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tiempocero

¡Cuánto tiempo sin vernos!

¡Hola de nuevo! Hace más de un año que no renuevo este blog. Quizá por falta de tiempo ...
El tiempo unas veces se pasa volando como ahora me ha ocurrido a mí y otras se hace eterno.
A pesar de tener muy claro que el tiempo hay que rentabilizarlo, que la vida se pasa en un suspiro, que hay que aprovechar cada segundo, cada instante ... a pesar de todo eso se me ha pasado un año sin enterarme, sin saborear tantas y tantas cosas.
Tengo una amiga que dice que hay que vivir en cada momento lo que a uno le toca. Y es cierto. Ahora toca estar relajado y poder hacer todo aquello que a uno le gusta hacer... pues bien. Ahora toca poner nuestro tiempo al servicio de los demás... pues bien también. Y es que en la vida no sirve de nada ir contra corriente. Si no te adaptas a cada momento, si no te mentalizas con la situación de cada época de la vida, te vienes abajo y te derrumbas. Tu optimismo desaparece y hace mella en tí la tristeza.
Bueno, pues a pesar de todo eso sigo diciendo que cada día es maravilloso, que merece la pena vivir, aunque el sol no salga con la misma fuerza y que la vida por sí sola es el mejor regalo que puede tener el hombre.
GRACIAS POR VIVIR

AÚN FUNCIONA BLOGIA

Buscando en mi ordenador he encontrado este blog que dejé de utilizar a saber que BLOGIA había sido vendido.

No sé si lo han comprado o si nuestros blogs han quedado suspendidos en la web como satélites que vagan sin rumbo por el espacio.

El caso es que estoy probando a escribir un nuevo artículo sólo por ver si aún está activo aunque no se le pueda aplicar ninguna plantilla ni hacer ninguna modificación.

Una lástima que, después de ser uno de los sistemas de administración de contenidos en español y recibir el premio "20Blogs" en la categoría de Mejor proveedor de blogs, haya caído en el olvido.

 A pesar de todo, es justo lo que debe ser, un blog sin pretensiones, sencillo y claro que muestra lo verdaderamente importante: la lectura fácil de los artículos que contiene.

Paradojas de la vida

Cuanto más consciente soy de que la vida dura dos telediarios, más tiempo pierdo tontamente.

No es cuestión de obsesionarse con el aprovechamiento del tiempo, pero yo, teniendo todo el tiempo del mundo, al final, tengo menos que nadie. Y es que el cerebro nos juega estas malas pasadas. No tienes prisa porque te sobra tiempo y al final, acabas corriendo.

 

¿Qué hago aquí?

¿Qué hago aquí?

Estoy aquí, sentada, mirando a través de mi ventana y parece sólo importarme llenar mis ojos de luz y color. Ahí y ahora, tengo montones de cosas que hacer, de citas a las que acudir y yo, aquí sentada, me quedo mirando a través de la ventana. No sé si queriendo prolongar en el tiempo esta imagen en la que estoy absorta o si lo que quiero es eludir todas esas cosas que debo cumplir y que me agobian.

El caso es que el tiempo pasa a mi pesar, y relajándome, sólo consigo estresarme. Porque cuando llegue el momento del último minuto, habré de correr para llegar al cumplimiento de lo inevitable.

¡Así es la vida! y ¡así soy yo! una alternancia entre pasividad y prisa.

 

Reloj de arena

Reloj de arena

¡Ójala pudieramos rellenar así de fácil el reloj de arena de nuestra vida!

¿Qué me está pasando?

Saco la silla y me siento delante del ordenador. Lo enciendo y sin saber cómo ni por qué me encuentro delante de la pantalla pensando en qué icono picar, qué programa abrir. Acabo abriendo el Spider y me encuentro, de pronto, haciendo un solitario. Esto me produce un gran cansancio en los ojos y me pregunto por qué estoy perdiendo el tiempo de este modo cuando son tantos los trabajos atrasados que tengo. Últimamente no me siento con fuerzas para ponerme las pilas con ninguno de ellos.
La verdad es que cuando me siento delante del equipo las horas pasan volando y al final no he hecho casi nada y se me ha pasado otro día más. Hay algún mensaje en mi cerebro que me indica que si me siento a trabajar con el equipo todo lo demás se va acumulando y luego me siento agobiada. Pero ni dejo el ordenador, ni hago las otras cosas que tengo pendientes.
¿Qué me está pasando? ¿Alguien sabría decírmelo? No soy hormiguita porque antes era sprinter y me cundía el tiempo y lo rentabilizaba. Cuando te has acostumbrado a ponerte el turbo y que todo te funcione como tienes pensado, cuando consigues que las 24 horas del día se conviertan casi en 48 no te acostumbras a convertirte en una hormiguita que pasito a pasito, poquito a poquito va haciendo un mucho.
Este es el fruto de nuestros tiempos, de las prisas, de la aceleración con que vivimos. De pronto hacemos ¡crack! y nos rompemos y luego no somos capaces de recoger los pedacitos y pegarlos. Y si los pegamos ya nunca volvemos a estar nuevos como antes de rompernos.
Por eso es tan necesario el TIEMPO CERO para bajarnos del tren y sentarnos en un banco del andén mirando a nuestro alrededor y percibiendo y sintiendo todo aquello que nos rodea. Todo es maravilloso se se analiza sin prisa. Todo sale mejor cuando lo hacemos sin presiones. Hay que aprovechar el TIEMPO CERO para saborear la vida antes de que se nos vaya sin darnos cuenta.

¡Hola!

¡Hola!

Hoy está lloviendo y el cielo ha adquirido un gris plomizo pero aún queda día y hasta que este se acabe hay que pararse a disfrutar de las oportunidades que nos brinda. No sé cómo va a ser esta página ni tampoco lo quiero pensar. Más bien prefiero que sea el resultado de lo que surge en ese tiempo cero (o tiempo muerto) que a veces debemos forzar para disfrutar de cada instante de esta vida.
Un saludo TIEMPO CERO

LO IMPORTANTE ES LLEGAR A TIEMPO

LO IMPORTANTE ES LLEGAR A TIEMPO

En esta vida, muchas veces, lo importante no es llegar, sino llegar a tiempo.
- ¿Qué importa si llegas a la estación pero ya ha salido tu tren?
- ¿Qué importa si hoy ya te sabes la lección cuando el examen fue ayer?
- ¿Qué importa que hoy tengas la nevera llena si fue ayer cuando te vinieron a ver tus amigos?
- ¿Qué importa que te quieran hoy si tu no te das cuenta hasta mañana?

La sincronía es algo imprescindible para que cada cosa adquiera su valor y para ello hay que prever las cosas antes de que se presenten:
- Mirar la hora antes de que salga nuestro tren.
- Estudiar antes de que llegue el examen.
- Llenar la despensa antes de se nos presente una visita grata.
- Saber ver el amor en los demás antes de que se cansen de esperar a que les amemos.