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Aquí están la entrevista y la crónica de Daniel Cáceres Garriga, con el siguiente orden:

- Índice.

- Entrevista indirecta.

- Entrevista directa.

- Perfil.

- Crónica.

- Blogs

El banco ético, complemento del banco tradicional [Entrevista a Narcís Sánchez, representante de la Universitat de la Pau en FETS (Financiamiento Ético y Solidario).]

Narcís Sánchez trabaja para un banco tradicional, pero además es el representante de la Universitat de la Pau (de Sant Cugat del Vallés) en FETS, una organización que promociona la banca ética en Cataluña. En esta entrevista, ha combinado sus conocimientos sobre los bancos éticos y sus experiencias en el terreno de los bancos tradicionales para explicar qué es el banco ético y qué lo diferencia del otro tipo de banco.

Narcis Sánchez me condujo hacia una de las aulas de la Universitat de la Pau. Allí nos sentamos alrededor de la mesa blanca que ocupaba el centro de la habitación y, mientras preparaba la grabadora, él puso sobre la mesa el libro La banca ética: molt més que diners (con marcadores en algunas páginas) y, junto a éste, una copia del cuestionario que le había pasado lleno de anotaciones, porque me dijo que se quería preparar la entrevista. A un lado de la habitación había armarios con archivos, documentos, carteles... En el otro lado había cajas recogidas bajo unas estanterías que guardaban papeles de colores, sobres de diferentes tamaños… La luz tenue y la pared blanca resaltaban un cartel colgado en una de las paredes cuya inscripción, escrita en rotulador púrpura, decía Entre tot@s mantinguem l´ordre.


Para empezar le pregunté qué era FETS (Financiamiento Ético y Solidario), y me respondió, mientras abría una página al azar del libro, que era una asociación de segundo nivel que reunía a unas 50 entidades catalanas con tres objetivos comunes: primero, la divulgación de lo qué era la banca ética; segundo, la promoción de los actuales instrumentos financieros de la banca catalana; y el más ambicioso, la promoción para crear un banco ético en Cataluña.


Como curiosidad le pregunté que era una asociación de segundo nivel, y me respondió que era aquella cuyos socios no eran individuos sino entidades.


Tras su explicación, me contó lo arduo y difícil que era crear un banco, y que por eso FETS aún no había conseguido formar uno. Por lo visto se necesitaba una autorización Ministerio de Economía e Hacienda, una inscripción en el registro de entidades del Banco de España… y todo eso significaba tener que pasar por una serie de trámites, hacer grandes inversiones…


A continuación Narcís Sánchez me contó las acciones de FETS hasta la fecha. Hasta ahora se había ido moviendo por el Tercer Sector, divulgando la teoría de la banca ética. Así había conseguido crear una corriente de opinión favorable a la hipotética existencia de un banco ético en Cataluña. En otras palabras: había creado un marco adecuado para crear un banco ético y, ahora, “si alguien se levantara un buen día diciendo “pues mira, voy a crear un banco ético” se encontraría con entidades que le apoyarían”.


Le pregunté a qué se refería con el Tercer Sector, y me respondió que se refería a ONG´s, movimientos sociales, empresas de inserción de discapacitados físicos…


Tras la aclaración me explicó que el interés de la Universitat de la Pau, una asociación interesada por la divulgación de temas sobre la paz, por FETS había nacido porque la banca ética estaba relacionada con temas que contribuían a construir un ambiente y una sociedad en paz (como la igualdad de posibilidades, el comercio justo, las finanzas éticas…). Me recordó, dando golpecitos rítmicos con los dedos en la mesa, que la paz no sólo era la ausencia de guerra, sino que era también la generación de unos condicionantes sociales que posibilitaran la paz.


En cuanto al papel que tenía la Universitat de la Pau en FETS, me contó que se había asociado el año pasado, y que desde entonces participaba activamente tanto en las juntas como en las reuniones de trabajo.


