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Ecopsycología

Todo está interconectado, interrelacionado y es interdependiente

Fernando Huanacuni, líder indígena aymara de Bolivia.

La propuesta y la práctica del Buen Vivir surgen de la cosmovisión indígena y se ofrecen a toda la humanidad. Fernando Huanacuni, aymara boliviano, ha realizado un estudio para la CAOI sobre el “Buen Vivir / Vivir Bien: filosofía, políticas, estrategias y experiencias de los pueblos indígenas andinos”. Entregamos aquí la transcripción de su exposición en el Foro Público “El Buen Vivir de los Pueblos Indígenas Andinos” realizado el jueves 28 de enero.

Vamos a compartir aquí en nuestra pacha, tiempo y espacio, todas las reflexiones de este torrente de las aguas y las vertientes de nuestros abuelos, de nuestras abuelas.

La enseñanza de los abuelos y abuelas no es solo racional, tiene el ímpetu y la fuerza de la vivencia, la claridad de la mente y el corazón. Ante las nuevas condiciones de la realidad a las que nos ha llevado la modernidad, el desarrollo, el humanismo, el antropocentrismo, el deterioro de nuestra vida y la vida en su conjunto, hoy emerge vigorosa, fuerte, traslúcida la voz de los pueblos indígenas originarios.

Tenemos que ir hacia algo, hacia alguna parte. En aymara decimos Taki, el camino sagrado. Indudablemente ahí aparece el allin kausay (quechua) sumak qamaña (aymara), vivir bien (castellano). Ese horizonte nos permite reconstituir nuestra fuerza, nuestra vitalidad, saber quiénes somos, cómo vivimos, con qué fuerzas y quiénes nos acompañan.

Armonía y equilibrio

Vivir bien nos hace reflexionar que debemos vivir en armonía y en equilibrio. En armonía con la madre tierra. La Pachamama no es un planeta, no es el medio ambiente, es nuestra madre tierra. Vivir en armonía con el cosmos, porque el cosmos también tiene ciclos, ritmos; vivir en armonía con la historia, saber que estamos en tiempos del pachakuti, la época del reordenamiento de la vida, de la revitalización de las fuerzas naturales ante la conducta antinatura del pensamiento occidental.

Vivir bien es vivir en armonía con los ciclos de la vida, saber que todo está interconectado, interrelacionado y es interdependiente; vivir bien es saber que el deterioro de una especie es el deterioro del conjunto. Pensamientos y sabidurías de nuestros abuelos y abuelas que hoy nos dan la claridad del horizonte de nuestro caminar.

El movimiento indígena originario en el horizonte del vivir bien, no solamente busca reconstituir el poder político, social, jurídico o económico: esencialmente busca reconstituir la vida, reencontrarnos con nosotros mismos.

Somos pachamama

Somos hijos de la madre tierra, somos hijos del cosmos, por lo tanto no existe la dicotomía ser humano-naturaleza, somos naturaleza, somos pachamama, somos pachacamac, somos vida. Por lo tanto, somos responsables también como agricultores de la vida.

En estas nuevas condiciones emergentes, reconstituir nuestra identidad es volver a los principios básicos convencionales, no humanos, sino de la vida, de la naturaleza. Volver a nuestra sabiduría, a nuestros ancestros, al camino sagrado. No es retroceder sino reconstituirnos en los principios y valores que no tienen tiempo, que no tienen espacio.

Vivir en equilibrio con quiénes, con todas las formas de existencia. “Todo vive”, decimos en aymara: las montañas, el río, los insectos, los árboles, las piedras, todo vive; por lo tanto, es parte de un equilibrio perfecto de la vida. Y nosotros para reconstituir el vivir bien tenemos que vivir en equilibrio con todas las formas de existencia y no solamente con todo lo que vemos, incluso con lo que no vemos: nuestros abuelos, abuelas, nuestros ancestros, porque ellos también están con nosotros.

Proceso de naturalización

Salir de esa visión monocultural, uninacional, salir del monocultivo mental. Así como el monocultivo ha deteriorado la madre tierra, la vitalidad y la fertilidad de la madre tierra, tenemos que salir del monocultivo mental que también ha deteriorado nuestra capacidad natural que cada uno tenemos. Estamos emergiendo en estados plurinacionales, saliendo del estado colonial, de la república que solamente nos ha sumido en una individualidad humanista.

Cuando hablamos de vivir bien, estamos hablando de un proceso de naturalización y no solamente de humanización, porque el proceso de humanización que occidente ha planteado sigue viendo al ser humano como el rey de la creación y a los demás seres como objetos. Vivir bien significa entrar en ese proceso de naturalización, volver a nuestra naturaleza, saber que todo vive y saber que todo está interconectado y todo es interdependiente. Salir de la premisa de occidente. Occidente dice: ganar no es todo, es lo único. Y nos sume en una competencia desleal, deshonesta entre humanos. No solamente humanos sino con todo tipo de existencia. Vivir bien significa comprender que si uno gana o uno pierde, todos hemos ganado o perdido.

Vivir bien significa mirar bien el horizonte, reconocer que la vida humana no es el único parámetro, ni la forma de entender a través de lo racional es la única. En aymara decimos: sin perder la cabeza caminemos la senda sagrada del corazón. Es abrirnos a la vida, es comprender que la vida tiene facetas importantes para reconstituir la vida misma.

Reconstituir nuestra identidad

El estado que estamos cuestionando, humanista, individualista, jerárquico, depredador, homogenizador, emerge de una cosmovisión y esa cosmovisión tiene un carácter individual, machista y humanista. Por lo tanto, para reconstituir la cultura de la vida en el horizonte del vivir bien, tenemos que reconstituir nuestra cosmovisión y eso significa nuestra identidad. Significa hacernos las preguntas fundamentales: quiénes somos realmente, qué corazón tenemos, quiénes han sido nuestros abuelos y con qué fuerza han caminado.

Este es un tiempo de reordenamiento de la vida, pachakuti decimos en aymara y quechua. Reordenamiento no solamente para alcanzar el poder político sino esencialmente para reconstituir la vida. Ese es el mensaje de los abuelos y abuelas y hoy repercute con más fuerza ante las condiciones adversas de la humanidad en que el modernismo y el capitalismo nos han sumergido.

Hay que diferenciar vivir bien del vivir mejor. Vivir mejor significa ganar a costa del otro, es acumular por acumular, es tener el poder por el poder. Pero vivir bien es devolvernos el equilibrio y la armonía sagrada de la vida. Todo lo que vive se complementa en un ayni que es una conciencia de vida, el ayni es la conciencia de que todo está interrelacionado. El árbol no vive para sí mismo; el insecto, la abeja, la hormiga, las montañas, no viven para sí mismos sino en complementariedad, en reciprocidad permanente: a eso llamamos ayni.

Tiempo del Pachakuti

La gran pregunta es: para qué vivimos nosotros. Porque desde la visión occidental pareciéramos el virus que está deteriorando la vida misma en su conjunto, sin saber que el deterioro de cualquier especie, pequeña o grande, es el deterioro de todos nosotros y de la vida misma. Hoy nuestra generación despierta al llamado de una responsabilidad generacional, saber que nosotros no somos seres individuales, somos los ojos de los abuelos, somos la voz de los abuelos, por lo tanto también somos la acción y la esperanza de los abuelos. También somos la semilla de quienes van a venir después de nosotros, la semilla que va aportar a que la cultura de la vida se fortalezca.

Ante las condiciones antinatura, se fortalecen y se revitalizan las fuerzas naturales: ese es el tiempo en que estamos viviendo. Pachakuti, reordenamiento de la vida, un buen tiempo. Nosotros tenemos un abuelo que se llama Tata Avelino Siñani que ha hecho la escuela ayllu, mostrando la pedagogía y el sistema comunitario de educación. El decía que el mejor tiempo para ver es la oscuridad. En aymara decía: ahora es cuando, no mañana y no pasado: ahora. Por lo tanto toda esta sabiduría del vivir bien, nuestro horizonte, camino, fuerza del vivir bien, nos está mostrando la grandeza de la vida de nuestros abuelos y abuelas hoy reflejada en la esperanza de nuestra generación.

Vivir bien es devolvemos el equilibrio y la armonía, comprender que hay ciclos de la madre tierra, por lo tanto hay que sembrar y cosechar en su época y no en otras épocas, salir del monocultivo que ha destrozado nuestra vida, como la fertilidad de la madre tierra, salir del monocultivo mental que no nos permite ver tanta diversidad de la vida.

“El Museo de La Plata debe pedir perdón a las comunidades indígenas”

El fotógrafo radicado en la capital bonaerense cuenta su experiencia de trabajo adentro de la institución académica. "Hay grupos de tareas en la Universidad que desaparecen archivos", denuncia. También se refiere a su libro sobre los trabajadores del Ingenio La Esperanza de la provincia de Jujuy, realizado con imágenes recuperadas de una supuesta "expedición científica" de 1906 y con otras de su autoría, tomadas un siglo después. La historia de quienes "no quieren volver a aparecer nunca más en una foto donde fueran humillados".

Entrevista: La Flecha (Radio Estación Sur, La Plata)

Xavier Kriscautzky cuenta que lo echaron del Museo de La Plata por este material, y eso ya parece suficiente para tomarlo con atención. Desmemoria de la Esperanza fue editado en el 2007 por el Ministerio de Educación de la Nación y, según explica, pone en cuestión a "nuestros pro-hombres de la ciencia" como Perito Moreno, verdaderos "intocables" en el universo académico. La publicación contó con una tirada de 20.000 ejemplares, y fue distribuido en 18.000 bibliotecas de todo el país. Su difusión se dio en el contexto de numerosos reclamos sobre el Museo por la exhibición de restos humanos de indígenas "recolectados" en el marco de la Campaña del Desierto, una suerte de trofeos de guerra de una cultura, la occidental, que se impuso con violencia sobre las culturas preexistentes.

-¿Cómo se genera la idea de hacer Desmemoria de la Esperanza?

Desmemoria de la Esperanza en realidad es un libro de recopilación fotográfica que se hizo de los archivos del Museo de La Plata, en un proyecto que en el año 2004 al 2006 lo financió la Secretaria de Ciencia y Técnica en función de rescatar el archivo histórico fotográfico del Museo.

El Museo de La Plata, si bien yo alcancé a rescatar unas tres mil placas de vidrio de un archivo totalmente abandonado en los subsuelos del Museo, cuenta con un archivo que debe superar las diez mil placas distribuidas en distintos laboratorios y cátedras. De ese archivo en particular, el libro es de un grupo de fotografías, de unas trescientas fotos, que llamó poderosamente mi atención porque se trataba de un trabajo de antropometría -de 1906- de un antropólogo alemán, de Lehmann-Nitsche, y fotografiado por otro alemán, entomólogo y fotógrafo del Museo, que era Carlos Brunch.

El libro trata de esta recopilación, desde la mirada no científica ni antropológica sino desde la mirada de un fotógrafo que al ver los rostros de la humillación, los rostros de la explotación, los rostros del destrato a las comunidades originarias que trabajaban en la zafra, decido hacer el rescate y, a medida que iba mirando esas fotografías -son unas placas muy grandes de vidrio de 18 por 24, el nivel de copia llegó a ser muy bueno-, iba acumulando bronca, la bronca de ver que no solamente se fotografiaba a personas sometidas sino que cien años de historia, estábamos transitando el 2006, cien años de historia no habían echo que nadie revisará esas fotografías publicadas en algunos anales del Museo, desde un mirada absolutamente humana y no desde la descriptiva. Entonces yo me pongo a hacer esa mirada como fotógrafo, no como científico ni como investigador.

En el 2006 se cumplían cien años de aquella expedición y decidí ir a Jujuy, al mismo lugar, al mismo ingenio, a ver si encontraba los rastros del pasado. Para mí sorpresa más que los rastros encontré los rostros del pasado. Estos grupos étnicos, por llamarlos así desde la antropología, esta gente, conservaba los mismos rostros de aquellos indígenas que habían sido sometidos cien años antes en la zafra. O sea estas comunidades habían quedado allí. Y lo que hago yo es un trabajo en espejo del pasado y el presente donde no solamente muestro que esa gente está allí todavía sino que sigue sufriendo la exclusión social que cien años no pudieron borrar y la discriminación que cien años no pudieron borrar.

