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NOSTALGIAS DE BAGDAD

NOSTALGIAS DE BAGDADNOSTALGIAS DE BAGDAD

Por IDANIA PUPO FREYRE Foto: ARCHIVO PERSONAL DE LA ENTREVISTADA

PIE DE FOTO—Hortensia y su esposo en una actividad en la embajada de Cuba en Iraq

HORTENSIA González Rodríguez vive en el Casino Deportivo de la barriada del Cerro, en Ciudad de La Habana, con la tranquilidad de su retiro laboral, el cuidado de sus plantas ornamentales y la crianza de dos nietos, como cualquier mujer que arriba a la tercera edad, pero en su interior hay sentimientos, remembranzas, vivencias, muy especiales.
Desde hace más de un año sufre una intensa pena que a diario la inquieta: la agresión, los crímenes, la destrucción y el horror que vive Iraq y su pueblo.
La conmoción mundial por los citados hechos alcanza a Hortensia de manera exclusiva, pues esta cubana vivió en Bagdad, capital iraquí, como esposa del licenciado Héctor Estrada Acosta, embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República de Cuba en Iraq, fallecido en 2002, tras un destacado trabajo diplomático.
En el tiempo en que Hortensia residió en la populosa capital árabe (octubre de 1998 a abril del 2002) se identificó con la rica cultura, arquitectura, historia, religiones, tradiciones y el pueblo de ese país, al cual llegó a amar, de ahí su pena por la destrucción de un patrimonio cultural perteneciente a la humanidad.
Duele mucho ver en las imágenes de los noticieros de la televisión, las fotos de la prensa el horror que se vive allí por estos días por la agresión norteamericana y de sus aliados a ese país, dice Hortensia y su voz trasluce nostalgia.
Si bien es importante la perdida de vidas humanas también lo es la humillación, el vejamen, el atentado a la dignidad humana cometido por los ocupantes en las cárceles, eso jamás lo olvidara ese pueblo.
De los valores culturales que apreció Hortensia en Iraq, comenta su opinión:
Esta civilización aportó mucho a la humanidad: en filosofía, medicina, astronomía, matemática (los números que usamos hoy son árabes), algunas palabras de nuestro léxico también (almohada, alcohol, alhaja, etc). Hay mucho de árabe en el mundo moderno. La antiquísima y rica historia la resistencia que hace hoy el pueblo iraquí a los agresores es la misma que hicieron contra los cruzados, contra el imperio británico en otras épocas. Los historiadores plantean que el origen de la humanidad está allí, en territorio iraquí, entre El Tigris y el Eúfrates, los dos grandes ríos.
Los que tuvimos la gran oportunidad de visitar sus museos, las mezquitas, sus palacios, caminar por las calle de Babilonia, subir la Torre de Samarra, visitar el Diorama de la Batalla de Cadisilla, ir a la tierra santa de Kerbala o la Mezquita de Kado con sus cuatro minaretes de Oro, nos duele pensar lo que habrán hecho estos bárbaros con tantas reliquias.
Como si pensara en voz alta, la diplomática cubana sigue su conversación:
Los iraquíes son cariñosos, atentos, abiertos, la población es muy afable, jaranera, así lo apreciamos en los comercios, restaurantes, mercados y lugares públicos y sienten especial afecto por Cuba; la presencia cubana se hizo notar en más de una ocasión en la construcción, en la salud pública, el comercio, etc.
Sobre la ola de destrucción y violencia imperante en Bagdad en la actualidad, Hortensia reflexiona:
Es triste haber visto un país como aquel, muy grande, hermoso, que se estaba levantado, reparando su bella ciudad capital, extendiendo viales, lumínicos, construcciones de todo tipo; saber que están acabando con la población indefensa, humilde, las vidas no se recuperan, las mutilaciones aumentaran, ya de por si eran bastantes, pues durante todo el tiempo de agresión por parte de los Estados Unidos a Iraq han lanzado mucho uranio empobrecido afectando a la población en particular a los niños.
Hay una anécdota que Hortensia rememora con sentimiento especial:
Recuerdo haber vivido, a partir el 16 de diciembre del 1998, una agresión de la aviación de los Estados Unidos decretado por Bill Clinton, contra varias ciudades iraquíes, con mayor énfasis en Bagdad, en los primeros días del Ramadam, (tradición religiosa del mundo musulmán); lo pasamos en el edificio de la Embajada de Cuba en Iraq, fueron cuatro noches de bombardeos y tensión; según conocimos por la prensa en esta oportunidad se lanzaron mas bombas que durante la Guerra del Golfo.
Durante esta agresión las compañeras de la misión cubana permanecimos en Bagdad, éramos seis cubanas con nuestros respectivos esposos, funcionarios de la Embajada, a todas nos llamó la atención como al otro día los comercios se abrían normalmente, los niños acudían a las escuelas, las mezquitas no cerraron sus puertas en ningún momento, porque el pueblo iraquí sabe crecerse ante el horror de la guerra.