Había llegado el momento, tras los prolegómenos, de saber qué era exactamente un banco ético. Según Narcís Sánchez, era un banco que tenía dos objetivos: el primero era tener beneficios y el segundo objetivo era financiar actividades económicas que tuvieran un impacto social positivo. El primer objetivo lo compartía con los bancos convencionales, pero me contó que a un banco ético le interesaba tener beneficios para asegurar su continuidad, y que eso era un matiz que lo diferenciaba de los intereses económicos de los bancos convencionales.


Inmediatamente le pregunté qué era un impacto social positivo, y me respondió que era un término muy amplio que abarcaba proyectos humanitarios, ecológicos, ayudas a los pobres… Por ejemplo: ofrecer créditos a los que estaban excluidos socialmente era un impacto social positivo. Pero me advirtió que el proyecto debía ser viable econonómicamente porque si no podría amenazar al futuro del banco ético.


Como ocurría con el banco convencional, era un banquero el que gestionaba un banco ético, pero “lo que pasaba era que los banqueros éticos no buscaban el beneficio económico, sino que buscaban el beneficio social, y solían estar vinculados con sectores y organizaciones sociales”.


Era difícil de entender que un banco diera sin recibir nada a cambio y que priorizara lo social antes que lo económico. Con estas palabras se lo dije, a lo que él me respondió, con una sonrisa, que no era tan extraño. Comentó que el que participaba en una ONG “lo hacía sin querer recibir nada a cambio, y que esto”, refiriéndose a la banca ética, “era igual”.


Por cierto, el que quisiera saber cómo participar como cliente de una banca ética, se podía informar a través de entidades que trataban estos temas, como Oikocrédit, Fidem, COOP 57… y que también podía conseguir información a través de Internet… Pero, “por desgracia” (sic), esa persona no tendría muchos recursos más para conocer la existencia de una banca ética, porque uno de los problemas más importantes de un banco ético era la dificultad que tenía éste para lograr que su mensaje llegara a “la gente” (sic), porque de lo que menos disponía era de dinero para darse a conocer.


Le pregunté si cuando se refería a “la gente” se estaba refiriendo a un grupo en concreto, y, tras resoplar, me respondió que un banco ético no vetaba a nadie y que cualquiera podía venir a un banco ético para dar dinero o bien para pedirlo. Pero me precisó que no se aceptaba dinero de operaciones ilícitas.


Toda entidad estaba obligada por el Banco de España a poder garantizar que el dinero de sus clientes no provenía de operaciones ilícitas (tráfico de armas, de drogas…). Cuando una persona abría una cuenta en una entidad, ésta debía averiguar de dónde venía este dinero. Para ello el banco daba a la persona unos cuestionarios que debía rellenar. Me contó que así el banco sabía dónde trabajaba esta persona, qué salario ganaba al mes… así que si veía que el dinero que traía no encajaba con su situación, “es que había gato encerrado”.


Como estábamos hablando de posibles clientes, le pregunté cómo era el perfil de una persona que acudía a un banco ético, y me respondió, mientras enumeraba con los dedos, que normalmente encontraríamos dos tipos de clientes: el que iba a pedir préstamos y el que iba a depositar sus ahorros. Los primeros solían ser personas que tenían cerrado el acceso a los bancos convencionales (parados, pobres, marginados sociales…), y los ahorradores eran personas que tenían una serie de ideales que les hacían no sólo buscar un buen rendimiento financiero a la hora de ahorrar, sino también querer ayudar a aquellos que no tenían su misma situación económica.


Mientras él volvía a poner los hombros sobre la mesa, le pregunté qué se pretendía conseguir con los créditos pequeños (los llamados microcréditos), y me respondió que en el mundo había una sociedad establecida, con personas que estaban excluidas total o parcialmente de ella. Había gente que, por ejemplo, estaba en el paro desde hacía diez años, sin un duro, y que no sabía a quién pedir un crédito. Si esta gente iba a un banco convencional, éste no le daría el dinero. Entonces explicó que lo que pretendía el microcrédito era incorporar a esta gente a los circuitos sociales tradicionales y, lo más importante, darles un acceso al trabajo. Era muy habitual que la persona que pedía un microcrédito, terminara generando con él su propio trabajo.