-¿Cómo fue esa realización en lo que es trabajar el archivo desde una institución tan importante y tan cerrada, si se quiere, como lo es el Museo Nacional de La Plata?

Es importante, en todas las personas, en cualquier cosa que hagan, preservar la capacidad de indignación y tal vez con esa capacidad de indignarse es que uno tiene una mirada un poquito más rebelde que la mirada habitual de pensar que todo se justifica por el contexto de una época o todo se puede justificar en el ’contexto de’ y si siempre pasó por qué no va a seguir pasando. Entonces mi indignación más fuerte fue cuando descubro ese material en el Museo y lo planteó a las autoridades como un material fantástico para generar el debate. Las autoridades del Museo me dicen "Ese tema no se toca; ese tema no se discute. El Museo ya está siendo cuestionado por exhibir los restos de comunidades que hoy están vivas, por haber profanado cementerios de quienes todavía creen en las mismas cosas. Y no, eso no se puede mostrar". Como esas cosas se dicen pero no se escriben, yo decidí mostrarlo de todos modos. Claro que también, así como en la sociedad hay grupos de tareas instalados que son capaces de hacer desaparecer a (Julio) López, porque es testigo de la perversidad de la dictadura, en la Universidad también hay grupos de tareas instalados que ocultan información ya no haciendo desaparecer compañeros como pasó en el año 76 pero sí haciendo desaparecer archivos. La respuesta de las autoridades del Museo fue quitarme el archivo para que no pueda trabajar. Por supuesto que la justificación legal es que era para llevarlo a un mejor lugar en condiciones de temperatura y de humedad. En definitiva me echaron del Museo por mostrar ese material.

El material en realidad lo que está cuestionando es a nuestros pro-hombres de la ciencia. Hay quienes aparentemente son intocables, como lo puede ser Perito Moreno, como el mismo Lehmann-Nitsche, que yo estoy describiendo a través de su trabajo y de sus dichos, no estoy inventando nada que yo diga "creo yo que él haya pensado", lo pensó y lo escribió y es parte de este trabajo.

En definitiva me echaron del Museo de La Plata en el 2006. En ese año yo saqué esta muestra y la expuse en la Biblioteca Nacional. Por allí pasó, en unas Jornadas de Identidad y de la Memoria, (Daniel) Filmus, que era ministro, y me dijo "este material merece ser conocido y visto". Yo a él no lo conocía, tampoco conocía si las intenciones eran reales o eran parte de un discurso, pero me propuso un libro y el libro fue lo que fue publicado un año después.

-¿Qué repercusión tuvo a partir de que se publica el libro, desde la comunidad académica o científica del Museo?

El Museo simplemente lo ignora, las autoridades del Museo, no estoy hablando de todos. Está mal dar nombres porque dicen que esas cosas no se hacen pero la Dra. Silvia Ametrano, directora del Museo, y la Dra. Irina Podgorny, encargada del archivo del Museo, fueron las que a rajatabla defendieron esta situación de ocultar las cosas que guarda este archivo, que es muy valioso en el Museo, y que sería muy interesante algún día que las autoridades del Museo pidieran disculpas a las comunidades por las atrocidades que se han cometido.

-Yo tuve la oportunidad de entrevistar a la directora del Museo y era eso de defender la figura de los científicos y no había una posición clara con respecto a qué hacer con eso. Y desde un sector de la comunidad de investigadores hay también una oposición a que el Museo revise su historia, cómo fue la constitución del Museo.

En realidad es considerar que todo lo que en el Museo está es parte de los trofeos de guerra de una cultura que ha sometido a la otra y por lo tanto esa cultura puede seguir describiendo sobre los materiales de cultura que para esta línea de pensamiento único globalizado, consideran que aquí es parte de un pasado, como otra parte de la sociedad también quiere ocultar el pasado reciente. Pero el pasado reciente existió porque existió un pasado lejano que permitió este marco de impunidad.

Esta forma de pensamiento -aunque ahora vergonzoso y por eso oculto- está totalmente realizado desde este grupo de pequeños poderes o de islas de poder dentro de la Universidad.

Tengo un amigo que dice que el Museo al tener las paredes tan anchas y al ser redondo los genes del Perito Moreno han quedado dando vueltas y a los que están mucho tiempo ahí se les pega y elabora una teoría vinculada a la deriva génica que es muy interesante al respecto.

-Hubo una propuesta de que el libro sea distribuido en las escuelas dentro de lo que fue la Campaña Nacional de Lectura. Me gustaría que cuentes esta experiencia teniendo en cuenta también el desafío que hay en cuanto a la educación de profundizar y de trabajar la línea de los pueblos originarios desde otra óptica, no desde la que se trabaja generalmente.

El libro ha sido muy ampliamente distribuido en el norte y el noroeste argentino. Se editaron casi veinte mil ejemplares y estos están siendo distribuidos. Tanto es así que desde muchas comunidades me están llegando mails pidiéndome libros. Los libros están dirigidos a las escuelas secundarias y ocurre que no hay muchos disponibles. Entonces es también un pedido de disculpas porque no está en mí la solución de poder enviar un libro y les doy la dirección del Plan Nacional de Lectura donde se puede pedir, pero creo que están siendo muy mezquinos porque fue pensado para dieciocho mil bibliotecas escolares en todo el país y eso prácticamente cubriría la edición completa de los libros editados. Quedaron muy poquitos que me dieron a mí y otro poquito que quedan como valor de cambio institucional, pero no hay tantos libros disponibles. Veinte mil parece mucho pero no lo es.

-¿Cuál es el rol hoy de la fotografía, de las artes, de los realizadores audiovisuales, de trabajar sobre estas áreas?

Yo quisiera no estereotipar en roles. Creo que es el rol de las personas con sensibilidad, de las personas sensibles. Las personas sensibles pueden hacerlo a través de la escritura, desde los lazos solidarios que puedan establecer aquellos que tenemos una herramienta tan interesante como la fotografía desde la fotografía, pero estamos en un momento de la sociedad donde esos lazos sociales están muy deshechos, donde esos lazos sociales están, como dicen algunos, en fotografía, que aquellos que hacemos documentales hacemos fotografía demodé porque no entra en el circuito de las galerías rentables o de los galeristas. En definitiva son decisiones de las personas y no de las herramientas que utilicen. Si uno es una persona sensible, comprometida, lo hará desde la pintura, desde del texto, desde de la fotografía o desde la locución, como hacen ustedes desde la radio, desde la transmisión en el periodismo. Pero esto creo que no tiene que ver con la herramienta. No existe el decir "Si sabés fotografía tenés el compromiso de". Si sabés fotografía podés manifestarte en función de lo que vos pensás. Y de hecho todos lo hacemos. El fotógrafo que hace modas es porque en realidad ama el mundo del glamour y el vivir en él y es muy respetable que lo haga y posiblemente su sensibilidad no vaya más allá de la satisfacción de fotografiar a una hermosa modelo o hacer algún otro tipo de fotografía. Pero esto es relativo absolutamente a la sensibilidad de las personas.

-¿Cómo fue la experiencia de exponer las fotos del museo en el Ingenio cien años después?

La decisión, y esto porque había la intención de hacer un documental desde una realizadora española, fue llevar las imágenes rescatadas. Las ampliamos en un tamaño bastante grande y armamos la idea de hacer una muestra fotográfica invitando a las comunidades, fundamentalmente a las ava-guaraní, mal llamados chaguancos, y a la comunidad kolla, que es la que habitualmente trabaja en el ingenio.

El lugar que elegimos fue el Centro Recreativo La Esperanza, que es un palacete, el cual lo habían hecho los ingleses para hacer sus festejos, sus fiestas, sus reuniones, en las que jamás habría entrado un indígena o un criollo. Eso está hoy en ruinas. Limpiamos y entre los escombros hicimos la exposición.

Fue algo muy interesante porque la comunidad kolla dice que ellos no pueden hacer una ceremonia a la Pachamama sino hay un motivo para pedir algo, y el Arete Guazu, por parte de los guaraníes, tampoco puede ser hecho si no es para agradecer algo. Por lo tanto no había sentido de armar; ellos entendían que no podían hacer por pedido de la documentalista española un ritual porque no creían que había que hacer un ritual para las cámaras.

Pero, al ver la exposición montada, la comunidad kolla dijo que quería hacer un ritual a la Pachamama para pedir que la exposición salga bien, que ese material sea conocido por mucha más gente, que se publicara o se realizara una película. Y la comunidad guaraní hizo para agradecer la presencia de las fotos y su pasado, porque ellos del pasado rescataban no solamente el respeto a sus padres y abuelos sino que también rescataban algo que había sido muy importante para ellos y es que ellos para el Pin-Pin, que es el baile que se realiza, se vestían de colores, se arreglaban, muy festivos, y decían que ellos no querían volver a aparecer nunca más en una foto donde fueran humillados. Sus fotos iban a ser de ahora en más el producto del orgullo de ser guaraní. Y por lo tanto hicieron un Pin-Pin, un Arete Guazu en este caso, para agradecer la presencia de las fotos y el haberse reencontrado con el pasado.

 

 

 

El Vivir la Libertad en la Cosmovisión Indígena

El Vivir la Libertad en la Cosmovisión Indígena

Por Gil Inoach Shawit*

En el pasado, el vivir en libertad, fue una de las formas de vida que siempre anhelaron encontrar los indígenas. Este anhelo se convirtió en una meta de vida para explicar el sentido de su existencia, usando el deseo común de visión. Una visión en comunión con la espiritualidad.

Un visionario vive los prodigios que ofrece el gozo de la vida plena en “libertad”. Por eso es que los padres indígenas desarrollaron un sistema de formación de tal manera que un niño o una niña crezcan desde el principio en un clima de libertad. Dejaban que la intuición del ser sea el ala para el desarrollo de la inteligencia y la intrepidez, para prepararse frente a los obstáculos que presenta la vida.

La espiritualidad, desde el punto de vista indígena, es la comunión del hombre con el mundo inmaterial a través del cual concibe sabiduría. Para estos pueblos, no solo el ser humano tiene el alma, sino, todo ser vivo que viene de la naturaleza.

Tanto el niño como la niña, recibían desde tierna edad una formación de vida ayudando a su padre y a su madre en los quehaceres diarios. Comenzaban su primera formación en juegos entre niños y cuando alcanzaban un mayor uso de razón gozaban el desarrollo de su habilidad para aprender a nadar, a cocinar, a hacer campamentos de juego; se proyectaban con una imaginación de lo que ven en su alrededor y en la medida que crecían, encontraban respuestas a sus dudas, resolviendo en hechos las dificultades que encontraban con la ayuda de los mayores.

Cuando un niño y una niña entraba en la pubertad ya sabía pescar, cazar, ayudar a los mayores, criar animales, elaborar la cerámica, preparar el alimento, conocer la agricultura (en la mayoría de pueblos indígenas), entender el principio que rige la reciprocidad en una familia, en una comunidad, y que es la de ser solidarios.

Cuando alcanzaban la mayoría de edad, eran suficientemente preparados para hacer la vida más llevadera, gracias a sus conocimientos y habilidades. De adultos, no dependían de nadie para sobrevivir. Prácticamente, se formaban en un hombre y una mujer íntegros, con mucha capacidad y creatividad. Esto se reflejaba en el dominio práctico de todas las habilidades básicas: eran artistas, biólogos, zootecnistas, agrónomos, ceramistas, ingenieros, a la vez, cazadores, pescadores, etc.

Si bien, tanto el hombre y la mujer eran formados de acuerdo a su género, ambos complementaban sus conocimientos y sus habilidades como pareja. Se casaban en base a la armonía de sus conocimientos y eso automáticamente impartía respeto, porque para que la vida sea completa se necesitaban mutuamente. Solos eran incompletos.

Dicen los entendidos que la libertad tiene tres dimensiones: física, psicológica y suprema. En el occidente, en el oriente o en cualquier pueblo que haya priorizado asegurar su poder material se le ha ocurrido practicar la esclavitud del hombre por el hombre, pero los grandes cambios que ha logrado la humanidad, esta forma de privación humana de la libertad, ha sido abolida.

