Blogia

Hugo Alvarado Gómez

Abandonando el templo del amor

Botas de leguas infinitas, mártires de causas pordioseras,

danzas incontrolada desde esta a otras fronteras,

surcando una y mil trincheras, todos los muros derribas,

te tragas cualquier cosa, te tragas tus propias mentiras.

Tienes las textura de la seda, gusanos tejedores albergas en tu pecho,

marañas de delicadas estructuras para lepidópteros palpitantes,

descansas sobre hojas secas en un improvisado lecho,

estallas en mil mariposas de colores maravillosos y centelleantes.

Veo brotar en tus ojos las llamas, las llamas del odio puro,

agregas mi esencia a tu maldito conjuro, preparas tu venganza,

tienes esa mirada lasciva, muestras siempre tu lado oscuro,

borra esa maldita sonrisa que guardas para la matanza.

Nunca conseguiste borrarme, perseveraste obstinada,

afrontaste de la única manera posible tu autoestima maltratada,

huiste hacia adelante, saliste disparada,

y aún tienes la poca vergüenza de hacerte la víctima, pobre desgraciada.

 

Hugo Alvarado Gómez ®

Perdóname porque yo no puedo perdonarte.

El tacto del dolor, la palpitante herida,

las manos a tu alrededor esperando una mentira,

delicioso es el color de la esperanza perdida.

 

Mantienes a tu alrededor, la aureola bendita,

tienes la razón, son mis argumentos los que marchitan,

puede que a lo mejor sientas algo con mi partida.

 

Tienen tus labios el color, de las flores cautivas,

que un egoista jardinero mantiene bien escondidas,

se deleita con gran dolor, el recuerdo de verte viva.

 

Son abrazos en compañía del dolor,

soñando que te veía, soñando con gran pasíon,

son las mentiras del amor, pensando que te tenía.

 

Pensando que me querías.

 

 

Hugo Alvarado Gómez ®

Olvido

Existen palabras solitarias, vocablos de amor,

sencillas declaraciones de sentimientos, para momentos de pasión,

las pronuncias con miedo, como si te produjeran dolor,

eliminas la emoción, aniquilas el débil hilo de la conversación.

 

Eres la sal de las heridas, eres guerra convencional sin causa ni solución.

Siempre la misma canción.

 

Mil cartas enviadas a una falsa dirección,

novia imaginaria llena de paz y candor,

sonrisas regalo dejando volar mi imaginación,

destinararia ficticia de todo mi amor.

 

Eres el momento y la ocasión, eres lo opuesto a mi elección.

Gran error.

 

Poesía artificial que nada significa, vacío por dentro todo me mortifica,

Por qué no contestas, por qué me castigas,

Por qué eres tú lo único que algo significa,

Certeza indeleble en toda una puta vida.

 

Eres el objeto oscuro de mi adoración, eres el alma brillante de mi inspiración.

Tienes todo lo que quiero, eres mi perdición.

 

Y no hago nada con tu recuerdo más que castigar mi mente y mi cuerpo,

y no paro de desgarrarme con tu recuerdo,

me dices que me quieres pero siempre hay un impedimento,

soy yo con todos mis remordimientos.

 

Por haberte herido, por no confiar en tus sentimientos.

Ostracismo y olvido, soy páginas amarilleando en tu recuerdo.

 

 

Hugo Alvarado Gómez ®

Un "no me olvides"

No son espinas, no son palabras,

son torrentes de vida que se escapan y manan como lacerantes dagas.

No son los días, no es la onomástica,

es el perpétuo murmullo de tus recuerdos, la memoria enigmática.

No son mentiras, no son reproches,

son acepciones incorrectas de la entelequia que son todas tus noches.

 

Y si un día despiertas y tu vida es aquello que fue,

y te vas de mi memoria como un murmullo,

cuando tu imagen se oscurece, deja de brillar, tan tenue,

a veces lo siento morir en mi como un destello, como un susurro,

pierde su valor, gira, rota, cae y muere.