A continuación supe que el banco ético daba a conocer a los clientes la destinación de sus inversiones, porque uno de los principios de los bancos éticos era el de la transparencia. Y si eso no era suficiente, el cliente siempre podía acudir a los observatorios éticos, “por si no se acababa de fiar y necesitaba una confirmación externa”. Narcís Sánchez añadió que cuando un cliente dejaba dinero para ciertos proyectos, su dinero sólo podría ir única y exclusivamente a los proyectos que él había escogido. Me dijo que si él, por ejemplo, diera su dinero para un proyecto del Tercer Mundo, sabía que esa sería la única destinación posible.


Antes de seguir me remarcó que esos principios de transparencia no estaban en los bancos convencionales, porque su objetivo final no era conseguir un impacto social positivo, sino ganar dinero. No obstante estaban obligados por ley a tener una determinada transparencia. Continuó diciéndome que si un banco invertía en una sociedad que producía armamento, el banco lo debía declarar. “Lo que pasaba era que mientras un banco ético hacía todo lo posible para comunicar sus inversiones a sus clientes, el banco tradicional sólo declaraba lo que por ley debía declarar. El resto se lo callaba” (sic).


Después me dio su opinión sobre si la banca ética lograría o no lograría sustituir a la banca convencional. Según él, ese era el objetivo que la banca ética quería conseguir a largo plazo, “y ojalá lograra cumplirlo”. Pero me dijo que creía que se debería conformar con ser un complemento de la banca convencional, ofreciendo servicios a los que no tenían acceso a un banco tradicional.


Finalmente le pregunté si trabajaría en un banco ético si tuviera la oportunidad, y, con una sonrisa confidencial, me respondió que lo haría “sin pensarlo dos veces” (sic), siempre y cuando el sueldo le permitiera llevar una vida digna, aunque ya se había hecho a la idea de que sería muy inferior al que se ganaba en un banco tradicional.


Página oficial de FETS
Página oficial de la Universitat de la Pau

¿Quién es Narcís Sánchez?

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Narcís Sánchez nació en Barcelona en el año 1955, y es el benjamín de tres hermanos. Su padre trabajó en el mundo del comercio (primero en el sector textil y después en el del mobiliario del hogar) y su madre era ama de casa, aunque “le hubiera gustado ser modista”. Cuando Narcís Sánchez tenía trece años, se mudaron a Castelldefels, donde más tarde conocería a su mujer. Obtuvo el título de Dirección Económico-Financiera en ESADE. Al casarse, hace 27 años, Narcís Sánchez y su esposa se fueron a vivir a San Cugat del Vallés, donde nacerían sus dos hijas (de 22 y de 18 años). Trabaja de financiero en un banco cuyo nombre no ha querido revelar. Es miembro de la Universitat de la Pau desde el 2003, después de participar en el seminario veraniego de ese mismo año. Además, ha formado parte de la plataforma Aturem la guerra, es miembro de la Xarxa Alternativa de Sant Cugat del Vallés y es representante de la Universitat de la Pau en FETS (Financiamiento Ético y Solidario). Le gusta navegar, viajar con su familia y con sus amigos, leer novelas históricas y libros de divulgación y de temática social… pero asegura que su afición favorita es “pasar un buen rato con los amigos”. Siempre tiene “ganas de participar en la divulgación de la lucha por la paz”.

Sant Jordi, día de la rosa y del libro.

El andén de la línea roja de Plaza Catalunya estaba totalmente obstruido por el gentío que iba y venía. La advertencia por megafonía “Por favor, antes de entrar, dejen salir” apenas se oía entre tanto murmullo. Pasaban pocos minutos de la una del mediodía del día 23 de abril. Era Sant Jordi, día de la rosa, del libro, y de los donuts con forma de rosa, en el Dunkin Donuts de la parada. Apenas dos o tres mujeres llevaban una rosa en la mano. Nadie llevaba un libro bajo el brazo. Muchos estaban haciendo cola en el Dunkin y otros tantos comían su donut-rosa mientras caminaban hacia su destino.


En la plaza interior que da a las salidas de la plaza había muchos extranjeros vendiendo rosas. Su táctica era la siguiente: salía una persona de uno de los pasillos, ellos le ponían el ramo de rosas en las narices y la persona, en lugar de detenerse, aceleraba la marcha. De repente apareció un guardia urbano que pilló in fraganti a un vendedor de gafas de sol, mientras los demás seguían intentando vender sus rosas.