Con ello, esas sociedades obtuvieron la primera dimensión de la libertad. Sin embargo, la llamada Edad de la Iluminación, ha traído consigo otra forma de privación que consiste en moldear a la humanidad en todos los sentidos de formación e instrucción, sea en lo ideológico, filosófico, político, religioso, etc.

La humanidad tiene mucho miedo ahora de salirse de esos casilleros, porque de lo contrario serás censurado por la sociedad y la familia. Los padres, moldeamos a los hijos para que sean educados, obedientes, profesionales a conveniencia, reverentes, etc.

La humanidad se ha vuelto mecánica, manipulable, sumisa y este tipo de psicosis colectiva le está pasando la factura a los padres y a la sociedad en la rebeldía de la juventud, en la hipocresía generalizada de la llamada autoridad. En esta fase de la dimensión global, casi todos estamos presos de la esclavitud psicológica.

Son pocas las personas intrépidas que la sociedad no ha podido controlar. Son libres y felices como son. Se deleitan a plenitud con lo que es la belleza del amor, el encanto de la naturaleza, dar a cambio de nada, son amantes de la búsqueda de nuevos paradigmas, viven el momento y lo hacen muy productivo, y son grandes constructores de la humanidad. Estos son los que han alcanzado la libertad suprema.

En otras palabras, han encontrado de manera directa y sin intermediarios, la libertad espiritual -sin pastores ni sacerdotes. Cuando un ser humano ha entrado en esa dimensión es imparable, es creador constante de las cosas, mantenerse en dinámica es su hobby. Es el sentido opuesto a la maldad, a la delincuencia. Es inteligente, es rebelde ante la injusticia, es humano.

En los pueblos indígenas existe una sola dimensión de libertad: la espiritual. Pero para alcanzar esta dimensión, uno tenía que fortalecerse física y materialmente desde la niñez: la espiritualidad del niño(a) aflora en la medida que crece, recibiendo sabiduría con ayuda de los viejos.

Esta sabiduría, que traducida al conocimiento se convierte en destrezas para la vida, ayudaba a adquirir un nivel de independencia para ser autosuficientes. Esta fase es alcanzada mediante un proceso de formación emancipadora como lo señalo líneas arriba. Este proceso de formación emancipadora arrojaba como resultado mayores expectativas y esperanzas de vida; no faltaba chacra, vivienda, salud, comida, etc.

El contexto de la visión es infinito. No está en dominio solo de los pueblos indígenas, es algo que a todos les llega de diferentes formas, pero que a la gran mayoría no se nos ocurre desarrollarla. Nos conformamos con lo aprendido, y las oportunidades venideras por el resto de la vida tememos explorarla, preferimos que terceros lo hagan, sea por el temor al fracaso o por las limitaciones que las costumbres y las creencias nos imponen.

He escuchado a muchos haber tenido una visión revelada, incluso una misión que cumplir, pero viven esperando que ese día llegue. Existe una interpretación equivocada de la visión. No basta tener un buen sueño o una buena visión si de por medio no existe constancia para alcanzarlo (no me refiero a visiones proféticas ni apocalípticas).

Los sueños, las visiones se dan justo cuando el ser se abre en una mínima rendija de éxtasis espiritual. Esto le pasa a cualquiera.. Los que alcanzan la visión son aquellos que se aferran contra viento y marea agarrándose de esa rendija para explorar lo que ahí se ve.

Un indígena visionario se caracterizaba por su sabiduría, su inteligencia y por lo sostenibles de sus acciones. Su acción espiritual se reflejaba materialmente de anera positiva a través de los actos: la creatividad, la inteligencia y el dinamismo o la constancia.

En los hechos, la libertad en comunión con la espiritualidad, se reflejaba en la capacidad que tenían los hombres y mujeres de entender el lenguaje de la naturaleza y aprender de ella para ser más sabios en el aprovechamiento de los recursos naturales, de conocer las funciones que cumple el ecosistema del suelo, del bosque y el agua, así como sus derivados en los tres reinos naturales que define la ciencia moderna. La espiritualidad no procede de metales o de cosas sin vida, procede justamente de donde emana la vida: La naturaleza.

¿De que sirve tener visión y gozar de libertad sin ninguna responsabilidad? El hecho que uno haya logrado realizar su visión, no significa que esa persona vivirá en su libre albedrío. Es todo lo contrario, porque de manera que el camino de la realización se encuentra buscando con mucha responsabilidad, luego esa responsabilidad recae en ser útil en la vida real.

Eres útil en la vida real en la medida que eres dinámico, servicial incondicional, cuando tus consejos responden al sentido de la vida. De igual modo eres tu mismo si todo ello lo tomas con mucha creatividad. Los pueblos indígenas ponen al servicio de la familia y de la sociedad todos sus conocimientos y creaciones. Sus consejos eran fluidos como el agua, no entrampaban, daban mucha motivación, en realidad eran sabios y todos sus consejos tenían que estar en armonía con la creación constante que rige la naturaleza.

Las mujeres hacían cada vez atractivas sus chacras con semillas diversificadas, lucían de riqueza propia. La gente descubría y aprendía sobre plantas medicinales para enfrentar ciertas enfermedades, sean para picadura de víbora, mitigar los dolores del parto, analgésicos para controlar la caza, encontrar mejores fórmulas de orientación para no extraviarse en el bosque, etc.

Buscaban de forma responsable mejores formas de relación con la naturaleza, con la sociedad, con la familia, con los hijos e hijas. Esta forma de vida era parte de la interacción individual, la cual se convirtió en una cultura de reciprocidad colectiva. Se perfeccionaron los mecanismos de intercambio y así surgieron y se multiplicaron los conocimientos.

Con esa interacción los pueblos expandieron y multiplicaron distintas semillas para enriquecer la agricultura, mejoraron las técnicas de caza y pesca, crearon formas de intercambio y unión de fuerzas mediante ayudas mutuas. Eran, a su manera, buscadores incansables de la realización individual, pero también respetuosos colectivos de la naturaleza.

No miraban a las cosas como una fotografía suspendida en el tiempo. Cada día la naturaleza y la energía que emana es distinta, porque cada tiempo tiene su propio lenguaje, un lenguaje que ha creado una forma de comunicación precisa a sus necesidades, un beneficio del flujo de la creación constante, de manera única, sin posibilidades de acumulación.

Esa base cognitiva es lo que le permitió que el desarrollo de su memoria y oralidad sean cada vez más agudas, sin ninguna necesidad vital de una escritura y de sistemas para contabilizar los beneficios más de lo debido, era suficiente lo que sus dedos sirven para distinguir numéricamente. Una cultura ágrafa por excelencia.

La vida en libertad tenía como cimiento una buena formación. En la modernidad la educación que recibimos solo está pensada en instruir personas para tener empleo y depender de algún ingreso para mantener a la familia. Actualmente, la juventud sale de la educación secundaria sin saber nada para desenvolverse en la vida. Por eso, buscan con ansias acceder a un estudio superior para recién estar preparados. Pero esa preparación ni siquiera les garantiza hacer en la vida como mejor les parece. Muchos pasan sometiéndose a los parámetros que alguna institución o algún sector publico o privado establece como política. Para proteger su puesto de empleo, aunque no comparta tales políticas institucionales, lo que hacen es dejar pasar su creatividad y sus sueños.

La educación moderna como está diseñada crea escalones para mirar cada vez más hacia arriba y cierra las posibilidades de visualizar con más claridad el horizonte. Mientras que el profesor califica la rendición académica de un alumno mediante las respuestas prefabricadas de memoria, solo para pasar de grado, las cuestiones de vida se abren y se aprenden al caminar y al hacer. En este sistema no hay notas ni calificaciones, hay aprendizaje de vida, este aprendizaje que haría al hombre y a la mujer en hacedores de su propia empresa.

El mundo espiritual no está diseñado para someterse a algo distinto a la convicción individual; es, más bien, una fuente de fortaleza que conduce hacia la independencia.

No es que se sugiera que los niños y los jóvenes dejen de estudiar. Estudiar es un elemento que se puede utilizar como escalera pero dejando de seguir mirando únicamente hacia arriba. Las personas estudiosas que han dejado de seguir mirando solo hacia arriba, se han reconciliado con su ser y su consciencia. Con un poco de valentía y arrojo, saben lo que es llegar a ser una persona realizada, no se dan cuenta, pero ya tienen una forma de visión alcanzada. Seguramente dicen: “esta es mi vocación y estoy feliz hacer lo que a mi me agrada”. Con esta base ya empezó a caminar hacia su realización personal.

Las personas que han logrado realizarse saben que vivir la libertad sin responsabilidad, sin dinámica y sin creatividad, es una vida que no tiene sentido:

a) En la responsabilidad se sostiene el comportamiento individual.

b) La dinámica, es la energía que fluye en el cuerpo y en la mente para no ver las cosas sin sentido, mantenerse en pleno entretenimiento, es una forma de encontrar el sentido de la vida, inspira al hombre y a la mujer a tener ganas de vivir, dar importancia a todas las cosas y valorarlas tal como son. Esta energía es la que borra toda posibilidad de aburrimiento. De esta manera se evita que el ocio se convierta en madre de todos los vicios, como lo dijo un sabio.

c) La creatividad es un potencial consciente del ser, como el infinito que no tiene fin. Las personas creativas están en armonía con el cosmos que no tiene cuando dejará de renovarse y ser creado. El universo siempre está en plena creación, la creación nunca ha terminado, por eso es que es eterna. Lo mismo, el hombre creativo siempre encuentra soluciones en la vida por que está en armonía con el sistema de la creación constante que el universo ha diseñado para ser infinito. Lo pueden despreciar, lo pueden humillar, pero como está conectado en la armonía creativa del cosmos, su espíritu se mantiene hacia esa dimensión y muchas veces es sordo al pesimismo. He ahí, el refrán: “a palabras necias, oídos sordos”. Este dicho no es cualquier palabra rimada, es inspirada, proviene de la forma de ver las cosas de manera espiritual.

Por eso, el visionario disfruta la vida haciendo algo creativo y positivo en su alrededor. Si no hay dinámica constante, no hay felicidad, no hay realización, la vida se vuelve una rutina, hasta el amor en la pareja se acaba. La música, la danza, la poesía, la pintura, el arte, etc. son como los principales reflejos de sentimiento y felicidad. La alegría, es una forma de vivir la vida en éxtasis, es parte de la dinámica, del amor que el ser humano, sin excepción alguna a las culturas, ha encontrado la forma de canalizar su máxima expresión de exaltación espiritual.Lo que posees y todo lo que haces es el fruto de tu responsabilidad, creatividad – inteligencia y dinámica, entonces tu conciencia es la que disfruta de estos y de su pureza; en consecuencia refleja en el rostro del hombre y la mujer una alegría que embellece su vida. De lo contrario, la carga de culpabilidad puede matar emocionalmente y desequilibrar a cualquiera. Si esa es su faceta interna, convierte al hombre y a la mujer en renegados y resentidos sociales, faltos de identidad, sensación de orfandad, inferioridad y psicológicamente inestables.

El equilibrio emocional es un aspecto de la vida que redunda en la salud física y mental de las personas, por eso es que siempre era y es necesario practicar la meditación. Pero la meditación no es aquella que de manera religiosa tienes que sentarte para concentrarte, sino, que es un hábito que todo ser tenemos y lo llevamos adentro. Quedarse dormido en la playa, bailar con entrega y sin ninguna inhibición, reír en esencia y no disimulada, hacer deporte, trotar o gozar de un paseo contemplando a la naturaleza, imitar el canto de las aves, nadar a gusto o quedarte en blanco es parte de la meditación efectiva, porque todas estas son la algarabía del relajo del cuerpo y la mente.