 

Se proscribe a ese rincón en que la cuchilla se enroñece arruga y se pierde,

agujas en pajares infinitos de interminables fibras secas y retorcidas,

es el sentimiento que en tu pecho hierve,

es el dolor que sientes cuando tus miradas por mis ojos ya no serán percibidas,

es el amor que nos unía fragmentándose como lamentos que nadie escucha,

caminando bosque adentro en la espesura.

 

Sabor amargo del sonido ciego y del tacto amarillento,

sinestesia desencadenada por haber hundido los sentidos en el dolor y el desconcierto,

palidezco, me retuerzo, lloro, grito y a nadie estremezco,

¿es el destino el amor frustrado? ¿es el destino que me merezco?

acaso no es la justicia de los vivos el remedo de aquellos que yacen muertos...

 

Capta mi señal, acústica en el infinito de la fibra óptica, los datos, el espacio y el tiempo,

desentraña el inexistente puzzle que son mis sentimientos,

da tregua a este pobre pulmón ahogado en el humo de tus lazos ardientes,

que no desaparecen, donde corto uno aparecen dos entre lamentos,

se paciente, se coqueta, se dura, cruel, malvada pero discreta,

deleitarse con el grito desesperado de quien llora sin saberlo y quien ama a pesar de sufrir,

es tu gozo, es tu gloria, morir,

...morir, matando todo esto.

 

Hugo Alvarado Gómez ®

Deambulante

Creia querer tanto que por tanto me moría,

daba vida al sueño postrero y la esperanza perdida,

tristes calaveras, sin alma y sin miedo al pasar me sonreían,

qué pudo ser lo que fue, qué fue lo que no nació,

que ya no pretendo nada, y ya no hay llanto desgarrador,

tibias palabras, sentimientos pobres, es todo lo que me quedó.

 

Nada más certero, hendido en tu pecho,

voluble  y siseante surcaba el cielo,

gritos de aviso que nunca se oyeron,

palabras de amor cuando yacías muerto,

sueños optimistas extraviados, de equilibristas, enanos y marionetas de trapo,

de canciones olvidadas, vigilia y angustia en un invierto frío y largo.

 

No tengo palabras para describir ese estado,

no existe cosa parecida en que me haya encontrado,

lugar recóndito excavado en el subconsciente,

tabernáculos de Dante, Mefistófeles vivos y presentes,

nunca más se supo del precio pagado,

por encontrar tanta desdicha como algo rutinario.

 

Que por el camino que lleva a trus brazos sangraba pero seguía caminando,

que te recordaba viva cogidos de la mano,

la daga lacerante sin piedad atravesó mi pecho de amante,

ni un paso más por este destino ingrato,

de mentiras que perduran, de presbiterios y beatos,

De como el amor pervive a muertos, vivos y extraños.

Hugo Alvarado Gómez ®

Diario, que no perpétuo.

Búsqueda de palabras interminable,

entretejiendo la belleza que destilas,

tan indescriptible, tan inexcrutable,

tan distinta a todas, cálida y eterna pareces dormida.

 

Tomas mi mano por un momento,

caminas con la mirada encendida,

destrozas la duda, cierras la herida,

dibujas con nubes las respuestas en el cielo.

 

Canto una y otra vez, desgarro el velo,

apago las mentiras que rondan mi cerebro,

distraigo la mente, en tu pecho me centro,

en el corazón que se aferra a tan fuertes sentimientos.

 

Eres la esperanza, el último destello,

permaneces impasible en mi recuerdo,

porque todo es valdío, todo es horrendo,

no eres más que páginas amarilleando,

en un libro que nunca volvió a ser abierto.

 

Hugo Alvarado Gómez ®

Hada

Pequeñas, divertidas, malvadas pero no traviesas,

volátiles, entre algodones, dulces como princesas,

sistemática, paciente, esperando héroes y grandes gestas,

hazañas, rescates, justas y dragones degollados con gran destreza.

 

Cuántos días han de pasar, cuáles las virtudes han de ser,

cuán inviolable es la inexcrutable naturaleza que no estamos dispuestos a desvelar,

pobres razones, paganas creencias, tristes arrebatos en un vergel,

nunca encontramos respuestas donde nunca deben estar.