No todas las personas en el mundo conocen la realidad de lo que está sucediendo en Iraq, no lo ven como en Cuba, en su prensa, en los Noticieros de Televisión, con las imágenes llenas de dramatismo como la de la toma de Faluya, donde las tropas invasoras mataron más de 1000 iraquíes. De ahí que el testimonio de la embajadora tenga un valor excepcional.
Además, Hortensia supo de que el valor y entereza es denominador común en los árabes y así lo pudo constatar:
Como un recuerdo imborrable que atesoramos fue la visita realizada por todos los miembros de la embajada cubana a un gran hospital de Bagdad, donde se atendían a los heridos en los momentos mas cruentos de la entifada, en Palestina.
En esa oportunidad las mujeres llevamos rosas para cada herido y entre ellos nos encontramos un pequeño de 8 años lesionado por los agresores, este pequeño solo tenía 12 años y nos dijo que una vez restablecido, volvería a las calles a enfrentarse con piedras a los tanques sionistas. Fue conmovedor, tanto como la conversación con un joven a quien se le había amputado una pierna y nos mostró que iba a pelear con una foto del Comandante Fidel Castro en el bolsillo. Este es el pueblo palestino, el pueblo iraquí, el pueblo árabe, al cual ni los enemigos, ni el tiempo, ni la historia podrán vencer.

YO VI A POSADA CARRILES

El testimonio acusador del profesor Mario Salas, avileño que en 1996 vio en dos oportunidades al mercenario asesino, paseándose impunemente por las calles de El Salvador

Por IDANIA PUPO FREYRE

UNA mezcla de sentimientos, pero sobre todo de indignación, envuelve al profesor Mario Salas Inerárty al saber que el notorio terrorista y asesino Luis Posada Carriles goza de libertad e impunidad en los Estados Unidos, como viene denunciándolo por estos días el Comandante en Jefe Fidel Castro.
De inmediato Salas movilizó sus recuerdos, pues él laboró en carácter de asesor y entrenador de béisbol en El Salvador de 1995 al 1998, como parte de la colaboración que Cuba ha ofrecido a la nación centroameriana y allí él vio al horrendo personaje .
YO VI AL ASESINO DOS VECES
Una tarde —cuenta Salas—, en 1996, viajaba en un auto de la Federación de béisbol de El Salvador rumbo a los estudios de televisión del Canal 10, donde concedería una entrevista. Esta institución queda frente a la Embajada de Estados Unidos en San Salvador y al pasar por allí el chofer me señala a un hombre que descendía de un auto estacionado en el parqueo de la sede diplomática y me dice: “Ese es Luis Posada Carriles.” Yo solté una palabrota, me llené de ira y recordé lo mucho que sufre mi pueblo por sus monstruosos crímenes.
El entrenador deportivo, residente en la ciudad cubana de Ciego de Ávila recuerda la aborrecible estampa de Carriles, vistiendo camisa blanca de mangas largas, corbata y pantalón oscuro, ropa cara que vestía para visitar la madriguera de quienes le pagan para asesinar.
Después de ese día volví a ver a Posada Carriles en una ferretería de la zona comercial de San Salvador. Siempre andaba acompañado de una comitiva formada por dos autos de lujo, y se movía con impunidad por ese país, a pesar de estar acusado por tribunales internacionales por crímenes como el sabotaje al avión de Cubana, en 1976.
En El Salvador, acota Salas, todo el mundo lo conocía, a lo que él se dedica y por su verdadero nombre, no por Franco Rodríguez Mena, como constaba en un pasaporte falso, por eso indigna que el presidente salvadoreño Francisco Flores hubiera negado en el año 2000, en la X Cumbre Iberoamericana, la residencia en su país y las actividades a que se dedicaba el terrorista Posada Carriles.
Como antes se movía con plena libertad por El Salvador, ahora quiere hacerlo por territorio norteamericano.
En experimentado pedagogo deportivo concluye su relato con una enérgica afirmación, la cual resume con anhelo de justicia:
Yo en cualquier Tribunal prestaría declaración, pues fui testigo de cómo el asesino Posada Carriles vivió con total impunidad en El Salvador, como ahora pretende hacerlo en los Estados Unidos y quiero que sea juzgado para que sobre él caiga todo el peso de la Ley.

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