Los pueblos indígenas, también tenían una manera de ser meditativos recibiendo energías de la naturaleza en el bosque, las cataratas, ellos han podido de esta manera lograr su visión. La visión no se logra sólo sometiéndose en estrictas reglas disciplinarias de dieta como se estila hacer tradicionalmente. No es otra cosa que ser coherente con la conciencia. La visión se concreta con el afloramiento de la conciencia y coherencia con ella. Y los resultados que obtienes con esta práctica son eficaces. Es como sembrar una semilla en un buen terreno para tener una cosecha fructífera. No es cuestión de apostar ni adivinar, ni es cuestión de suerte ni milagro, es cuestión de ritmo, es estar seguro que así lo será, no porque te lo cuenten sino porque lo conoces y eres conciente y responsable de lo que haces.

A la conciencia nadie la conoce mejor que uno, porque es intrínseca al individuo. Por eso, el que camina en coherencia con su conciencia, tiene un camino preparado para sentirse bien a donde se dirija. Si se propone ser un profesional de vocación… lo será, si se propone tener un buen hogar… lo encontrará, porque así como piensa uno y obra en coherencia, otras personas y otros espacios que piensan y cursan procesos similares se cruzarán en el camino. Los caminos se hacen a gusto de cómo uno quiere ser.

Un dibujante o pintor no dibuja un cuadro por casualidad, refleja su visión, lo que hace es sombrear y pintar lo que ve. Es admirador y capturador de la belleza y lo hace real en un papel o lienzo gracias a esa verdad existente. Pero también un dibujante puede dibujar algo imaginario, es el reflejo del reto para lograr lo imposible cuando hay mucha creatividad, un escultor puede crear estatuas extraterrestres en parques, un biólogo puede crear un ambiente natural con ayuda de la tecnología y la ciencia. Uno puede hacer paraíso en la tierra, pero al no ser coherente entre lo que se dice y se hace genera que las cosas terminen mal y el protagonista tendrá que buscar excusas para culpar a otros de sus propios fracasos.

Los pueblos indígenas, nunca pensaron ser como Einstein, científico y físico, ni millonario como Bill Gates -quién logró gran fortuna con su creatividad- pero lograron ser lo suficientemente visionarios para mantener el bosque técnicamente intacto, con un conocimiento de aprovechamiento del suelo y de los recursos naturales que ahora es materia de muchas investigaciones científicas.

Lo que trato de decir es que no hay que sumirse en la tristeza colectiva con pensar que ya no tenemos tiempo y espacio adecuado para lograr la visión. En el mundo actual hay gente que disfruta los prodigios de la vida, sean indígenas o no, gracias a su visión.

Paradójicamente, los que disfrutan de su creación son aquellos que menos participación han tenido en el mundo intelectual. Los personajes que más renombre han tenido por su aporte a la humanidad, son gente que siendo sencilla ha revolucionado al mundo con su inteligencia y su sabiduría. Ser inteligente no es igual que ser intelectual, la inteligencia viene de la espiritualidad, de lo divino. El ser intelectual es algo más cercano a lo material, viene de la mente, de lo aprendido, de lo memorizado, del estudio. Por eso es que el intelectual es calculador, se prepara antes de hablar, en cambio el inteligente es espontáneo, habla inspirado, es creador, no espera ni depende de otros. Por eso es que son calificados como peligrosos, por que la inteligencia nunca se somete a los parámetros que la sociedad, la religión, los partidos políticos, los sindicatos o algunas personas establecen de acuerdo a sus intereses.

En la actualidad los pueblos indígenas están enfrentando diversos factores -choque de culturas, invasión de sus territorios, enajenación de sus recursos, entre otros- que les impide desarrollar su bien estar y que lo obliga a concentrar su energía principalmente en defenderse. Este obstáculo ha creado un inmenso vacío. Los jóvenes migran a las ciudades con la esperanza de aprender algo que les sirva de instrumento para afrontar las dificultades de su pueblo, pero, al final, quedan atrapados por este factor.

Las mujeres son las más afectadas. Se sienten desplazadas de su rol, sienten que sus conocimientos se han quedado obsoletos, no se sienten útiles ante las ventajas a las que el varón accede, entonces pierden la autoestima. El equilibrio de género está fraccionado. No sienten el afecto que gozaban antes porque hasta los códigos de consumo han variado en las comunidades. Esto influye directamente en la psicología colectiva de la población femenina y de la juventud. Esta sensación de abandono muchas veces lleva a suicidios masivos de mujeres como está ocurriendo en las comunidades del pueblo Awajún.

A principios de 2009, en una comunidad de Loreto tres mujeres se han suicidado en un día solo porque el padre de una de ellas le reclamó por haber demorado en regresar a casa. Enterada la amiga con quien se juntó, se suicidó también por que creyó ser responsable del castigo. Instantes después y en un mínimo descuido una niña también se suicidó porque no tenía con quien juntarse, sus dos amigas se habían suicidado. Ella dijo: no hay sentido vivir sin amigas.

En el alto Marañón el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) detectó un caso aproximado de un centenar de suicidios de mujeres en una sola comunidad. Según la encuesta, las mujeres respondieron que en realidad, envenenarse era una forma de protestar, de llamar la atención del varón y -yo agregaría- “también de los padres”. Ellas no quieren suicidarse, pero ocurre que el veneno les acaba conduciendo a la muerte. Esa es una sensación de un gran vació que tienen porque los roles que mantenían ocupadas a las mujeres y les otorgaba un lugar privilegiado, ahora quedan rezagados y hasta los padres no se empeñan a formar a sus hijos como antes.

Los hombres, en su mayoría, se dedican y se entretienen liderando los procesos sociales de su comunidad, en cambio las mujeres no tienen en que entretenerse – estar solo en la chacra no es suficiente-, no tienen las mismas oportunidades que el varón y son desplazadas por estos.. Las cerámicas que elaboran no sirven porque el varón trae platos y ollas de metal, y la mujer no puede fabricar los platos de metal como lo sabe hacer con las cerámicas. La niñez y la juventud nacen débiles, inhibidos, porque las enseñanzas que los padres impartían y los afectos que recibían, prácticamente son progresivamente reemplazados por una práctica de competitividad social que no es propia de su mundo, no es lo propio, y más los conduce hacia actos intimidatorios que el patrón impone a cambio de cachueleos domésticos y muchos niños crecen con baja autoestima e inhibición sexual.

El gran reto que nos toca para reivindicarnos y continuar siempre firmes manteniendo el fundamento de vida en libertad es promoviendo el camino de coherencia con la consciencia si queremos retomar la visión para enfrentar con éxito las vicisitudes que el mundo actual nos presenta. La voluntad de ser coherente con la consciencia está en uno mismo. Descubierto este camino, el trajín ritual para alcanzar la visión se esfuma y deja de ser un mito. Y los caminos están para escoger según vocación. Hay muchas formas de hacerlo, ya sea en interacción de sinergia colectiva para ser agricultores de éxito, desarrollando capacidades de liderazgo si se tiene alguna iniciativa propia, consolidando las vocaciones innatas que los individuos tenemos, no ser conformistas con lo que se aprende en el mundo académico si no a eso agregarle los valores de vida y socializarlos. No quedarse como docentes convencionales y rutinarios sino innovadores. No idolatrar a sabios, ni académicos, ni a profetas, sino motivarse de ellos para consolidar las visiones propias, no mirar a Dios de manera paternalista, etc.

Vivir esperanzado de algo o de alguien es renunciar a la luz que nos ofrece la consciencia, es perder la coherencia entre el ser con el deseo de querer ser, es como querer cruzar el río con una canoa ajena, como querer subir con una escalera prestada o como andar con una luz que depende de otros. Más, andar con los dos pies, navegar con una embarcación propia, andar con luz propia y sin escalera prestada es atender el mensaje de la consciencia y ser coherente con ella: Quiero, me propongo alcanzar y logro. El no proponerse, es solo temor.

Uno de los mecanismos para despertar los conocimientos de aprendizaje para la vida sería rescatar los valores ancestrales y los valores positivos del conocimiento moderno a través de la educación, cambiando el sistema y el currículo actual, haciendo que el currículo alternativo sea más formativo, orientado a construir seres humanos y no a seres robóticos, que se proponga enseñar a ser coherentes, que escudriñe las enormes ventajas que ofrece la inteligencia nata de los niños.La educación secundaria debería de concluir en carreras técnicas y básicas para desenvolverse en la vida, las universidades deberían ser centros de grandes especializaciones creativas y motivadoras para mirar cada vez más en el horizonte de la libertad. Por eso insisto que toda medida debería de tener en cuenta los distintos conocimientos que ofrece la humanidad de las diferentes culturas para fortalecer las nuestras y hacer de ellas insumos formativos para que la vida sea algo para disfrutarla en libertad y no solo vivir enfrentándola en condición de subordinado. El mundo actual exige nuevos paradigmas, nuevos caminos de visión para ser libres. La visión en comunión con el mundo espiritual es el único camino para romper las cadenas de la pobreza que tanto nos agobian y que solo sirven actualmente para el disfrute de la vida de unos cuantos.

Reflotemos nuestras fortalezas para seguir defendiendo nuestros territorios y los recursos naturales ahora mas que nunca porque el único reducto de la naturaleza que queda del planeta es lo que está en custodia de los pueblos indígenas. No permitamos que a nombre de la globalización y de las políticas económicas mal orientadas se vaya de nuestra mano la selva que alberga la esperanza del futuro de los pueblos indígenas y del mismo planeta frente a los acontecimientos que depara el tan mentado “calentamiento global”.

 

Notas:

Etsa dijo: “Cada persona carga sobre sus espaldas una maldición. El mundo está hecho para la gente que vivirá de su constancia y esfuerzo, pobre de aquel holgazán…” (Estsa es un profeta mitológico del pueblo Awajún).

• El ocio como madre de todos los vicios, no solo es medible en términos de empleo de fuerza física o de deseo. Uno es holgazan también cuando no tiene iniciativa propia, cuando evade ser creativo, etc.

• Las dietas para llegar a tener visión como lo hacían los ancestros eran y serán necesarios como una forma de purificación para conectarse con el mundo espiritual. Ayuda a reencontrarse con la personalidad interna de la consciencia. Pero sin dieta -siempre que no sea necesaria por fines medicinales- también se puede lograr este reencuentro con la consciencia y ensayar el ser coherente con ella mediante la práctica.

 


* Gil Inoach Shawit, es indígena del pueblo Awajun y se desempeñó como Presidente de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) durante dos periodos consecutivos, de 1996 al 2002.

Mensaje de los Ancianos Hopi sobre el 2012

Mensaje de los Ancianos Hopi sobre el 2012

Mensaje de los Ancianos Hopi sobre el 2012

Ustedes le han estado diciendo a la gente que esta es la Onceava Hora.
Ahora deben volver a  la gente y decirles que esta es La Hora.
Estas son las cuestiones que deben ser contempladas

¿Dónde estás viviendo?

¿Qué estás haciendo?

¿Cuales son tus relaciones?

¿Estás en relación correcta?

¿Dónde está tu agua?

Conoce tu jardín.
Es el tiempo de hablar la Verdad.
Crea tu comunidad.
Sean buenos los unos con los otros.
Y no busques por fuera de ti por un líder.
¡Este podría ser un buen momento!
Hay un río fluyendo muy rapidamente.

Es tan grandioso y suave que mucha gente podrá estar asustada.
Tratarán de aferrase a las orillas.
Sentirán como si los están arrancando y sufrirán enormemente.
Sepan que este río tiene su destino.

Los ancianos dicen que debemos soltarnos de  la orilla,
 y empujarnos hacia el centro del río,
mantener los ojos abiertos, y nuestra cabeza por encima del agua.
Mirar quien está allí contigo y celebrar.

En este momento de la historia, no debemos tomarnos nada personalmente,
sobre todo a nosotros mismos! Pues en el momento en que lo hacemos,
nuestro crecimiento y camino espiritual llegan a un alto en el camino.
Ya pasó el tiempo del lobo solitario.
¡Reúnanse!
Desaparece la palabra lucha de tu actitud y tu vocabulario.
Todo lo que hacemos ahora lo debemos hacer de manera sagrada y en celebración.
Nosotros somos por los que hemos estado esperando
.

 

Los Ancianos (Elders)

Oraibi, Arizona
Nación Hopi

Tú tienes el reloj, yo tengo el tiempo...