 

Casualidad que no existe, futuro que no procede,

palabras que no llegan en atroces noches solitarias,

puedes perder la cabeza por ese ser que ni un beso te concede,

por esa persona, que te atormenta en la oscuridad de tu vigilia diaria.

 

Delicada, ingenua, maravillosa y enamorada,

visionaria, graciosa, preciosa dulce y apasionada,

tienes flores entre los dedos y la sonrisa siempre aniñada,

de buena chica, de voz dulce, dulce y acaramelada.

 

 

Hugo Alvarado Gómez ®

Descuidada

Verdades universales, axiomas benévolos,

padres de una ciencia abstracta, absurda y decadente,

danzantes, trovadores, bardos y cantautores modernos,

artistas de retrete y misterios eternos.

 

Pamplinas, osar por ignorancia y otros despojos,

nos contentamos con psicología barata y apenas un rastro, un rescoldo,

de sabidurías perdidas, de mentiras y realidades aparentes a nuestros ojos,

ceguera voluntaria para no amarnos los unos a los otros.

 

Lloras porque no sabes reir, acostumbrada a la mentira como medio de vida,

a la mediocridad del día a día, triste, desconocida,

de tu propia naturaleza reniegas y me apartas de tu senda,

retorcida, regaliz en tus labios, sin una sola prenda huyes sin suerte merecida.

 

Miles de historias falsas, lágrimas de sangre noche tras noche triste y afligida,

inundan mi alma de flores jamás recogidas, pútridas y envejecidas,

en un jardín que no florece y tu mano descuida,

lejos del hogar, lejos de tus brazos, eternamente vaga perdida.

 

Hugo Alvarado Gómez ®

Marte en la casa de Virgo

Dentro del caos que representa la servil esencia del amante,

enlazado con los leves y vacíos argumentos que nos damos,

siempre adelante, siempre atento, siempre anhelante, siempre despierto.

 

Yaciendo en el eterno lecho del placer que esperamos,

sincero y natural es el llanto del amor no nato,

palabras de consuelo para quién a nadie ha amado.

 

Quieres sentir y no puedes, te mientes esta noche y la siguiente,

deseas todos y cada uno de esos regalos, que paciente esperas,

escribes versos inconexos, palabras de asceta, certeras y sentimientos esclavos.

 

Pierdes el tiempo o regentas tus sentimientos, padeces lo extraño y olvidas al amigo cercano,

crees tener el destino en tus manos, desconoces lo vil de este engaño,

tienes la cabeza llena de estrellas que no se encuentran con ningún astrolabio.

 

Hugo Alvarado Gómez ®

 

 

Volver

Para el que tenía dudas, para el que ya sabía lo que pasaba,

para quién te apoya y lo dice y quien no te apoya y lo caya por prudencia,

para los niños buenos y para las nenas,

para todos y cada uno de mis amigos, lindas y otros experimentos, por todos esos momentos.

 

Para uno, dos, tres, todos y puede que nadie, para todo el que me quiere y lo sabe,

que nadie es perfecto, que el egoismo está ahí, como un rasgo extinto,

como el salvajismo incipiente de toda evolución,

como crisis a la japosesa, oportunidad, motivo y absolución.

 

Tienes tantas oportunidades como sinceridad,

tantas vidas como almas para gastar,

únicas, joviales, tiernas pero definitivas,

una única oportunidad, de cantar, a la fortuna esquiva con fuerza hasta reventar.

 

Decídete, salta, ríe, corre, vuela y pasa,

mira por donde viene, aviesa, desmelenada,

capear temporales, arrasar tristezas, por tí, por todos y por ella,

tienes en tu mano la oportunidad de escribir con sangre que la vida es bella.

 

Hugo Alvarado Gómez ®

Suave

Objeto delicado de pasiones inanimadas,

nervios sustantivos congelados en frío corsé,

telaraña de besos que apenas sirven para vivir,

fracciones de tiempo suspendidas, muertas, dañadas.

 

Deleznable el momento, ideal para las hadas,

faéricos, trasgos, plebe de toda calaña,

como antiguos crímenes, como héroes en batalla,

valientes, fugaces, ilustres como dulces palabras.

