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ungancho

el canto del loco

el canto del loco

El panorama es precario, porque los artistas, o bien se han enrocado sobre ellos mismos, o bien plagian sin pudor a todo hijo de vecino (vecino extranjero, principalmente). Da igual la etiqueta, el estilo o las influencias: el caso es vivir (bien) de la guitarra, la pandereta o el acorde fácil. Opción respetable, por lo demás. Pero en estos buenos tiempos para la lírica, cabría pedir algo más. La sensibilidad musical, el exceso de personalidad y las ganas de ser famoso no deberían bastar. Talento, originalidad, valentía, suerte… No sé, pero hace falta algo que pocos tienen.

 

desvergonzados

desvergonzados

Yo creo que a estos tipos poderosos y millonarios se les va la pinza más de la cuenta. Y es que no sólo no se arrepienten de sus pecados -capitales- y buscan refugio en el oscuro e inescrutable anonimato mediático, sino que, con mucha chulería y con absoluta falta de pudor, se dedican a mostrar públicamente su insolidaridad, su dinero y su enfermizo materialismo. Un día de estos leeremos en los periódicos que una  muchedumbre desencantada, cansada y harta, ha linchado con alevosía y ensañamiento a alguno de estos tipos. Y, por desgracia, no nos sorprenderá en absoluto.

talento

talento

Axel Torres es un chico con conocimiento de causa y voz ajustada. Dentro del ejército de espontáneos, bienintencionados aficionados y mendigos de la nómina mensual que constituyen el núcleo duro del periodismo deportivo español, este jóven convence con su fondo de armario, su desparpajo y su amor por el trabajo bien hecho. A las tres de la tarde de los sábados, un soplo de aire fresco, riguroso y desenfadado, sirve de pócima salvadora para los colgados del transistor. Gracias, pues.

retirado de la política

retirado de la política

Ahora es presidente de la Fundación Iberdrola, que es un cargo muy sufrido al que cualquiera podría acceder mandando un curriculum por correo electrónico. Conviene saber inglés, tener buena presencia y poseer nociones de informática a nivel usuario. Manuel Marín abandonó la política en 2007, después de treinta años de servicio y entrega a los demás; era la hora de recoger lo sembrado y hacer cosas nuevas y distintas, que nada tuvieran que ver con las influencias, los contactos, las intermediaciones y los amiguismos. Seguro que da buenas propinas.

el gran charlatán

el gran charlatán

Este tipo -medio leído y poco o nada escribido- no quiere perder el tren de la buena vida y el hallazgo de un gran sueldo. Con frases desestructuradas pero de apariencia profunda, reparte responsabilidades entre compañeros y subalternos, a ver si, con el juego de la palabrería pedante y cansina, el personal olvida su pésima preparación y sus nulas aptitudes. Es el actual entrenador del Atlético de Madrid, pero podría ser un anónimo vendedor de crecepelo en el antiguo oeste.

adiós

Imagino que todo tiene su ciclo vital. Las cosas nacen y las cosas mueren, sin que a uno u otro acontecimiento le debamos dar más importancia de la que realmente tienen. Desde que me casé hace casi dos años he dejado de escribir asiduamente en este blog, y no lo he vuelto a hacer desde que nació mi hijo.

Para el psicólogo dejo explicaciones y razones que, por lo demás (y paradójicamente) son lo de menos.

Amaya ya no está, la música no tiene casi sitio y la vida no me permite más divagación.

En mi blog "profesional" sigo escribiendo, pero ya no me desnudo yo, sino que desnudo a los demás. Les espero allí. Gracias a todos por todo.

con elegancia

Incluso cuando se sienten como romanos

-de aquellos de la época de la decadencia-

se rascan la memoria con las dos manos

sin poder hablar más que con su silencio.

Y ya no quieren hacerse amar

porque se dan muy poca importancia.

Están desesperados,

pero con elegancia....

 

Sienten la pendiente más resbaladiza

que antaño, cuando su cuerpo aún era ligero.

Y leen en los ojos de las hechiceras

que cincuenta años es una provincia.