Tú tienes el reloj, yo tengo el tiempo...

 

Entrevista realizada por Víctor-M. Amela a Moussa Agassarid:

- No sé mi edad: ¡Nací en el desierto del Sahara, sin papeles...!
Nací en un campamento nómada tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier-1. Estoy soltero. Defiendo a los pastores tuareg. Soy musulmán, sin fanatismo

- ¡Qué turbante tan hermoso...!

- Es una fina tela de algodón: permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través.

- Es de un azul bellísimo...


- A los tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados...

- ¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?

- Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los tuareg, es el color del mundo.

- ¿Por qué?


- Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.

- ¿Quiénes son los tuareg?

- Tuareg significa abandonados, porque somos un viejo pueblo nómada del desierto, solitario, orgulloso: “señores del desierto”, nos llaman. Nuestra etnia es la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el tifinagh.

- ¿Cuántos son?


- Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población decrece... "¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía!", denunciaba una vez un sabio: Yo lucho por preservar este pueblo.

- ¿A qué se dedican?

- Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de infinito y de silencio...

- ¿De verdad tan silencioso es el desierto?


- Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.

- ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?

- Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba... Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre... Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!

- ¿Sí? No parece muy estimulante...

- Mucho. A los siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas... Y a dejarte llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua.

- Saber eso es valioso, sin duda...

- Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme valor!

- Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?

- Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!

- ¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?


- Vi correr a la gente por el aeropuerto... ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro...

- Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja...


- Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa falta de respeto hacia la mujer?, me pregunté... Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua... y sentí ganas de llorar.

- Qué abundancia, qué derroche, ¿no?

- ¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso...

- ¿Tanto como eso?

- Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos enfermos... Yo tendría unos doce años, y mi madre murió... ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.

- ¿Qué pasó con su familia?

- Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa... Entendí: mi madre estaba ayudándome...

- ¿De dónde salió esa pasión por la escuela?


- De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo...

- Y lo logró.


- Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia.

- ¡Un tuareg en la universidad...!

- Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella... Y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra... Aquí, por la noche, miráis la tele.

- Sí... ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?

- Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En Francia se pasan la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia de poseer, frenesí, prisa... En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!

- Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.

- Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde...

- Fascinante, desde luego...


- Es un momento mágico... Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor... La calma nos invade a todos: los latidos del corazón se acompasan al pitpit del hervor...

- Qué paz...

- Aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo...

Solsticio de invierno 2009

Solsticio de invierno 2009

Bañados por el implacable Inti  podamos ser fecundados, así experimentar unidad con La Tierra y su sabiduría.

En tanto Soles vagabundos, transitemos por caminos saludables y brillemos sin temor alguno.

¡Por todas nuestras relaciones sagradas.!

Buen Inti Raymi.

«Es el estado del alma lo que determina la salud mental»

«Es el estado del alma lo que determina la salud mental»

La polémica autora del libro La mafia médica prepara el lanzamiento en España de su segundo libro ¿Qué he venido a hacer en esta tierra? (What the Hell Am I Doing Here Anyway?), que estará a la venta a finales del mes de abril. Ambos libros han sido publicados por ediciones Vesica Piscis. Desde que Ghislaine publicó su primera obra en la que pone en tela de juicio el funcionamiento del sistema médico –por ocuparse de la enfermedad, más que de la salud–, muchas conciencias han quedado inquietas. Para avivar estos temas la autora, que transmite paz y seguridad, nos ha concedido un poco de su tiempo para compartir con los lectores de Natural su filosofía de vida.

Entrevista a Ghislaine Lanctôt

Ghislaine Saint-Pierre Lanctôt nació en 1941, su padre y su abuelo eran farmacéuticos y ella empezó la carrera de Medicina para complacerles. «Yo quería ser filósofa. Pero creía que lo de pensar no iba a aportarle nada a la gente. Pensé, voy a hacer algo útil, que beneficie a la población, y como me crié en este ambiente decidí hacer la carrera de Medicina. Al final he dejado todo eso y lo que hago ahora es lo que quería hacer desde el principio». Guislaine está divorciada y tiene cuatro hijos. «Lo que a mí me abrió los ojos –continúa la escritora– fue mi divorcio. Es lo que me despertó. Cuando los niños estaban en casa con su padre tenía tiempo para mí, no sabía lo que era eso, me había olvidado de mí misma. Yo trabajaba pero me ocupaba mucho de la familia, para mí era la prioridad. Entonces como un fin de semana de cada dos no tenía a los niños, estaba obligada a ocuparme de mí misma y es así como empecé a evolucionar, a conocer gente y a descubrir cosas, a salir de la prisión de la familia. Después de esto, viví seis años en Estados Unidos. Yo nací en Montreal (Canadá), pero entre 1984 y 1990 estuve en Estados Unidos. Esta experiencia me abrió los ojos sobre lo que es el negocio de la medicina porque es así como lo llaman allí, aquí en Europa y en Canadá hacen creer que es como trabajar por el bien del enfermo, que es un tema social. A la vuelta de Estados Unidos escribí La mafia médica cuya primera edición se publicó en 1994».

El colegio de médicos le hizo una demanda, el proceso duró un año y desde entonces la escritora imparte seminarios para que la gente entienda y tome conciencia de que es el estado del alma lo que determina la salud mental. «Cómo mejorar el estado de mi alma para mejorar el estado de mi cuerpo», dice Ghislaine.

Pregunta: Su visión actual de la salud es completamente distinta a cuando era médico ¿En qué momento y por qué dio usted un giro radical a su carrera?

Respuesta: A lo largo de los años empecé a ver cosas que no me parecían sensatas, que no tenían lógica, como por ejemplo seguir dando medicamentos aunque no funcionaran, aunque no se curara la persona. Yo no entendía, por ejemplo, como en un cáncer se aplicaba la quimioterapia si lo que hace es enfermar aún más a la persona que acaba por morirse de todos modos.

Cuando aparecieron las medicinas suaves pensé que eso era interesante, y yo he ido a encontrarme con personas que practicaban la medicina alternativa y entonces me di cuenta de que lo que hacían ellos era muy interesante, incluso mejor que lo que hacíamos nosotros en la medicina convencional. Esas personas me acogieron, me mostraron lo que hacían, cómo actuaban. Y yo pensé: ¿por qué no nos han enseñado esto a los demás médicos? ¿Cómo puede ser que no lo enseñen en la facultad y que además a estas personas las tachen de charlatanes y de estafadores?

Yo me encontré con ellos y vi que eso no era cierto, no eran charlatanes. Así fue como me empecé a plantear cosas. Cuando acabé la carrera de Medicina yo estaba convencida de que hacia el año 2000 ya no habría más enfermedad en el mundo, tenía una confianza ciega en la medicina que me habían enseñado. Sin embargo, yo veía que el tiempo pasaba y que la salud de las personas iba empeorando. Me percaté también de que medicamentos que no funcionan se siguen recetando, y que se practicaba una guerra en contra de las medicinas alternativas. Además yo era flebóloga y había abierto centros de flebología en distintos lugares del país, lo que me llevó a experimentar de cerca el negocio de la medicina tradicional. Y ahí sí que entendí muchas cosas.

P: ¿Qué papel juegan para usted las medicinas alternativas?

R: Las medicinas alternativas producen un bienestar más interesante que el que proporciona la medicina convencional. La medicina convencional corta, quema y envenena. Corta con las operaciones, envenena con la quimio y envenena con los rayos. Las medicina suaves pueden poner orden de forma temporal en el cuerpo, pero como el problema está en el alma, antes o después habrá que afrontar el problema del alma.

Es el alma quien enferma a los demás cuerpos. Por ejemplo: mi trabajo ya no me conviene, tengo náuseas por la mañana cuando pienso que tengo que ir a trabajar, entonces empieza a dolerme la espalda, las rodillas, la tripa. Puedo ir a ver a alguien que practique la medicina suave, va a ayudar a mi cuerpo, puedo tener tratamientos de técnicas energéticas que ayuden a mi cuerpo emocional y mental; pero hasta que no solucione lo que pasa con mi trabajo voy a seguir enfermando porque mi alma me dice «sal de aquí». Es interesante porque el alma entrega un mensaje cada vez más fuerte y cuando no entiendes te lanza un ladrillo a la cabeza: un accidente de coche, un divorcio, alguien que muere en la familia, una enfermedad, perder el trabajo… Algo fuerte para que tú reacciones.

P: ¿Puede ser que a unos les sorprenda un accidente y a otros les anuncien que tienen metástasis?

R: Sí, pero la metástasis no existe, son cánceres secundarios, cánceres que se desarrollan después del primario. Pero no existe esta idea de metástasis, es otra mentira de la medicina convencional.

P: Desde su punto de vista como «médica del alma» ¿cree que hay alguna solución a este tipo de enfermedades?

R: Nunca es demasiado tarde, la sanación puede ocurrir en cualquier momento. El problema es que cuanto más acuda al médico, más miedo voy a tener y más voy a enfermar. Es un círculo vicioso. Por eso yo digo «deja de ir al médico».

P: ¿A usted le va bien esta filosofía de vida?

R: A mucha gente le funciona, no sólo a mí. No es el médico el que puede sanarme, él hace que yo enferme más y acabo muriéndome.

P: Cada vez hay más casos de cáncer cuyos enfermos reciben quimioterapia. ¿No cree que en algunos casos la quimioterapia cura?

R: La quimioterapia es veneno. Normalmente no hace bien a nadie. Hay que saber que hay siempre un conflicto, cualquier enfermedad es psicosomática. Siempre hay un conflicto a raíz de una enfermedad, pero si yo identifico el conflicto y lo soluciono, la enfermedad se va. Es así que yo entendí que la medicina estaba totalmente controlada por el dinero. Entonces, lo que nosotros hacíamos como médicos era enfermar más a las personas para así generar ganancias para la industria. Entonces, ¿qué es la salud? En la facultad sólo me enseñaron lo que es la enfermedad. Entonces, ¿qué es gozar de buena salud? Yo llegué a la conclusión de que el cuerpo sólo manifiesta el estado del alma. Y cuando mi cuerpo está enfermo es porque mi alma está enferma. Entonces el cuerpo por sí solo no enferma, es como un espejo que refleja lo que pasa dentro. Para ver mi alma, miro mi cuerpo y veo lo que hay en mi alma. Entonces no sirve de nada tratar sólo el cuerpo. Hay que mirar el alma, ¿qué es lo que no funciona en el alma, cuál es la enfermedad del alma? Es la guerra.

Porque mi alma me dice internamente que haga algo y mi ego me dice que haga lo contrario. Entonces hay una guerra interna. La enfermedad es siempre la manifestación de un conflicto dentro de mí. Hay dos aspectos: el cuerpo y el alma. ¿Qué quiere el alma? El alma quiere la emancipación del ser y el cuerpo quiere la seguridad del haber, del tener. Cada uno tira por un lado, el estrés significa la guerra interior. Cuando trato el alma, todo el cuerpo se alinea sobre este equilibrio. No quiero decir que no haya que cuidar el cuerpo físico, sino hacer las cosas en el orden correcto. Primero el alma, después el cuerpo mental, después el cuerpo emocional y después el cuerpo físico. Y lo solemos hacer al revés. La medicina convencional se encarga del cuerpo físico, y no trata el resto.

P: ¿No cree que la propia sociedad demanda que el médico se ocupe del cuerpo físico y le dé una medicina para el dolor?

R: Absolutamente. La sociedad misma, nosotros somos los que creamos esta mafia a nuestra imagen y semejanza. El problema es que damos prioridad al «tener» sobre el «ser», ése es el desorden, priorizar el cuerpo en vez del alma. Para volver al orden hay que dar prioridad al alma en lugar de otorgársela al cuerpo, eso genera orden, paz y salud. Eso, en definitiva, es la salud.

P: Eso es mucho más complicado que tomarse un pastilla…

R: Cierto, pero ¿qué hace una pastilla? Te da la ilusión de que estarás mejor, pero con el tiempo reaparecen los síntomas.

P: En el caso del paludismo, por ejemplo, alguien sano se enferma por beber agua contaminada, ¿también en este caso insiste en su teoría?