 

Hazañas, princesas, vuelves, pululas, no caminas ni andas,

deslizas tus falanges entre mis dedos como armas ensangrentadas,

pareces respirar pero gimes, pareces hablar pero no exhalas palabras,

tienes las cuencas vacías, y falsos ojos envueltos en llamas.

 

Diosa sangrienta de mis sueños,

la pasión con tus mentiras callas,

borras de mi mente los buenos momentos,

me olvidas, me insultas y tu recuerdo se apaga.

 

Hugo Alvarado Gómez ®

Sueños fugaces

Pasan los días, pasan los años,

pasan conocidos, amigos y extraños,

momentos detenidos, momentos en el limbo del tiempo,

transcurren desapercibidos por los ojos pendientes de un mundo imperfecto.

 

Se pierden las ideas, Demiurgo irascible, Minerva discreta,

Jesucristo, agnósticos, apátridas y miembros de la apostasía,

disfrutan todos del frágil equilibrio, del ténue movimiento,

del recuerdo perdido de vivos y muertos diluidos en su propia fantasía.

 

Mentiras dogmáticas, fe inconsciente, falsedades cognitivas,

sabiduría insuficiente para desentrañar tantas vidas perdidas,

tantas almas repletas de conocimientos pequeños, preciosos,

repletas de vívidos momentos y de maldad consentida.

 

No dejes amarillear las páginas, bitácora de nuestra vida,

mantén viva la llama, derrama si es preciso gasolina,

que arda como estrella breve, que sea efímera pero también entelequia y paradigma,

déjala que arda, que navegue, nunca proscrita, eterna y siempre viva.

 

Pasan días, personas y llantos,

llegan alegrías, finos deleites y otros encantos,

nunca fui malo recordando,

todos y cada uno de tus felices e inexistentes retratos.

 

 

Hugo Alvarado Gómez ®

¿Qué quieres?

Este amor que me mata, este amor que me hiela,

que me agarra y luego me suelta,

que me deja verte y después te lleva,

que nunca descansa y tiene vida eterna.

 

Quiero ver la luz al final,

quiero que por mí mueras,

quiero quererte y quiero querer que me quieras.

 

Este dolor que siento en mis piernas,

de tanto correr tras tus sueños,

que a mis pies se aferra,

este dolor que al fondo del mar siempre me condena.

 

Quiero tener la llave de tus promesas,

quiero la vigilia cuando tu te desvelas,

quiero poder tocarte y llegar al cielo que tenerte conlleva.

 

Este amor que día a día crece y nunca frena,

que desgarra las hojas de mi diario,

que destroza todos y cada uno de mis poemas,

este amor que brilla cuando todo es una mierda.

 

Quiero quererte y quiero querer que me quieras.

 

 

Hugo Alvarado Gómez ®

 

Perdida

Pérfida mirada de la desidia encarnada,

desdichados días perdidos, siempre la misma canción entonada,

labios secos, esencia malgastada, renaces y caes pobre enamorada.

 

En tu mano el engendro, el poder y el remedio,

todos los pasos que conducen al averno,

Hades maldito, extírpa los miembros gangrenados, cirugía sin ningún respeto.

 

Pero resurges, no decaes, la vida sigue y el río fluye,

inercia vital, matemática histórica, dolor empático que no una vida sorda,

caminas, saltas, gritas, destruyes, los restos de la autocompasión,

renaces nueva, dulce y ensangrentada.

 

La vida por las riendas, la certeza de quién te ama,

solventas cada problema, tu ira desencadenada,

has vuelto, regocíjate, eres la verdad encarnada,

todos los días daré gracias, por acogerme con amistad en tu humilde morada.

 

Hugo Alvarado Gómez ®

 

Canción, que no reproche...

Desgastadas palabras desgarran el velo de la irreal tristeza que me envuelve,

dagas mortales como látigos de siete colas lacerantes, dementes, brillantes,

todo queda bajo el manto de la oscuridad, pérfidas miradas, vuelve, exultante,

sientes poco y ves nada, das la vida con tus labios de amanita encarnada.

 

La belleza en tus ojos, cuencas vacías, antes de deseo pobladas,

damiselas en apuros, brillantes armaduras al alba,

dragones flamígeros como el sexo de las hadas,

tienes el valor de tratarme a patadas.