Y queman su juventud moribunda

aparentando que les hace gracia.

Están desesperados,

pero con elegancia...

 

Y van atravesando los bares,

donde ya son los más viejos,

salpicando con las propinas

a callados camareros.

Y les susurran barbaridades

a hembras que casi están rancias.

Están desesperados,

pero con elegancia...

 

Conocen el peso de su cobardía

y pueden no perdonarse jamás;

y saben prescindir un día y otro día

de eso que se entiende por felicidad.

Y aunque ya casi no hay en qué soñar,

se sienten orgullosos porque aún bailan sus almas.

Están desesperados,

pero con elegancia...

 

Poema inédito de Jacques Brel, con música, versión del francés y adaptación de Gabriel Sopeña. Canta Loquillo.

the shins

Le devuelvo a Celia su DVD, que tiene música de La Casa Azul. Ese no es el tema, como diría Luis, pero a mí se me han ocurrido doce mil cosas a partir de él. Una es que todos los profesores gays que conozco parecen cortados por el mismo patrón. Otra es que montar un videoclip es algo más difícil de lo que inicialmente parece. También he pensado que José Luís Moro –de Un pingüino en mi ascensor- y Guille Milkyway –de LCA- tienen muchas cosas en común: Soberbia genialidad, arrogancia vestida de sensibilidad extrema y egocentrismo exacerbado. Luego me he caído en la música independiente, en la conferencia que tengo el viernes y en lo perdido que estoy.

 

Esta mañana, buscando bibliografía, he dado con la BSO de Golden State, que creía perdida.

 

Y el círculo se ha cerrado.

paso

Voy con retraso y escribo con retraso. Ayer se me antojaba provocarles al amor, o al desamor, y hoy, sin embargo, me siento partidario de la más sugestiva y anastésica monotonía emocional. No sé, intuyo que tengo muchas cosas que decir, pero no se me ocurre absolutamente nada. La mediocridad, ustedes ya saben, tiene eso: un pasado condicional de lo más sobresaliente.

 

the sicilian scene

 Como si hubiera algo mágico detrás de esa casual coincidencia, mi hermano Lolo me recuerda una escena de amor a quemarropa justo al día siguiente de haberla comentado yo en clase. Creo que hablaba con mis alumnos del destino, o de la libertad, o del miedo insuperable. Quizá de la serenidad ante lo inevitable. No lo sé. Últimamente se me olvida casi todo, incluso lo más anecdótico. Hace poco, el diez de abril, se cumplieron unos cuantos años de la separación de los Beatles. Me lo apunté en el Outlook para que no se me pasara, pero subiendo por las escaleras de la Universidad pensé en lo bien que olía la chica que llevaba delante y todo lo demás desapareció. En la mano ya no me caben más anotaciones, y desde hace una semana no sé dónde está mi libreta de apuntes. Debo comprar maquinillas de afeitar, zumo y calcetines de deportes, y tengo dos camisas recién hechas esperándome en la tienda casi desde el mes pasado. Hace poco pensé en escribir algo sobre la esencia de la libertad, o sobre su fundamento o sus presupuestos… Puede que Alfonso Serrano hablara de ello en su conferencia del viernes y me diera pié para pensar sobre ello. Pero no lo sé. Realmente, no lo sé.

primavera

primavera

Mientras Ana descubre que su madre no tiene mucho interés por su embarazo, a Rafa se le estropea el coche y tiene que levantarse a las cinco de la mañana para coger el autobús, y Susana se da cuenta, al abrir el maldito sobre del buzón, que no tiene un sólo duro para aforntar los veintisiete días que restan del mes, mientras todo eso ocurre, repito, Javier acaba de llegar a la Universidad. Ha trabajado de teleoperador en una empresa de telefonía y de comercial en Cajamadrid. Ese es su currículum, pero desde hoy perseguirá a los alumnos morosos con grave riesgo de impago. A las ocho y media, se toma un cortado en la cafetería y escucha entusiasmado las directrices de su supervisor. Se ha peinado con gomina y se ha puesto colonia. La camisa le está grande y los zapatos, recién estrenados, todavía rebosan abrillantador.