Eso es válido para todo. No hay ningún microbio exterior que pueda enfermar, soy yo la creadora de mis enfermedades. Y ésta es la verdadera enfermedad del alma, el no saber que soy yo quien la está creando. Como yo pienso que no soy responsable, me imagino creadores exteriores: microbios, tumores, etc. Por ejemplo un simple catarro: hace frío, me cojo un catarro. Y por lo tanto puedes tener un catarro en verano, es un sinsentido, no tiene nada que ver con el frío. Con esta estructura de pensamiento voy generando la guerra hacia los factores exteriores. Y por eso se crearon las vacunas. ¿Qué son las vacunas? Dar la enfermedad de forma más debilitada para que el cuerpo reaccione. Es decir, no tengo la enfermedad pero si algún día la contraigo, sería menos grave porque ya me he puesto la vacuna. Te voy a dar otro ejemplo, tengo miedo de que mi hija sea violada. Entonces le voy a dar un violador debilitado, entonces si un día la violan será menos grave porque habrá tenido un pequeño violador y entonces estará preparada. La vacuna funciona igual. Es algo de locos. Vivir en el desorden lleva a este tipo de locuras. Por ejemplo, la gripe aviar. ¡Es extraordinario! Cerca de donde vivo había una experta muy seria que vino de parte de las autoridades médicas y nos ha dado cifras: en el plazo de nueve años se murieron cerca de 152 personas de gripe aviar en el mundo, solo en Canadá mueren cada año 10.000 personas por errores médicos, no de enfermedad sino de equivocaciones. ¡Yo creo que más bien habría que vacunar a los médicos! (risas). No hay epidemia, no hay nada. Entonces se ha creado una pandemia a escala mundial, en la cual se han gastado millones de dólares para tratarla pero no hay nada. Esto está en preparación desde hace muchos años. Llevamos de cinco a siete años oyendo hablar de una pandemia. ¿Cómo se puede anunciar que va a haber una pandemia? Una epidemia surge, ocurre, pero no la puedo prever, es un montaje.

P: Pero la gente tiene miedo…

R: Sí, es una forma de manipulación mental para llevarles a pensar que va a ocurrir una epidemia. Y un día cuando ocurra las autoridades dirán que ya lo habían previsto. Es algo que está preparado desde hace mucho tiempo, hay un proceso escondido detrás de esto. Yo no sé exactamente lo que es, puede ser por ejemplo ponerle a todo el mundo un chip electrónico porque cuando hay una campaña de vacuna se puede poner cualquier cosa en la jeringuilla. Así que es posible que haya una estrategia que consista en decir que hay una epidemia y que hay que vacunar a todo el mundo y entonces pondrían el microchip. Yo estoy segura de que hay algo detrás, un propósito escondido en decir que hay una epidemia y que hay que tener cuidado. Es una hipótesis. De todos modos sea para lo que sea el propósito es el control sobre la población.

P: ¿Tiene todo esto algo que ver con la trilogía de la mentira de que habla en su libro La mafia médica?

R: Absolutamente. Hablo mucho de las vacunas en el libro y lo que yo digo a este respecto en el libro es lo que desencadenó la ira del colegio médico. Porque las vacunas no se tocan, son sagradas, puedes hablar de cualquier cosa, la industria, los medicamentos, pero cuidado con las vacunas. Porque las vacunas otorgan importantes ganancias a la industria, pero a las personas les puedes transmitir cualquier cosa. La vacuna es un medio para producir genocidios con un blanco específico.

Cuando se quiere distribuir a un pueblo o a una raza, la administran, mira lo que está ocurriendo en África. Ellos lo llaman sida, pero ¿qué significa sida? «Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida». Entonces es el propio sistema inmunitario que se ha debilitado, de modo que cualquier afección es mucho más grave.

P: ¿Quién está detrás de toda esta estrategia?

R: Los que mandan. Hay un gobierno mundial que tiene todos sus ministerios, para la salud es la OMS, pero también están la UNESCO, UNICEF, FAO, FMI, Banco Mundial, etc. Todos los países miembros de la ONU obedecen las órdenes del gobierno mundial.

P: ¿Ve solución para esta situación?

R: Sí (risas) sino mal vamos. La solución que yo propongo en el libro es la soberanía individual. Es tomar conciencia como persona individual de que soy yo la que tiene el verdadero poder. Por ejemplo, los McDonald’s, cuando la gente deja de ir a estos restaurantes la empresa se debilita, son las multinacionales, que son todopoderosas. Si yo dejo de comprar y de dar dinero a las multinacionales ya no valen nada, no ganan dinero. Si los enfermos dejan de ir al médico, se derrumba el sistema médico, si dejo de pagar impuestos no hay gobierno. Entonces ¿dónde está el verdadero poder?, en la persona y la palabra SOBERANÍA, significa el poder último, el más alto, que siempre hemos pensado que estaba fuera y está dentro de nosotros.

Si pensamos en el poder más elevado, pensamos en Dios. Y ¿qué es Dios? Es el espíritu que crea todo el universo y esto está dentro, no fuera. La solución viene cuando yo tomo conciencia de quién soy verdaderamente y que voy a comportarme tal y como yo soy, encontraremos la salud perfecta y la inmortalidad, que es más interesante que morir ¿no?

P: Y ¿Cuál es el primer paso que debemos dar?

R: Primero empieza por tomar una decisión, que consiste en dar rienda suelta a mi alma, es mi alma quien manda y no el ego, entonces dejo de pelearme, significa escuchar lo que me dice mi alma. Por ejemplo, mi alma me dice: «deja este trabajo, ya no resuena contigo, deja de hacer eso»; pero el ego me va a decir: «No, ¿estás loca o qué?, tienes que pagar el alquiler, sostener la familia, ser buena madre o buen padre...». Esa es la guerra, entonces dejo de pelear y escucho a mi alma. Y el ego empieza a agitarse y a ponerse inquieto ¿qué va a pasarme? Quiere controlar, es su función. ¿Qué va a ser de mí? Pues no lo sé, soy yo la que va creando qué va a pasarme. ¿Me voy a pelear conmigo misma? No, voy a hacer las paces.

Algo que se puede hacer varias veces al día y que mejora automáticamente cada vez la salud es decir la verdad. Mentimos todo el tiempo, pero incluso sin darnos cuenta, estamos tan acostumbrados a hacerlo… tenemos mentiras gordas y otras que se llaman «medias verdades», pero la mitad que falta es una mentira. Y hay otra categoría de mentiras que son por omisión. Y esto se llama un secreto. A veces mi hijo viene a verme y me dice: «Mamá, tengo que decirte algo, pero no se lo digas a nadie». Si es un secreto y tú no puedes guardarlo, no me pidas a mí que lo guarde. Si para ti es un secreto y me lo transmites a mí porque pesa mucho sobre tus hombros, yo tampoco lo voy a guardar.

Son cosas del día a día. Si me quedo en la mentira y siempre estoy mintiendo, poco a poco voy destruyendo mi salud. Miento porque tengo miedo, es el ego el que miente, el alma nunca miente, dice que diga la verdad. Cosas así pequeñas hacen que vaya mejorando mi salud en vez de empeorarla.

¿Qué es la fiesta del día del padre o del día de la madre? Son fiestas comerciales que me están obligando a celebrar la fiesta y comprarle algo. ¿Qué estoy celebrando con esto? Celebro que mi madre se ha sacrificado toda su vida por sus hijos, que ha luchado toda su vida para mantener su papel de madre o celebro que mi padre toda su vida ha trabajado para conseguir que su familia viva bien. En definitiva, celebro que mi madre y mi padre han hecho todo lo posible para seguir juntos y mantener a la familia unida. Celebro la enfermedad y la muerte, hay que pensar en eso. ¿Qué es el padre y la madre? La muerte. Cuando esas personas se han quedado juntos aunque no tengan nada que ver unos con otros, ya se ha acabado la cosa, pero se han quedado juntos para que la familia se mantenga unida, en vez de escuchar a su alma. Y yo voy y digo, «gracias». Otro ejemplo cercano sería celebrar el día del padre o de la madre. Y podría explicar a mis padres que no voy a celebrar ese día, que tengo gratitud y reconocimiento por todo lo que han hecho por mí, pero que no voy a celebrar un rol, un papel que destruye el alma, hace que envejezcamos y muramos. Y entonces, ¿qué dirá mamá? Lo que me impide tomar esta decisión es el miedo a que mamá o papá no me quieran porque sigo esperando el amor exterior. En vez de darme cuenta de que el amor está dentro de mí, soy yo quien puedo amarme a mí misma. Si voy buscando el amor exterior, sufro. Si yo vivo con amor por mí enfocado hacia mi interior, no por miedo de lo que la gente pueda pensar de mí, mi salud mejora. Entonces vamos a ser seres inmortales, eso no significa que nos vamos a quedar por siempre vivos aquí, sino que puedo encarnarme y desencarnarme a voluntad. Puedo materializarme y desmaterializarme, depende de mí.

Es una cuestión de la evolución de la conciencia humana y cuando haya suficiente número de personas que sean conscientes de esto, vamos a alcanzar la masa crítica. Hay personas que darán el salto y otras que no. Eso ya se pude ver, son más o menos 100.000 personas sólo en el planeta. Por ejemplo, toco aquí y siento un bulto en el pecho. Tengo dos posibilidades o me quedo aquí quieta y no hago nada o me voy corriendo al médico. Si voy al médico me va a decir que tengo un cáncer. En la mente está escrito «Cáncer igual a muerte». Entonces si yo he sentido miedo y he ido al médico, el doctor me ha asustado aún más y me recomienda quimioterapia. A mí eso no me agrada porque la gente que conozco que se la ha hecho se pone verde, siente náuseas, no tiene pelo y tienen un estado muy debilitado y triste. Entonces cada vez tengo más miedo, cada vez estoy más enfermo y cada vez me acerco más a la muerte.

Eso ocurre si tomo la opción del médico. En el otro caso mi cuerpo me muestra que hay un conflicto interno, el bulto en este pecho es un regalo que me hago a mí misma, no quiero quitármelo, es mi espejo el que me está indicando algo. Le voy a decir al bulto: ¿qué tienes que decirme?, háblame. Gracias por manifestarte. Te escucho, háblame de mi conflicto. Entonces yo digo a mi alma: te dejo libre. Voy a vivir y sentir el miedo a morir. De esta forma yo puedo sanar definitivamente, no una remisión temporal, una verdadera sanación.

Por ejemplo, ¿qué es un divorcio? Una ruptura. Algo me dice: «no, no te tienes que divorciar, quédate junto a esa persona» y algo me dice: "no, ya se acabó". Actualmente hay más divorcios porque la conciencia se eleva y la gente hace más caso a sus sentimientos. El divorcio y dejar un trabajo no son buenas opciones para la seguridad del haber. Hay cada vez más personas que dejan carreras brillantes porque ya no le encuentran sentido a lo que hacen. Es normal porque la conciencia se eleva.

Si no hago caso a mi alma y sigo en ese trabajo me enfermo y cuando voy al médico me manda antidepresivos. ¿Y qué son los antidepresivos? Son drogas que hacen que yo ya no sienta nada. «Mi trabajo bien, seguiré con él». Con ayuda de estas pastillas soy efectivo y puedo seguir pagando la hipoteca.

Algo que causa mucho estrés es el endeudamiento de las familias. Una manera de sanarse es salir de este sistema de endeudamiento porque supone esclavitud. Es la «simplicidad voluntaria» es un movimiento social de gente que lo adopta deliberadamente. Yo no lo recomiendo como movimiento social, pero sí como medida temporal para salir de esta trampa. De forma que las necesidades materiales dejan de ser la prioridad en mi vida y más bien es el alma lo prioritario. La «simplicidad voluntaria» consiste en reducir las necesidades materiales. Por ejemplo si tengo una casa grande con una hipoteca muy elevada, un cochazo a juego con la casa, hijos que visten de marca, van a una escuela privada, etc. Todo eso cuesta dinero y tengo que seguir trabajando, pero ya no me gusta mi trabajo y ahí estoy preso y eso es un estrés tremendo. La persona piensa que no tiene salida: si dejo mi trabajo ya no seré capaz de ofrecer caprichos a mis hijos, perderé a mis amigos pijos, mi prestigio, mi mujer, reputación… No se puede imaginar la vida sin nada de eso, pero es posible. Vendo la casa, vendo el coche, vamos a una casa más pequeña, los niños dejan de ir al colegio público y se les manda a uno privado y así tengo tiempo para mi alma. Eso es realmente la salud, esas cosas de la vida cotidiana son las que hacen que mi salud esté mejor o peor.