 

Victoria pírrica, eso me esperaba, llena de dolor y derrota,

llena de tu alma rebosante como una copa, de sangre descrita en una estrofa,

aún me quedan canciones inaudibles, susurros que nunca olvidarás,

lírica amarga como una fiesta macabra, loca, caótica y palabras robadas.

 

Futuro que no llega, oportunidades infinitas dadas,

caminos entrecruzados en el lindero de tus piernas,

canciones, recuerdos y otras joyas poco estiladas,

das lo que recibes, besos entre sonrisas nacadaras.

 

Pisando baldosas amarillas, entre amargas miradas,

voy abriendo heridas, etiquetando todas tus fabulosas mentiras,

deseo tenerte, adorarte, del deseo vivo y de no tenerte lúcido y sincero muero,

porque no siento, porque te miro y no te veo, porque desapareces como niebla y viento,

cosas mutilantes y discretas siento, alfileres danzantes en venas abiertas,

espirales de dolor, frenesí y horas funestas y cosas, cosas intensas,

pequeñas verdades, dolorosas, olvidadas,

visitar las pupilas que a fuego grabaron la silueta que dejaste,

movimiento turgente, sibilina, meretriz imperfecta,

adoro todas y cada una de las palabras que nunca me dedicaste.

 

Hugo Alvarado Gómez ®

Incontinencia verbal y otras vilezas

Grito hasta quedar exhausto,

deshago mis nudillos contra fantasmas que no veo,

lloro todo lo que no pude de niño,

atesoro estos momentos.

 

Pelear por un sueño,

no hay dolor, no hay fatiga,

pero el tiempo me aleja de ti,

de la tierra prometida.

 

Promesas implícitas, mentiras expresas,

palabras abyectas,

dolorosas como ríos de color púrpura,

dudas, concretas y otras heridas.

 

Dónde quedaron las flores,

junto al mar sinestésico,

dónde tanta fragancia de tus senos,

junto a los restos de abandonados pecios.

 

Dame certezas, dame tus manos,

entrega la esencia y todos tus secretos,

mares de vidas perdidas, mundo de sueños,

frases que duelen, y tus ojos en el cielo.

 

Pérfida ganancia, hipotético salón,

ruletas que no cesan, eres un perdedor,

doblas la rodilla ante ella,

te rindes a la pasión.

 

Y finalmente abrazo la vigilia como única certeza,

segundos, minutos, cientos, preso, siervo, muero,

tiempo en que no te sueño, no te velo y no te quiero,

los días que te tuve y en mi mente sigo teniendo.

 

Como cuchillas, como lazos estrangulantes,

manan gotas de sangre como carmesíes diamantes,

sombras chinescas de los buenos momentos,

puchinela parlante que ofende y lacera mi piel,

entregada a tu recuerdo, golpea indolente,

destruye la calma y el refugio,

hasta la sangre me hiela vena a vena,

nunca dejaré que el olvido me venza.

 

Sigo soñando con tu carita de pena,

aún respiro los aromas de lo que nos queda,

desciendo a los mismos infiernos, suspiro porque algún día vuelvas,

vendo mi alma por el roce de tu piel aunque no me creas, Tristeza.

 

 

Hugo Alvarado Gómez ® 

 

 

 

 

 

 

Sombras cotidianas

Puedo ver tus ojos a través de los tiempos,

alcanzo con mi mano tus enredados cabellos,

crece en mi pecho el amor eterno,

nace por siempre a ti ajeno.

 

Camino entre sombras, nunca el sol veo,

danzantes de la espiral, mezquinos remedos,

de vidas a medias, de viles y extraños cuerpos,

camino por siempre en el mundo de los sueños.

 

Corrientes circundantes recorren tus senos,

bailando desnuda a merced de los vientos,

te muestras esbelta, incólume, determinada y lasciva,

tienes mi vida en tus manos, como quién reparte cartas en una partida.

 

Cristales oscuros, ópticas obtusas  y prismas truncados,

espadas que no son péndulos y en tus carnes penetran,

tiempo que se acaba y prístinas mentiras que ya no brillan,

sonrisas ahogadas en llanto, verdades que abrasan a quién las mira.