Subo a clase.



correo de mi hermano

correo de mi hermano

El vendaval de estulticia de periodistas y políticos nos sigue azotando sin piedad. Josu Erkoreka, del Peneuve, ha declarado que Bono, como los cabestros y a diferencia de los animales mansos, debe estar bien acotado. Dejando al margen la distorsión semántica que supone utilizar como complemento directo del verbo acotar a un semoviente, ¿qué creerá este hombre que es un cabestro? ¿Algo así como un toro, pero carnívoro, más grande y con más mala leche? El hecho de vivir en una región ganadera de abundantes pastos, ¿no le ha facilitado enterarse de que un cabestro es precisamente un toro castrado y por ello manso? Se usa mucho en Italia la palabra cabestro como insulto que cuestiona la masculinidad del que lo recibe. En España se utiliza más contra quienes se quiere tachar de cortedad mental o torpeza. Pero el cabestro de Erkoreka tiene pinta de ser más bien un cruce entre el minotauro y el abominable hombre de las nieves.

todas las mañanas del mundo son caminos sin retorno

Aunque la vimos en versión original en francés -que era su segunda lengua-, a Jacinta no le gustó nada la película. Y fue una pena, porque creo que, debido a ese mal comienzo, el mundo se conjuró para que no acabáramos acostándonos. O eso quise yo pensar después, algo arrepentido y avergonzado de no haber continuado la noche bebiendo vino y bañándonos, desnudos y enamorados, en la inmensa bañera blanca de su extraordinario apartamento. Luego vinieron muchas cosas -realmente debería decir que se fueron-, y todo quedó en nada… Bueno, no todo, porque, extrañamente, la voz en off de Depardieu y la “marche pour la ceremonie des turcs” no se me olvidaron.

  

Plácido Domingo estrena “Tamerlano”, de Haendel, en la vida real y en el Teatro Real, y me imagino escuchándolo, vestido de smoking, escondido entre las sombras de un palco oscuro de la platea. Yo, un vago redomado, un inculto ruin y mentiroso, un ignorante global desconocedor de todas las Artes, envidio ese momento puro e inmerecido mientras me arrastro torpemente, haciendo jogging por la urbanización de la Universidad. 

Lully, Marais, Sainte-Colombe, Cambert… Haendel me lleva a ellos, y ellos me dan una razón más para quemar gratuitamente otro día.

Qué asco.



 

elecciones 2008 en el parbulario

elecciones 2008 en el parbulario

Me gustan: Zapatero, Rajoy, Rubalcaba, Arias Cañete, Joaquín Nieto, Esperanza Aguirre cuando habla inglés y  Puigcercós. No me gustan: Soraya Saénz de Santamaría, Jesús Caldera, Gaspi, Manuel Cobo, María Teresa Fernández de la Vega,  Solbes y, sobre todo, Ana Botella. Me pone Ana Mato. Me cae bien Zerolo. 

No soporto a Ramoncín ni a Enric Sopena.

correo de mi hermano

correo de mi hermano

Los que vivimos en las modernas ciudades hemos desarrollado, creo, un temor excesivo al campo, a lo no urbano. Muestra de ello son las connotaciones que asociamos a la palabra "salvaje", que ya no es solo lo que no está domesticado o controlado por el hombre, sino que, para nosotros, es también algo agresivo y peligroso. Siempre temo que, si elijo la lubina salvaje de la carta de un restaurante, salgan del plato las fauces de un tiburón dispuesto a devorarme. Luego pienso en otros animales salvajes como los caballos, a los que uno imagina huyendo grácilmente por una pradera australiana nada más percibir la presencia humana, y me tranquilizo. Aun así, me resulta chocante atribuir este calificativo a alimentos vegetales, como los "espárragos salvajes" que me recomendó un camarero hace poco. Un espárrago de campo puede ser, digo yo, triguero o, a lo sumo, silvestre. Para ser salvaje tendría que protagonizar unos dibujos animados, ser capaz de andar y estar dotado de ojos y boca.