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Como decía el sms de Isabel, la amiga con la que había quedado, la zona del Triangle era “un autentico CAOS” (sic). Había tantas personas, tanto ruido, tanto ir y venir… que si alguien hubiera tropezado se habría producido el efecto dominó: cae uno, caen todos. Había 6 paradas de rosas, e intentar averiguar qué tenía una de diferente con respecto a las otras era como jugar a las 7 diferencias. Cada parada estaba formada por dos mesas en forma de “L”, y encima de éstas había rosas metidas en cubos de todos los colores. La única parada diferente era la del quiosco que estaba al lado de la entrada del metro porque, en lugar de cubos, tenía vasos de plástico del McDonald´s. Y también porque vendía libros.


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Tras el encuentro y la comida, era la hora de pasear. Por Plaza Catalunya se habían formado pasillos artificiales de paradas de rosas, estrechando aún más el espacio donde, en teoría, debía pasar el aire. Las paradas tenían las rosas clásicas y las de caramelo a 3 euros y las de colores (azul, amarillo, blanco) a 4 euros. El pasillo llevaba hasta la entrada del Fnac, donde aguardaba otro vendedor, pero éste vendía una rosa por 15 euros. Dentro del Triangle había otras ofertas como la “Rose Congou” del Tea Shop o una rosa de regalo en el puesto de información a cambio de un ticket de compra. Había más niños (y japonesas sonrientes) con globos amarillos de ERC que personas con rosas.


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Siguiendo la estela de globos amarillos, se llegaba a las Rambles, donde empezaban las paradas de libros. “¡Qué bueno que está el pavo!”, exclamaban los grupos de jóvenes, que iban cogidas del brazo, al ver la cara (posterior) de los chicos. A pocos pasos del principio estaba la parada de Esquerra Republicana de Catalunya, con Josep-Lluís Carod Rovira incluido. El lema de la parada era “Nosotros pagamos, nosotros decidimos”, y ofrecía libros como La nova Catalunya, del mismo Carod Rovira. Los niños, al ver la parada, preguntaban a sus padres “¿Está el Carod? ¡Quiero verle!”, y arrastraban a los cuerpos paternos hasta allí, donde los de ERC les regalaban un globo. Enfrente de esta parada estaba la del PSC, que no tenía lema pero sí globos rojos. Algo apartada estaba la de ICV, que no tenía ni lema ni globos, pero sí libros.


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En ese momento una anciana detuvo a mi amiga, cogiéndola del brazo. “¿Irás a la manifestación, verdad?”, le preguntó. “¿De qué me está hablando?”. La anciana se estaba refiriendo a una manifestación independentista que empezaría en Plaza Universitat sobre las seis de la tarde. Había pancartas colgadas en algunas paradas, pero obviaban la razón de la manifestación y su conexión con la fiesta de Sant Jordi. “¡Me refiero a la manifestación de las siete, claro! ¿Irás? Es que mi nieto me lo ha comentado esta mañana, pero no sé dónde empezará.” Mi amiga le respondió con un silencio, arqueando una ceja. “¿Irás, verdad?”, repitió la anciana, sin soltarle el brazo, “Todos los que se consideran catalanes van a ir, y tú eres catalana, ¿verdad?”. “Sí, sí,”, respondió rápidamente mi amiga. “Y quieres la independencia, como todos los catalanes, ¿verdad?”, la miraba fijamente a los ojos. “Eh… no”. “Ya veo…”, la anciana parecía que iba a soltarla, pero se lo volvió a pensar y le apretó un poco más el brazo, “pero al menos llevas barretina, ¿no?”. “Claro, claro”, respondió mi amiga sonriendo sin sonrisa, “lo que pasa es que hoy me la he dejado en casa”. La anciana asintió, le soltó el brazo y continuó con su camino, echándole una ultima mirada antes de desaparecer entre el gentío. No llevaba barretina.