P: Usted demostró ser muy valiente cuando escribió el libro La mafia médica que le costó la expulsión del colegio de médicos, supongo que vivió un conflicto importante. ¿Cómo se decidió a dar el paso?

R: Yo sabía que publicando este libro se acababa para mí la carrera de medicina. Yo me acuerdo de ese momento y me dije: «Si no escribo este libro, me muero». Quizás no hubiera muerto rápidamente, pero sí a nivel del alma. No fue tan difícil, más difícil fue dejar mi papel de «buena madre».

P: ¿A qué se refiere?

R: Mis niños ya no lo son, ya no soy madre. Tuve que dejar de preocuparme por mis hijos. Un pasaje importante fue que mi casa ya no era más su casa. Yo tengo dos hijas y cada una de ellas había dejado en mi casa dos tazas para el desayuno. Hace más de un año llegó una amiga y me ofreció dos tazones, no tenía sitio para ponerlas todas y decidí quitar las tazas de mis hijas. ¡Eso fue tremendo! Era como un enlace, un símbolo del vínculo con mis hijas y se trataba de cortar ese tipo de lazos. Entonces una dijo que vale y la otra dijo que ni hablar y volvió a colocar la taza en su sitio. Yo le dije: «pues tú haz lo que quieras, pero yo ya he hecho lo que tenía que hacer».

P: El desapego, entonces, ¿tiene que ver con conseguir una buena salud?

R: Sí, desapegarse de los papeles de madre, de hija, etc. Cuando estoy apegada a algo es que tengo miedo de perderlo y si tengo muchos apegos no puedo avanzar. Con mi libro La mafia médica todo se fue, el título de médica, la profesión, pero para mí era muy fácil. Cada uno tenemos cargas y apegos distintos. También hay gente que tiene apegos a los apellidos y tiene hijos para perpetuar el apellido de la familia.

La sacerdotisa y el poder político

La sacerdotisa y el poder político

POR MAX DASHU, HISTORIADORA
Podríamos decir muchas cosas sobre el liderazgo espiritual de las mujeres, pero primero, hay que reconocer los obstáculos que impiden nuestra comprensión del sujeto. En esta época, la cultura se ha hecho tóxica y fracturado y la memoria de tales mujeres es vaga e indistinta.
Ya no tenemos palabras adecuadas para describir la anchura y profundidad de las antiguas herencias y prácticas. La mayoría de la gente definiría “sacerdotisa” como una mujer que conduce las ceremonias, una directora espiritual.
Pero hay una gama de nombres y significados definidos, entre las cuáles encontramos chamana, curandera (mujer medicina), adivinadora, médium, oráculo, sibila y bruja.
Hay una multitud de otros títulos específicamente étnicos, tales que machi, sangoma, eem, babaylan y mae de santo. Aqui encontramos un cuadro global extenso y poco conocido. Enfrentamos la tarea de reconstruir tradiciones muy perseguidas, a veces perdidas, pero que han dejado huella en la memoria cultural: a través de cuentos, nombres y leyendas. No podemos realmente dibujar divisiones agudas entre todas estas categorías. La chamana puede ser directora ritual, pero también practicar como médica o vivir solitaria en reclusión mística. La visionaria puede actuar como curandera, o la curandera a veces hablar proféticamente. El papel ceremonial de la sacerdotisa no la imposibilita para entrar en trance o realizar viajes espirituales chámanicos. De hecho, sus deberes a veces le requieren que posea el poder de alcanzar estos estados inspirados.
Sobre todo, la especialista ritual tiene habilidades y capacidades especiales, pero cada miembro de la comunidad posee, en realidad, potencial espiritual. En las culturas chamánicas, el grupo participa comúnmente a elevar el espíritu por medio de la música, la incantación, la danza, o el sonido del tambor o la sonaja. Es esta cuestión de tener acceso al poder y a su ejercicio, lo que hace político lo espiritual y explica la función de la religión en el establecimiento de los mandos sociales. Cuando las jerarquías del poder están en juego (de los hombres sobre las mujeres, de los conquistadores sobre los originarios, de los ricos sobre los pobres) el poder de la sacerdotisa tiene grandes ramificaciones que finalmente son políticas.
A menudo las sacerdotisas indígenas dirigieron los movimientos de liberación. Veleda, “la vidente” de la tribu Bructerii condujo una insurrección tribal valerosa contra el imperio romano en el valle del Rhin, los actuales Paises Bajos. Lo mismo hizo su homóloga británica Boudicca de la tribu céltica de los Iceni. Esta reina presidió las adivinaciones que pronosticaron los resultados de las batallas y condujo ceremonias rogando la victoria a la diosa Andraste.
En el 7º siglo, Dahia al-Kahina (cuyo apellido quiere decir “la sacerdotisa”) convocó en Túnez a la resistencia a la conquista árabe de África del norte. Y en 1887, la adivina Nehanda Nyakasikana impulsó un levantamiento shona para luchar en contra del ejército rhodesiano que invadía Zimbabwe. Cuando el obispo colonial derribó la capilla fundada por la joven María Candelaria, ella organizó la rebelión maya de Chiapas en 1712. Unos setenta años más tarde otra visionaria joven, Toypurina, inspiró a su gente india para que se levantara en contra de las misiones monásticas de California, en la tierra de los tongva ahora conocida como Los Angeles. En 1801 una mujer chumash tuvo una visión de Chupu, la madre tierra, e instruyó a la gente deshacerse del bautismo limpiándose en las “lágrimas del sol” para volver a la religión indígena.
La misión de Santa Barbara persiguió este movimiento espiritual, pero los chumash mantuvieron sus ceremonias en capillas secretas y se prepararon para la rebelión que brotó en 1824. [Daniel Fogel, Junipero Serra, el Vatican y la teología de esclavitud, San Francisco: Prensa Ism, 1988, pp. 138-9, 141, 152].

Muchas culturas indígenas mantienen una dirección espiritual femenina, por ejemplo los mapuche de Chile, los karok y yurok de California, así como otras en Sudáfrica, Siberia, e Indonesia. Pero las sociedades imperiales y feudales suprimen el ejercicio abierto de la autoridad religiosa de las mujeres. Las sacerdotisas de los templos desaparecieron gradualmente en el oeste de Asia, los patricios romanos sofocaron los misterios femeninos; las autoridades seglares y religiosas quemaron a las brujas en Europa; y los mandarines chinos persiguieron a las chamanas Wu.
Todavía la resistencia femenina bulle bajo la superficie de las religiónes mayores, brotando en formas oficialmente menospreciadas como “sectas”. La danza sacramental, el tambor y otras maneras de adentrarse en estados alterados de consciencia desempeñan a menudo un papel importante en estos ritos que circunvalan las jerarquías decretadas. Asi también, persistieron escondidos la filosofía de las culturas animistas y en los santuarios de la naturaleza.
Las mujeres santas son más visibles históricamente en las sociedades patriarcales, y son las únicas honradas por el poder por derecho propio. También, la autoridad espiritual de algunas mujeres tiende a superar la división de la sociedad en esferas religiosas y políticas. Podemos observar esta pauta a través de una gama grandísima de épocas y continentes, y en sociedades muy diversas: como las sacerdotisas de Sumeria antigua o las chamanas femeninas que actuaban como cacicas en Siberia en el siglo pasado. Varias mikogami (chamanas) gobernaban en Japón en épocas antiguas. Antiguas historias japonesas cuentan que la vieja chamana Himiko (o Pimiko) fue elegida para gobernar el reino de Wa durante un período de anarquía militar y logró restaurar la paz. Las chamanas fueron fuerzas espirituales y sociales importantes en muchas culturas asiáticas del este, incluso en China. En la actual Corea, lo siguen siendo todavía.
La exclusión de las mujeres de la dirección ritual y de la autoridad religiosa ha sido un foco dominante en el intento de disminuir el poder femenino. Las escrituras de las religiónes “mayores” prohibieron las sacerdotisas y la autoridad femenina explícitamente o por medio de historias que las demonizaban. Durante muchos siglos, las autoridades jerárquicas seleccionaron el canon religioso y lo redactaron cuidadosamente para borrar de las tradiciones la dirección femenina (como por ejemplo las escrituras gnósticas que nombraban a María Magdalena como principal discípula de Jesús de Nazareth). También los obispos derribaron las antiguas imágenes femeninas divinas. Lo mismo hicieron los profetas judíos y así sucedió en el triunfo islámico sobre la religión pagana antigua de los árabes. Para ello derribaron las imágenes sagradas en el Santuario de Meca, conservando la piedra negra que aún permanece allí, y es muy venerada aunque se ha olvidado que reprentaba a la antigua diosa. Entre los hadith se recuerda un refrán de Muhammad, que al principio honró a tres grandes diosas de Arabia con el título de “hijas de Allah”. La versión original de este hadith ha sido denunciada y calificada como “versos satánicos”.
La toma de posesión masculina de los ritos y misterios de las mujeres se describe en historias orales de Australia, Melanesia, Amazonia, Tierra del Fuego, Kenia, Sierra Leona, y otros lugares. Las usurpaciones de la esfera de la sacerdotisa también son patentes en las culturas mediterráneas. Los sacerdotes de Apolo tomaron el control de las capillas oraculares en Delphos y Didyma.
Desde ese momento, fueron únicamente los sacerdotes masculinos los que interpretaron las profecías extáticas de las Pythias. Además prohibieron a mujeres el derecho de consultar esos oráculos. Los hierofantes varones también consolidaron gradualmente el control de los misterios Eleusinos. Expedientes oficiales del 4º siglo a.C. demuestran que las sacerdotisas melissas denunciaron las infracciones masculinas contra sus derechos tradicionales. Y aunque la historia antigua explica que las reinas amazónicas fundaron el gran templo de Artemis en Efeso, muchos siglos después se prohibió a las mujeres la entrada al santuario más sagrado del templo de la diosa, según cuenta el historiador romano Artemidorus. Inversamente, las sacerdotisas que permanecieron dentro de las culturas patriarcales a menudo gozaban de derechos y privilegios negados a la mayoría de las mujeres, tales como conservar sus propios patrimonios, o la libertad de movimiento y el prestigio público. Algunas sacerdotisas griegas recibían una parte de la cosecha. Las sacerdotisas de Demeter eran las únicas mujeres a las que se les permitía asistir a los juegos olímpicos, sentándose en un altar antiguo de la diosa. Las Vestales de Roma gozaban del manejo de sus asuntos sin supervisión masculina, y recibían otros privilegios negados al resto de las mujeres.
Mientras que las culturas dominadas por el varón requerían a menudo que la sacerdotisa se mantuviera célibe, algunas escaparon a las restricciones sexuales impuestas a las mujeres ordinarias. En la India, la devadasi (bailarina del templo) no estaba sometida al marido y sus hijos se nombraban y heredaban según el linaje materno. Los leyes babilónicas de Hammurabi favorecían a hombres sobre las mujeres, pero las sacerdotisas podrían heredar y controlar sus propias vidas.
Los títulos babilónicos de sacerdotisa incluyen nombres tales como zer mashitum, “mujer que se olvida del esperma” y zikrum zinishtum, “mujer masculina”. Ambas tenían un grado importante de independencia pudiendo conservar la herencia paterna. Sin embargo esta autodeterminación amenazaba la doctrina de la supremacía masculina. Un escritor babilónico advirtió a los hombres, “no te cases con una prostítuta, cuyos maridos son legión, una mujer que se dedique a un dios, o una sacerdotisa ishtaritu o kulmashitu.
Cuando tengas un problema, ella no te apoyará, cuando tengas un conflicto, ella se burlará de tí. No hay reverencia o sumisión en ella...” [James Pritchard, Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament, Princeton, 1969].
La historia de las sacerdotisas está llena de relatos sobre mujeres que desafían los límites y jerarquías patriarcales. Repetidas veces y a través de múltiples obstáculos de alguna manera lograron dirigir, enseñar, aconsejar e inspirar a la gente desde fuera de las estructuras oficiales de autoridad, y muchas veces a pesar de las mismas. En Europa, la iglesia prohibió la dirección religiosa a las mujeres, pero ésta persistió por siglos en la religión del pueblo, a través de lo que la iglesia llamó brujería. También se manifestó en algunos movimientos cristianos populares como las beguinas, las heréticas “espíritu-libre” o las beatas y alumbradas españolas, entre las que destacó Teresa de Jesús.
Las videntes femeninas encabezaron los movimientos populares de liberación de Francia en 1430. Los rumores sobre los poderes sobrenaturales de Juana de Arco la persiguieron desde el comienzo de su liderazgo carismático. La acusación de brujería se presentó ya en su contacto inicial con la aristocracia, años antes de su proceso inquisitorial. Y la lumen profética e inspiración divina de Juana desempeñó un importante papel en su ejecución. En tiempos posteriores los europeos continuaron consultando a las curanderas, doctoras de hadas y videntes populares, a pesar de la caza de brujas y de las interminables campañas eclesiásticas para acabar con las capillas paganas en la naturaleza y la “superstición” de los paisanos.
El sacerdocio femenino funciona muy a menudo forjando un espacio aislado de poder para las mujeres en la sociedad patriarcal. Huellas de esta subversión femenina aparece en algunos procesos europeos contra las brujas; por ejemplo contra las curanderas-adivinas que aconsejaban a las mujeres abandonadas. Estas huellas sobreviven en los linajes vivos africanos de las bori magadjiyar de los hausa. Estas mujeres, adornadas ricamente con tocados de concha cowrie, danzan a las divinidades antiguas preislámicas bori. La mayoría de las magadjiyar son mujeres socialmente marginadas (divorciadas o solteras, mujeres estériles, quizás lesbianas, y otras que no caben en el orden social dominado por varones).
La religión zar es aún más extensa, y atraviesa las culturas musulmana y cristianas de África, principalmente en el norte y este del continente. Aquí encontramos de nuevo mujeres que bailan y cantan en honor de los espíritus a los cuáles la sociedad no reconoce formalmente como deidades. E incluso sucede que los maridos pagan tributo a esas deidades no reconocidas, gracias a las demandas hechas por sus mujeres.
La capacitación sacerdotal de algunas mujeres les otorgó el poder de superar barreras sociales. Esto se demuestra en el Pacífico, en una leyenda de las islas Marquesas de la sacerdotisa Vehine-atua, “mujerdiosa”, en Hiva Oa. Un jefe le pidió a ella que le ayudara en el acto ritual de recoger piedras para una capilla marae de su padre difunto. Ella aceptó a condición de que se le permitiera regresar a Nukuhiva en la canoa del jefe, desafiando la tradición que prohibía a las mujeres montar en canoas. El jefe aceptó, pero durante el viaje lanzó a Vehine- atua y a su marido al mar. Ella mandó a su compañero que rompiera una calabaza llena de moscas mágicas que desataron una gran tormenta que destruyó las canoas. El bastón ceremonial de Vehineatua la condujo a ella y a su esposo hasta la orilla sanos y salvos. [Nicole Thomas, The Contradictions of Hierarchy: Myths, Women and Power in Eastern Polynesia, in Deborah Gewertz, ed. Myths of Matriarchy, 1988].
Los colonizadores patriarcales estigmatizaron a las culturas que honraban la dirección espiritual femenina y las llamaron barbáras e inferiores. Un mandarín de Han se jactaba de que él había destruido millares de capillas de las chamanas Wu en China. En el s. XVI, los colonizadores españoles quedaron atónitos al ver que las mujeres viejas conducían la mayoría de las ceremonias filipinas. Los monjes misioneros llamaron “brujas diabólicas” a estas chamanas y lucharon durante siglos para acabar con ellas. Apesar de sus intentos de convertir las islas (al menos las del norte) al catolicismo, la babaylan aún hoy conserva fuerza cultural. [Brewer, Carolyn, Holy Confrontation: religión, Gender, and Sexuality in the Philippines, 1521- 1685, Institute of Women’s Studies, Manila, 2001].
Lo mismo sucedió en la invasión de América. La inquisición española y portuguesa persiguió a las sacerdotisas y curanderas desde Perú hasta Colombia y desde Brasil hasta México, arrasando no sólo a las nativas sino también a las africanas esclavas. En Venezuela, los inquisidores tomaron presa a Mauricia la Bruja por haber llevado a cabo reuniones en una cueva “para cantar y sacudir la maraca”. El expediente de su proceso testifica que en ese momento una voz salió de la oscuridad, llorando como un pájaro, e instruyó a la gente para que guardaran las tradiciones de los antepasados indios. [Carlos Contramaestre, La Mudanza del Encanto, Academia Nacional de la Historia y los Andes, Universidad de Caracas, 1979, p.28].