 

Bailes antihorarios y otras máquinas pervertidas,

sorpresas deseables que no llegan y otras batallas perdidas,

detalles amarilleando y que pronto me olvidas,

páginas en blanco nunca de letras teñidas.

  

Desearía tenerte mi diosa oscura y tranquila,

referencia única, mi faro de Alejandría,

arde conmigo, arde con las naves hundidas,

visita el fondo del abismo conmigo, baja a los infiernos,

dame tu mano al vernos, dame tus labios sin hablar,

deja los vectores para quién los perciba, observa conmigo las naves a la deriva,

observa conmigo como transcurre el tiempo juntos lo que nos queda de vida.

 

Como las canciones de despedida,

como epitafio que nunca se escriba,

dramáticas escenas cotidianas,

sospechas de futuros mejores,

sombras de otra vida. 

 

Hugo Alvarado Gómez ®

 

 

Breve de nuevo

Sonrisas falsas de plexiglás,

cuerpos esbeltos hechos de PVC,

miomeros y mentes artificiales,

toda una vida en un precioso corsé. 

 

 Hugo Alvarado Gómez ® 

Sin finales felices

Soluciones imposibles, problemas inexistentes,

partidas ya terminadas, descartes sin filosofía,

parábolas, nunca de arcos originales, fluorescentes inservibles,

crepitar de palabras inconexas, danzantes de la espiral, llamas en la oscuridad y estrellas fugaces.

 

Mentes insaciables, venenos que no matan,

certezas que no llegan, verdades que te atrapan,

deslices que nunca cometes, errores que te desgarran,

sonrisas que nunca regalas y otras lindezas que nadie reclama.

 

Vestido para la guerra, demuestras tu destreza,

acordes sin compás, letras desgarradas, olvidadas melodías,

cosas que nadie espera, trampas, tretas, mentiras como jamas conocías,

lances de caballero que nunca llegan, lentas, desesperantes, ventajas que anhelas.

 

Pierdes la credibilidad, si es que algo te queda,

demuestras tener un triste y viejo corazón de madera,

lo sujetas con la mano, llorando, sin ninguna entereza, se muere, no palpita, ya no hay cura,

cierra los ojos, lo hecho, hecho está y no hay nadie quien te defienda, pobre niña mentirosa, perdida entre la espesura.

 

Princesas de cuento como damas de baja catadura,

caballeros sin coraza y con la espada demasiada ligereza,

dragones sin fuego, sin maldad y sin pena,

finales felices para toda una alegoría de tristeza.

 

 

Hugo Alvarado Gómez ® 

Aire para quien lo quiera

Pequeñas imágenes pasando inapreciables a la velocidad de la luz,

vestigios de una vida denostada e improductiva, desdichada, perdida,

momentos efímeros como el mismo tiempo, desnudo, crudo y servido,

benditos segundos de amor y odio, benditas palabras y bendita tú.

 

Cánticos a los que nos aferramos como verdades universales,

axiomas infinitos en voces socarronas, mentirosos y putas lascivas,

amistades falsas como el papel escrito por manos muertas,

delirios póstumos, horrendas verdades, perdidas todas tus apuestas.

 

Sientes alocada y adormecida como el mundo se desespera,

como tu universo sangra, se altera,

sientes la locura que todos tus actos maneja,

como tu vida termina, como acaba tu carrera.

 

Mirada afilada, sonrisa austera,

duelen las verdades, arañan las certezas,

muerdes el labio como una muerte certera,

tu cuchilla en la mano, esa mano, caliente y eterna.

 

Rasgas el velo de la realidad con tus mentiras,

adormeces el sentido común con tus palabras,

matas la poca razón que me queda,

olvídame ya, maldita verdad traicionera.

 

Me ahogas, no hay aire, ni tiempo, ni aunque lo hubiera,

apenas exhalar las últimas palabras sinceras,

susurros y lamentos que puede alguien oyera,

mi última voluntad, tenerte conmigo la poca vida que me queda.

 

Hugo Alvarado Gómez ®