Atardecía, y el número de personas en Plaza Catalunya había disminuido de forma que se podía caminar sin sentir codazos ajenos. Pero a esa hora el Fnac era la personificación de la lata de sardinas. El posible comprador se detenía ante cada cartelito que anunciaba una oferta para mirar el susodicho libro rebajado, provocando atascos detrás de él. En la sección principal había libros como La misteriosa llama de la Reina Loana, de Umberto Eco, o Soy Charlotte Simmons, de Tom Wolfe. El que más vendía era la novelización de Star Wars. Episodio 3: La venganza de los Sith. Me limité a seguir a mi amiga, ya que el sudor me impedía abrir mucho los ojos. Ella, tras hojear bastantes libros, se hizo con La maldición que cayó sobre Gotham y El largo Halloween (dos cómics de Batman).


Tras despedir a Isabel, había llegado la hora de volver a Sant Boi. El sol pronto iba a desaparecer. El sábado terminaba, y con él terminaba Sant Jordi, el día de la rosa y del libro.

Blogs diversos

Permítanme presentarles un nuevo tipo de diario de bitácora. Me estoy refiriendo a los “Developer´s Journal” o “Diario del desarrollador”. Hace unos años eran muy raros de ver, pero últimamente se han multiplicado. Son los diarios de bitácora de los desarrolladores de videojuegos. Allí es donde cuentan a sus lectores (es decir, sus posibles compradores y, muy importante, sus posibles distribuidores) cómo van creando progresivamente el videojuego: story-boards, ideas que les han venido a la cabeza, anécdotas que les han ocurrido a los miembros del equipo, dificultades… Los “Developer´s Journal” tienen dos objetivos importantes: atraer a los posibles compradores, haciendo que empiecen a interesarse por el juego incluso antes de que éste esté terminado; y conseguir que una distribuidora se interese por el proyecto y decida hacer negocios con la compañía desarrolladora. Os voy a poner un ejemplo de cada caso:



King Quest IX

Este es el “Developer´s Journal” del equipo que está creando el juego amateur King Quest IX. Un juego amateur es un juego creado por no-profesionales sin ningún afán económico; sólo hacen el juego por puro placer y luego lo cuelgan en la red para que los usuarios se lo descarguen de forma gratuita. Pero para que los usuarios sepan que su juego existe, deben realizar toda una serie de “artimañas” para promocionarlo. Y una de estas artimañas es el “Diario del desarrollador”. En este caso 7 miembros del equipo comentan regularmente cómo va el desarrollo del King Quest IX. Por favor, no se líen con el nombre del juego, es sólo un ejemplo y por lo tanto su título es meramente anecdótico. Si están más interesados, consulten la página web.



Tony Tough 2

A continuación tenemos el diario del director del equipo que está tras el videojuego Tony Tough 2. Este sí que es un videojuego profesional, pero aún no tiene distribuidora. ¿Qué es lo que hacen para llamar la atención? Deciden publicar su diario en una página web especializada en aventuras gráficas (Just Adventure). De esa forma, con tanto “bombo y platillo”, la búsqueda de una distribuidora les será más fácil. De nuevo no se queden en la anécdota, sólo centréense en lo general del ejemplo.



Antes de terminar, veamos otro tipo de diario: el de los blogger.



Andreu Buenafuente

El blogger es una persona que escribe en su diario sobre todo lo que le rodea. En este caso estamos hablando del director de El Terrat de Produccions: Andreu Buenafuente. Por cierto, hace un par de años en la página oficial de la compañía había un macro-blog con los diarios de los diferentes componentes de la compañía (desde el actor José Corbacho hasta el productor Xen Subirats). Incluso había personajes ficticios creados exclusivamente para el proyecto, como un gallo de goma que vivía en la sede de la compañía. Como podemos ver, El Terrat de Produccions ha tenido y tiene diferentes opciones en el campo de los diarios de bitácora. Y es que, a parte del diario del Buenafuente y del difunto macro-blog, también ha creado el proyecto “Captura”, donde diversos personajes famosos cuelgan sus fotografías digitales en la fotoblog del proyecto (Captura).



“Developer´s Journal”, bloggers, macro-blogs, fotoblogs… son diferentes diarios de bitácora, cada uno con un estilo y objetivo propios. ¿La punta del iceberg? Todo se andará.

