos).
Quizá es que se sentía triste porque no podía entrar del todo en él. Siempre quiso ser más de él que de ella misma. Entrar dentro de todo lo que él era, para poder ayudarlo, poder sentir con él, e intentar hacerlo feliz. De la forma que ella pudiese hacerlo, si es que podía.

Tenía miedo, mucho miedo. Temblaba. No quería quedarse a las puertas. Quería perderse en él.

Quiero perderme en ti.
Quiero encontrarme conmigo dentro de ti.
Sé que estoy allí.
Te Amo

Más que a nadie

Mas que a nadie
Letra de Luis Cernuda y J.M. Serrat - Musica de J.M. Serrat
Que te quiero más que a nadie y más que a nada,
te lo he dicho con mis ojos centinelas,
te lo he dicho con mis manos que te celan,
te lo he dicho con mi lengua enamorada.

Que te quiero más que a cualquier otra cosa
te lo he dicho con el sol y los cometas,
te lo he dicho con el viento y la veleta,
te lo he dicho con el agua luminosa.

Que te quiero, te quiero, mujer.
Que te quiero y no hay nada que hacer.

Que te quiero sobre todas las mujeres,
te lo he dicho con el pan de cada día,
te lo he dicho con el miedo y la alegría,
con el tedio que nos mata y que nos muere.

Que te quiero como nunca te han querido,
te lo he dicho recreándome en la suerte,
más allá de la vida con la muerte,
más allá del amor con el olvido.

Que te quiero, te quiero, mujer.
Que te quiero y no hay nada que hacer.

Mas que a nadie y más que a nada.

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Cuatro Letras

Cuatro Letras

Llevaba tanto tiempo usando esas cuatro letras que hasta aquel día no se dio cuenta de lo vacías que habían estado durante tanto tiempo. Esas letras habían designado a una realidad que no era la que le pertenecía.
Ahora, ella ya sabía que significaba. Sabía que la definición del diccionario poco tenía que ver. Nadie lo había descubierto, pero ella sí. Y se reía en su interior de saberse tan afortundada.

Eran cuatro letras, como hubiesen podido ser cinco (como las del nombre que deletreaba constantemente) o incluso ocho. Pero no, eran cuatro. Y encima se repetían. Pero eso no importaba. Aquella mañana ella supo lo que eran esas cuatro letras.

Ya no soñaba con recubrirlas de madera, porque eso ya no era así. Esas letras: C A S A, no eran un espacio físico, cómodamente decorado, haciendo uso de un buen gusto excepcional. No. No eran cuatro (de nuevo cuatro) paredes, cubiertas bajo un techo – que algún día pudiese caerse encima-, eso no era lo que significaba la palabra casa, al menos ya no.

La palabra casa para ella ya sólo tenía un sentido. Un camino que avanzaba siempre en la misma dirección. Ese camino que la llevaría a CASA, a su verdadera casa, no a ese conjunto de elementos arquitectónicos. Ella, al enamorarse, había descubierto la verdadera trama, su casa no estaba en ningún lugar donde no estuviese Él. Su casa era él y no le hacía falta más. Volver a casa significa retornar a él, a sus manos, a sus ojos. Él era el lugar donde quería vivir el resto de su vida.