En el siglo XVI, la inquisición peruana atacó a las sabias quechuas y aymaras que mantenían viva la religión nativa. A menudo estas mujeres capacitaban a sus comunidades para protegerlas contra patrones y funcionarios coloniales. Un sacerdote católico testificó que “por su reputación como brujas suelen animar a sus aldeas para que se amotinen y rebelen”; otros testimonios repiten que esas mujeres desafiaban a las autoridades de la iglesia y al estado colonial. Los inquisidores arrastraron a Juana Icha ante los tribunales por haber hecho ofrendas a las deidades antiguas y curar con su energía. Las denuncias de los monjes inquisidores constatan que Juana Icha “adora a la tierra y a las estrellas, y llora a las aguas.” [Irene Silverblatt, Moon, Sun, and Witches: Gender Ideologies and Class in Inca and Colonial Peru, Princeton, 1987, pp. 184-90].
En 1591, la inquisición brasileña procesó a la bruja portuguesa María Goncalves (conocida como Ardelhe-al-rabo) por brujería sexual y fabricación de polvos con hierbas silvestres. Ella desafió al obispo, diciendole que si él predicaba desde del púlpito, ella predicaba desde de la cadeira, la silla sacerdotal candomblé.
Las calundureiras afro-brasileñas fueron muy perseguidas en el siglo XVIII. Los inquisidores procesaron a Antonia Luzia por haber convocado a “las mujeres negras y marrones para adorar danzas” y por buscar la ayuda de sus antepasados para lograr la “dominación de las voluntades de sus amos”. La calundureira Luzia Pinta presidía en las danzas adivinatorias vestida con su traje angolano y con un tocado emplumado al estilo indio. Alta y pesada, de mediana edad, con marcas tribales en sus mejillas, ella bailaba hasta entrar en trance, con su cuerpo temblando de energía. Luego “los vientos” entraban en sus oídos y ella profetizaba y contestaba preguntas. Colocaba en la tierra a las personas enfermas, y saltaba sobre ellas para curarlas. Con una daga en la mano, recetaba medicamentos hechos con hojas del bosque. [Laura de Mello e Souza, O Diablo e un Terra de Santa Cruz: Feiticaria e Religiosidade popular ningún Brasil colonial, Companhia das Letras, Sao Paolo, 1987].
En Irán, mediados del siglo XIX, la poetisa Qurrat al- Ayn fue un personaje atrevido del movimiento Baha’i. Impresionó, asombró y asustó a los hombres predicando proféticamente por la causa de la liberación espiritual. Tiempo después una princesa afgana huyó de un matrimonio impuesto, y la consecuente vida en reclusión Allah, y la madre de Mahoma es su profeta”. La curandera mazateca María Sabina subvirtió la teología patriarcal en sus cánticos alterando la identidad masculina prescrita del dios cristiano mediante la invocación a la “padre santísima”;
y alternó siempre en sus rogativas al “santo, santa, santo, santa”. Tales actos han sido siempre omitidos en los expedientes históricos por los guardianes escolásticos que han interpretado las fuentes históricas. En el mundo actual, las mujeres están montando valientes desafíos a la dominación masculina dentro de las instituciones religiosas. Las mujeres católicas, hindúes y budistas hacen campañas a favor de la ordenación completa femenina dentro de sus tradiciones. Las feministas musulmanas están afirmando su derecho de interpretar el Corán y los hadiths. Las hijas de Sarah están exigiendo ser incluídas en la cuenta oficial de judíos (literalmente) en el minyan, así como ser aceptadas como rabinas, y afirman su derecho a conducir servicios en muro del antiguo
templo de Jerusalén. Incistentes voces femeninas protestan contra el abuso sexual sacerdotal y las tapaderas eclesiásticas que protegen a los violadores. Rompiendo los vergonzosos silencios históricos, el intento de restaurar la autoridad femenina va cogiendo fuerza.
El movimiento pagano y la espiritualidad feminista está creando nuevas estructuras de veneración de la diosa y de liderazgo femenino. Las mujeres nativas americanas reclaman ya el derecho de tocar el tambor powwow, y las hermanas de la diáspora africana vuelven tomar en sus manos la conga y djembe. Las sacerdotisas de Lucumí están revigorizando la energía femenina dentro de las tradiciones africanas de los Orishas, y van erradicando las barreras antifemeninas. Hoy en la iniciación de adivinación del Ifá: la mujer iyanifa ya está de pié al lado del babalawo masculino. que esto implicaba, para vivir debajo de un árbol en la India. Esta sabia mística, conocida como Hazrat Babajan, inició a varios hombres sufíes incluido Meher Baba. Antes de ella, la India ya poseía el precedente de un largo linaje de yoguinis y avadhutas entre las cuales encontramos a Karaikkalamba, Mira Bai, y la mística kashmiri Lalla. Muchas de estas mujeres rechazaron el matrimonio o abandonaron al marido para poder dedicarse libremente a la realización espiritual,
y bailar y cantar los nombres divinos. La dirección y el simbolismo femeninos no lograron
ser totalmente aniquilados en las tradiciones indígenas y persistieron aún cuando estas culturas absorbieron algunos elementos de las religiónes coloniales. Por ejemplo, los baluchis de Pakistan e Irán modificaron el credo musulmán al proclamar, “No hay otro dios sino Allah, y la madre de Mahoma es su profeta”. La curandera mazateca María Sabina subvirtió la teología patriarcal en sus cánticos alterando la identidad masculina prescrita del dios cristiano mediante la invocación a la “padre santísima”; y alternó siempre en sus rogativas al “santo, santa, santo, santa”. Tales actos han sido siempre omitidos en los expedientes históricos por los guardianes escolásticos que han interpretado las fuentes históricas. En el mundo actual, las mujeres están montando valientes desafíos a la dominación masculina dentro de las instituciones religiosas.
Las mujeres católicas, hindúes y budistas hacen campañas a favor de la ordenación completa femenina dentro de sus tradiciones. Las feministas musulmanas están afirmando su derecho de interpretar el Corán y los hadiths. Las hijas de Sarah están exigiendo ser incluídas en la cuenta oficial de judíos (literalmente) en el minyan, así como ser aceptadas como rabinas, y afirman su derecho a conducir servicios en muro del antiguo templo de Jerusalén. Incistentes voces femeninas protestan contra el abuso sexual sacerdotal y las tapaderas eclesiásticas que protegen a los violadores. Rompiendo los vergonzosos silencios históricos, el intento de restaurar la autoridad femenina va cogiendo fuerza. El movimiento pagano y la espiritualidad feminista está creando nuevas estructuras de veneración de la diosa y de liderazgo femenino. Las mujeres nativas americanas reclaman ya el derecho de tocar el tambor powwow, y las hermanas de la diáspora africana vuelven tomar en sus manos la conga y djembe. Las sacerdotisas de Lucumí están revigorizando la energía femenina dentro de las tradiciones africanas de los Orishas, y van erradicando las barreras antifemeninas. Hoy en la iniciación de adivinación del Ifá: la mujer iyanifa ya está de pié al lado del babalawo masculino.
Texto de: Max Dashu. 2002.
www.maxdashu.net
www.suppressedhistories.net