Pero al leguaje que se habla a nuestro alrededor le pasan estas cosas. Por ejemplo, ¿por qué a los aficionados a la ornitología y poseedores de una bicicleta de montaña y unos prismáticos, por qué -pregunto- les gusta "observar aves" y no se conforman con "ver pájaros"? ¿Por qué no se habilita un registro, junto al de maltratadores y al de empresas que incumplen la ley de riesgos laborales, con individuos que utilizan las expresiones "fantasear" y "tener sexo"? ¿Deberían incluirse en ese registro los que emplean el número "chorrocientos"? ¿Y qué me dicen de la moda de "odiar" cosas, como levantarse temprano, en lugar de detestarlas, y dejar el odio para los seres animados o, si acaso, el arroz salvaje (que también existe)?


Para terminar, confieso públicamente que he decidido rendirme y no emprender acciones legales contra los que explican la obviedad de una deducción diciendo "blanco y en botella". Pero, a cambio, declaro públicamente que no sé -ni creo que nadie sepa- a qué se refieren con la expresión equivalente "verde y con asas". A ver, ¿qué es verde y con asas? ¿Un espárrago salvaje?

waves of joy

Qué paradójico. Triste, deprimido, hundido, harto de mi autodestructiva situación profesional, contemplando resignado el devenir caótico y ciego de nuestros alumnos, de nuestros líderes y de mí mismo, escucho accidentalmente la voz suave y dulce de Fiona Apple.


Todo ocurre en el mismo instante, todo ocurre a la vez. Ana estará preparando la comida y mi madre se habrá echado un rato para descansar. Esas deben ser las dos olas de felicidad del día.

por qué siento tu pulso en mis venas


A Coslada siempre llego de noche. Escucho aterrizar mil aviones y comparto una cerveza con gente que termina su trabajo y, prácticamente agotada, se deja caer sobre la barra del bar. Un día me encaré con un tipo borracho, y otro creí asistir a un intercambio de droga, pero la mayoría de las veces no pasa nada, y me siento en un taburete a ver la tele -casi sin voz- mientras termino mi consumición y ojeo el Marca.

Muchos días paso por dos bares y, por culpa de eso, llego tarde a clase y me cuesta empezar. Ando muy despacio, como si todo fuera denso y espeso, y tengo la agradable sensación de que el mundo ralentiza su ritmo.

Ayer llegué tarde incluso a la cerveza. Ariel Rot y Jaime Urrutuia hablaban de música con Gemma Nierga en la cadena SER. Casi al final, Urrutia dijo que había una frase de cierta canción que le parecía excepcional. La dijo y me pareció, efectivamente, maravillosa. Pensé en la frase, en ellos, en Ariel Rot y en Jaime Urrutia, y volví a preguntarme por el origen del talento.

Gracias a Dios, cuando entré en el aula, los alumnos aún no se habían marchado.

burgueses

it's a chance you have to take

it's a chance you have to take

Durante mucho tiempo pensé que la clave estaba en el cambio. Si podía cambiar la forma de ver o de hacer las cosas, las cosas también cambiarían. Bastaba con variar de actitud, o de posición en el asiento, o de color de pelo, o de ciudad, para que pudiera por fin volar, o vivir mil años más, o conocer a Dios, o recuperar el amor perdido. El paradigma era, por lo demás, cambiar la forma de enfrentarse a los imponderables: si los ignoraba, los problemas desaparecerían. Si no podía gustar, podía congratularme con mi solitaria existencia; y si no conseguía aguantar, podía decidir no intentarlo. Incluso mis valores cambiaban a mi antojo: mi pobreza me enseñaba a despreciar el dinero, mi fracaso me motivaba a desvalorar el triunfo, y mi abandono de la estética confirmaba la derrota definitiva de la belleza como objetivo ético o moral.

Pues bien, miro a mis alumnos y me veo reflejado en muchos de ellos. Pelos, creencias, vaqueros, miradas, ideologías, bolsos, botas, tatuajes. El sabor amargo y contundente de la frustración, me digo, llegará pronto.