“Un banco ético es como una ONG porque da sin querer recibir nada a cambio” [Entrevista a Narcís Sánchez, representante de la Universitat de la Pau en FETS (Financiamiento Ético y Solidario).]

Narcís Sánchez trabaja para un banco tradicional, pero además es el representante de la Universitat de la Pau (de Sant Cugat del Vallés) en FETS, una organización que promociona la banca ética en Cataluña. En esta entrevista, ha combinado sus conocimientos sobre los bancos éticos y sus experiencias en el terreno de los bancos tradicionales para explicar qué es el banco ético y qué lo diferencia del otro tipo de banco.

¿Qué es FETS?
FETS, o Financiamiento Ético y Solidario, es una asociación de segundo nivel que reúne a unas 50 entidades catalanas con tres objetivos comunes: primero, la divulgación de lo qué es la banca ética; segundo, la promoción de los actuales instrumentos financieros de la banca catalana; y el más ambicioso, la promoción para crear un banco ético en Cataluña.
¿Qué es una asociación de segundo nivel?
Es aquella cuyos socios no son individuos sino entidades.
¿Por qué FETS aún no ha formado un banco ético?
Bueno, es que crear un banco es una tarea ardua y dura. Se necesita una autorización del Ministerio de Economía e Hacienda, una inscripción en el registro de entidades del Banco de España… y todo eso significa tener que pasar por una serie de trámites, hacer grandes inversiones…
¿Entonces qué ha hecho FETS hasta ahora?
Hasta ahora lo que ha hecho ha sido moverse por el Tercer Sector, divulgando la teoría de la banca ética. Así ha conseguido crear una corriente de opinión favorable a la hipotética existencia de un banco ético en Cataluña. Dicho de otra manera: FETS ha creado un marco adecuado para crear un banco ético. Ahora, alguien que se levante un buen día diciendo “pues mira, voy a crear un banco ético” se encontrará con entidades que le apoyarán.
¿A qué se refiere con el Tercer Sector?
A ONG´s, movimientos sociales, empresas de inserción de discapacitados físicos...
¿Qué es la Universitat de la Pau?
Es una asociación interesada por la divulgación de temas sobre la paz.
¿Cómo nació el interés de la Universitat de la Pau por FETS?
Temas como la igualdad de posibilidades, el comercio justo, las finanzas éticas… contribuyen a construir un ambiente y una sociedad en paz. La Universitat de la Pau se interesa por la banca ética porque está relacionada con todos estos temas. Recuerde: la paz no sólo es la ausencia de guerra, sino que es también la generación de unos condicionantes sociales que posibiliten la paz.
¿Qué papel tiene la Universitat de la Pau en FETS?
La Universitat de la Pau se asoció a FETS el año pasado, y desde entonces participamos activamente tanto en las juntas como en las reuniones de trabajo.
¿Qué es exactamente un banco ético?
Es un banco que tiene dos objetivos. El primero, tener beneficios, lo comparte con los bancos convencionales. Pero le interesa tenerlos para asegurar su continuidad, y eso es un matiz que lo diferencia de los intereses económicos de los bancos convencionales. El segundo objetivo es financiar actividades económicas que tengan un impacto social positivo.
¿Qué es un impacto social positivo?
Es un término muy amplio que abarca proyectos humanitarios, ecológicos, ayudas a los pobres… Por ejemplo: ofrecer créditos a los que están excluidos socialmente es un impacto social positivo. Eso sí, el proyecto, sea cual sea, debe ser viable económicamente porque si no podría amenazar al futuro del banco ético.
¿Quién gestiona un banco ético?
El que gestiona un banco convencional es un banquero, por lo tanto el que gestiona un banco ético también lo es. Lo que pasa es que los banqueros éticos no buscan el beneficio económico, sino que buscan el beneficio social, y suelen estar vinculados con sectores y organizaciones sociales.
Es difícil de entender que un banco dé sin recibir nada a cambio, que priorice lo social antes que lo económico...
No es tan extraño. El que participa en una ONG lo hace sin querer recibir nada a cambio. Pues esto es igual.
¿Cómo puede alguien informarse para participar como cliente de una banca ética?
Pues se puede informar a través de entidades que tratan estos temas, como Oikocrédit, Fidem, COOP 57… también puede conseguir información a través de Internet… Por desgracia esa persona no tendrá muchos recursos más para conocer la existencia de una banca ética. Y es que uno de los problemas más importantes de un banco ético es la dificultad que tiene para lograr que su mensaje llegue a la gente, porque de lo que menos dispone es de dinero para darse a conocer.
¿Cuándo se refiere a “la gente”, se está refiriendo a un grupo en concreto?
A ver, un banco ético no veta a nadie. Cualquiera puede venir a un banco ético para dar dinero o bien para pedirlo. Eso sí: no se acepta dinero de operaciones ilícitas.
¿Cómo se descubre lo ilícito?
Toda entidad está obligada por el Banco de España a poder garantizar que el dinero de sus clientes no proviene de operaciones ilícitas. Ya sabe: tráfico de armas, de drogas... Cuando una persona abre una cuenta en una entidad, ésta debe averiguar de dónde viene este dinero. Para ello el banco da a la persona unos cuestionarios que debe rellenar. Así el banco sabe dónde trabaja esta persona, qué salario gana al mes... así que si ve que el dinero que trae no encaja con su situación, es que hay gato encerrado.
¿Cómo es el perfil de la persona que acude a un banco ético?
Normalmente encontraríamos dos tipos de clientes: el que va a pedir préstamos y el que va a depositar sus ahorros. Los primeros suelen ser personas que tienen cerrado el acceso a los bancos convencionales (parados, pobres, marginados sociales…), y los ahorradores son personas que tienen una serie de ideales que les hacen no sólo buscar un buen rendimiento financiero a la hora de ahorrar, sino también querer ayudar a aquellos que no tienen su misma situación económica.
¿Qué se pretende conseguir con los créditos pequeños, los llamados microcréditos?
En el mundo hay una sociedad establecida, con personas que están excluidas total o parcialmente de ella. Hay gente que, por ejemplo está en el paro desde hace diez años, sin un duro, y que no sabe a quién pedir un crédito. Si va a un banco convencional, éste no le dará el dinero. Pues bien, lo que pretende el microcrédito es incorporar a esta gente a los circuitos sociales tradicionales y, lo más importante, darles un acceso al trabajo. Es muy habitual que la persona que pide un microcrédito termine generando con él su propio trabajo.
¿Se les da a conocer a los clientes la destinación de sus inversiones?
Sí, porque uno de los principios de los bancos éticos es el de la transparencia. Y si eso no es suficiente, el cliente siempre puede acudir a los observatorios éticos. Por si no se acaba de fiar y necesita una confirmación externa, ¿sabe? Además, cuando un cliente deja dinero para ciertos proyectos, su dinero sólo podrá ir única y exclusivamente a los proyectos que él ha escogido. Por ejemplo, si yo diera mi dinero para un proyecto del Tercer Mundo, sé que esa será la única destinación posible.
¿Por qué esos principios de transparencia no están en los bancos convencionales?
Porque su objetivo final no es conseguir un impacto social positivo, sino ganar dinero. No obstante, están obligados por ley a tener una determinada transparencia. Si un banco invierte en una sociedad que produce armamento, el banco lo debe declarar. Lo que pasa es que mientras un banco ético hace todo lo posible para comunicar sus inversiones a sus clientes, el banco tradicional sólo declara lo que por ley debe declarar. El resto se lo calla.
¿Cree que la banca ética logrará sustituir a la banca convencional?
Ese es el objetivo que la banca ética quiere conseguir a largo plazo, y ojalá lograra cumplirlo. Pero creo que se deberá conformar con ser un complemento de la banca convencional, ofreciendo servicios a los que no tienen acceso a un banco tradicional.
¿Si tuviera la oportunidad trabajaría en un banco ético?
Lo haría sin pensarlo dos veces, siempre y cuando el sueldo me permitiera llevar una vida digna, aunque ya me he hecho a la idea de que sería muy inferior al que se gana en un banco tradicional.